La verdad, no ví el discurso de investidura porque a esa hora de la mañana la gente decente en Estados Unidos está durmiendo. Aún así, he escuchado los grandes éxitos, visto algunos trozos sueltos y leído el texto entero, y algunas cosas sí que hay que comentar. El equipo de Politikon entero va a hablar largo y tendido sobre ello en la tertulia este jueves (¡sí! ¡vuelve la tertulia!) así que esperad un análisis más detallado entonces; a continuación sólo van unas pocas notas preliminares:

a. Pensiones:

los cambios anunciados son relativamente limitados; la reforma de principios de año fue de las pocas cosas que Zapatero no dejó a medias. El único cambio significativo son las prejubilaciones, un sistema que ha sido abusado una y otra vez. El cálculo sobre toda la vida laboral, por cierto, es progresivo: los trabajadores con rentas bajas tienen ingresos más estables que las rentas altas, que empiezan cobrando mucho menos de lo que reciben hacia el final de sus carreras. Falta ver si el cálculo cambia demasiado, pero la rentas bajas verán mucho menos recorte.

b. Reforma laboral:

La música suena bien, pero falta la letra. Hasta que no veamos la reforma laboral sobre papel, no podemos decir nada. Al menos Rajoy quiere darse prisa, así que parece entender que es importante. Sobre el resto de medidas, lo de eliminar puentes es lógico, sensato y racional, algo que deberíamos haber hecho hace treinta años. En Estados Unidos funciona así, y es realmente estupendo. La reforma de la negociación colectiva diría que suena bien, pero hasta que no veamos detalles hay poco que decir. En España son demasiado inflexibles, ciertamente.

El resto de medidas son parches, con la excepción de la formación profesional, tema que confieso no tener ni idea sobre cómo es en España, pero sé que es importante. A ver qué hacer con ella.

c. Déficit:

Poner una cifra a la magnitud de los recortes es fácil; ahora falta saber dónde irán. Rajoy mencionó la reforma del completamente idiota sistema eléctrico, así que a lo mejor algo sale de eliminar el estúpido déficit tarifario, pero a saber. Hasta que no veamos dónde caerá el hacha (aparte de en los pobres funcionarios – espero que nadie ande preparando oposiciones), poco a decir.

Lo importante en este capítulo a largo plazo, sin embargo, es la ley de estabilidad presupuestaria que implementará la reforma constitucional. Veremos cómo definen el déficit estructural y si crea un CBO creíble o no para acompañarla. Rajoy habló de la ley de controles previos, así que a lo mejor la idea está ahí fuera.

d. Reforma financiera:

Esto es, «rescatar bancos» – o más concretamente, deszombificarlos. Es un tema complicado que no tiene salida fácil; hagamos lo que hagamos, estamos dando dinero a gente que ha hecho tonterías. Poco detalle también, aparte de insinuar que entiende el problema de fondo, el hundimiento del mercado inmobiliario. Hasta que no limpien eso, no hay recuperación económica sólida. Veremos qué hacen.

e. Impuestos:

Básicamente detalles, con dos excepciones: deducción de vivienda en el IRPF (regresiva y estúpida) y reducción del IVA en compra de vivienda (ídem). España es un país donde hay demasiada vivienda en propiedad; incentivar la compra otra vez es realmente estúpido. España necesita una simplificación del sistema fiscal, ahora mismo innecesariamente farragoso y complicado; las medidas planteadas van en esa dirección, pero son un poco limitadas.

f. Sanidad:

Una lista de servicios básicos es buena idea, si se implementa bien: el estado cubre los costes de una base común, y si las autonomías quieren ofrecer extras, que recauden los impuestos que necesiten para pagarlo. Cambiar el sistema de financiación autonómica en esta dirección tiene sentido, pero no sé si Rajoy tiene estos planes.

g. Educación:

Es competencia autonómica. Promete (otra) reforma universitaria. Se centra en secundaria y superior, el lado regresivo del gasto. Veremos qué ofrecen, pero no soy optimista.

h. Administración pública:

Muchas ideas, algunas muy buenas. La calidad de la administración es uno de los grandes cuellos de botella de la economía española, pero por desgracia no habló demasiado sobre este tema concreto. Librarse del lastre que son las televisiones públicas, por cierto, es una forma excelente de recortar el déficit.

Resumiendo:

Rajoy dijo mucho; para un discurso de hora y media, hay muchas, muchas ideas sobre la mesa. A falta de conocer detalles, no hay demasiadas tonterías insoportables en esta lista; hay potencialmente unas cuantas medidas regresivas, pero no idiotas. Lo que he echado de menos, sin embargo, son más reformas estructurales de calado, o al menos un hilo conductor centrado en eliminar barreras al crecimiento y tonterías ineficientes completamente obvias que lastran la economía del país.

Eso puede ser una limitación retórica de Rajoy (un tipo gris, por mucho que entienda un problema, no te dará un gran proyecto nacional), falta de tiempo o falta de ambición, a saber. La reformas estructurales, recuerdo, son más complicadas políticamente que los simples recortes, así que quizás no era cuestión de quemar las naves.

Aún así, no es un mal principio. No estoy entusiasmado, pero al menos no soy del todo pesimista. Veremos.