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Entre mis divagaciones paranoico-festivas sobre movilización social del otro día, hay algunos comentarios que me han llamado la atención. Por un lado tenemos los que creen que dedicarse a organizar a las masas en España es entre inútil e imposible: los jóvenes son demasiado difíciles de organizar, no hay coaliciones naturales, la agenda es una pesadilla de vender y básicamente no llegaremos a ninguna parte. Por otro, tenemos aquellos que dicen que manifestarse es básicamente un camino sin salida, ya que el sistema político no reacciona a esta clase de eventos.
Mi respuesta: ¿en qué siglo vivimos, exactamente? O para ser más preciso, ¿por qué queremos hacer una cosa tan aburrida y pasada de moda como sacar las masas a la calle? A estas alturas de la película, me parece que todos éramos ya conscientes que a estas alturas a los medios de comunicación les importa menos los números que el espectáculo, y a los políticos les preocupa más no hacer el ridículo que saber cuánta gente hay en la calle.
Traducido a movilización social, no estamos buscando convencer a mucha gente. Lo que queremos es aprovechar que gracias a los milagros de la tecnología, nuestra capacidad de hacer ruído depende mucho más de nuestro talento atrayendo a los mandriles periodistas a nuestro redil que de otra cosa. Si queremos que los políticos nos hagan caso, tenemos que forzarles a contestar preguntas que no quieren responder, corriendo el riesgo de quedar como idiotas si no lo hacen.
Un ejemplo: George Allen y su «momento Macaca«. Allen era el candidato republicano para el Senado en Virginia; un tipo conservador con una curiosa tendencia a pasear la bandera confederada y cierta reputación de intolerancia. Los demócratas habían intentado en vano meter el tema en el debate sin resultado, hasta que un día un becario con una cámara de video tuvo un golpe de suerte: Allen llamándole «macaca» (mono) de forma más bien desconsiderada. Video en Youtube un día, en la blogosfera en dos, en CNN en tres – y Allen, el favorito en las encuestas y potencial material presidencial perdiendo las elecciones al cabo de unas semanas. Organización necesaria: cuatro o cinco tipos, y paciencia a raudales. No está nada mal.
Estos golpes de suerte no suceden demasiado a menudo, pero un grupo relativamente pequeño de gente bien organizada y creativa pueden arreglárselas para poner un tema en el debate y hacer la vida imposible a los políticos. Si me permitiís desempolvar viejos manuales, podemos decir que internet, las nuevas tecnologías y la creciente estupidez de los medios de comunicación abren nuevas posibilidades a la vanguardia del proletariado.
Dejadme soltar una idea loca a corte de ejemplo. La generación de jóvenes actual, los que sufren un 40%+ de desempleo, es una generación que no ha podido crecer – no han llegado a ser adultos porque el mercado laboral les ha cerrado las puertas. Nada de encontrar un trabajo, buscar un piso, casarse, tener hijos etcétera, saliendo de casa antes de los 25 como hacen en países normales; los jóvenes en España están condenados a permanecer en un limbo semi-infantil durante años. Son bebés forzosos al cuidado de sus padres, sin que nadie haga nada para remediarlo.
Si queremos transmitir este mensaje ¿Por qué no organizar una visita de eternos bebés forzosos a unos cuantos actos políticos? La próxima vez que un presidente autonómico, ministro o cargo político con cierto peso mediático tenga un acto más o menos vistoso, organicemos un grupo de 40-50 veinteañeros para que lo persigan vestidos de bebé. Basta con unas cuantas cámaras, un par de amiguetes en algunos medios (no son difíciles de encontrar – algunos andan por la blogosfera y todo) y ciertas ganas de posar en pañales, chupete y biberón para hacer un ruido espantoso, y provocar pesadillas a un político durante años. Con un par de portavoces inteligentes y con sentido del humor, una infraestructura decente en internet lista para animar imitadores y un poco (mucha) suerte, uno puede tener a los medios obsesionados en tu causa una buena temporada.
Por descontado, la táctica de la invasión de bebés es un poco burda – y (probablemente) no llegaría demasiado lejos. Una serie de eventos y movidas parecidas (y espero un poco menos estúpidas – a mi me va la brocha gruesa), bien coordinadas, pueden llegar muy lejos, incluso sin estar movilizando a las masas con grandes manifestaciones. Sacar 5.000 personas a la calle es complicado y tiene un mérito enorme, pero a estas alturas no vas a salir por la tele. Si queremos ser relevantes en este mundillo, sin embargo, no basta con ser muchos – es necesario saber dónde están las cámaras.
Las protestas estilo guerrilla propagandística, por descontado, no son una panacea – por sí solas no acostumbran a llegar demasiado lejos. Ahí es donde entrar crear redes, expandir nuestra organización, y movilizar a más gente. Lo que tenemos que recordar, sin embargo, es que no estamos buscando ser la mitad más uno – sólo queremos ser suficientes como para que nos presten atención. Pero de eso hablaremos (como no) otro día.
Bueno…te respondo como ves mitad aquí mitad en mi blog.
