La línea argumental de la semana es que las élites gobernantes de Europa están sacrificando la política en favor de la tecnocracia. Nacho Torreblanca tenía un artículo en El País este fin de semana sobre el tema, pero es es un sentimiento bastante extendido. Los países de la periferia de la eurozona viven en una democracia de segunda, con sus líderes a merced de las decisiones que vengan de Frankfurt, Berlín, París y Bruselas.

Es una teoría atractiva, pero me parece que es equivocada. Por mucho que los últimos meses hayamos visto una sucesión de gobiernos cayendo víctimas de la recesión, la fuente de sus problemas no es un súbito aprecio de los gnomos de Zurich por los tecnócratas, sino algo mucho más sencillo: los malos gobernantes acostumbran a perder su cargo.

Repasemos la lista de bajas. En Irlanda, un gobierno que dejo que su sistema financiero saltara por los aires perdió las elecciones. En Portugal un país que lleva una década sin crecimiento económico, cambian gobierno, y cuando sus sucesores no pueden evitar un rescate, lo cambian de nuevo. En Grecia tenemos una verbena contable primero, y un gobierno incapaz de aprobar reformas creíbles después. En Italia tenemos a Silvio Berlusconi. Y en España un 22% de paro. Si todos estos políticos estuvieran fuera de la eurozona (y el rescate fuera una intervención del FMI por crisis de deuda, digamos) estos cambios de gobierno serían vistos como algo perfectamente normal, no una ola tecnocrática. Cualquier democracia sana ve nuevas mayorías parlamentarias y cambios en el ejecutivo cuando las cosas van mal dadas; lo que vemos es perfectamente previsible.

La eurozona es una criatura imperfecta. Su organización interna, sin transferencias fiscales o un banco central dispuesto a jugar el papel de prestamista de último recurso, es muy, muy exigente: los gobiernos tienen que hacer las cosas bien, evitar caer en tentaciones populistas y mantener los presupuestos en orden. Los políticos tiene que entender la naturaleza cíclica de sus presupuestos, identificar cuando tienen burbujas de crédito u otros motores de crecimiento ficticio y trabajar duro para que la inflación no crezca por encima de la productividad. Es un trabajo complicado y exigente, que requiere una administración pública competente y líderes dispuestos a pensar a largo plazo, aunque les cueste perder las elecciones.

¿Qué hemos visto estos últimos meses? A costa de sonar como Angela Merkel, la crisis ha puesto la calidad de cada uno de los gobiernos de la eurozona en su sitio. Los países con una larga tradición de buen gobierno no han sufrido demasiado; aquellos que no entendieron las implicaciones de la moneda única se han estrellado de forma más o menos dolorosa. La cosa no se ha quedado aquí, sin embargo. Cuando las cosas han empezado a ir mal de veras, los países que se han tomado los problemas con más urgencia (España e Irlanda) lo han pasado menos mal que sus vecinos más irresponsables. La crisis, más que tecnócratas, lo que pide es buenos gobernantes – algo que, por desgracia, no parece abundar en no pocos países.

¿Quiere esto decir que no tenemos que reformar la eurozona? Por supuesto que no. El diseño institucional de cualquier sistema complejo debe ser tan a prueba de idiotas como sea posible. El sistema monetario de todo un continente no puede depender de la capacidad de griegos, italianos o portugueses para gobernarse como suecos o holandeses. Si un país quiere ser un pozo de inmundicia y corrupción (estilo Lousiana o Arkansas, para entendernos), debe estar en su derecho de arruinarse alegremente, pero su incompetencia no debe poner en riesgo el futuro de la economía del planeta entero.

Si alguien debería estar realmente cabreado por la estructura institucional de la eurozona, de hecho, es Merkel y Sarkozy. Berlusconi, Papandreu o Zapatero se van a casa porque han hecho un mal trabajo; hay crisis, el país va mal, y se lo han ganado. Los dos políticos del norte, sin embargo, están en un país razonablemente bien gobernado que se ha metido en un pollo tremendo por la incompetencia de otros. Por mucho que hayan gestionado la crisis de forma espantosa (con la inestimable ayuda del BCE), van camino de perder las elecciones por culpa de algo que ellos creen no es su culpa.

