Vivimos en una época en la que los políticos profesionales no tienen buena prensa. Los hombres de partido, curtidos en mil batallas burocráticas en dececenas de administraciones públicas, son vistos como lacayos del sistema, hombres sin imaginación, gestores de métodos caducos. Hay que traer savia nueva; es hora de devolver el poder a gente de fuera, más creativa, con experiencia en el mundo real.
Siempre que escucho esto, pienso en Berlusconi y sus campañas electorales de los noventa. He demostrado que soy competente y puedo dirigir una gran organización con mis empresas, decía. Gobernaré Italia como un hombre de negocios. Ahí está el tipo, con el país medio intervenido por el FMI.
Aún así, un caso aislado no es ejemplo suficiente, especialmente en Europa, donde la mayoría de presidentes y primeros ministros emergen de los viejos partidos políticos. En vista de la última generación de líderes inoperantes, sin embargo, quizás vale la pena repasar de forma un poco más sistemática qué clase de políticos producen los mejores resultados cuando llegan al poder. Nate Silver se preguntaba eso en Estados Unidos, aprovechando su largo historial democrático (44 presidentes se dice rápido) y lo relativamente fácil que resulta codificar la experiencia previa de sus presidentes.
Silver cita un fascinante artículo de Joseph Uscinski and Arthur Simon que analiza esta cuestión. Las conclusiones son curiosas. Los presidentes que ha servido en las fuerzas armadas tienden a ser mejores, igual que los que tienen experiencia ejecutiva como gobernador de un estado. Tener experiencia en el gobierno federal ayuda, aunque sus efectos son limitados (ser congresista no da experiencia administrativa y viceversa). Años de experiencia en varios niveles de gobierno tiende a tener efectos positivos… y ser un outsider sin experiencia política previa es tremendamente contraproducente.
El estudio tiene un montón de problemas (la muestra se limita a presidente modernos, ya que el cargo en el XIX era muy distinto, la valoración de los presidentes parte de opiniones de historiadores, a veces un poco mitificados) etcétera, pero da que pensar. En general sabemos muy poco sobre qué produce un buen líder político, un trabajo muy, muy complicado y que no tiene nada que ver con dirigir una empresa o prácticamente cualquier otra cosa. Como hemos visto, no es algo precisamente poco importante. Me parece que vale la pena pensar más sobre ello.
«En general sabemos muy poco sobre qué produce un buen líder político».
Correcto.
Empecemos, pues, por qué produce un perfecto melón político, sobre lo cual tenemos documentación para generar un agujero negro.
Si no sabemos cómo escoger ex-ante a un buen político, al menos eliminemos de la ecuación del poder a todos aquellos cuya probabilidad de ser unos perfectos petardos tiende a 1.
– ¿una formación mínima?
– ¿unos conocimientos/experiencia mínima en el tema en el que van a acabar trabajando una vez en el cargo?
– ¿aptitudes como la capacidad de diálogo, de negociación?
– ¿ausencia de pufos financieros y otras ilegalidades?
– ¿incompatibilidad de cargos / no sumar más de 24h en responsabilidades profesionales?
Con aplicar estas cinco preguntas a los candidatos al 20N a lo mejor acabábamos teniendo problemas para hacer una única lista al Congreso.
Yo pienso que lo hacemos relativamente bien y que tener más variables no mejoraría la elección, porque todo es cambiante, en general para tomar una buena decisión basta basarse en UNA BUENA RAZÓN. Es lo que algunos llaman intuición (y los estadistas queréis ignorar) pero está demostrado científicamente que nuestro cerebro funciona así y así hemos evolucionado…
http://blip.tv/redes/redes-04-la-intuici%C3%B3n-no-es-irracional-1000839
Berlusconi no ha fracasado.
Entro al gobierno para que no le metieran en la cárcel, favorecer a sus empresas, ser rico y tener barra libre para hacer barrabasadas sin oposición.
– No ha ido a la cárcel, y tiene condenas.
– Sus empresas se han cargado a la competencia.
