La reforma laboral del gobierno de Rajoy es una chapuza. Lo hemos comentado por aquí varias veces; es una ley que incluye algunas medidas decentes e incluso algunos apartados bastante ambiciosos (negociación colectiva, donde los sindicatos pactaron una reforma importante) pero se queda horriblemente corta en el problema más grave del mercado laboral español, la dualidad. Es por este motivo que estamos pidiendo el contrato único, y es por este motivo que creo que los efectos de la ley serán bastante limitados a medio plazo.
Cuando el gobierno del PP estaba preparando la reforma (o más concretamente, improvisando salvajemente una, ques estos llegan al poder sin saber quién va a mandar) Rajoy tenía tres opciones. Por un lado podía pedir que los agentes sociales negociaran una reforma y sentarse a esperar hasta que algo saliera de esas conversaciones. El método Zapatero, vamos; algo que no funcionó en absoluto el año pasado, y que quizás fuera más viable este año, pero no en un contexto en que necesitábamos algo urgente. El segundo plan podría haber sido declarar que los agentes sociales habían fracasado y sacar el rodillo de la mayoría absoluta para aprobar una reforma ambiciosa, coherente y realmente agresiva, aprovechando que estamos a cuatro años de elecciones. Eso haría una huelga general de los sindicatos algo casi inevitable, pero al menos habría aprobado una buena ley.
La tercera opción fue lo que hemos visto estos días: quedarse a medias. El gobierno ha aprobado una reforma que incluye todo lo que patronal y sindicatos llegaron a pactar (insisto, lo mejor de la ley), completando la legislación con una especie de medidas de consenso hipotético. Algo así como lo que está a medio camino entre las posiciones de sindicatos y patronal, pero sin que exista un acuerdo real sobre ello. El resultado final es una ley mucho menos «de derechas» de lo que probablemente quería el gobierno (si esta gente realmente tenía preferencias tan sofisticadas, cosa que dudo) y completamente incoherente internamente, pero que en teoría es menos «radical» y más aceptable.
Pequeño problema: las cosas no funcionan de este modo. Los sindicatos han hecho un esfuerzo considerable aceptando una reforma muy dura sobre la negociación colectiva; por muy suave que sea la legislación se van a agarrar a cualquier discrepancia como una clavo ardiendo para no quedar como unos vendidos pusilánimes. Los sindicatos tenían como su peor pesadilla una reforma unilateral, segunda peor opción una reforma pactada de arriba a abajo, y opción preferida un acuerdo parcial al que pueden oponerse. Desde el punto de vista legislativo evitan el horror de un cambio enorme que haga un daño tremendo a sus afiliados (despido libre retroactivo, hala), desde el punto de vista político pueden dirigirse a sus bases diciendo que el gobierno del PP es horriblemente malvado. Los sindicatos no son estúpidos; han recogido lo que han podido, y diez minutos después han salido a la calle convocando una huelga general.
Mariano Rajoy supongo que era consciente de los incentivos que tenían los sindicatos. Sabía que se iba a comer una huelga general igual tanto si aprobaba una reforma parcial como si lanzaba algo realmente ambicioso. También era consciente que UGT y Comisiones le tenían un pánico atroz a una reforma unilateral aprobaba por una gobierno del PP con mayoría absoluta, ya que no podrían hacer nada para detenerla. La estrategia más racional para el gobierno, en este caso, era forzar que los sindicatos se comieran un pacto social con patatas a base de amenazarles con una ley realmente draconiana, evitando una huelga general. En vez de hacer esto, sin embargo, Rajoy ha preferido hacer otro brindis al sol de los falsos consensos, ha aprobado una ley que se queda a medias, y encima ha dejado la puerta abierta a los sindicatos para que le aticen con una huelga general. Estupendo.
Hay también otra posible explicación sobre la extraña estrategia del gobierno en esta reforma laboral de tercera que han presentado: Mariano Rajoy realmente cree que lo que han puesto sobre la mesa es un cambio radical de modelo. En vista del nivel de debate y la «profundidad» de los argumentos de ciertos ministros no me extrañaría demasiado. Si esto es así, sin embargo, estamos aún peor de lo que me temía. No entienden los problemas del país. Otra vez. En fin.