La tragedia europea no es la existencia de malos gobiernos. Es el hecho que su existencia es capaz de contagiar al resto, merced de unas instituciones económicas increíblemente mal diseñadas.


16 comentarios

  1. Ramón M. dice:

    A propósito de la «ola tecnocrática» que mencionas, me hizo gracia un comentario que leí no recuerdo dónde pero que venía a decir: «¿A qué demonios le llaman «tecnócrata»? ¿A un político que ha trabajado en alguna institución internacional y que sabe hablar inglés?» Bromas aparte, creo que ilustra bastante bien la confusión (no sé si interesada, pero que no despierta ninguna confianza) que se está generando en torno a dicho término. Además, que El País lo mencione en cada uno de sus titulares de temática económica tampoco ayuda, qué vamos a decir.

    Además, pongámonos un poco puntillosos. ¿Es que el primer ministro irlandés que resultó elegido con motivo de la crisis, Enda Kenny, es un tecnócrata? ¿Es que Pedro Passos, el primer ministro portugués, es un tecnócrata? ¿Es acaso Rajoy un tecnócrata, al estilo que nos intentan vender? Y ahora, a la inversa: ¿No era también Papandreu un tecnócrata, o acaso no nos lo presentaron bajo ese perfil?

    No sé, por decir pueden decir lo que quieran, pero todo parece indicar que se les ha acabado el cartucho con los «especuladores» y ahora toca virar un poco en la diana, no sea que la audiencia se resigne ante un enemigo que, de repetirlo tantas veces, parece como mucho imbatible y como poco inherente por naturaleza al sistema. La que nos espera.

  2. Daniel Díaz dice:

    Pues me da que pensar que en realidad lo único que quieren decir al hablar de tecnócratas es «que no son políticos de carrera». Entendiendo por políticos de carrera los que no han tenido una carrera profesional previa a su carrera política, o al menos una carrera profesional exitosa, o digna de mención en algún sentido.

    Y si esa interpretación es cierta mas o menos… dios mío, que nos manden tecnócratas de esos a punta pala!!. Que de políticos que llegaron de las juventudes judaicas populares o de las del frente de juventudes de Judea y acabaron de ministros o presidentes ya hemos tenido una ración mas que digna.

  3. Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: La línea argumental de la semana es que las élites gobernantes de Europa están sacrificando la política en favor de la tecnocracia. Nacho Torreblanca tenía un artículo en El País este fin de semana sobre el tema, pero ……

  4. Josei dice:

    Extrañamente Rajoy hizo una alusión a ello en uno de sus «meetings» del sábado 12/11/11:

    «Dicen que los mercados echan a los presidentes, que están incluso por encima de la soberanía nacional, que ha llegado la era de los tecnócratas. Pues yo digo que ha llegado la era de los buenos gobernantes, elegidos por la ciudadanía en las elecciones […]»

    Yo lo que espero es que eso de «buenos gobernantes» se lo aplique a él mismo también cuando gane, pero poco me fío yo del barbas.

  5. Ramón M. dice:

    @Daniel Díaz,

    Seguramente estés acertado en la definición que das del «tecnócrata» que a toda esta gente ahora le ronda por la cabeza. Aunque puestos así, Berlusconi sería todo un tecnócrata, o como poco lo habría sido en sus inicios, ¿no? 🙂

    @Josei,

    Petición de principio por parte de Rajoy, ya se sabe. Los «buenos gobernantes» se eligen por la ciudadanía en las elecciones, y como él será elegido por las urnas, entonces…

  6. Ahora parece que el quid de la cuestión es: Europa, sí o no.

    A ver si el objetivo después de tanta crisis, y tanta des-calificación, y tanta historia, era que se llegara a plantear esta disyuntiva…

    ¡Con lo que costó montarla! …y lo útil que ha sido en muchos sentidos… y más aún, con el potencial que tiene el papel de Europa en este mundo globalizado. Romper Europa es romper nuestro futuro. Sólo alguien muy preocupado por este potencial podría tener interés en desunirnos. Sí, lo digo en serio, este interés por romper Europa tiene que venir de fuera.

