amo al líder & ingeniería institucional & Política

El PSOE escoge a su líder (II): arreglando el problema equivocado

29 Nov, 2011 - - @egocrata

Ayer hablaba, de forma un poco general, sobre cómo los partidos políticos europeos escogen a sus líderes, y por qué el rematadamente confuso sistema que ha decidido utilizar el PSOE no es nada fuera de lo normal. Cómo escoger un jefe de filas es, por supuesto, un tema importante, pero creo que los socialistas esta vez están intentando empezar la casa por el tejado.

Empezaremos por lo más básico: ¿qué problemas afronta el PSOE como partido ahora mismo? Dejando de lado el obvio desastre electoral, el partido tuvo una serie de comportamientos preocupantes durante la última legislatura desde un punto de vista organizativo.

Para empezar, el partido fue completamente incapaz de reaccionar ante la crisis. Los líderes del partido, con el presidente del gobierno al frente, negaron que nada malo fuera a suceder durante dos años, sin dar muestras de entender qué demonios estaba pasando. Una cosa hubiera sido empezar con la idea que el país tenía margen presupuestario para salir de la crisis, y percatarse, aunque fuera tarde, que los temores que muchos tenían sobre la estructura de la eurozona eran ciertos y las reformas estructurales urgentes. Lo que vimos, sin embargo, fue un gobierno que no hizo nada hasta que el resto de la eurozona se lo pedía a gritos, y que incluso entonces se limitó a aplicar recortes fiscales, dejando todas las reformas de cierta envergadura a medias.

Los líderes del partido no entendieron la crisis, y nunca fueron capaces de responder a ella con criterio. No tenían una idea clara sobre cuál era el papel del gobierno, ni una teoría exacta sobre qué hacer. Zapatero basó toda su respuesta en intentar salvar todo lo que pudiera del estatus quo, sin darse cuenta que muchos derechos que decía proteger eran parte del problema; viejos privilegios e ineficiencias de épocas pasadas que el PSOE nunca parece haber sido capaz de ver como los lastres que realmente son. Las élites socialistas en el gobierno tenían un problema muy sencillo, no sabían como gobernar bien. Es un error que el partido ha pagado muy caro.

El segundo gran desastre del PSOE estos últimos años es la irracional, completamente fanática disciplina de partido. Como comentaba Carles Ramió hace un par de días, lo natural hubiera sido que las élites del partido, al ver la inoperancia del líder ante la crisis, reaccionaran primero alzando la voz advirtiendo que algo iba mal, muy mal, y si no había cambio de rumbo, echándole sin demasiada ceremonia. Los partidos ejercen a menudo como «alarmas» para el gobierno de turno: están llenos de gente ambiciosa que quiere ganar elecciones, sabe cómo funciona el país y tiene un interés muy marcado en que el partido haga bien su trabajo. Los socialistas estos años no han dicho ni pío, dejando que un mal presidente los arrastrara al abismo.

En agregado, estos dos problemas son señales claras que algo va realmente mal dentro del partido. El PSOE, ahora mismo, no tiene una agenda política clara que no sea defender nebulosas «conquistas sociales» (que nadie es capaz de definir) y defender algo llamado «lo público» sin realmente decir qué significa. Nadie parece haberse preocupado en intentar explicar qué objetivos persigue el partido, y qué clase de sociedad España sería si los socialistas aplicaran su agenda. Sabemos que están a favor del matrimonio homosexual y el derecho al aborto, pero nunca parecen haber averiguado por qué era necesario reformar el mercado laboral, cambiar el sistema de pensiones o el modelo de financiación autonómica, más allá de «Merkel creía que era una buena idea» o «le prometimos al PSC».

El hecho que el partido no tenga ni idea para qué quiere mandar es sólo parte del problema, sin embargo. El mecanismo de selección de élites, la organización interna en si, el reclutamiento de nuevos cuadros, está completamente roto. Hoy, repasando la lista de posibles candidatos a secretario general, es difícil no echarse a llorar deseseperadamente.

Ahora mismo tenemos una ex-ministra de defensa a la que aún no le he escuchado una sola idea desde que está en política (véase párrafo anterior. No pido demasiado), tenemos una serie de barones regionales que acaban de llevarse palizas descomunales en las autonómicas, un montón de veteranos de gobiernos de Zapatero vagamente radioactivos, y una colección de despojos del tardo-felipismo ya bastante oxidados. El partido ha sido incapaz de generar cuadros de gente semi-competente y con experiencia suficiente para ser secretario general; está entre fósiles pasados de moda, políticos quemados que nadie recuerda o gente aún demasiado joven para ser lanzada al matadero. Si a Rajoy le diera un soponcio mañana mismo, el partido tiene un banquillo de seis o siete personas de 50-60 años (una edad decente para ser candidato) conocidos, con experiencia y (se supone) capacidad de gestión. El PSOE, a merced de la crisis, no tiene banquillo inmediato – ni críticos que puedan reivindicarse.

Al hablar de refundaciones, nuevos líderes y demás, el PSOE debería empezar por responder dos preguntas muy básicas. Primero, cuáles son los principios que deben guiar el partido, los objetivos concretos, sólidos y reales que deben marcar su agenda. Fines, no medios. Nada de bobadas sobre software libre, conquistas sociales o combatir la tiranía de los mercados. Quiero cosas como eliminar desigualdades, superar viejos privilegios, o (mi preferido) igualdad de oportunidades, y decidir qué medidas apoyan, qué propuestas defienden siempre en relación con ese objetivo, no en si «suenan de izquierdas» o no. Y si eso implica decir cosas como que debemos subir las tasas universitarias, lo decimos sin cortarnos las venas.

