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La estupidez épica del partido demócrata

9 Sep, 2010 - - @egocrata

Una tragedia en tres actos:

  1. Las encuestas dicen que los americanos quieren subir los impuestos a los ricos – algo natural, en un país increíblemente desigual y donde la distancia entre ricos y pobres se ha disparado en los últimos treinta años.
  2. Obama propone dejar que caduquen la bajada de impuestos de la era Bush (sí, caducar – era a 10 años. Es una larga historia), pero sólo para contribuyentes que ganen más de $250.000 al año. A los votantes les encanta la idea, según todas las encuestas; es de una obviedad política aplastante, ya que deja a los republicanos como defensores de los ricos si deciden oponerse.
  3. Un grupo de idiotas terminales moderados del partido demócrata decide que en vista que un 60% de los votantes están en favor de cascarle más impuestos a los más ricos (no mucho, no creáis – el tipo máximo pasaría del 36% actual al 39% de la era Clinton, esos días oscuros), es mejor darle la razón a la minoría republicana y joderle el invento al presidente. Mención especial a Jim Himes, un congresista de Connecticut (hice de voluntario de campaña por él un par de tardes), que dice que cobrar un cuarto de millón de dólares al año no te hace rico. No te jode.

¿Por qué? Básicamente para chinchar, la verdad. No tiene otra explicación. Un sector nada trivial del partido demócrata vive aterrado de su propia sombra, y creen sinceramente que todo lo que no sea dar la razón a los republicanos es cosa de hippies y socialistas. Se han pasado dos años intentando evitar votar por cualquier cosa que moleste a Rush Limbaugh y Sean Hannity, no importa lo obvio o popular que sea. Lo suyo es estar ahí, chichando, pretendiendo ser moderados y pidiendo perdón a la derecha por haber ganado unas elecciones.

Después llegará noviembre y los votantes demócratas se quedarán en casa, mientras el resto del electorado decidirá que mejor escoger un republicano de verdad que un cagamandurrias que no sabe lo que quiere. Y se lo habrán ganado.

En Estados Unidos tenemos dos partidos: uno lleno de locos peligrosos que actúa en bloque y que tiene unos medios de comunicación afines disciplinados e incansables, y otro que es un cruce entre un frenopático y el ejercito francés en 1940. Adivinad quién tiende a ganar los debates en los medios. Es increíble que estos patanes hayan aprobado tantas leyes, la verdad.

Lo más triste de todo: el plan de Obama tiene sentido desde el punto de vista económico. Subir los impuestos a los ricos apenas afecta el consumo, y es una forma sencilla y popular de reducir el déficit (especialmente en Estados Unidos, donde el impuesto sobre la renta es la mayor fuente de ingresos del gobierno federal a mucha distancia del resto). El efecto de esta subida sobre la inversión será básicamente cero; basta ver lo «mal» que iba la economía en la era Clinton. Pero nada, no importa. No sea que Fox News les critique.


8 comentarios

  1. Art dice:

    $250,000 per year?

  2. Fritz dice:

    Lo del «ejército francés de 1940» me ha llegado.

    xD

  3. Raúl S. dice:

    «y creen sinceramente que todo lo que no sea dar la razón a los republicanos es cosa de hippies y socialistas.»

    Esto lo has comentado más de una vez hablando del Partido Demócrata. ¿De dónde les viene? ¿porqué esa idea se mantiene? Queremos de sabé.

  4. […] La estupidez épica del partido demócrata http://www.lorem-ipsum.es/blogs/materiasgrises/2010/09/la-estupidez…  por Ovejas_Electricas el 08:53 UTC publicado el 08:53 UTC […]

  5. Ikke Leonhardt dice:

    Son 250.000$ al año, no al mes.

  6. Roger Senserrich dice:

    Corregido. Gracias.

  7. Hejo dice:

    Los impuestos son simplemente una herramienta para la redistribución de la renta. El Estado capta unos recursos de los particulares (rentas, consumos, propiedad…) y de las empresas (beneficios, valor añadido, licencias…) y los redistribuye a otros fines (defensa, educación, infraestructuras, subvenciones…).
    Este esquema no es nada neutro. De hecho, es la herramienta más potente para modificar la estructura de una sociedad.
    ¿Queremos – o no- la perpetuación de grandes sagas familiares? Impuestos sobre las herencias, los subimos o los bajamos.
    ¿Queremos incentivar la inversión? Desgravaciones a la inversión.
    ¿Queremos una sociedad más igualitaria? Aumentamos los % a pagar por las rentas más altas. Cuidado, que tiene sus consecuencias…
    ¿Fumar es malo? Más impuestos al tabaco.
    Y así, hasta -casi- el infinito.

    La preguntas de verdad, y que me gustaría ver formuladas con mayor frecuencia, son : ¿Qué tipo de sociedad queremos? y ¿Qué servicios debe prestar el Estado, y qué criterios aplicará para decidir quiénes los reciben? Las respuestas, sin idealismos ni puerilidades por favor. Y de ahí es de donde se debe deducir la estructura de los impuestos a aplicar.

    Por el momento, sólo veo respuestas desde el lado autodenominado «neoliberal»: impuestos sólo sobre el consumo (o sea, totalmente regresivos), que sirven para financiar un estado consitente en Ejército, Policía y muy poquito más. Sociológicamente, la vuelta al siglo XIX.

    Y en ésto están los Demócratas norteamericanos, como tantos otros mucho más cercanos. Que no se atreven a responder y a defender su modelo con claridad. A lo que cabría preguntar ¿puede que quizás -más allá de la retórica- no tengan ningún modelo? ( y no será por que no existan otros modelos, aparte del «neoliberal»…).

  8. […] cuando hablaba, hace unos días, sobre cómo el fin de la bajada de impuestos de la era Bush era una oportunidad política perfecta para los demócratas? Por aquel entonces ya empezaba a sospechar que a pesar que subir los impuestos a los ricos era […]

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