Hemeroteca Politikon - De lo posible

La crisis y las autonomías: ¿repensando el modelo de Estado?

18 Ene, 2012 - - @jorgegalindo

El modelo de Estado en España será uno de los grandes temas de debate en los próximos años. Algo podríamos entrever desde mayo, o incluso antes, pero la (intencionada y calculada) falta de claridad de Rajoy no nos permitía concretarlo. Pero las noticias sobre mi querida patria chica (Valencia), así como los comentarios de los distintos Consejeros de Economía tras la reunión del Consejo de Política Fiscal ayer muestran que esta vez estará más ligado a la economía que nunca. En la época de vacas gordas había suficiente dinero en marcha (tanto recaudado vía impuestos, como conseguido a través de emisión de deuda o transferencias desde Europa) como para que a nadie le preocupase demasiado la eficiencia del modelo de división administrativa autonómica. Pero en cuanto esta liquidez ha desaparecido durante un periodo largo (digamos, más de un ejercicio presupuestario con periodo electoral incluido) la cosa se ha puesto tensa. Nadie oculta que el problema no es solo de liquidez, sino
también estructural, y tanto por un lado (PP) como por otro (CiU) se alzan voces pidiendo discutir el modelo de financiación autonómico actual.

Además, para cuadrar el círculo, los ciclos electorales han querido que la mayoría de Comunidades Autónomas estén en manos del mismo partido que gobierna el país. Esto allana el camino para una posible reforma del actual modelo de financiación de las Comunidades, aunque con la eterna resistencia vasca y catalana. Y no solo del modelo de financiación, también de competencias. Así pues, creo que es pertinente dedicar unos cuantos artículos al asunto. Este es una primera introducción, y después pasaré a hablar de aspectos concretos como impuestos, educación, sanidad, transporte o vivienda.

Actualmente, tenemos un modelo en el que las CCAA ejecutan un considerable del presupuesto, incluyendo el grueso del Estado de Bienestar: sanidad y educación (también vivienda y dependencia, entre otras). Lo hacen de una manera que no tiene incentivos para ser coordinada. Esto es especialmente obvio (y sangrante) en el caso de la distribución geográfica del sistema universitario: no tiene ningún sentido que tengamos cincuenta carreras de periodismo distribuidas por España, en vez de unas pocas concentradas y un buen sistema de becas que permita a quien así lo desee desplazarse para estudiar cualquier carrera. Lo que pasa es que este presupuesto ejecutado viene vía una recaudación que es redistribuida por el Estado. En resumen, al final estamos todos en el mismo barco. La idea teórica de que la gestión de los servicios públicos sea descentralizada se basa en que, en algunos de ellos, es más eficiente hacerlo con menores volúmenes de población y/o la información a nivel micro es más relevante, y no puede ser
conseguida de manera eficaz desde un centro lejano. Sin embargo, el trade off es obvio: coordinar será mucho más difícil. En España no solo pasa eso, sino que además las concesiones de competencias se hicieron en base a una serie de razones políticas no relacionadas con la eficiencia y la calidad en la construcción del Estado de Bienestar, sino en… bueno, una serie de necesidades obvias de que no se nos rompiese el país durante la Transición.

Es fácilmente argumentable que las necesidades de la España de hoy son bien distintas. Como muchos Presidentes y Consejeros autonómicos comienzan a sufrir, el debate se desplaza hacia la eficiencia. También se mantiene presente la equidad, por descontado. Si compramos la idea del Estado de Bienestar como una gran aseguradora, una red excepcional, el objetivo del modelo territorial debería conseguir que esta red cubriese al total de los ciudadanos sin dejar a nadie fuera (eficiencia), siendo igual de resistente en todas partes (equidad) y con el mínimo de nudos y enredos posibles (eficacia). ¿Qué modelo puede conseguir esto? Yo tengo debilidad por las estructuras federales simétricas, con las competencias bien delimitadas y una coordinación central de cualquiera de las ramas del Estado. En realidad no hablo de ningún cambio radical: ni una recentralización bestial, ni tampoco una consolidación de la descentralización al nivel de, digamos, el País Vasco. Simplemente se trataría de poner la casa en orden y
adaptarla a los tiempos, hablar sin tapujos de qué es mejor, si tener veinte o setenta Universidades, o si hemos de organizar los centros de especialización sanitaria y la movilidad interregional de los empleados públicos en la educación, la sanidad, los transportes o cualquier otro sector de una manera más flexible, siempre con los objetivos de eficiencia, equidad y eficacia. Bajo mi punto de vista, la educación superior y las cuestiones laborales (especialmente en materia de búsqueda de empleo) se encuentran entre las prioridades a reconsiderar.

