Ciencia recreativa & Presupuestos

Una nota sobre bloqueo político

18 Jul, 2011 -

Me pedían antes en twitter que hablara sobre alguna forma de comparación entre lo que está ocurriendo en la Eurozona y lo que está ocurriendo entre los republicanos y el presidente en EUA. Para ser honesto, y so riesgo de parecer frívolo, me parece un tema aburrido porque es bastante trivial. La dinámica es común es un número muy importante de problemas de economía política.

El paper  clásico es de dos pesos pesados de la economía política: Alberto Alesina y Alan Drazen que tiene un título bastante ilustrativo «Why are stabilizations delayed?». La respuesta la podéis leer en el abstract que os traduzco de forma libre parcialmente:

Cuando una estabilización tiene efectos distributivos significativos (por ejemplo un aumento de los impuestos para eliminar un deficit), los grupos implicados pueden intentar hacer que otros soporten la carga de la estabilización. En esta situación, la estabilización se convierte en una guerra de desgaste, dónde cada grupo espera que los otros concedan y soporten una parte despoporcionada de la carga.

Traducido al cristiano. Pensad que tenemos dos grupos que tienen que ponerse de acuerdo. Si no se ponen de acuerdo en un periodo, prevalece una situación que llamamos status quo que en este caso es la de déficit público. Si llegan a un acuerdo, pueden decidir resolverlo de una forma o de otra, pero siempre va a salir ganando uno de los dos. Dependiendo de cuáles sean las expectativas sobre el umbral de resistencia del otro, es posible que cada uno de los grupos quiera esperar un periodo más y ver si el otro grupo por fin concede y se rinde.

Este es probablemente el caso de EUA. Los republicanos quieren que el gobierno federal aplique determinadas políticas que benefician a su estrategia política y el gobierno quiere aplicar otras. Como pueden vetar cualquier acuerdo, esperan que el gobierno conceda.

Esta también es una buena descripción de lo que está ocurriendo en la Eurozona. Todos, incluido Alemania, saben que si la cosa se va a pique, saldremos todos perdiendo. Pero Alemania, como me he hartado de decir, necesita poder negociar un pacto que le resulte aceptable, no regalarnos nada. Es natural que quieran perdonar un mínimo de deuda y como acreedores extraer un máximo a los países endeudados y es normal que quieran una buena reforma de la gobernanza económica en Europa que asegure que el futuro cambie. Y para que estemos en condiciones de hacer eso las cosas tienen que ser llevadas al límite. Esto es además lo único que puede hacer políticamente vendible en Alemania un trato de este tipo.

Esta dinámica de la guerra de desgaste es relativamente simple y mi amigo Egocrata sabe perfectamente como funciona porque en el Máster de la March se la enchufarían en vena de forma constante,  así que podría escribir sobre ello. Algo particularmente interesante que se puede añadir es que cuando no se trata de actores individuales, sino de organizaciones o gobiernos que funcionan de acuerdo con narrativas que estructuran su acción colectiva, las declaraciones de intenciones que en el juego entre individuos pueden ser puro «farol», aquí corren el riesgo de convertirse en una dinámica autocumplida. Por un lado, porque los políticos no quieren aparecer delante de su electorado como unos blandengues o como un grupo de jugadores de Poker que van de farol; quieren que parezca que dicen las cosas muy serio y eso implica que a veces hay que llevar los faroles a ser hechos. Por otro lado, porque la demagogia tiende a atraer a gente que se la cree. Pensad en ello así; imaginad que yo quiero aparecer como un tipo
despiadado con los sindicatos que les deje bien claro que por muchas huelgas que me hagan, no voy a cambiar mi política. Una forma de hacerlo es incorporar a gente despiadada con los sindicatos a mi gobierno, hacerme apoyar por periodistas despiadados, etc… El problema de esta estrategia es que cuando llegue la hora de hacer concesiones, seré rehén de mis apoyos (mis posibles apoyos serán mis adversarios y mis actuales apoyos serán contrarios a hacer concesiones) y cualquier tipo de acuerdo será imposible.

Este tipo de dinámicas, por cierto, son algo importante a la hora de entender porque los sistemas con demasiados «jugadores con veto» (como los parlamentos con demasiados partidos o los gobiernos de coalición) son un problema.


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