    Ningún europeo con dos dedos de frente puede pensar que estamos mejor aislados que unidos. Con 20 monedas, que con una. Con fronteras y barreras comerciales y sin peso en los acuerdos internacionales de comercio. Cuando había dinero europeo para fondos de ayuda al desarrollo SI, pero en medio de una crisis del carajo, ¿NO ?…
    Es cierto que no se ha articulado bien la gestión de la moneda única por los intereses contrapuestos de varios países. Pero la solución no es que cada cual juegue a su monopoly doméstico y volver a la Peseta/Dracma/Franco/Marco/…. para devaluar y poner los tipos de interés que más nos gusten. Sería un grave error.

    Sigo sin entender que la vieja Europa no gestione su propia diversidad. Que insista en que las medicinas sean iguales para todos aunque las enfermedades sean distintas.
    Básicamente nos han dado dos jarabes: reducción del gasto (objetivo 3% déficit) y control del IPC (según el tipo de interés del BCE).
    El problema de fondo de cada país en crisis era distinto y la medicina la misma. Además curiosamente sólo servía para los países más sanos, mientras que a los enfermos graves los debilitaba cada vez más.
    Veamos:
    – ¿Reducción del gasto cuando la economía se está contrayendo y se requiere inversión pública? Una apuesta hacia la recesión y el desempleo.
    – ¿Subirle el tipo de interés a países y ciudadanos asfixiados en deuda? Parece que quieran hundirlos más rápido.

    Europa, ¡¡despierta!!. Es la hora de reconocer una Europa diversa socioeconómicamente antes de que empiece a convulsionar y a levantarse contra sí misma, siendo el chivo expiatorio de todos y cada uno de sus propios miembros. «Entre todos la mataron y ella sola se murió…»

    Tengo más información en blog.cdelrio.com.

    Un saludo.

  7. ¬a. dice:

    me gustan los debates nominalistas. Y también los tecnócratas, como es normal en alguien favorable a la institución de un Estado Socialista. Creo que la polémica está equivocada; el problema no es que sean tecnócratas sino en el perfil de los dos últimos presidentes y los intereses que representan. ¿Alguien ha visto ese documental filo-comunista llamado The inside job? Ahí lo explican muy bien.
    Además añadir que desde hoy renuncio públicamente, como «¬a.», y para siempre jamás, al uso de la expresión «dictadura de los mercados» porque siendo inapropiada es injusta con los mercados, que por otra parta, y en escala disminuída y pequeñita, no me parecen mal.
    do todas formas, y ante los inapelables argumentos sobre los democráticos cambios de gobierno sucedidos durante mi ausencia de las redes -estaba poniéndome al día con «the wire»-… eso, que de todas formas me llama la atención esa insistencia por parte de los apóstoles del apocalipsis capitalista (que tanto abundan en otros medios comunicación del malcontento y la sedición) en que reparemos en el perfil de los nuevos presidentes.
    Sé del argumento de que cuando las cosas van mal es mejor poner a técnicos pero ésto no hace más que afianzar mi argumento: qué mal elige el pueblo cuando la democracia es partitocrática!! La insistencia liberal en la responsabilidad individual como garante de la bondad de las decisiones tomadas bajo ausencia de coacción resulta en patetismo ante espectáculos de payaso bufón como el de il cabaliere (ese torrebruno con exceso de testosterona).
    Pero atención aquí, no os llameis a engaño respecto de este punto: italia es exposición desnuda, sin bambalinas. ya lo dijo Zizek, no una mala representación de la democracia parlamentaria capitalista. y lo que viene ahora es continuación de esa especificidad transalpina. Supermario… me gustan esos jerseis sin manga que lleva bajo chaqueta, ese aire de hombre prudente y de mano dispuesta a posarse sobre cualquier hombro, su capacidad para encontrar acuerdos. Supermario, no pongamos en duda su legitimidad, será más efectivo y previsible, más continental y normalizador, y su capacidad de diálogo y buen hacer en los próximos meses, no me cabe duda, acabarán por demostrar que la tecnocracia es buena y está bien informada respecto de lo que se debe hace.
    respecto de ese fenómeno antes conocido como «dictadura de los mercados», las dudas que se me plantean son terminológicas… no quiero seguir siendo injusto con ellos. como llamaremos entonces a eso que está pasando?

