Demografía & historia & Política

En la 'longue durée', todos muertos

10 Dic, 2011 - - @jorgesmiguel

Esta moda del «IV Reich» que avanza a derecha e izquierda me ha suscitado una modesta reflexión spengleriana o haushoferiana (lo que quizá no sea sino otro signo de que la dominación teutónica se cierne sobre nosotros). Dejando a un lado que buena parte de los discursos sobre el imperio alemán en la UE oscilen entre lo banal, lo inexacto, el alarmismo xenófobo y la vergüenza ajena, hay un evidente fondo de verdad en que el peso de Alemania es decisivo. ¿Y cómo podría ser de otra forma cuando hablamos de la nación más poblada y económicamente poderosa del continente? (Esta es la parte banal).

Pero quería hablar de la longue durée histórica y de cómo los arreglos políticos e institucionales y los equilibrios internacionales, incluso los surgidos de conflictos muy cruentos, acaban cediendo a la presión constante de fuerzas impersonales que operan en el tiempo largo de la Historia. En este sentido, los discursos sobre una victoria diferida de Alemania en la guerra mundial, aunque vergonzantes, albergan un grano de verdad histórica. Durante siglos, Francia se enfrentó a un mundo germánico políticamente fragmentado pero que amenazaba su predominio demográfico en Europa. Los sucesivos desastres poblacionales de la guerra de los Treinta Años y las guerras Napoleónicas, por citar sólo los dos conflictos bisagra en un período de guerra endémica en Centroeuropa, retrasaron el sorpasso, pero hacia 1871, con la humillación de Versalles, estaba ya perfectamente claro cuál era el nuevo equilibrio de fuerzas en el continente. La guerra de 1914 no hizo sino subrayar que la potencia demográfica
e industrial de Alemania era irresistible en Europa sin la concurrencia del Imperio colonial británico y, sobre todo, de sus ex-colonias norteamericanas. La muy real posibilidad de una victoria alemana en la primavera de 1918 marca de manera indeleble toda la historia posterior del siglo. Y la purga/desplazamiento de los Alemanes del Este al final de la Segunda Guerra Mundial, culminación violenta de un movimiento demográfico secular, y asunto sobre el que suele haber un espeso silencio en Europa, es un factor más del juego del predominio germánico en el continente. Cabría quizás preguntarse qué habría sucedido si a las mentes pensantes del bando aliado les hubiese dado por implementar el plan Morgenthau en la segunda posguerra, suponiendo que tal cosa hubiese sido posible. A lo mejor más de uno lo está lamentando ahora.

Pero no faltan otros ejemplos históricos. Al fin al cabo, hacia 1900, los propios estrategas alemanes estaban ya considerablemente más preocupados por Rusia -o, para ser exactos, por una guerra con doble frente- que por Francia, y se ha especulado mucho con que tenían la firme voluntad de declarar una guerra con el gigante del Este antes de que este se desarrollase industrialmente -la economía rusa era la que crecía más rápido del mundo en el cambio de siglo- y, sobre todo, de que construyese una red de ferrocarriles que le permitiese movilizar eficazmente sus inagotable recursos demográficos. Cuarenta años más tarde, la verdadera guerra continental no se libra ya en los campos de Flandes sino en Kursk o en Stalingrado, donde el citado Drang nach Osten vendrá a chocar con la realidad de una Rusia demográfica y pronto industrialmente insuperable. A mediados de los años ochenta del S.XX, las complejas relaciones entre la República Federal Alemana y la URSS -hoy podríamos hablar de Gazprom…- muestran
hasta qué punto el equilibrio de fuerzas entre las dos viejas naciones se ha modificado.

Remontándonos más en el tiempo, cabría hablar de las dinámicas entre Roma, Grecia y el mundo helenístico. La dominación militar y política del mundo griego por Roma, que a su vez acontece tras la profunda modificación de la Hélade y Oriente por la hegemonía macedonia, no oculta el doble dominio que el mundo helénico ejercerá sobre el latino. Primero, la versión tópica: a través de la gran cultura griega que los romanos reciben de las ciudades de la Magna Grecia. Pero, de modo más decisivo al final, al incorporarse al mundo mediterráneo tras las guerras Púnicas y convertirse a su manera en otra monarquía helenística, pues así cabe interpretar en buena medida el Imperio, dentro de sus particularidades. Y, finalmente, cuando el peso económico y demográfico inclinan la balanza del imperio hacia el Este de habla y cultura griegas, pese a que los símbolos de la legitimidad política permanezcan en una Roma que, a su vez, acabará por ceder a otra realidad demográfica insoslayable -una que, para concluir como
empezamos, tiene un sonoro nombre alemán: Völkerwanderung.


4 comentarios

  1. […] "CRITEO-300×250", 300, 250); 1 meneos En la ‘longue durée’, todos muertos politikon.es/neoconomicon/2011/12/10/343/  por borrachin hace […]

  2. ¬a. dice:

    me ha gustado tu comentario, sobre todo, supongo, porque atacas el estatuto de los diseños institucionales discrecionales que no tienen en cuenta fuerzas y procesos superiores de más largo plazo. Es obvio que mi posición –marxista- a tu comentario sería hablar de las fuerzas que subyacen al proceso de desarrollo del modo de producción capitalista, centrándome en la conciencia de clase (en concreto en lo que es conciencia), qué es una decisión consciente, los estados nación, los procesos de toma de decisiones etc. Pero lo que me apetece realmente es personalizar, movimiento que me permite el despliegue de una lógica dialéctica que me resulta muy atractiva: el desarrollo de una lógica, en este caso discursiva, mediante la contraposición a otra. Y como lo más lógico sería hablar de marxismo prefiero resistirme y personalizar.
    Mi nación favorita con destino de mesopotencia global ees Brasil. Y quería dar mis razones. Primero decir que no es esta la exposición de una preferencia hipotética, sino que realmente estoy considerando dar el salto a medio plazo, aunque la probabilidad real de que lo consume sea pequeña. Razones:
    1. Aquí el capital humano formado no tiene futuro; allí el saber leer y escribir se valora. 2. tengo amigoas que han dado el salto y están contentos. 3. Dentro de los BRICS es el país más democrático. 4. Dentro de los BRICS + potencias europeas + EEUU es el segundo en llegar más tarde a su techo demográfico. Creo que las proyecciones apuntaban al 2040; viene en el suplemento de EL País del domingo pasado. 5. El idioma no sería un problema muy grande dada mi galleguidad distinguida, lo cual no puede ser dicho del resto: RICS. 6. Existen potentes movimientos de izquierda que están vivos y abiertos a influencias diversas. 7. Cultura sexual más avanzada que la nuestra. 8. Su música y su danza. 9. Es un país tropical.

  3. Lamidaeff dice:

    Lo mejor de este blog somos los comentaristas

  4. Alatriste dice:

    Sin embargo, me pregunto hasta qué punto ese predominio alemán es real, y hasta qué punto es un espejismo provocado por

    a) Su entente con Francia, uno de los desarrollos más sorprendentes de la posguerra

    b) La inhibición de Gran Bretaña. Autoimpuesta, sí, pero eso no cambia el hecho de que si Gran Bretaña participara más y de forma más constructiva, su peso sería considerable

    c) La inoperancia de Italia, que es la tercera economía de la Unión pero politicamente hace mucho que no cuenta con un peso ni remotamente equivalente

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