Por primera vez, y sin que sirva de precedente, no he visto el debate entero; estaba dedicando mi tiempo a cosas más importantes, como una partida de «Settlers of Catan» en casa de unos amigos. Por lo poco que he pillado, entre resúmenes, videos y reacciones en otros sitios, no ha habido demasiadas novedades. A saber:

1. – Mitt Romney sigue ganando debates: todo el mundo ha ido a por él, pero el tío es muy bueno esquivando golpes, dando respuestas claras y hablando como alguien que sabe lo que dice. Los respublicanos realmente están buscando excusas para no nominarle, pero el hombre es, de lejos, el mejor político en estas primarias.
2. – El hecho que Mitt Romney es un sociópata sin opiniones definidas que probablemente vendió su alma al diablo hace dos años a cambio de su don para el debate tiene algo que ver con la aversión de las bases. Sospechan que todo lo que dice es puro diseño, y que no tiene convicciones sólidas. O quizás peor, a lo mejor es un cripto-moderado, una persona en el fondo razonable y sensata. Algo inaceptable en el GOP.
3. – Herman Cain sabe decir tres cosas: nueve, nueve y nueve. Ese es su plan económico, un sistema fiscal basado en un precio de una oferta en una pizzeria. Es una tontería, por descontado. En el debate, cuando le han apretado, ha recurrido a respuestas cercanas a prometer unicornios para todos. Por mucho que el tipo parezca ir bien en las encuestas, no es un candidato serio; el hombre está orgulloso de no tener ni idea de política exterior, por Dios. Este está aquí para vender libros y hacerse famoso, nada más que eso.
4. – Rick Perry es tonto: es la única explicación lógica. Lleva cuatro o cinco debates, y sigue sin ser capaz de dar una sola respuesta coherente. A estas alturas empieza a dar un poco de vergüenza.
5. – Ron Paul sigue estando loco: no hay más.
6. – El resto: de adorno. Michele Bachmann no ha estado del todo mal, pero el resto de candidatos son meras comparsas. El único que se ha distinguido un poco es Newt Gingrich, que ha soltado la fascistada obligatoria del debate.

Resumiendo: los republicanos van a tener que nominar a Romney, porque realmente no hay nadie más. Cero. Nada. El partido no tiene a nadie más esperando en el banquillo. Christie es demasiado sensato (y ha dicho hoy que apoya a Romney), Ryan es demasiado extremo, Daniels es demasiado moderado, Rubio es muy conservador y demasiado joven. Todos lo moderados que pueden ganar elecciones han sido apartados a berridos, y todos los conservadores ortodoxos están demasiado locos y han soltado demasiadas burradas como para sobrevivir. El partido se ha metido en un callejón sin salida. Simple como eso.