    1.- presiones competitivas de tendencia optimizadora. (ésta me gusta)
    2.- inercia eficiente evolutiva. (inexacto y llama a la confusión)
    3.- acomodación a la lógica del precio. (demasiado general)
    4.- maximización de la utilidad global mediante el regateo para la elusión de las rigideces en los mercados de la política. (ésta no que dije la palabra… se me escapó)
    5.- fuerzas tendentes a superación de las distorsiones en los incentivos ocasionadas por los malos diseños insitucionales en las democracias de la europa mediterránea. (muy específico)
    6.- perdónalos padre, porque no saben lo que hacen.

  8. Manuel dice:

    «¿Es acaso Rajoy un tecnócrata, al estilo que nos intentan vender?»

    Rajoy es más bien un idiócrata y por supuesto no lo van a poner los mercados, pero si puede ser que lo quiten.

    -Sin creatividad no hay salida-

  9. Manuel dice:

    #7 todo esas fuerzas que desconocemos, bien estudiadas y etiquetadas funcionan, yo le llamaría «Mercadología» o «Fe en los mercados».

  10. Diego Calleja dice:

    Uno de los peores temores que debería tener la izquierda española es que es perfectamente posible que Rajoy se ponga a hacer reformas medianamente útiles y acabe siendo un gobernante admirable, tecnócrata o no. Es más, aunque sea un chapucero no parece una locura asumir que llegará a 2015 con menos paro que el que tenemos hoy…

  11. Cachilipox dice:

    El asunto no es que los malos gobiernos caigan, eso sucede en democracias y en dictaduras. Y creo que la caida de un mal gobierno (democrático o dictatorial) siempre es motivo de regocijo.
    El problema es otro: ¿Cómo acceden al gibierno los nuevos gobernantes?

    En Europa UE, paradigma de la democracia representativa y electoral, creo que no es de recibo los mecanismos de acceso y legitimación de ciertos neogobiernos. Y mucho menos si la caida del previo no es fruto siquiera de una moción de censura, una derrota parlamentaria de una ley importante, o algún cataclismo similar.

    Los socios de ese club de opinión elegidos gobernantes de ciertas peninsulas mediterraneas podrán ser excelentísimos funcionarios públicos. No lo dudo. Albert Speer fue quizás uno de los mejores ministros del gobierno aleman en sus circunstancias y competencias. Pero yo no lo querría para España.

  12. Roger Senserrich dice:

    #11:

    Pedazo de Goodwin. Sí señor.

    Sobre el resto del comentario, el 50% de los gobiernos en democracias parlamentarias no pierden su cargo en elecciones. La mitad. Que un partido o socio de gobierno defenestre a un primer ministro es muy, muy común en Europa, igual que tener líderes que son «convencidos» para que dediquen más tiempo a su familia.

    La democracia en Europa funciona así. Le llamamos parlamentarismo. No estamos viendo nada anormal.

  13. Heathcliff dice:

    #11 Yo SI quiero a Albert Speer para España.

    Dejémonos de chorradas: quiero a un tío que obedezca a su presidente y haga las cosas funcionar siguiendo un plan coordinado, crea en él, o no.

    Ese era Speer y le voto.

    Porque si en lugar de tener a Hitler de jefe tiene a Stalin, hace un plan quinquenal cojonudo, lo aplica, y lo hace funcionar.

    Esa clase de político quiero yo.

    🙂

  14. Heathcliff dice:

    Ley de Strahler:

    «Godwin era un tío al que le hubiera gustado mandarme callar, pero ni a eso se atrevía.»

    🙂

  15. Manuel dice:

    #10 Todo lo contrario, si Rajoy es capaz de quitar paro en menos de dos años, dará la razón a los que dicen que los mercados son absurdos. Si en cambio no lo consigue no va a durar 4 años.

  16. Eva dice:

    Un buen artículo en la línea que venís defendiendo en este blog:

    http://hayderecho.com/2011/11/15/tecnocratas-versus-%C2%BFpoliticos/

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