Pero claro, ¿está el contexto político como para abordar el debate en estos términos? Por un lado, como hemos dicho al principio, la crisis obliga a que así sea: queda poco espacio para cuestiones no relacionadas con la gestión de recursos. Por otro lado, en cuanto el PSOE pierda Andalucía la disposición de actores para abordar tal debate introduce un, digamos, una alta probabilidad de fuerte sesgo o choque ideológico. Para abril tendremos a casi todas las CCAA gobernadas por un partido de centro-derecha y claro corte centralista. Y el «casi» es importante porque las dos que quedan no son sino (de) las más ricas de España: Catalunya y País Vasco. Ambas dirigidas por partidos de centro-derecha nacionalistas [Aclaración estúpida: estoy tonto, y se me había olvidado añadir que al decir que en el País Vasco gobierna el centro-derecha nacionalista quería decir que gobernará, probablemente, en las próximas elecciones. Sí, creo que el PSE va a perder, y que Patxi está mirando a Madrid]. En el Gobierno y el
Congreso, de nuevo, centro-derecha centralista. A efectos prácticos o de «gobernanza», cualquier modificación del modelo ha de ser consensuada a riesgo de que el remedio sea peor que la enfermedad. Dada la coincidencia en el eje izquierda-derecha entre los actores, la parte del «en qué» se gastará dinero y del «cómo» se organizará la financiación vía impuestos resultaría sencilla. Pero el hecho de que esté atravesada por el eje Madrid-periferia (permítanme decirlo así) garantiza tensiones en el «quién» recaudará y gastará, que finalmente afectarán al qué y al cómo.

¿Cómo se resolverá este conflicto? Descartando una imposición desde Madrid, lo más probable es que o bien al final no haya modificación sustancial, o bien obtengamos un nuevo Frankenstein que no dejará contento a nadie que significará una mayor capacidad del Estado de coordinar y controlar la forma en que las CCAA gastan el dinero. La reforma, o mejor dicho, el conjunto de reformas del que estamos hablando (todas ellas atravesadas por la cuestión de modelo territorial) es probablemente una de las estructurales más importantes que tenemos por delante. Lamentablemente, el modelo que montamos hace treinta años, y que nos ayudó a salir más bien que mal de la Transición, es el mismo que ha producido la actual disposición de los actores, que dificulta su modificación. Veremos.



19 comentarios

  1. Álvaro ims dice:

    Gran post. La necesidad de replantear el modelo introduciendo cierta eficiencia está claro. Yo añadiría dos variables más a tu análisis. Las CCAA van a salir más debiles de la crisis aunque no toquemos las competencias (presupuesto ajustado, sin cajas que les financien, medios públicos autonómicos caminando hacia la irrelevancia y menor autoridad moral). Pero el problema es el de siempre: los distintos niveles competenciales (Estatuto Andalucía 1981). País Vasco y Cataluña aparte, dudo mucho que Galicia, Navarra, Canarias, C.Valenciana, Baleares o Andalucía acepten un trato similar al de Murcia…

  2. jp23_bcn dice:

    La solución más simple y eficiente es separar al País Vasco y Cataluña del resto, ya sea facilitando su salida del Reino de España o, si no se acepta la independencia política, con un sistema de financiación tipo concierto que implique una gran independencia financiera. El resto de las comunidades autónomas no tendrán problemas en aceptar un modelo más centralizado, más controlado o más lo que se quiera. Cuando un problema es muy complejo lo mejor es dividirlo en subproblemas más manejables.

    Intentar imponer la centralización a Cataluña, es posponer el conflicto de nuevo. Se podrá hacer por el peso demográfico, pero será una decisión ampliamente impopular en Cataluña y fuente de conflictos futuros.

  3. Epicureo dice:

    Puede que sea el momento de reconocer que el «café para todos» nos ha sentado mal.

    Las comunidades forales tienen que tener un sistema (más o menos como ahora), Cataluña otro (de tipo federal) y el resto del país, básicamente, limitarse a la descentralización administrativa en lo que convenga. Desde luego, comunidades altamente subvencionadas desde siempre, como Andalucía, no tienen argumentos para oponerse.

