El otro día señalaba que un país puede tener un estado de bienestar decente y ser un participante entusiasta en la economía global al mismo tiempo. La pregunta obvia, por descontado, es cómo hacerlo. ¿Qué hacen los alemanes, suecos u holandeses para tener una economía con impuestos altos y poder seguir siendo competitivos?
La respuesta es a la vez patéticamente obvia y bastante compleja. Para empezar, todo es cuestión de la productividad por trabajador: mientras que los trabajadores franceses y alemanes generan unos $53-54 dólares de PIB por hora trabajada, los españoles apenas consiguen sacan $44. Si un currela alemán fabrica muchísimo más que un Mejicano ($17), parece obvio que los primeros pueden permitirse lujos como sanidad universal pública y buenos salarios sin despeinarse.
La solución a nuestros males y cura mágica a aspiraciones de la izquierda es entonces muy fácil: aumentamos la productividad de los trabajadores y listo. Cambiamos el modelo productivo de algún modo y hala, la factoría España será poderosa y tremenda otra vez, el paro bajará, y tendremos esos lujos asiáticos que tienen los suecos. El problema, como dice Kantor a menudo, es que la productividad es una caja negra; la «medida de nuestra ignorancia», que decía Solow. Sabemos que existe, pero no tenemos una medida clara sobre qué la produce. Vemos los resultados (una economía produce más con menos) pero no el proceso.
Haciendo el programa más complicado, «España», como tal, no está compitiendo con nadie. Como señala Krugman en un libro al que Cives le tiene mucho cariño, en el mundo compiten empresas, no naciones; ahí fuera no tenemos aguerridos funcionarios manchegos vendiendo queso, sino un montón de agricultores y distribuidores trabajando duro para vender más en Estados Unidos (de corazón, gracias). Zara no tiene tiendas por medio mundo porque España es un país estupendo, sino porque Inditex es una empresa muy bien organizada y eficiente. Obsesionarse con hacer España más competitiva es confundir el bosque con los árboles; nuestro problema no es tener un país lleno de vagos y maleantes, sino que la mayoría de nuestras empresas no son eficientes.
Y aquí, por cierto, si tenemos pistas sobre qué va mal. España tiene un tejido productivo muy concentrado en PYMEs. El pequeño empresario con menos de diez trabajadores es la columna vertebral de la economía del país, y lo es en una proporción muchísimo mayor a la de nuestros vecinos. Los datos señalan, sin embargo, que las empresas con menos de 50 trabajadoras son mucho menos productivas que sus hermanas mayores, señalando que la extrema atomización empresarial nos está haciendo daño. La cosa no se queda aquí, por desgracia: al hecho que tenemos más microempresas que nadie le debemos sumar el hecho que nuestros pequeños empresarios son mucho menos productivos de media que sus parientes europeos:
Si miráis con cierto detalle, sin embargo, veréis que en el gráfico se esconden buenas noticias. Primero, que según crece la empresa, el déficit de productividad se cierra. Segundo, y más importante, las grandes empresas españolas son, de media, más productivas que sus homólogas francesas, británicas, italianas y alemanas, y lo son por un buen margen.
No hace falta ser un genio para deducir que en España estamos haciendo algo horriblemente mal en el sector de las PYMEs, y puede que haciendo algo bien en la gran industria. Los problemas son obvios, y es algo que hemos repetido por aquí cientos de veces cuando hablamos de todos esos palos en la rueda que la legislación española pone a las empresas pequeñas. Cosas tan bobas como el enorme cantidad de papeleo necesario para abrir una empresa, la increíble complejidad del sistema fiscal, la absurda cantidad de permisos y bizantina estructura administrativa del país, las ridículas trabas legales que cualquier negocio debe afrontar para crecer o ampliar negocio, el completamente psicótico sistema de contratos laborales, la ridícula lentitud de la justicia o el hecho que tres administraciones distintas se dediquen a regular a qué horas puede uno abrir. Para rematar el desastre, la negociación colectiva hace que tu política salarial la decidan otros con más pasta, y el mercado laboral es una especie de receta para garantizar que ninguna empresa en crecimiento pueda tener una política de personal sana. Tu empresa sólo puede tener gente de paso con contratos patéticamente endebles o carísimos jarrones Ming incompatibles con una start up.
