Alfredo Pérez Rubalcaba es el candidato del PSOE a las generales, como algunos llevaban pidiendo desde el 2009. El hombre se estrenó con un discurso largo, pausado y muy típico suyo, y las bases del partido socialista (o al menos, su sector vociferante en Twitter) parecen haber recuperado la fe.

Como de costumbre, soy un poco escéptico, pero eso no quiere decir que la candidatura de Rubalcaba o su discurso no sea importante. Por un lado, por que hay una posiblidad (remota, pero posibilidad) que este hombre sea Presidente del gobierno, y por otro, porque el futuro del PSOE en caso de una más que probable derrota depende, en parte, de qué haga el candidato.

Antes que nada, vale la pena recalcarlo: si Rajoy o el PP no hace nada monumentalmente estúpido, el PSOE va a perder las elecciones generales, probablemente por mayoría absoluta. Los candidatos, en elecciones, son importantes, pero no mágicos; un candidato horrible puede hacerte perder elecciones, pero uno magnífico no te va a dar más de 2-4 puntos comparado con uno mediocre. Rubalcaba es un buen candidato, sólido, listo y capaz de tratar a los votantes como adultos, pero también tiene un historial largo, larguísimo de decisiones y declaraciones que lo hacen no precisamente popular entre el electorado conservador. Es la clase de candidato que hace que tus militantes no se duerman, pero no te va a atreaer demasiados votantes nuevos. Aún con un milagro y una campaña perfecta, el PSOE puede perder por 6-7 puntos en vez de por 10-11, pero no mucho más.

¿Es irrelevante? En absoluto. Es muy distinto estar en la oposición con cierta capacidad de veto (si el PP se las arregla para pifiar algo completamente, puedes ganar votaciones) que perder por mayoría absoluta. Pero no vamos a ir más allá.

Pasando al discurso, es difícil decir si me pareció decepcionante o no. Me gustó, y mucho, lo poco mitinero que fue. Quizás será por deformación profesional, pero como friki de la política se agradece escuchar a alguien hablando durante una hora sin que me tomen por imbécil. No estoy del todo seguro que España esté «preparada» para un candidato que insiste en explicar las cosas en vez de pegar alaridos, aunque llevo una temporada sospechando que es algo que los políticos no hacen lo suficiente. Partir de la idea que los votantes tienen cerebro es algo que probablemente pondrá a Cives de los nervios, y que en parte contradice lo que he dicho otras veces sobre comportamiento electoral, pero es un tono que cuadra a Rubalcaba, y a lo mejor funciona y todo.

Si el tono me gusto, del contenido no estoy tan seguro. Cives está totalmente en lo cierto que todo lo que dijo Rubalcaba fue un tanto ambiguo; un test de Rorschach donde la gente de Público vio un giro a la izquierda y donde el sector gafapasta de la red vio una llamada a la responsabilidad de la socialdemocracia clásica. Lo que sí estoy seguro es que el torrente de adjetivos grandilocuentes soltados por los medios progresistas estos días (El País, especialmente vergonzoso) no está en absoluto justificado. Fue un discurso hábil y con una capacidad más que bienvenida de identificar problemas y hablar claro sobre ellos (obsesión populachera con la banca aparte), pero el programa político, en sí mismo, fue muy disperso. Recuperar el impuesto del patrimonio está bien (siempre que se mejore; el modelo anterior era horrible), pero no es una solución real a los problemas del país, sin ir más lejos.

Lo que me lleva a pensar más allá de las elecciones, tras la derrota. Lo que diga un candidato en un discurso es, casi siempre, bastante insustancial. También lo que lleve en su programa. Esta clase de cosas sólo preocupan a los cuatro colgados con bitácora y sus seis lectores en sus horas libres, pero poca gente más. Rubalcaba no ganará votos presentando una re-reforma laboral impresionante (contrato único, impuesto sobre el despido, mochila austríaca, etcétera); es más, es probable que alguno pierda, vista la capacidad de la verdadera izquierda de ver neoliberales acechando en todas las esquinas. Es importante, sin embargo, que Rubalcaba, y con ello el PSOE, afronte esta campaña electoral sin olvidarse que esto de gobernar es algo muy serio.