  4. […] borbones, llevan años acampadas en el Estado. Pueden ampliar información vía Jorge Galindo en politikon, si bien habrá que esperar a que siga con su serie y la llene de […]

  5. Heathcliff dice:

    Leo por aquí mucho miedo a los conflictos futuros.

    Y me gustaría dejar dicho algo: que se haga lo que se haga, habrá conflictos futuros, porque esos conflictos son la razón de ser de algunos partidos, muy bien asentados sobre esa dialéctica.

    Entiendo, por tanto, que siendo los conflictos inevitables, hay que obviarlos y buscar sólo la eficacia, la eficiencia y la equidad.

    Y el que tenga que armarla, que la arme cuanto antes. A ser posible ahora, en vacas flacas…

  6. Krilin dice:

    ¿Consideras al PSE un partido de centro-derecha nacionalista?

  7. juas dice:

    «Hay Que buscar la eficiencia la equidad y la eficacia»

    Menudo brindis al sol, y luego decimos del 15-M.

  8. admin dice:

    Aclaración estúpida: estoy tonto, y se me ha olvidado añadir que al decir que en el País Vasco gobierna el centro-derecha nacionalista quería decir que gobernará, probablemente, en las próximas elecciones. Sí, creo que el PSE va a perder, y que Patxi está mirando a Madrid.

    Ya lo he añadido a la entrada.

  9. Frost dice:

    Quizá habría que considerar la posibilidad, sino de independencia, de reorganizar el modelo territorial de forma que hubiera tres «Estados federados»: Cataluña, País Vasco, y «resto-de-España» (bueno, habría que ponerle un nombre, pero me niego a hacerlo yo). Cada uno de los cuales puede estar centralizado en su interior, pero conservando una cohesión y una estructura federal que los coordine. Aunque lo ideal sería que Galicia y Canarias también fueran Estados federados de por sí, por cuestión de su propia identidad propia (Galicia) y de su situación geográfica (Canarias). Entonces sí podría ponerse un nombre al resto: Castilla.

  10. Carlos dice:

    Buen post Jorge. Yo estoy con jp23_bcn. De verdad, ha sido un viaje muy bonito con España, pero igual lo más sensato para todos es que cada uno emprenda su propio camino. Sin ningún tipo de rencor ni nacionalismo etnicista, historicista o romántico. Es simplemente un tema de competencias y financiación. Ya sabes, «la pela es la pela».

    Si eso no fuera posible, una vuelta a las raíces del sistema autonómico tampoco estaría mal. Unas cuantas comunidades autónomas (las típicas) con un alto grado de descentralización, y libertad financiera + otro grupo de comunidades autónomas más centralizadas. Evidentemente la colaboración y la organización entre CCAA descentralizadas y el Estado debería mejorar también. Problema? Esa manía en España de que si yo no tengo lo mismo que el vecino me cabreo porqué me menosprecian, mis ciudadanos son de segunda, etc. Traducido a CCAA: si la CCAA de turno tiene tales competencias yo también las quiero. Traducido a nivel local: si el pueblo de turno tiene un polideportivo, yo también quiero uno.

  11. carlos dice:

    Espero que se le reconozca a UPyD haber puesto sobre la mesa este tema, que habría quedado olvidado en el panorama político español si no fuera por ellos.

  12. Pablo dice:

    He leído el post (excelente Jorge) y el resto de los comentarios.
    A más de uno creo o que se le ha ido la olla o que viven en Cataluña y Pais Vasco.
    ¿Imponer un modelo federal con 2 ó 3 comunidades confederadas?
    ¿Que no se opondrán el resto de comunidades y que Andalucía no tendría derecho a hacerlo por ser subvencionada?
    Creo no escuchar tantas soplapolleces juntas desde que se decía aquello de «España va bien».
    Si algo hemos aprendido de la deriva autonómica es que las CCAA no aceptarán que sus competencias se rebajen mientras otros se confederan, sobre todo las que tienen estatutos más desarrollados que las del régimen común (Andalucía, Valencia, Baleares, Galicia, o Canarias).

    Pero bueno, sigue habiendo gente como Frost #9 que cree que quitando Galicia, Canarias, Cataluña y Pais Vasco, al resto de España no le importaría llamarse CASTILLA! y eso es para echarse, como poco, un par de risas.

  13. Epicureo dice:

    Hombre, yo no vivo en Cataluña ni en el País Vasco, y me parecería de perlas que mi comunidad devolviera competencias o se fusionara con otras.