Y esto es sólo el principio. Tenemos mercados poco competitivos con multitud de barreras a la entrada, regulación muy pobre que protege a los que ya están de forma descarada (malditas farmacias), un acceso a crédito horrible para nuevas empresas (los bancos saben lo mal que lo tienen) y, por supuesto, esa alegre obsesión de los políticos patrios de perseguir elefantes blancos y fantasías de Silicon Valley. La pequeña empresa española nace con unos costes fijos mucho más elevados que sus vecinas, tiene muchas más trabas para expandirse y compite con una serie de monstruos muy adaptados al marasmo regulatorio y con todos esos costes de entrada ya amortizados. Nuestro problema es, en gran medida, que tenemos un sector empresarial lleno de Davids en un mundo donde los Goliath ganan casi siempre: los pequeños entran en escena con una mano atada a la espalda.
Cambiar estas cosas no es demasiado difícil. Cuando hablamos de reformas estructurales lloro y protesto mucho sobre mercado laboral y negociación colectiva, pero esas dos son sólo una parte del problema. Crucial, ciertamente, pero hay mucho más que hacer.
El problema, claro está, es que estas reformas son necesarias, pero no son cosas a corto plazo. Si cambiáramos todo a un mundo ideal y perfecto para la semana que viene, la productividad española seguiría siendo baja; las organizaciones, las empresas, la economía se adaptan a los cambios de incentivos tarde o temprano, pero lo hacen lentamente. Como Cives siempre me recuerda, no estamos hablando de magia; las reformas llegan demasiado tarde. Hagamos lo que hagamos para salir del agujero, estamos en un punto que no hay salidas sencillas. Es así de triste.
Pues no, no es ninguna sorpresa.
O sea, que lo que hace un trabajador en ocho horas en Siemens, o en Volvo, tiene más valor para el mercado que lo que hace un pepito de turno en ‘Reformas López’.
Pues claro, coño.
Y que además crear una empresa tipo ‘Reformas López’ es más difícil que en países de nuestro entorno… pues vale (eso podemos y debemos mejorarlo).
Siendo esto como es, siendo las grandes empresas españolas referencia en muchos mercados (inditex, santander, telefónica, constructoras, etc)… ¿por qué demonios deberíamos aceptar una reforma en los despidos? El problema, parece, no está en si tenemos o no un mercado laboral flexible (… aunque tengamos un problema ahí), sino en las empresas de mierda que tenemos en España: Las pymes nos matan.
[…] De productividades, empresas y países politikon.es/materiasgrises/2011/06/08/de-productividades… por kirov hace 2 segundos […]
La estructura de costes de nuestro mercado laboral penaliza MUCHO más a las Pymes que a las grandes empresas, para empezar. Ninguna empresa pequeña puede permitirse esos lujos en sus costes, pero su productividad es tan baja que no tienen márgenes.
Es que en una pyme en cuanto hay más de 4 o 5 empleados ya se necesita a una persona en exclusiva para llevar el papeleo (que no produce), con lo que naturalmente baja la productividad
Y no se puede tener los mismos convenios para una empresa de 20.000 trabajadores que para una de 3
Los convenios deberían ajustarse al tamaño de la empresa, porque las grandes se pueden permitir mejores condiciones para los trabajadores
Totalmente de acuerdo con los problemas estructurales que hay. Tanto, que no hay cosa que más me guste de emprender en Euskadi que las ayudas públicas que hay para soportar la estructura de costes iniciales.
Hay ayudas públicas de hasta 6.000 € por persona que lleve más de 6 meses en el paro que contrates, hasta 30.000 € por proyecto que considere innovador, visitas comerciales totalmente financiadas (muy de acuerdo con la obsesión por imitar Silicon Valley), multitud de agencias locales, etc. Tanta ayuda, que incluso ahora hay quejas para la excesiva burocracia que está empezando a reportar, pero bueno, eso es otro debate.
Eso sí, en cuanto a los convenios veo un problema aquí en Euskadi, y creo que es extendible al resto de España. Tenemos aproximadamente 65.000 empresas, de las cuales 54.000 tienen entre 1 y 10 empleados (microPYME). Solo a partir de 6 trabajadores se puede elegir representante para los trabajadores…
Entonces, ¿por qué la negociación se centra tanto en cuanto a que hay poco convenio de empresa y mucho sectorial cuando en muchas de ellas ni siquiera hay con quien negociar? Y esto es extendible a muchos otros problemas que señalaba Roger de la atomización excesiva en el tejido empresarial.