Sinceramente, la idea que planteas me parece un poco inocente e infantil, sin ánimo de ofender. Como bien dices al final del post, lo más seguro es que algo así solo llevara a unos cuantos minutos de gloria a sus protagonistas en los telediarios, minutos que serían totalmente inútiles, puesto que nadie se tomaría en serio algo así nunca, entre otras cosas porque si la puesta en escena no es seria, el contenido tenderá a juzgarse como poco serio.
Por otro lado, entiendo que el juego sería poner en ridículo a los político, pero…¿para qué? Está claro que cuesta muy poco trabajo poner en ridículo a Zapatero (de hecho lo hace el solo constantemente) pero, si Zapatero queda en ridículo frente al electorado quien gana…¿¿¿Rajoy??? Podríamos avergonzar a Esperanza Aguirre (muy fácil de nuevo) pero…¿a favor de quien? ¿quien sería la alternativa? Y así sucesivamente.
El problema de España es que a veces da la sensación de que se intenta arreglar algo, y cuando se da con la solución, por otro sitio aparece otro problema como consecuencia del que se ha resuelto, y así una y otra vez. A veces pienso si es que simplemente el país no da más de sí, porque a nadie en el fondo, le interesa bajarse de su burro. No solo es falta de liderazgo, es que da la sensación de que no hay nadie, o hay muy pocos de valor a los que liderar (lo cual en el fondo es un problema más grave). Llevo diciendo desde el principio de la crisis que en España hay que cambiarlo casi todo, o ninguna medida aislada funcionará. Pero el tiempo va pasando, y todo es cada vez un poco más desesperante.
Al contrario a mi me parece muy buena idea.
Todos sabemos lo amantes que somos de la polémica aquí en España. ¿Que hay más embarazoso que un Baby prenguntandole a un papi político sobre supuestas actividades inmorales?
Alguno de la asociación de los babys podría vestir formalmente delante de las camaras para hablar de un ideario serio.
Por un lado avergonzar a los políticos de turno y por otro expandir su ideario a unos medios de comunicación cómplices de las audiencias para saber la última travesura de los Babys.
¡Yo me apunto!
Haciendo memoria, recuerdo movilizaciones que tuvieron muchísima repercusión, porque unían una reivindicación clara con una forma novedosa de protesta:
– la marcha de los mineros del carbón a pie hasta Madrid
– la acampada de los trabajadores de Sintel
– la del movimiento por el 0,7% de ayuda al desarrollo
La carnavalada de los bebés, más otras parecidas, llamaría la atención, y una vez capturada la atención del público, habría que hacer la petición concreta, estilo «Reducir el paro juvenil del 40% al 20%», y pelear contra otros grupos de edad si hace falta (no tener miedo a denunciar los privilegios de los que estamos dentro del sistema, por ejemplo)
Así se empieza.
Más allá del ejemplo de los veinteañeros disfrazados creo que lo importante del post es remarcar la importancia del individuo frente a las masas aborregadas.
Mientras dependamos de las masas no conseguiremos nada porque la lo dice el refranero popular «mientras las ovejas sean tontas, el pastor será brutal».
En Reus, la CORI captó muchos votos entre la juventud harta de la clase política y saliendo en varios programas de radio y TV frikis consiguieron meter a un concejal-Elvis en el Ayuntamiento. La juventud se ha movilizado y sigue al partido a los conciertos y performances por allá donde va, lo siguiente el Parlament de Catalunya, lo conseguirán??? No lo consiguió Ciutadans???
La verdad, creo que tener un montón de tipos disfrazados como Curro Jimenez protestando a Camps ahí dónde va por intrusismo profesional sería divertido :-).
Cambiosocialya:
Claro que es una idea infantil. Primero, porque nos vestimos de bebés. Segundo, porque es una idea loca para atraer la atención, no un plan de acción. La cuestión es poner el tema sobre la mesa, y construir desde ahí – es por eso que tienes que estar preparado para construir sobre ello.
Pero vamos, la idea sí es tonta. Sale de un blog, al fin y al cabo!
Bueno Roger, ahí se te ve la influencia catalana. En Cataluña son muy comunes este tipo de acciones que pretenden dar visibilidad a alguna cuestión, desde la gente que se pone desnuda por las Ramblas para protestar en contra de los abrigos de piel hasta la formación de Ciutadans, como dicen por ahí arriba.
Y, sinceramente, no me parece mal. Además los jóvenes tienen una ventaja, y es que no están geográficamente cincunscritos a una región. Los problemas que tiene esta generación son los mismos en toda España. Pensad lo que sería si cada vez que va Zapareto (o Rajoy) a cualquier acto, en cualquier sitio, apareciera el grupo de la ciudad montando el número. La repercusión sería tremenda.
Pero veo un problema: Los jóvenes también están politizados (maldita manía española de ser de unos o de otros, sin pensar). Los «Bebés» que protestaran contra Zapatero estarían mal vistos por los que protestaran contra Camps, y viceversa. Y los responsables de los partidos políticos, encantados.
Hasta que la juventud no adquiera conciencia de «clase», de grupo de presión, no creo que haya nada que hacer. Quizás sea por ahí por donde habría que empezar.