– Es más rico aún de lo que era.
– Se corre una farras con su propio harén de prostitutas imberbes.
No le ha ido mal.
El problema es que la gente no sabía a lo que iba. El tio eficaz ha sido.
Cuando un «outsider» aparece de repente como candidato a la presidencia es que trama algo raro. Si a uno le gusta la política, normalmente empezará desde abajo.
En el caso de Berlusconi y sus «prostitutas imberbes» (¿habrá prostitutas barbudas?) está bien clara la motivación.
Ayer se me ocurrió que durante los últimos seis meses, el presidente del Gobierno debería enseñar a los dos principales candidatos con qué clase de marrones se van a encontrar el día que se vayan y cómo solucionarlos. Es una idea absurda, claro, pero tu idea, Roger, de que tengan experiencia política previa no me parece ninguna tontería. Sólo de pensar en la cantidad de estupideces que nos habríamos ahorrado si Zapatero hubiese tenido alguna experiencia política seria en algo.
Sobre el desastre que ha supuesto Berlusconi, creo que el error consiste en creer que por el hecho de ser empresario y pensar como tal es el hombre adecuado para dirigir un país, algo que no es así.
El concepto de empresario es el de una persona que da a la gente lo que quiere a cambio de algo. Ese algo, cuando es empresario, es dinero. Cuando es político, son votos. Cuando un empresario llega al poder, sigue pensando como un empresario, es decir, sigue pensando qué posibilidades tiene de encontrar chanchullos jurídicos para mantener las condiciones económicas que él domina, nada cambie, no haya competencia y la gente se sienta satisfecha en esa estabilidad. Y respecto del Estado, tampoco piensa en hacerlo más eficiente, sino en que le permitan conseguir sus objetivos, es decir, conseguir votos. Da igual que el cheque escolar sueco sea mil veces más eficiente y sea más barata que la porquería pública que padecemos en España: el empresario no hará nada que pueda perjudicarle electoralmente.
Conclusión: Necesitamos filósofos liberales y sociópatas que rigan el país en base a criterios estrictamente técnicos, insensibles y sociópatas.
Y ahora voy a tomarme la medicación.
Lo de las «prostitutas imberbes» debería ser trending topic… el resto de la humanidad, a rascarse en esos rostros mal afeitados 😛
Si queremos ser eficientes macroeconómicamente demos cheques escolares, si queremos seguir siendo felices no perdamos nuestro sistema educativo que (sin contar la universidad) es lo mejor de lo mejor. Ahora infelices del mundo replicadme…
Pues hablemos, como has hecho otras veces, de incentivos positivos e incentivos perversos.
¿Qué podría impulsar a un partido a meter en sus listas a gente competente y qué les impulsa a meter a bodoques con cara de actor secundario?
Esa es la pregunta, creo.
@Heathcliff: En el caso de Brasil, las tan admiradas listas abiertas: http://www.ruinaimponente.info/2010/10/mi-31-de-octubre-particular-2/
Manuel, por favor, no me vulgarices de ese modo a Gerd Gigerenzer, que es un tipo inteligente y digno de ser leído. Las decisiones intuitivas (heurísticas) funcionan a veces, y otras fracasan estrepitosamente.
Información Bitacoras.com…
Valora en Bitacoras.com: Vivimos en una época en la que los políticos profesionales no tienen buena prensa. Los hombres de partido, curtidos en mil batallas burocráticas en dececenas de administraciones públicas, son vistos como lacayos del siste……
Supongo que la experiencia en Menéame sería lo que más puntuaría. Ahí hay verdaderos superexpertos en dirigir países, así como en resolución de todo tipo de problemas, desde diplomáticos hasta económicos pasando por éticos o relacionados con la física nuclear.
No, en serio, me gustaría ver a alguno de estos superlistos de ministro o presidente. Debe ser con diferencia uno de los curros más jodidos y desagradecidos que uno puede tener.
La primera condición para ser político (o para votar a uno) debería ser ver la realidad y no dejarse cegar por la ideología.
