Ya sé que me repito más que el ajo, y sé de sobras que poner un enlace a todo artículo que me da la razón se hace cansino, pero creo que es algo relevante: necesitamos inflación. Kenneth Rogoff tiene un artículo excelente sobre este tema hoy; vale la pena leerlo. Cito:

While America is facing the limits of fiscal policy, monetary policy can do more, as Federal Reserve Chairman Ben Bernanke detailed in a recent speech in Jackson Hole, Wyoming. With credit markets impaired, the Fed could buy more government bonds or private-sector debt. Bernanke also noted the possibility of temporarily raising the Fed’s medium-term inflation target (a policy that I suggested in this column in December 2008).

Given the massive deleveraging of public- and private-sector debt that lies ahead, and my continuing cynicism about the US political and legal system’s capacity to facilitate workouts, two or three years of slightly elevated inflation strikes me as the best of many very bad options, and far preferable to deflation. While the Fed is still reluctant to compromise its long-term independence, I suspect that before this is over it will use most, if not all, of the tools outlined by Bernanke.

El argumento viene a ser básicamente el siguiente – la inflación, en circunstancias normales, tiene una serie de efectos negativos que queremos evitar. A saber:

  • a. La subida de precios reduce la propensión al ahorro.
  • b. La inflación hace que las deudas tengan menos valor, perjudicando a los acreedores.
  • c. La subida de precios perjudica sobre todo a las clases bajas, que utilizan un porcentaje mayor de su renta para consumir, y no tienen capacidad de colocar sus ahorros en refugios de valor a prueba de inflación.
  • d. Devalua la moneda, encareciendo importaciones.
  • e. Disminuye el precio del dinero, bajando el tipo de interés real.

Estados Unidos (y el mundo en general)  no está, sin embargo, en una situación normal: tras una crisis financiera gigantesca, todo el mundo está hasta las cejas de mala deuda. Los tipos de interés ya están a cero, y la economía sigue sin reaccionar, con todos los agentes tratando de reducir su endeudamiento antes de tomar riesgos. En una situación así, muchas de los problemas derivados de la inflación de hecho se invierten:

  • a. Ahora mismo tenemos demasiado poco consumo y demasiado ahorro – un incentivo a gastar antes que suban los precios es una buena idea.
  • b. Nada como hacer que las deudas sean más fáciles de pagar para facilitar el desapalancamiento de los agentes. A los bancos no les gustará demasiado, pero con la de dinero público que les ha caído ya pueden callarse. Aparte, es posible que pierdan poco dinero – en vez de tener que enfrentarse a impagos generalizados como ahora, tendrán un retorno un poco peor en sus créditos.
  • c. Con el paro por las nubes y sin señales de recuperación, cualquier política que potencialmente pueda generar crecimiento es mejor que nada. Los únicos perjudicados reales son los pensionistas y trabajadores que no tengan sus salarios indiciados – a los primeros se les ajustan las pensiones cada año ya ahora, y los segundos a medio plazo estarán mejor sin una recesión.
  • d. Si eso arregla aunque sea parcialmente la balanza comercial con china, esto es algo positivo.
  • e. De nuevo, algo positivo – el dinero es demasiado caro ahora, y con expectativas de deflación, parece que se encarecerá más. Bajar los tipos reales es algo positivo.

Rogoff, por descontado, no se refiere a crear una orgía inflacionaria estilo Zimbabwe. La Reserva Federal (y el BCE) podrían proponerse llegar a una inflación del 4% anual, más o menos el nivel medio en la era Reagan. Las expectativas de subida de precios forzaría mucho dinero ocioso a salir a comprar cosas o invertirlo en algo más o menos productivo, en vista que dejarlo en bonos del tesoro equivaldría perder 2-3% al año. En cuanto la economía se empezara a moder, los bancos centrales podrían subir el tipo de interés suavemente para asegurar que nada se desmadre.