En definitiva, sí, la unión hace la fuerza 😉
La alta productividad de las pymes italianas . Sobre todo en el norte y su facilidad para agruparse en clusters. ¿Mito o realidad?
Como autónomo y «dueño» de una microempresa, no estoy de acuerdo en muchas cosas. En mi empresa somos 4 trabajadores en un sector que hay poca, pero muy dura competencia.
Ninguno de nosotros 4 tenemos formación académica de ningún tipo, salvo el graduado y cada día es más dificil poder llevar la empresa nosotros mismos.
Últimamente las grandes empresas para las que trabajamos nos piden montañas de papeles para poder ejercer nuestra labor. Esto nos implica un problema que es la contratación de una persona específica que lea, consulte, prepare y resuelva el acceso al trabajo que en muchas ocasiones, no supera las 2 horas de duración.
Esa persona tiene que estar titulada, porque te lo exigen, con un sueldo acorde a su formación. Por lo tanto, el rendimiento general baja a causa de esa persona que realmente, no produce benefícios.
Otro de los problemas que tenemos las microPYMES es que nos intentan meter leyes absurdas y otras parecidas. Hablo de la Ley de Protección de Datos, por ejemplo. A mi empresa le supone 500€ al mes que una empresa cualificada venga a hacer un backup encriptado de la base de datos y te firme el papel. Tambien existen lo que yo personalmente llamo, asociaciones piramidales, como las certificaciones ISO, por ejemplo. Mi empresa no fabrica nada. Sólo repara. Pero muchas empresas certificadas nos piden una certificación que sólo nos beneficia en el sello que pone «Empresa Certificada». Eso nos supone un gasto de 3000€ para empezar, más auditorías, adaptación y demás farándula que simplemnete te dice cómo y dónde debes de colocar el papel.
Sumado a todo esto, añadimos las subvenciones. Conseguir una subvención es una tarea de perder de «trabajar» una semana mínimo, sólo para preparar papeles, visitas y cabreos varios. Eso para conseguir una cantidad ínfima, cuando te la aceptan. A nosotros particularmente, no nos han concedido ninguna por «falta de fondos»… Mientras, a las medianas empresas, con les construyen una nave o le subvencionan la maquinaria que supone un par de millones…
La gran mayoría de microsmpresas que conozco, como la nuestra, no tenemos horarios de trabajo, que en muchos casos superan las 8 horas diarias, fines de semana y festivos incluídos muchas veces. No quiere decir que produzcan, lógicamente, pero nadie está currando sin producir para su bolsillo y generando riqueza para la empresa.
La gran mayoría de pequeñas y medianas empresas se basan en subvenciones, apretando al pequeño y buscando financiación estatal.
En mi humilde opinión, creo que estais equivocados sobre el problema real de España.
El ultimo comentarista ha leido el post? Roger esta criticando exactamente las mismas cosas que el critica.
@mcalero
Tu ejemplo no es valido. En verdad, Telefónica, Inditex, Santander o Gamesa son bastante más productivos y eficientes que Volvo o Siemenss.
@Santi
A mi me consta que en España cada vez se empiezan a ver más los clusters empresariales, especialmente de cara a la exportación.
@Tito Elfo y Nuralgus
Básicamente, una de las soluciones es que en España se fomentasen más los servicios empresariales. Recursos humanos, gestorías, administraciones… al menos en Bélgica está todo subcontratado a empresas especializadas.
Las ventajas son evidentes. Económicamente sale mucho más barato pagar por necesidades específicas que tener plantilla calentando silla y desmotivada, y por otro lado, las empresas especializadas ofrecen un mejor servicio.
Yo creo que «el problema real de España» está definido a la perfección en el comentario número 7.
Es decir, empresarios sin formación que desprecian al personal titulado, quieren trabajar al margen de la ley exhibiendo un gusto por el cortoplacismo que raya en lo obsceno y su objetivo en la vida es chupar subvenciones como sea mientras se quejan del papeleo y las trabas burocráticas.
¿El certificado ISO? ¿Y eso qué éeeeeehhh…?
Luego nos sorprenderá que en Alemania sospechen de nuestros pepinos…
Evidentemente, estos empresarios no sirven para crear empleo. Para lloriquear, quejarse y hacer chapuzas sin garantía ni factura a ver si dan el pelotazo, puede, pero ¿para crear empleo estable y de calidad?
Me reiría sino fuera tan trágico.
