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Planificando para una eurozona que no veremos

12 Sep, 2011 - - @egocrata

Barry Eichengreen tiene esta semana una columna excelente sobre la eurozona donde señala algo que se me olvida a menudo: está muy bien hablar de planificar las instituciones de la unión monetaria para que veamos una repetición de la crisis de estos días, pero ahora mismo es una actividad un poco inútil. Construir una fiscalidad común, un mecanismo de coordinación efectiva, un sistema europeo de regulación bancaria o una manera elegante para que nos gobiernen superhombres escandinavos es muy bonito, pero para cuando nos pongamos de acuerdo es bastante probable que la eurozona ya no esté con nosotros.

Estamos en un pánico financiero. El motivo del horror, pavor y terror colectivo es una huída de los países de la periferia y su deuda pública. Son países que en condiciones normales pueden pagar sus deudas (la salud fiscal de España es mala, pero no es peor que la que teníamos a principios de los ochenta o noventa), pero que debido al corsé del euro no tienen un banco central al que poder recurrir cuando hay miedo imprimiendo moneda. Intentar solucionar este desastre a cámara lenta a base de complejas negociaciones sobre un Departamento del Tesoro en Bruselas es como tener a los bomberos deteniéndose en mitad de un incendio a rediseñar el sistema de escaleras de emergencia. Ambas cosas son probablemente necesarias a medio plazo, una vez estemos todos a salvo de morir abrasados, pero no durante la catástrofe.

El artículo de Krugman de hoy, de hecho, se refiere exactamente a este problema. El bombero que tiene la llave del agua en la eurozona, el Banco Central Europeo (le llaman «liquidez» y sí lo es. Vale, ya paro), anda todo preocupado en la solidez de las puertas y asegurarse que los sofás y la mampostería no  se mojan demasiado. Trichet habla sobre los peligros de comprar bonos y el fantasma inflacionario como un comandante enloquecido (leed el enlace. De verdad), exigiendo cambios a largo mientras todo se va a tomar por saco a corto plazo.

No todo es cosa del BCE, por supuesto. Como comenta Eichengreen, las dudas sobre los bancos de la eurozona (especialmente franceses y alemanes, pero también españoles e italianos) son los mecanismos de transmisión de este incendio. Hasta que los líderes de la eurozona no autoricen el fondo de estabilización a apoyar el sistema financiero, todo esto no servirá de nada. Y sí, estamos rescatando a los bancos otra vez (si nacionalizar cuenta como rescate) pero no tenemos más remedio. Los países del norte tienen que dejar de recortar gasto irracionalmente, y sumarse al entusiasmo inflacionario del BCE. Y por descontado, tenemos que ser realistas con Grecia, y aceptar que no pueden pagar lo que deben.

Hace unos meses decía que el BCE, si tenía que escoger entre mantenerse fiel a su obsesión con la estabilidad de precios y pureza sobre deuda o salvar la eurozona saltándose algunas reglas, escogería lo segundo. Creía, idiota de mí, que cualquier organización prefiere sobrevivir, aunque sea interpretando sus norma de forma creativa, a extinguirse en un ataque de tozudez. El artículo de Michael Lewis sobre los alemanes y su obsesión por la caca las normas quizás era un poco exagerado, pero viendo el comportamiento del BCE estos días no sé si era tan absurdo.

En fin, esperemos que entre las dimisiones de estos días y la llegada de un italiano al mando del BCE, las cosas cambien. El problema es que no sé si nos queda tiempo.


6 comentarios

  1. Alnair dice:

    En cualquier caso, ¿tiene salvación el Euro?

    Estas vacaciones he leido «Los señores de las finanzas», y realmente, me ha convencido que la entrada al Euro fué un error a largo plazo (al igual que lo era mantener la paridad con el oro en el periodo de entre-guerras).

    El problema es que todos acogimos el Euro con tanto entusiasmo que ahora no es muy difícil reconocer el error y tomar medidas.

  2. Manuel dice:

    La salvación es muy fácil, lo que pasa que sería dolorosa para todos. Inyectar dinero a SACO, que con las subidas de precio terminaría siendo IGUAL A bajar salarios, lo que pasa es que a los ricos (mercados financieros) no les gusta la solución porque supone una depreciación de su riqueza, ellos quieren DIRECTAMENTE bajar sueldos, para que el mismo ajuste se produzca sin que a ellos les haga PUPA. Esto resume CLARAMENTE (y espero que no le duela mucho a los dos bandos) lo que hay o no hay (sin CREATIVIDAD de por medio, con los medios tradicionales). Así que ya sabéis si tenéis una nómina y poco más NO VOTEIS a los PARTIDOS de DERECHA, aunque sepamos q los partidos de izquierda tampoco sean hermanitas de la caridad… Las cosas claras y el CHOCOLATE espeso…

  3. Roger Senserrich dice:

    Poner MAYUSCULAS al AZAR es una manera excelente de TENER más RAZÓN.

  4. Francisco dice:

    Estoy indignado

    Los comentarios que escribo a las 7 am antes de ducharme desde mi telefono no salen.

    ¿Se censura comentar desnudo aqui?

    ¡¡Estrechas!! 🙂

    Manuel, los ricos tienen cosas, casas, acciones, empresas, los pobres no.

    La inflación exagerada a ellos no les penaliza.

    Una inflación moderada ayuda a comerse deudas, pero con una inflación brutal no hay préstamos así que no vale ni para eso.

  5. Manuel dice:

    Francisco: Si se pone más dinero en circulación, el dinero o bienes ya existentes valen menos.
    Roger: lo de las mayúsculas no es para tener más razón o menos es para ponerlo más bonito, creo que te ha molestado porque he resumido millones de comentarios en una idea muy simple (quizá por ser más simple más incorrecta) pero muy CREIBLE…

  6. […] tanto soluciones a largo plazo (excelente artículo de George Soros, por cierto), como también a corto (para evitar que Grecia, Portugal e Italia se queden sin dinero ahora mismo) y es aquí donde […]

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