Bernanke insinuó la posibilidad de hacer algo parecido la semana pasada, pero parece que no acaban de atreverse. Los motivos se me escapan, pero parece que la composición interna de la Fed (llena de republicanos) no acaba de ayudar. Es, obviamente, una idea poco convencional, y más cuando los bancos centrales están diseñados para mantener la estabilidad de precios – y nadie se esperaba que este mandato volvería a incluir combatir la deflación. Me temo que si vemos esta clase de salida (muy razonable y aunque ligeramente regresiva, infinitamente mejor que tener un 10% de paro) aún tardará un poco.

Al menos estaréis avisados. (vía Ezra Klein)


9 comentarios

  1. Mucho cuidado con esto, Roger. No hay la mas mínima garantía de que un inundación de dinero resulte en la recuperación de la demanda. El factor demográfico del (por fin) envejecimiento del ‘baby boom’ casi asegura que no va funcionar. Lo que sobre después de pagar las deudas se van a ahorrar.

    Recesiones a raiz de credito excesivo son fenónenos mas bién sociológicos que económicos. El único remedio que tienen es el pasado del tiempo. Hay que esperar hasta que llegue y empiece a ganar dinero una generación de jovenes que no sepa nada de esto.

  2. Alatriste dice:

    Charles, si existe esa garantía si lo que aumenta es el gasto público, por poner un solo ejemplo, en un gran programa de obras públicas como los de Roosevelt o de Eisenhower, un programa que ademas muchos comentaristas (incluyendo a Roger) afirman que Estados Unidos está necesitando con o sin crisis, dado el deterioro de las infraestructuras del país.

    Aunque seguramente ese aumento del gasto público también implicaría una fuerte subida de los impuestos para mantener controlado el deficit, y supongo que eso es lo mismo que decir que politicamente la medida sería muy difícil o imposible a no ser que la cosa se ponga mucho peor…

    Lo que no creo que el mundo se pueda permitir es un periodo de deflación, aunque solo sea porque uno de los efectos de la deflación es aumentar el monto de las deudas en términos reales, algo que en la situación actual sería catastrófico.

  3. ¿Cómo reaccionarían los mercados de deuda soberana a una inflación que les lleva a que sus bonos valgan menos? Por ejemplo, España se quedarían sin financiación alguna

  4. Alatriste,

    Aunque tu argumento lleve algo de razón, cuando las circumstancias (o el miedo de que ocurran) cambia tan radicalmente el cálculo del valor marginal de productos sustituibles, tener mas dinero en el bolsillo tiene muy poco efecto. Un paseo por los pasillos de cualquier gran superficie, los estantes llenos de marca blanca, te da la idea.

    Con todo respeto, me dudo mucho del ejemplo de la Gran Depresión en EEUU. Ni tu ni yo sabemos lo que habría pasado si no hubiera sucedido una guerra mundial y la secuela que era la migración hacía allá. Pero si se que los economistas declararon la victoria como si fuera suya. La herencia de este orgullo desproporcionado es, posiblemente, la absolutamente penosa gestión de la decada que precedía la crisis.

    De todos modos, conviene que no resurja rapidamente la demanda en España. Mejor los empresarios aprenden, si a la fuerza, a vender fuera de sus fronteras. Eso va ser el gran bien que (seguro) sale de este mal.

  5. carlos riaño dice:

    Desde mi punto de vista la inflación es, como los granos, un síntoma más que una causa o algo especialmente util en si mismo.

    Son síntoma de que te estas atiborrando y engordando muy rápido (burbuja inmobiliaria, por ejemplo).Sirve para decirte que pares, si eres sensato

    Síntoma de que tu organismo esta mal y produciendo “activos tóxicos” que ya no sabe donde meter, ni como eliminar. (burbuja financiera que incrementa artificial y peligrosamente la masa monetaria. O cosas autoinmunes como la mozambiquitis en los peores casos)

    Síntoma de que tu organismo tiene carencias (inflación por crisis en la oferta; Irak deja de producir el petróleo que tu no tienes y la crema antiacné se te pone por las nubes)

    O Síntoma de que tu organismo esta creciendo como Dios manda, aunque con un cierto exceso de producción de hormonas. Esta inflación es la buena y deseable, se crece, se produce, se madura y la inflación es solo una “leve” molestia.