Ah, y, por cierto, antes de que se me pase… ¿cuál es la productividad real de una «empresa» que «no fabrica nada, sólo repara»?
No es que pretenda ofender a nadie, entiéndanme, pero es que creo que en este país concedemos el título de «empresario» muy alegremente.
Y es que, en mi opinión, no sé de dónde hemos sacado la peregrina idea de que el Estado está para hacer millonarios, a base de subvenciones o indulgencias fiscales interminables, a los trabajadores que han sido expulsados del mercado laboral y han decidido montárselo por su propia cuenta por no quedárles más remedio…
Llama la atención esto que dices:
«las grandes empresas españolas son, de media, más productivas que sus homólogas francesas, británicas, italianas y alemanas, y lo son por un buen margen.»
¿Y eso por qué? ¿Será que aquí somos unos machos ibéricos biológicamente superiores?
Menos mal que tú mismo lo explicas más adelante, aunque, me temo que sin darte cuenta:
«Tenemos mercados poco competitivos con multitud de barreras a la entrada, regulación muy pobre que protege a los que ya están de forma descarada […]»
Bueno, pues ya sabes por qué las grandes empresas españolas facturan más por empleado que las grandes: por su mercado cautivo.
Cuando un empresario no necesita ISO 9000 ni una gestion de la calidad es que tiene una microempresa, le exigen funcionamiento de empresa grande pero el no la necesita, cuando en lugar de tener 4 tenga 400 la necesitara y la buscara.
Lo que me gustaria preguntarle es, que te impide contratar a otras 4 personas formarlas y coger una parte mas grande de tu mercado?? la financiacion, el flujo de caja, disponibilidad de personal, …
El problema real de España está ejemplificado a la perfección en el comentario 10. Un tipo se queja con toda la razón del mundo de que la burocracia está aniquilando el tejido productivo del país y otro salta como si le hubieran mentado a la madre dejándolo de tonto del bote p’arriba.
Por cierto: un empresario no «sirve» para crear empleo, y mucho menos empleo estable y de calidad, igual que el consumidor no «sirve» para convertir en millonarios a los empresarios. No entender esto es no entender nada de lo que es el libre mercado y cuáles son las motivaciones que hace que este funcione en la práctica.
Que un tipo se queje de que para acercarse al mundo de la empresa «moderna» tiene que contratar un titulado – tambien debería de echar cuentas y contarnos lo que le reporta en facturación ese titulado «no productivo» – y de que empresas que siguen unos procedimientos de calidad – otra cosa es que se hagan más trampas que en las peliculas de chinos- le exijan la certificación ( y ahi vuelvo a «tambien debería de echar cuentas y contarnos lo que le reporta en facturación es certificación)» no es para tratarlo de tonto del bote, pero si de corto.
Esta claro que sin ISO y sin titulado igual arreglas la máquinaria, entre otras cosas porque las empresas que te venden los repuestos suelen tener ISO y titulados y hacen las piezas unas clavaditas a otras, igual que mi padre me ponía las injecciones ó podemos automedicarnos, pero si un tio que tiene una empresa no entiende el concepto de calidad y certificación ( = confianza y garantia) ó le falta algo de formación ó no factura lo que cree adecuado por esos conceptos.
Y poniendonos bordes, un mantenedor / reparador solo es outsourcing. Son los engrasadores, ajustadores y mecanicos varios que había en las empresas y que en una reconversión el jefe decidio que le salia más barato contratarlos por horas para reparar y mantener que tenerlos en plantilla. Incrementan el coste del producto y reducen la productividad,asi que mejor cuanto más lejos, que accesibles por móvil ó busca. Son considerados los «improductivos» de la plantilla en muchas empresas. Solo son gasto.
[…] la productividad de la economía, y que en contra de lo que dicen por ahí fuera, no tienen nada que ver con bajar […]
[…] Si no recuerdo mal, el mayor contrato jamás ganado por una empresa española en el exterior. Una lástima que el sector exportador de la economía sea tan […]
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Las empresas grandes lo hacen estupendamente bien, explotando a las pymes por 4 duros con contratos marco que financian (financiaban perdon) los proyectos de los grandes, los cuales sique cobran como debieran sobre todo al cliente preferido. (la administración)
[…] de las economías europeas. Por tanto, los candidatos pueden apostar por el sector exterior, pero tendrán sobretodo que pensar en como fomentar que las empresas pequeñas más competitivas se fusi…. Sino, estarán vendiendo […]
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