    Por supuesto que los que mandan en las comunidades se van a oponer. El remedio, decirles que si quieren se quedan con las competencias, pero con un presupuesto reducido y sin posibilidad de endeudarse. Si son tan listos, que hagan milagros.

  14. Hejo dice:

    Buen artículo.
    Me permito recordar que el modelo original de las CCAA, en el 77, era: dejar a Navarra con sus fueros y crear 3 nuevas comunidades: Cataluña, Euskadi y Galicia.
    El café para todos vino por una parte por la presión de Andalucía que «no quiso ser menos», y por otra por la aquiescencia de algunos políticos que impulsaron que se extendiera el modelo a todo el territorio. De algunos de ellos, yo tengo dudas acerca de si querían organizar algo funcional y efectivo, o precisamente todo lo contrario (Martín Villa, p.ej.). El resultado fue el café para todos, con situaciones ridículas de por medio durante el proceso, como por ejemplo decidir en qué comunidad se ubicaba Madrid.
    Dicho esto, hay 2 dimensiones a considerar en todo modelo.
    La 1ª la efectividad económica. Un país puede ser efectivo siendo muy centralizado (Francia) o altamente descentralizado (Canadá). El punto clave es que descentralizar de forma efectiva económicamente, implica corresponsabilidad. Y esto nos lleva a un modelo federal, algo que provoca numerosas urticarias.
    La 2ª es el sentido identitario. Este, nos conduce a modelos asimétricos, que es como de hecho, aunque de forma imperfecta se ha organizado el país: fueros, y otras 2 categorías de comunidades. El problema aquí es que hay quien percibe toda centralización como un ataque. En el extremo opuesto, hay mucho síndrome del «si él lo tiene yo también lo quiero» para oponerse a todo aumento de la asimetría.

    ¿Que se puede hacer ante este panorama? En mi opinión, no mucho. Racionalizar (adelgazar) las administraciones. Cargarse quizás las diputaciones y los gobiernos civiles. Amenazar con multas y hasta con la cárcel al que sea un manirroto (ojo, amenazar y poco más).
    Pero el mapa será el mismo: no desaparecerá ninguna CA. Y los flujos fiscales, no variarán mucho. Mi apuesta es que el resultado final será algo más de centralización, primero en el área económica y más tarde en el área legislativa.
    ¿Bueno o malo? Pues no me extrañaría que lo que salga hasta sea peor que el modelo actual, pues me temo más apaños rápidos que reformas meditadas y con un cierto calado.

  15. Ainsthrilln dice:

    Me sorprende enormemente la minusvaloración que desde Cataluña se hace de la voluntad autonomista de Andalucía o Valencia. ¿Andalucía o Valencia llamándose Castilla? xD. A algunos el café para todos todavía les pica, y puede (no lo sé) que a ambas Castillas, Murcia y Extremadura no les importase ceder competencias a Madrid, pero para de contar. Me sigo sorprendiendo con la obsesión por ser especiales de algunos.

  16. jp23_bcn dice:

    Sólo quiero hacer una aclaración yo soy catalán y en ningún momento menosprecio nada ni creo que Valencia y Andalucía sean Castilla. La población de Valencia y Andalucía son los que deben decidir lo que son y quieren ser.

    Pero hay un dato de coherencia política, en Valencia votan sistemáticamente por mayoría absoluta por un partido que presume de decir lo mismo en todas partes y que considera que España es la única nación y que en general aboga por recentralizar. Por tanto pidamos un poco de coherencia a los valencianos y que no pidan lo que no votan. Si de lo que se trata es de joder al vecino para que no sea más que yo, es muy triste.

  17. España es que me vaya bien a mi.

    «La solución más simple y eficiente es separar al País Vasco y Cataluña del resto, ya sea facilitando su salida del Reino de España o, si no se acepta la independencia política, con un sistema de financiación tipo concierto que implique una gran independencia financiera.»

  18. jp23_bcn dice:

    No Pedro, no. La cuestión es que nos vaya bien o mal, pero con nuestras propias decisiones. No con las decisiones de otros. Pero esto ya se ha discutido muchas veces y no nos pondremos de acuerdo, por eso tu eres de UPyD y yo soy independentista.

  19. […] irracional sistema de financiación autonómica. Llevamos una temporada hablando sobre el tema y pidiendo reformas estructurales también en este apartado. En vista de las cifras, es bastante […]

Comments are closed.