    Pero, utilizando solo – o principalmente- la política monetaria (y en un escenario donde la mayor preocupación es recuperar la solvencia y reducir el endeudamiento) es muy difícil que los recursos que generes se vayan a nada productivo, ni aumenten el consumo. Podrías disminuir la deuda, si, pero no tengo claro a que coste, ni a que beneficio, por ejemplo para el empleo o los endeudados hipotecarios -si tu inflación va acompañada de subidas de tipo de interes significativas-.

    Algo distinto (y que creo que es lo que se está haciendo, más o menos disimuladamente) es crear inflación y exportarla, especialmente a China. Eso sí se puede hacer con política monetaria; sí genera producción y consumo….. pero los chinos ( y Singapur, y Malasia…) tienen que o bien estar dispuestos o no quedarles otro remedio que “comprarte” tu inflación (o más bien recomprar la que exportaron ellos antes).

    Pero crear inflación para quedártela tu….es ganas de ser menos competitivo/atractivo para nada

  6. Alatriste dice:

    Geografo, esa es una buena pregunta… pero si tienes razón estamos apañados porque la mejora de la economía implica que suba la inflación, casi diría mejor «que vuelva a existir».

    Charles, creo que estamos más de acuerdo de lo que parece: no idolizo el «New Deal» y tengo muy en cuenta la guerra mundial, pero es que en esencia estoy hablando de una «guerra» entre comillas, sin la muerte y la destrucción, sin «blood, toils, tears and sweat», pero con el elevado gasto público, los elevados impuestos, el ahorro, la masiva creación de infraestructuras, etc, etc. El problema, por supuesto, es la dificultad de que se ponga en práctica algo semejante sin el estímulo de que cientos de miles de enemigos te estén disparando…

    Carlos, solo un comentario: soy francamente escéptico ante la idea de que lo que España tiene que hacer es convertirse en un país exportador industrial, porque alguien tiene que importar. Para simplificar la cosa en extremo no es posible que todos seamos Alemania, alguien tiene que ser Estados Unidos y comprar esas exportaciones (y la experiencia alemana es ambigua; es la economía europea que más crece ahora, sí… pero después de haber sido la que más se contrajo). Estoy abierto a cambiar de idea, pero lo que no acepto es que en ciertos medios esta idea se esté vendiendo como un dogma evidente.

  7. Carlos Riaño dice:

    Más que exportador industrial yo me refería a que, en estos momentos, tiene sentido crear inflación mediante politica monetaria….si puedes exportar esa inflación a los paises que tienen una buena dosis de liquidez (que es lo que nos falta a nosotros).

    De hecho la recuperación de Alemania ( y de otros paises industrializados) se esta dando en una parte importante por que estan pudiendo exportar a paises «en desarrollo», especialmente del sudeste asiatico, pero tambien paises como Brasil, por ejemplo.

    Hasta ahora nos «comiamos» la inflación generada en China, por ejemplo, gracias a su tipo de cambio artificialmente bajo. Nos compensaba porque el efecto deflacionario de sus productos baratos en nuestra economia era mayor. Pero cuando nos hemos empezado tambien a «comer» la inflación producida por estas economias en desarrollo en combustibles y materias primas en general, el efecto final no era tan claramente ventajoso.

    Y China o India no son tan importantes como paises productores sino como enormes mercados de gentes sin lavadora/skate/bici/champu/coche/moto/…Y España no es que ciertamente venda mucho….pero algo vende, (y al menos vende servicios a los Holandeses/alemanes/ingleses /franceses que si les venden a los demas y nos conviene que tengan dinero)

  8. perico dice:

    Japan-Style Stagnation? You Should Be So Lucky
    By David Goldman
    Last week some old comrades-in-arms from the financial industry turned up in New York from their present haunts in Europe and Asia; at the end of the week we all found ourselves on the deck of a beach house in the Hamptons, watching a nearly-full moon and a luminescent Venus migrate together slowly from left to right across the Atlantic. The question we discussed was not whether America would suffer a “Japan-style stagnation,” but whether America would be lucky enough to sustain a Japanese style stagnation.
    We’ve been taking about the comparison to Japan for quite some time. During Japan’s “lost decade” of the 1990s, everyone was working, everyone kept their homes, everyone maintained their lifestyle (minus some shopping trips to Paris), and life carried on more or less the same. America enters the second decade of the millennium with un- and underemployment around 20%.
    Japan went through its great retirement wave in the 1990s, just as America must during the 2010s. But the Japanese for years had saved massively, and exported massively in order to do so. If a country’s population ages rapidly, the soon-to-retire cohort will shift from consumption into savings. Japan had insufficient young people to absorb the investment requirements of the 40- and 50-year-olds, and therefore had to invest overseas. Japan’s industrial genius made it the world’s premier exporter, and Japan was able to save successfully to fund the retirement wave–even though consumption remained weak and real estate prices fell and the stock market fell to a third of late 1980s peak.
    How are Americans going to save? They can’t buy home mortgages; they could buy US Treasuries at 2.5% for a 10-year maturity; they can buy the junk bonds now flooding the market; or they can leave their money in cash at a fraction of a percent. As aging American shift from consumption to saving, they must do so by reducing domestic purchases. The Japanese could save by exporting and remain close to full employment. American’s savings requirement cannot be met in the same way, because Americans have forgotten how to export. There aren’t enough soybeans and corn to make much of a difference; with a few exceptions, America has lost its edge in capital goods as well as consumer goods, excepting commercial aircraft and a few other pockets of strength.
    As Reuven Brenner and I wrote in First Things in December 2009
    “Today, America is coming out of a decade without savings and years of borrowing from the world instead of lending to it. Rather than exporting and saving, America is vacuuming capital out of the rest of the world and going further into debt. Once we exclude the option of admitting a few million skilled, entrepreneurial young immigrants—as Israel did from Russia two decades ago—the present crisis can be solved only by opening the world to American exports and restructuring the American economy to create the necessary export capacity.”
    We proposed a number of measures to accomplish this, none of which has much chance of adoption. That leaves Americans fighting for a dwindling supply of available savings instruments (in effect, old people fighting for the few young people available to support them).
    And that drives down the level of returns across the board. Pension funds will have umpty-zillion-dollar deficits once they recalculate their liabilities at a 3% rate of return rather than the fictional 8.5% return assumed by most of the defined-benefit plans during the 2000s. The equity risk premium will remain depressed for a generation. The banks can’t make money after the short-lived boom in distressed assets because demand for yield has flattened the curve to the point that their old trades are less economical. Hedge funds can’t make money because they are behind the banks in the queue for assets.
    Perhaps the only thing that would get the US pumping again would be an infusion of 10 or 20 million Chinese or Indians with doctorates in quantitative subjects. The Chinese and Indians, though, do not need to come to America, as they did only a dozen years ago, and if they do, they do not need to stay here. And with the economy and markets in the miserable condition they appear, why should they? There are more opportunities to build wealth in Shanghai and Mumbai than in America.
    We opened yet another bottle of Pinot Noir and congratulated ourselves for having been clever enough to be born in time to catch the last wave of wealth accumulation. And we laughed at the miseries of the liberal establishment. Federal Reserve Chairman Ben Bernanke seems authentically perplexed; he followed the instructions to the letter, mixing the eye of newt with the tongue of bat, and adding $2 trillion in securities to the witches’ brew–but nothing seems to have happened. He sits up night in his tower studying ancient manuscripts: was it a she-goat or a he-goat that he is supposed to sacrifice on a moonless night?
    We’ve had the financial ride of our lives during the past fifteen years courtesy of the rest of the world, and now it’s over. We have to learn how to export again–and that is not going to be easy.

  9. […] euro. Para el resto del mundo, la sensación es parecida: hay una solución relativamente obvia (inflación), pero parece que los que mandan ven esa palabra como una terrible vuelta a ese infierno de los […]

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