La noticia que el gobierno francés ha llegado a un «acuerdo» con sus bancos para que «participen» en el rescate griego de forma «voluntaria» es un bonito monumento al eufemismo. Sarkozy no creo que haya acordado nada; probablemente les dijo a los bancos que si no hacían lo que decía dejaba que Grecia se fuera a tomar por saco y después les cobraría su intransigencia a golpe de nacionalización para cubrir sus pérdidas. Los gobiernos en un estado moderno tienen una capacidad enorme para hacer que la gente haga cosas así, voluntariamente. En el caso de los banqueros, les está bien empleado.
Esto, por descontado, no deja de ser una forma como cualquier otra de dar un primer paso en la renegociación de la deuda griega. En vez de ser el estado heleno el que va por el mundo amenazando no pagar (y suicidándose en el proceso) tenemos a sus vecinos europeos repartiendo collejas, pero a efectos prácticos es básicamente lo mismo. No sé si las agencias de calificación podrán llamarle «bancarrota» a este amigable intercambio, pero tiene mucho de ello.
Ahora falta ver si funciona. Es un primer paso, pero no sé si será suficiente.
Esto es realmente asombroso. O sea, a los bancos les está bien empleado. Aguardo tu devastadora crítica hacia las autoridades públicas europeas que decidieron aceptar por buenas unas cifras griegas más falsas que un euro de madera.
Es decir, esos bancos que de alguna manera, según tú, se lo han buscado podrían aducir «yo me limité a creer a mi gobierno y a la UE, que me decían que Grecia era un país con estupendos parámetros macroeconómicos».
Y no, el manido recurso a «Goldman Sachs les adyudó a engañar» no me vale. Un par de currency swaps insignificantes en comparación con el tamaño del timo no pueden elevarse al grado de categoría. Y además eran perfectamente conocidos por todo el mundo. Permitían esconder deuda a efectos de Eurostat, pero todo dios sabía que se estaban haciendo (o sea, es que salían en pensa!). Lo mismo que todo el mundo sabe que un montón de ayuntamientos italianos se han hartado de hacer ese mismo tipo de permutas cambiarias.
Tiene narices que hasta para los excesos indiscutiblemente públicos (de Grecia por un lado y de los gobiernos que decidieron validarles trolas como castillos) la conclusión sea que los bancos se lo han buscado. No hay ningún otro responsable ADICIONAL al que pedirle cuentas?
Respecto a las agencias, ten en cuenta que su análisis no se basa en la apariencia (or lack thereof) de voluntariedad más o menos generalizada entre los bonistas sino en la diferencia entre las nuevas condiciones y las características de instrumentos similares en el mercado. Es decir, si a un señor que tiene bonos a 5 años al 4% lo «convences» para que los convierta en bonos a 30 años al 5% pero los bonos con esa duración natural están en el mercado al 12%, a la CRA le importa un pepino que el bonista jure estar encantado con la renegociación: es default selectivo.
Para la ISDA es diferente. Ellos si tienen en cuenta la voluntariedad, pero generalmente solo es aceptable si a quienes no se presentan voluntarios no se les fuerza a renegociar por mayoría.
Esto es, probablemete no se activa el pago de los CDS pero los bonos se van a CCC (con las naturales y divertidas conecuencias para los balances de los tenedores).
Un saludo.
Disculpen los gazapos. Mardito teclado iPad 🙂
Bidatzi, tu discurso quizás podría servir hasta hace año y medio, pero los que han prestado ahora, cobrando unas altas tasas de interés porque sabían del peligro existente, si que se lo llevarán merecido si Grecia no es solvente. Para nada se merecerán que el papa Estado les haga hiperrentables sus inversiones.
Cierto, pero es que desde hace año y medio lo que Grecia ha conseguido en los mercados son básicamente migajas. No está ahí el grueso del asunto, ni por asomo.
Yo no apoyo que papá estado les asegure la inversión, solo faltaría. ¿Pero por qué tiene papá estado que explicarles a los bancos qué es lo que les conviene respecto a la renegociación de la deuda griega? Que Grecia haga lo que vea y que los bonistas decidan si prefieren negociar o jugársela. Punto.
Por cierto, un destacado inversor en deuda griega en estos últimos tiempos es el fondo de reserva de las pensiones públicas de Noruega (que es, dicho sea de paso, el mayor inversor institucional de Europa y uno de los más grandes del mundo).
Un saludo.
Bidatzi:
El hecho que Grecia estuviera en el euro es en sí un escándalo. No entenderé nunca por qué todo Dios tragó con las cuentar públicas que estaban presentando.
Sobre responsabilidades… Ni idea. Podemos perseguir a todos los primeros ministros y cancilleres europeos que hace diez años aprobaron la entrada de Grecia en el euro, y coser el Eurostat a collejones. Pero no sé qué más hay por hacer. Ser idiota no es delito, me temo.
Y sí, merece un post. Es una parte del desastre que no he mencionado suficiente.
«Ser idiota» presupone que de verdad se creían las cifras. Piensas que es eso lo que ocurrió?
¿Puede ser uno idiota creyendo que eran inofensivas? La idiotez tiene muchas caras. Eres ingeniero, corcho. Si algo tienen los idiotas es que son muy creativos :-).
Oh sí, por supuesto. Hay infinidad de formas de ser idiota. En general es aún más nocivo que ser malintencionado (véanse casos de Goldman Sachs vs AIG o Fraudie and Phonny, digooo Freddie and Fannie).
A lo que me refería es a que ese sería el único tipo de idiocia eximente de responsabilidad criminal («ser idiota no es delito»).
Vas a escribir sobre el excelente trabajo de Eurostat? Me interesará ver cómo se relaciona esa catástrofe con la idea esa con la que coqueteas de una agencia pública de calificación crediticia. Porque si una CRA hiciera un trabajo siquiera la mitad de malo (en ejecución, falta de independencia…) estaríamos a gritos pidiendo paredón.
[…] la idea sobre el papel suena bien, Bidatzi el otro día recordaba en los comentarios un contraejemplo relevante: la entrada de Grecia en el euro. A estas alturas […]
[…] otro día, leyendo lo términos del acuerdo de Francia con los bancos, llamaba al invento “bancarrota con otro nombre“. Bidatzi, que es más cínico / sabio que yo, se apresuró a señalar en los comentarios que […]