No, si no digo que la idea sea del todo mala, ni mucho menos que lo sea porque sale de un blog.
Lo que pasa es que le veo muchos problemas, aunque todo sería según se ejecutara. Si ves el video que puse ayer en mi blog, la verdad que las cosas no pintan demasiado halagüeñas para ese tipo de medidas…si ves los palos que se llevan los manifestantes, no sería descabellado pensar que los «bebés» serían sometidos a fuerte acoso y derribo por parte de los esbirros de seguridad de los partidos…aunque bueno, todo sería intentarlo, no se pierde nada…
Creo que lo primero es saber exactamente lo que se quiere. No pedir deseos al genio de la lámpara o buscar la playa bajo los adoquines. Pedir que baje el paro es muy bienintencionado, pero nada definido. Lo primero que responderá la élite política es que ya están en ello, que ellos también han sido jóvenes, y que no pueden dormir por las noches de preocupación pensando en cada uno de los parados españoles.
En mi opinión, hay algo en lo que una mayoría de los trabajadores, y no sólo los jóvenes, podrían llegar a ponerse de acuerdo: el fin de la dualidad mediante el contrato único. Sí, es cierto, muchos trabajadores especialmente protegidos por años de contrato indefinido pueden temer algo así, y los sindicatos defenderán los intereses de estos afiliados ante todo, pues son los que más poder ostentan en sus estructuras, pero al fin y al cabo pedir el contrato único es mera justicia. Algo tan sencillo de entender como pedir para el mismo trabajo los mismos derechos. Hasta los sindicatos tendrían dificultades para explicar sin sonrojo por qué defienden un mercado laboral injusto y discriminatorio, que va a hundir una generación y ha maltratado a la anterior.
Así que en mi opinión lo que hay que pedir está claro, es fácil de asimilar y transmitir, y no sólo los jóvenes sino otros muchos colectivos pueden unirse a la reivindicación. Fin del mercado dual. Fin de la discriminación laboral. Contrato único para todos. El mismo trabajo, los mismos derechos.
Sobre ese eje, podrían realizarse diversas movilizaciones. De tipo publicitario como las que indica Roger, por ejemplo. Tampoco me importaría ver a CQC o a Wyoming preguntando a diversos diputados por el contrato único, por ejemplo. Pero también cabrían movilizaciones más agrias, como las que llevaron a cabo los trabajadores de Sintel, como comentaba Miguel. O incluso tratar de llevar una proposición de ley al parlamento, como la que ha prohibido las corridas de toros en Cataluña (aunque no se consigan todas las firmas necesarias, es en sí una movilización importante)
Cualquier cosa, menos seguir así.
Sin una sociedad civil viva y activa, la democracia se queda en… ¿votar cada 4 años?
Solamente 1 crítica. La libertad comporta responsabilidad. Los actos «espectaculares» en sí mismos no están mal. Llaman la atención y sirven para atraer simpatizantes y para forzar las situaciones. Pero tras ellos, debe haber unos objetivos legítimos, unas propuestas concretas y una estrategia con un mínimo de seriedad. De lo contrario, todo quedará en los 15 segundos de gloria durante el telediario.
Me preocupa mucho que el paro juvenil no parece estar en la agenda de ningún partido. Y siendo como es un problema tan grave y que precisa de actuaciones a medio y a largo plazo, si no está en la agenda, pues habrá que meterlo.
[…] Movilización social 101 (II): cuestión de números http://www.lorem-ipsum.es/blogs/materiasgrises/2010/08/movilizacion… por elhombrepancho el 15:18 UTC publicado el 15:18 UTC […]
En signo completamente opuesto, mi idea de la política (como institución, los partidos y demás) és un tanto como un ente neutro (por supuesto que no, pero prefiero esta manera de exagerarlo) en el cual hay (haciendo un reduccionismo total) la izquierda y la derecha.
Ante ello el estado le pregunta a la izquierda a ver ustedes que proponen, y ellos responden que no les toquen sus derechos, y … (todo palabrería)
A la derecha le pregunta lo mismo y esta le responde con algo parecido a lo de la viñeta de Fontdevila de hoy
http://blogs.publico.es/manel/2356/verano-trepidante-27/?rnd=3973#comments
y además le explica sus propuestas prácticas y como las está llevando a cabo.
Quiero decir que cuando la izquierda tiene 4 duros se va a hacer el hippi a sudamérica unos meses y gastarselo casi todo en su propio beneficio (o ayudar a la familia). En cambio la derecha se guarda siempre una buena parte para poder presionar al estado y también para ayudarse entre los de su clase social (que de hecho hay más conciencia de clase entre la derecha que entre la izquierda).
Así que mientras la izquierda no planteemos soluciones serias, (algunas hay pero en ellas como de costumbre hay 4 que curran y 40 que se pasan el día de asamblea en asamblea para rentabilizarlo) las únicas soluciones son las de la derecha.
Contra más tiempo en manifiestos se invierte, menos en curro real. Marcarse un bluf (farol político) está bien, pero si sale mal. Te quedas sin bragas por mucho tiempo, aunque algunos ni se dan cuenta y siguen y siguen hasta la eternidad.
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