Como le pasa a Bhurrus, por ejemplo. Sin saber nada afirma que el sistema sueco es más barato que el español. No hace falta más que una pequeña búsqueda para ver que es un 28 % más caro (http://www.oecd.org/document/52/0,3746,en_2649_39263238_45897844_1_1_1_1,00.html) y que los resultados no son para tirar cohetes, según el informe PISA (está en la mitad de la tabla).
Puestos a copiar, deberíamos copiar al número uno, Finlandia, que sí gasta menos por alumno que España… y es un sistema 100 % público, no hay ni cheque escolar ni centros concertados. Tampoco en Canadá, que es el segundo, Ni en Australia y Nueva Zelanda, los siguientes… Creo que empiezo a ver un patrón. Los países con mayor calidad educativa no pagan colegios privados, sólo públicos.
Pero claro, eso un neocon no puede verlo, es anatema.
Antes de seguir haciendo análisis sobre la mala calidad de nuestros políticos que levanten la mano todos los comentaristas que participan activamente en organizaciones políticas…
Bien…
Sigamos, la mayor parte de la gente que tiene «altas capacidades» prefiere dedicarse a una carrera profesional normal. Para el que no lo sepa, participar en política el 90% del tiempo es un soberano coñazo, y muchas veces, si el que la ejerce es uno de esos «mirlos blancos», gran profesional/empresario, palma pasta y vida social. Como decía el otro día Escolar, la mayor parte de los tertulianos que opinan en la tele sobre lo mucho que ganan los políticos, cobran bastante más dinero que ellos.
Pedro Herrero, el problema no es ese.
Los partidos están llenos de gente con altas capacidades. Yo conozco a unos cuantos. Aunque pierdan dinero y tiempo libre, tiene sus compensaciones.
El problema es que esos nunca consiguen nada y se desaniman. Las cualidades necesarias para trepar en una organización no tienen nada que ver con las necesarias para gobernar. No pasa sólo en política (que levante la mano el que nunca haya tenido un jefe inútil) pero se nota más.
Si te fijas en las biografías de los políticos de ahora, verás que casi todos empiezan a los 18 años y, de tanto intrigar, no tienen tiempo para mucho más que sacar una carrerita y quizá unas oposiciones (si acaso). Y cuando uno de estos llega a la cima, se acabó para siempre, porque nunca promocionará a nadie que pueda hacerle sombra. Así eligió Aznar su sucesor.
A lo mejor, si se cumplera el mandato constitucional de que «su estructura y funcionamiento interno deberán ser democráticos» las cosas serían algo distintas, un poco al menos…
Pues Pedro, lo lamento, pero yo lo que veo en lo que dices es que gastan menos pro alumno, y aquí los que bajan la media de ese gasto son los colegios concertados, que cuestan un 35% menos por alumno que los públicos.
Ese ahorro también cuenta a la hora de no querer tocar la enseñanza concertada, porque el caso es que si todos fueran públicos , con el gasto actual, nos costarían un ojo de la cara…
Roger, me parece que la pregunta de qué o cómo se produce un buen líder político es insoluble, especialmente porque las circunstancias nunca son las mismas. Ahí está el ejemplo de Winston Churchill, que fue un primer ministro tan bueno entre 1940 y 1945, y tan malo de 1951 a 1955.
Ah, que no sabéis que Winston Churchill siguió en política y volvió a ser primer ministro… Bueno, eso es por algo. No queda nada bien poner verde a una leyenda nacional.
Scott Adams (el dibujante de Dilbert) dice algo así como que el producto típico de la combinación de democracia con televisión es que nos gobierne un varón maduro relativamente atractivo, de elevada estatura, buena cabellera y dientes blancos, que sabe sacar partido de un equipo de buenos asesores.
Y como remataba él mismo, eso tiene sus problemas pero a los países sin libertades les ocurren cosas mucho peores que ser gobernados por galanes maduros que saben escuchar a sus subordinados…