Los barones regionales del PSOE parecen dar por hecho que Zapatero no se va a presentar a la reelección. Ayer el país tenía un largo artículo de futurología conspiratoria sobre la sucesión del presidente del gobierno, centrándose en qué mecanismos están sobre la mesa y el calendario a considerar. Especular sobre estas cosas siempre es entretenido, en gran medida porque es todo táctica y comunicación y casi nada de políticas públicas concretas (y bastante más importantes). Antes de liarse con esta clase de debates, por tanto, vale la pena tener unas cuantas cosas en mente:

  • 1. El método de escoger al candidato es poco relevante:

La discusión estoy bastante seguro que se centrará si queremos dedazo, alguna votación de los órganos del partido o primarias, con uno o varios candidatos. Esto puede ser más o menos interesante para militantes y barones del partido, pero a a efectos prácticos, cómo escoger el candidato tiene un efecto muy limitado sobre sus expectativas electorales. A nivel comparado, de hecho, los candidatos que emergen de primarias parecen sacer resultados un poco peores, seguramente porque los partidos habitualmente recurren a este método cuando están muy divididos o en problemas serios.

Para la mayoría de votantes, sin embargo, los detalles sobre quién manda en el PSOE y quién será candidato es ruido de fondo, no algo al que le prestan demasiada atención. Mientras que el cambio sea (relativamente) rápido y el partido no pierda demasiado tiempo y energía repartiéndose tortazos entre ellos, serán bastante indiferentes.

  • 2. Qué candidato escogen es importante:

Quién acaba de candidato el 2012 es muy importante, y no sólo por cuestiones de carisma o capacidad de hacer que Rajoy parezca tonto en el parlamento (algo que no es demasiado complicado, pero vamos). El PSOE debe escoger a alguien que pueda ser un buen presidente del gobierno, en quien confíen y que si les pide que se tiren de un puente, lo hagan. Lo comenté durante las primarias de Madrid, e insisto ahora: queremos una dictadura electiva, no otra cosa. El proceso de selección que sea tan abierto como queramos, pero una vez escogido el nuevo candidato, nadie debe decir ni pío.

¿Por qué queremos este silencio y autonomía del nuevo jefe? Me repito al siguiente punto:

  • 3. Si Zapatero se va, necesitamos un nuevo Presidente del Gobierno

Si Zapatero no va a ser candidato (y parece que así será), tiene que dejar la presidencia. Ahora mismo los rumores dicen que si no repite seguirá en Moncloa hasta final de la legislatura, algo que me parece un error tremendo.

¿Por qué? Varios motivos. Primero de todo, porque renunciar a la reelección pero permanecer en el cargo es engañar al electorado – el presidente admite que ni votantes ni su propio partido confían ya en él, pero prefiere seguir dando la vara sin que ya nadie le pueda castigar. En una democracia, los políticos los juzgamos en las urnas; si Zapatero está seguro que sería condenado el año que viene, más vale que se largue ahora, en vez de admitir ser culpable pero no aceptar el castigo. Este es el procedimiento habitual en la inmensa mayoría de democracias parlamentarias europeas, y no veo por qué España tiene que ser distinta. Escogemos una lista de un partido político, no un candidato; si el partido no confía en el presidente, este debe irse.

Segundo, no queremos un Presidente del Gobierno con una capacidad política limitada por su fecha de caducidad. Si Zapatero quiere negociar reformas con CiU o PNV de aquí a las elecciones del 2012, Artur Mas o Iñigo Urkullu saben que cualquier acuerdo es papel mojado – de aquí unos meses el tipo ya no estará allí, y su sucesor puede deshacer cualquier pacto sin remordimientos. Si el PSOE quiere impulsar alguna reforma ambiciosa en los próximos meses (ya sé, las vacas también van a empezar a volar en cualquier momento), los nacionalistas no tendrán el más mínimo interés en tomar riesgos. Para qué hacerle un favor a un cadáver, vamos.

Tercero, y crucial, el gran problema de Zapatero en los últimos tres años ha sido su enorme capacidad para siempre quedarse a medias. La capacidad del gobierno de avanzar hacia la retaguardia cada vez se topaban con la más mínima oposición ha sido casi ilimitada. Toda decisión ha sido suavizada, toda reforma aguada, todo cambio legal seguido por un montón de notas a pie de página limitando su alcance. Más grave aún ha sido la cantidad de reformas obvias, fáciles y realmente urgentes que han dejado en el tintero: cosas como la lucha contra la corrupción, financiación municipal, notarías, justicia, burocracia, horarios comerciales, transporte ferroviario, Aena, sistema fiscal, sector eléctrico, competencia, comunicaciones y un largo, larguísimo etcétera de cambios imprescindibles pero siempre aplazados. Por no hacer, ni siquiera han hecho populismo antibancario, corcho – una reforma de las hipotecas era un blanco obvio.

Tener como líder del partido y presidente del gobierno este tipo durante once meses más es, básicamente, persistir en este error. Si el nuevo candidato del PSOE tiene que pasarse toda la campaña bajo la sombra de un gobierno pusilánime, torpe y adormecido que es ignorado por todos, ya me diréis que clase de campaña puede hacer. El tipo deberá hacer campaña contra Rajoy mientras pide disculpas de compartir bancada parlamentaria con ese tipo que ha dejado el país hecho cisco. Ya me diréis lo bien que le va a ir.