Obviamente es la respuesta C. Pensemos que el único que realmente conoce un poco la economía real (esto suena a izquierda real) es de Guindos, y era el más politikonero del Consejo de Ministros. Desde luego la oportunidad desperdiciada es brutal, por aquí tenemos un dicho «así se las ponían a Fernando VII», ahora podemos decir que «así le ponían las reformas a Mariano y así las desperdiciaba».
El último párrafo es muy trágico, pero parece ser la triste realidad: son idiotas perdidos.
Realmente ahora ya solo hay un tipo de contrato: el Temporal con 20 días de indemnización.
Dentro de este tipo hay muchos subtipos: desde el de temporal explícito al «quick job» y desde éste al temporal implícito, etc.
Naturalmente con muchos «sabores» intermedios. A elegir.
Pero a efectos prácticos todos son temporales. Como la vida.
Mientras dure… dura.
:PD. Creo que la crítica a Rajoy diciendo que quizás no entienda es injusta. De momento, –y van cinco años desde que el WSJ avisó de la morosidad de las subprimes– no hay un gobierno ni un economista de la ortodoxia que, en público, haya hecho un diagnóstico honesto y sincero. Algo que tenga visos de resolver.
Roger, estoy contigo, parece incomprensible, salvo por una cosa, realmente pensaba que era mejor mantener este sistema dual. Por cierto, ahora me acuerdo de la propuesta de la CEOE del año pasado, que se diferenciaba de lo sacado por el gobierno a nivel de contratación, siendo para mi mejor, mantenía la dualidad, pero en vez de tener un contrato estándar de 20/33 días de indemnización por despido más los engendros que se ha sacado el gobierno para jóvenes, pymes y además los temporales, creaba un contrato 12/20 días más los contratos temporales, con lo que se ganaba en simplificación y abaratamiento, que aparte de favorecer la productividad tiene la ventaja de que en un mercado salarialmente rígido reduce el desempleo (y con nuestro enorme desempleo e inflación moderada, sabiendo que rebajar el salario nominal es dificilísimo, la flexibilidad salarial con la que contamos puede ser insuficiente por más de una década).
Offtopic, hay una cosa de la que merece apenas habéis hablado, es importantísima y es otra muestra parecida de la forma de hacer política de Rajoy, incumple el techo del déficit para este año, como es normal, pero mantiene que lo mantendrá para el 2013, lo que no deja de ser una locura. A veces se tienen razones bien fundamentadas para decir que no y estamos en una situación que más nos vale retrasar el ajuste fiscal un año, como bien dice Javier Andrés, y a nivel general, explica Blanchard, más vale no darse tanta prisa con el ajuste fiscal. Incluso los mercados ven irrealista cumplir con el objetivo del déficit del 2013.
¿Eran tan difícil llegar a la conclusión del último párrafo? Es que creo que está clarísimo, y desde muchísimo antes de las elecciones.
Predicáis mucho que no se debe perder la confianza en los políticos. Pues mirad como está el patio. Más que «mirad», más bien es «a ver si os quitáis la venda de los ojos de una vez», porque así están las cosas, y así llevan siendo casi desde la segunda legislatura de Aznar.
Y nada, seguid publicando posts teóricos sobre reformas laborales, contratos únicos y pajas mentales (con todos los respetos; me encantan las pajas mentales); aquí lo que hace falta es una renovación TOTAL de la estructura de partidos y de la manera de hacer política. Vivo en el extranjero y cada vez que veo a Rajoy en la TV intentando hablar (en español, porque inglés ya qué vamos a pedir) se me cae la cara de vergüenza.
Desde que Fátima Báñez salió con que el contrato único era inconstitucional perdí toda esperanza.
Realmente pienso que mantener la dualidad es una imposición de ciertos empresarios a los que les beneficia mucho, no hay otra opción, porque que el gobierno está relleno de idiotas rematados es vox populi.
Los trabajadores pueden aceptar que se les putee, sí, pero a cambio de algo, y ese algo no aparece por ningún sitio.
[…] como ya comenté en un post anterior, esto no es una reforma de verdad. Se queda muy a medias, y como apunta muy acertadamente Roger Senserrich en Politikon, este quedarse a medias le pasa ahora fa…. Ya que contaba con una huelga general, teniendo mayoría absoluta y estando en el principio de su […]