Fue, de hecho, lo mejor del discurso, y algo que espero que dure: se habló poco del PP. Rubalcaba habló de políticas (poco) y valores (mucho), pero no recurrió a las tontadas habituales de la derecha como demonio con cuernos. Lo último que quiero que haga el PSOE, y en esto esta campaña es importante, es caer en la tentación de creerse que un partido político tiene que comportarse como un manifestante, y salir en tromba con la lista de propuestas de una asamblea de barrio cualquiera. Esto sonará a cochino elitismo (y lo es) pero la obsesión de los socialistas a largo plazo no debe ser «sonar bien», sino «gobernar bien». Aceptar que el tipo que era Presidente hasta ahora ha cometido errores («¿quién era? ¿alguien lo conoce?»), y presentarse como gente seria, decente y que ha aprendido, en contraposición a esa panda de irresponsables sin discurso que llevan autonomías como si fueran un cortijo*. Electoralmente no es mal discurso, y a medio plazo al menos te deja en la oposición con un mensaje no especialmente incómodo y bastante responsable.  Es mucho mejor, tanto para el partido como para el país, evitar meterse en cuestiones esencialistas, especialmente con lo mal que están las cosas ahí fuera.

Por cierto, nota final: sabéis quien lleva años hablando maravillas del sistema electoral alemán, ¿verdad? Ejem, ejem. Pues eso.

*: «No, Andalucia no me suena. ¿Quién dice que manda ahí?»


6 comentarios

  1. cives dice:

    «Partir de la idea que los votantes tienen cerebro es algo que probablemente pondrá a Cives de los nervios,»

    No creas, a mi es una idea que me agrada bastante. Luego ya que sea verdad,…

  2. Miguel dice:

    Algo que no entiendo: todas esas reformas (impuesto de sociedades, reforma electoral a la alemana, etc) ¿porqué no se hacen ahora? ¿No gobierna el PSOE? ¿O es que ya no votamos a un partido sino a una persona, sea ZP o Alfredo P? Asi pues, si votamos en masa a Alfredo P, tendremos «giro a la izquierda como premio», pero antes no porque no nos lo hemos ganado? Menuda tomadura de pelo.

  3. Cachilipox dice:

    Habló de austeridad, habló de familiaS…, habló de valores, de formas, de apariencias, de seriedad, pusó «eficacia» donde corresponde, y «eficiencia» donde corresponde, habló de lo urgente y lo importante…
    En resumen, alguien inteligente y con sentido común (y oportunista, no lo dudo), que trató a sus interlocutores como personas inteligentes y con sentido común.

    Creo que este nivel de discurso agrada a bastantes personas, y no solo a frikis de los blogs, tambien a bastantes personas humanas de los barrios. Últimamente es bastante habitual que «intercepte» conversaciones sobre política en lugares «normales», metro, autobuses, supermercados… (efecto 15M???). Y cuando la gente habla y dialoga sobre política, un candidato que habla y dialoga es un buen candidato. Y el boca-oreja puede hacer mucho.

  4. Alatriste dice:

    Miguel, las cosas no son nunca tan simples (creo que algo así lo dijo Oscar Wilde, que la verdad pura y simple nunca es pura y rara vez es simple)

    Por ejemplo, la reforma electoral, al ser una ley orgánica, requiere mayoría absoluta, 176 diputados: en otras palabras, en esta legislatura es imposible porque una reforma que la hiciera más proporcional perjudicaría al PP y a los partidos nacionalistas. PSOE, IU y UPyD, los tres partidos que «podrían» estar interesados, no llegan a 176.

  5. francisco dice:

    Miguel

    Cualquier reforma electoral beneficiaría a UPyD, IU y perjudicará a PP, CiU, PNV, BNG, CC, NaBai…

    Echa cuentas de las opciones que tienen de sacarla.

    Por no decir que a 4 años puede ser imporante, hoy deberíamos estar para otras cosas.

    Que no llegue el fin del mundo por ejemplo.

  6. Avelino dice:

    Estaría bien, como premio a los asiduos, que nos regalaseis un análisis de la relación entre Rubalcaba y la situación actual de la educación.

    Como individuo promedio con un niño pequeño y vistas a ampliar la prole, es un tema muy preocupante. Poca gente de mi generación tiene el dinero suficiente para pagar un colegio privado (suponiendo que ello garantice la calidad), y casi nadie se fía ya del público.

    ¿Qué responsabilidad tiene el candidato del PSOE en la situación actual? Porque aunque pueda compartir parte de su discurso, no puedo depositar mi confianza en alguien que presuntamente ha contribuído al desastre actual en un tema que es fundamental para mí en el medio plazo y para el país en general .

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