Segundo, y casi igual de importante, cómo convertir el partido en una máquina de gobernar efectiva. Eso incluye cómo atraer y retener militantes, cómo convertir militantes en activistas, cómo hacer que los militantes participen de forma activa en la vida y toma de decisiones del partido y cómo nos aseguramos que el partido trabaje para ganar elecciones para poder aplicar todas esas ideas fantásticas que tenemos, no en descubrir nuevas formas de contemplación vegetativa. Que un partido que dice quiere gobernar sea incapaz de sacar más de un 20% del voto en Murcia en unas generales no es que sea lastimoso, es preocupante. El nuevo líder del PSOE debe tener un plan muy claro, definido y serio para hacer el partido de nuevo relevante, sea como sea.

Y sí, este último punto puede incluir reorganizar el partido para adaptarlo a primarias, una organización mucho más simple y directa o cualquier otra cosa. Estoy dispuesto a escuchar. Pero el partido, desde luego, no puede seguir así.


7 comentarios

  1. Jorge dice:

    Yo creo que se está siendo excesivamente duro con quienes son las caras visibles del PSOE. Ahora mismo no se ven repuestos porque los vemos a todos como perdedores. Sin embargo, ilustres perdedores van a ocupar la presidencia del gobierno en España (Rajoy: dos derrotas), la han ocupado en Cataluña (Mas: dos derrotas) y la ocuparán en Andalucía (Arenas: ¿cuántas derrotas?).
    De otra parte, que todos sean un grupo de derrotados en el PSOE ahora mismo es hasta bueno. La no existencia de barones favorecerá la aparición de nuevas figuras. ¿Es eso posible en el PSOE? Claro, ¿quién era Zapatero antes del congreso del año 2000?
    Otra cosa es que una cara nueva aporte, realmente, nuevos discursos. Más teniendo en cuenta que quienes pretenden representar lo que debería ser el mensaje socialdemócrata se han quedado, en muchos aspectos, en un liberalismo con vaselina o un liberalismo de «me va a doler más que a ti».

  2. Luis dice:

    No sé, Jorge, no es que los del PSOE sean perdedores, es que su imagen está muy quemada. Una cosa es haber perdido sin haber llegado al poder (tienes más intentos) y otra es haberlo detentado y que la gente tenga la impresión de que lo has hecho fatal, eso te perseguirá siempre.

  3. Manuel dice:

    Hay que tener en cuenta que el partido se enfrenta a un cambio general RADICAL, los nacidos antes de la constitución y los de después. Posiblemente los postconstitucionales(jovenes) reclamen una serie de novedades que los preconstitucionales(mayores) no están dispuestos a aceptar así como así. Lo que yo comentaba el otro día va en esa línea, tiene que ser una figura que contente a los jóvenes pero sin excederse en el discurso (o sea lo que ha hecho Rajoy con los suyos). La pregunta es si el resultado no se parecería demasiado al PP, pero la respuesta la tiene Rajoy según como aplique en este tiempo las reformas estructurales y como trate los derechos civiles (ya adquiridos). Si la revierte los derechos civiles es posible que pueda perder las próximas generales incluso haciéndolo razonablemente bien (porque puede volver a unir a la izquierda). Si simplemente los matiza tiene muchas papeletas de mantener el gobierno aún yéndole regular la economía. Pero evidentemente la carta más importante (para bien o mal) son las reformas estructurales y el resultado de la austeridad, sobre todo si en Europa se termina por imponer la izquierda.

  4. Folks dice:

    QUEÍSMO, QUEÍSMO EVERYWHERE.

  5. Mayra dice:

    «sobre todo si en Europa se termina por imponer la izquierda.»

    Por 1€, gobiernos de izquierda actuales en Europa. Por ejemplo, Dinamarca. Un, dos, tres, responda otra vez.

    Puede cambiar en 4 años, pero ahora mismo Europa es azul, como el mar azul.

  6. Carlos Jerez dice:

    No me gusta Chacón pero me acabas de decir algo desde mi punto de vista bueno: «Ahora mismo tenemos una ex-ministra de defensa a la que aún no le he escuchado una sola idea desde que está en política». Me recuerda a Rajoy, así consiguió presidir su partido (que se lo recuerden a Rato) y llegar a presidente de gobierno con las manos libres. Parece hasta inteligente.

    Ahora bien, a Chacón le apoya la Sexta (su marido puede tener algo que ver) que digamos es la cadena más cercana ideológicamente al PSC (tras ver sus anuncios electorales este año, no es algo bueno) y si tiene ideas parecidas a las que se suelen divulgar en dicha cadena, en políticas económicas no espero nada más que populismo (por cierto, en otros aspectos bastante mejor).

    La cuestión es que no hay alternativa, a lo mejor dentro de unos años vuelve a haber renovación y gente como Eduardo Madina (aún es demasiado joven), y reconozco que no le oído hablar mucho de economía, podrían hacerse con el partido, pero a día de hoy no hay nadie reseñable.

    Jordi Sevilla, sin ser perfecto, podría haber sido una buena alternativa, pero prefirió dejar los puestos de dirección del partido antes que intentar hacer una crítica constructiva desde dentro.

  7. Manuel dice:

    #5 Tenemos presidenciales en Francia en 2012 y año y pico después en Alemania ¿por quién apuestas?

Comments are closed.