las encuestas dan un electorado bastante dividido y confuso. La mayoría quiere que la ley cambie, pero los que quieren mantener o reforzar la ley son un grupo mayor que los que piden volver a la situación pre-reforma. De nuevo, es un tema que excita muchísimo a las bases del partido, pero el electorado en general no está ni de lejos tan emocionado con esta clase de batallas inútiles. La imagen general es, de nuevo, que el Congreso está perdiendo el tiempo en algo que no tiene nada de prioritario. Obama y los demócratas están, paradójicamente, en un mundo retórico parecido a los republicanos el año pasado: pueden pretender que tienen soluciones para todo, y echar la culpa a esos malditos republicanos que pierden el tiempo en tonterías. Las encuestas señalan que la agenda del GOP (estos días, destruir una reforma que es relativamente popular y asegurar que los ricos no paguen un duro más de impuestos) es tremendamente impopular. Ahora que han ganado unas elecciones y se supone que tienen que hacer algo (aunque no puedan – pero no le cuentas esto a los votantes, que no lo entienden) los demócratas sólo tienen que jugar a la contra, señalar que la ley tiene un montón de elementos positivos y criticar todo lo que diga el sector chalado conservador. No me extraña que estén contentos. A todo esto, la «alternativa» a la reforma sanitaria de los republicanos es una auténtica tontería. Sus ideas, por llamarlas de algún modo, son permitir que uno pueda contratar seguros médicos a compañías fuera de tu estado, y limitar los pleitos por errores médicos. Sobre seguros, es algo que si se hace sin regulación previa es una auténtica burrada – y que la reforma, por cierto, ya incluye, permitiendo a los estados controlar el proceso. Sobre pleitos, he oído de todo, pero la mayoría de estudios señalan un ahorro de 3.000 al 10.000 millones al año en agregado. Parece mucho, pero el gasto sanitario en Estados Unidos está por los 2,3 billones de dólares anuales ( un 16% del PIB). Es como parar una locomotora con un mondadientes. La gran bestia negra de los conservadores, por eso, es el mandato individual – la obligación de comprar seguro. Es la pieza clave de la reforma (y algo que tienen en sitios como Suiza, Alemania, Holanda o Singapur, esos infiernos comunistas) y una idea republicana de origen (en serio – si no recuerdo mal, nace la primera propuesta para EUA es de Heritage en los ochenta), pero ahora la llaman algo peor que opresión desatada del gobierno federal. Legislativamente no pueden tocarla (de nuevo, el Senado) así que se han lanzado a los tribunales, que es lo que les queda. Aunque es una medida que si miras la jurisprudencia debería ser considerada constitucional, con el Supremo nunca se sabe. El mandato individual es, sin embargo, la pieza central de la reforma, y si fuera eliminado sin una medida equivalente, todo el sistema sanitario de Estados Unidos se vendría abajo en pocos años – Jonathan Cohn tienen un artículo excelente sobre el tema. En pocas palabras: la reforma de la sanidad está aquí para quedarse, al menos hasta el 2013. Si Obama gana las elecciones el año que viene (y parece que la cosa pinta bien, especialmente con la economía recuperándose), los americanos tendrán sanidad universal el 2014, que es cuando el grueso de las medidas entran en vigor. Si  pierde, quien sabe. Lo que suceda en los tribunales, por descontado, es otro tema aparte – y todo girará sobre si el Congreso es capaz de reescribir el mandato individual en caso que sea eliminado de forma que guste al Supremo. Lo que está claro es que los republicanos están descubriendo que ahora que deben mandar y tomar decisiones, ser popular es mucho más difícil que antes.]] >