Si el PSOE quiere un candidato mínimamente viable, ese candidato tiene que estar en Moncloa. El nuevo presidente debe aprovechar la fantástica plataforma mediática que es un debate de investidura para presentarse a la sociedad, debe plantar un programa de gobierno ambicioso, duro y agresivo desde el primer momento y debe pasarse los próximos diez meses gobernando bajo una regla muy simple: no soy Zapatero, y voy a hacer lo imposible para dejar eso muy claro.

En marzo del año que viene este nuevo presidente es muy probable que se presente a las elecciones y pierda miserablemente de todos modos, ciertamente. Sin embargo, el tipo al menos habrá tenido una oportunidad, y no luchará con una mano atada a la espalda. El PSOE está subestimando la enorme, tremenda plataforma mediática que representa ser el jefe del ejecutivo – todo, absolutamente todo lo que dice el inquilino de Moncloa es noticia, y es parte de la campaña electoral. Lo mínimo que pueden hacer es aprovecharla.

  • 4. ¿Quién debe ser candidato?

Rubalcaba. Por favor, no hay discusión posible. Carmen Chacón es joven, atractiva, etcétera, pero es incomprensible que esté en las quinielas. ¿Alguien me puede explicar alguna idea política original de esta mujer? ¿una intervención parlamentaria memorable? ¿la capacidad única de Rubalcaba de generar pánico y horror en la derecha? Pues eso. A Rubalcaba, aparte, no le tosería ni Dios en el partido, y creo que es lo suficiente veterano como para entender que de esta sólo se sale siendo realmente valiente.


Sin comentarios

  1. […] por qué Zapatero debe dimitir como presidente si no se presenta a reelección politikon.es/materiasgrises/2011/03/21/defenestrando-al-j…  por Libey hace 3 segundos […]

  2. Al dice:

    Hola Roger, no hay mucho que decir de tu post, salvo darte un aplauso. Me encanta la sencillez con la que explicas conceptos politicos relativamente complejos. Siempre te leo, espero que sigas con este blog mucho tiempo. Sólo quería darte ánimos para que continues así.

    Un saludo.

  3. nop dice:

    Veo un par de problemas en lo que planteas; 1º Un debate de investidura supone que el nuevo presidente debería ganar la votación y creo que los incentivos de los partidos nacionalistas son a votar en contra para forzar no parecer aliados de Zapatero de cara a las municipales.
    2º Rubalcaba como candidato puede ser el mejor, pero hasta que no se aclaré lo del Faisán es jugar con fuego, acordaros de Borrel.

  4. Vellana dice:

    nop, es que para el autor de este blog los asuntos judiciales del PP van a acabar indefectiblemente en condena y los del PSOE no existen. Así van algunos de sus análisis (los menos, los menos).

    Un saludo.

  5. nineu dice:

    Vaya como vaya el proceso, una dimision tiene algo de aceptación de culpa. Y eso es darle un punto muy fuerte a la oposicion. Puesto a cambiar a la gente le da por cambiar de verdad. Mira Gordon Brown, se desgasto en demostrar que no tenia nada que ver con Blair, y ni asi. En todo caso preferiran hablar de ciclo acabado, trabajo hecho y dejar paso a nuevas visiones.

  6. Miguel dice:

    Para mi esta claro, que agotan la legistura para hacer las reformas duras con Zapatero y empezar de cero con el siguiente (el que se quema ahora es Zapatero, no sera Rubalcaba en el futuro), para ver si la economia se recupera y para estar el maximo de tiempo en el poder, ya que parece que tienen las proximas elecciones perdidas.

  7. Carles dice:

    Roger,

    A pesar de coincidir en buena medida en tu análisis desde, llamémosle por llamarle de algún modo, una perspectiva estratégica, creo que pasas de puntillas sobre un elemento crucial que alguien ya apunta en otro comentario (y no estoy pensando en el caso Faisán): si bien es cierto que no escogemos presidente, sino una lista de un partido, no es menos cierto que elegimos la composición de un Parlamento y que el Presidente emana de éste.

    Por lo que su legitimidad, en sentido estricto, va más allá de las urnas (que no sólo juzgan actos pasados, sino que a veces, muchas, valoran expectativas) y, por supuesto, del partido, dándole manga ancha para agarrarse al clavo ardiendo de los formalismos y quedarse más ancho que largo.

    Dicho lo cual, no veo la manera que el partido o el sumsum corda puedan forzar la salida de ZP si este no quiere.

    Creo que Blondel podría mojar pan haciendo de esto el enésimo caso de estudio sobre partido, grupo parlamentario, gobierno y el dios que los fundó.

  8. […] comentarios. Ya comenté hace unas semanas que si Zapatero no repetía lo mejor que podía hacer era dejar también la presidencia del gobierno después de las autonómicas, así que ya sabéis por dónde van los […]

  9. […] más cabreante, sin embargo, es la oportunidad perdida que representa para el PSOE tener a Zapatero como Presidente del Gobierno hasta las elecciones. De […]

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