La administración Bush odiaba la regulación. La detestaba. Como buenos republicanos, su misión en la vida era hacer feliz a la industria de turno para «ayudarles a crear empleo», así que desde que llegaron a la Casa Blanca se concentraron en eliminar tantas regulaciones como fuera humanamente posible en el Congreso, y allá donde no pudieran aprobar leyes, se dedicaron a nombrar a reguladores tan autistas e incompetentes como fuera posible.

El resultado ha sido épico. El sector financiero explotó espectacularmente a finales del 2008, merced de desregulaciones heredadas de la era Clinton (y un Congreso republicano) y agencias de control completamente alejadas de la realidad. A principios de año vimos como años de vaciar de personal y competencias a la agencia de regulación minera había conseguido que las condiciones de seguridad se deterioran horriblemente, con un grave accidente que mató más de 30 mineros. Para acabarlo de rematar, el accidente en el golfo de Méjico es el legado de agencias de regulación corruptas, legislación diseñada para favorecer las petroleras y total desprecio por los costes externos de actividades peligrosas.

Kenneth Rogoff señala, con razón, que el vertido en el golfo debería ser una señal clara que tenemos que cambiar cómo pensamos sobre regulación. Cuando hablamos de tecnologías nuevas y complicadas no podemos pensar sólo en riesgos probables, sino también sobre desastres posibles. El coste potencial de un accidente es infinitamente mayor que el de cualquier regulación.

Lo que es realmente increíble, sin embargo, es el daño que hizo la administración Bush en sus ocho años en la Casa Blanca. Dios sabe qué otras industrias peligrosas están ahí fuera, dejadas de la mano de Dios.


9 comentarios

  1. alci dice:

    «El coste potencial de un accidente es infinitamente mayor que el de cualquier regulación».

    ¿No es éste el argumento definitivo contra la energía nuclear?

  2. Adrián dice:

    alci:

    No, éste es el argumento contra la energía nuclear sin regulación. En realidad, hay ciertos riesgos que sí estamos dispuestos a asumir por improbables o largoplacistas. A veces los aviones se caen, y es un desastre; pero con la suficiente regulación eso pasa muy, muy poco frecuentemente.

    Siguiendo con la comparación, yo diría que los accidentes de aviación son mucho más frecuentes que los accidentes graves en centrales nucleares; y que las externalidades derivadas de un desastre en una central nuclear relativas a las ganancias son también menores que en el caso de la aviación. Si alguien tiene datos para confirmarlo, que los de 🙂

    Y para terminar, a ver si esto queda más o menos claro: las centrales nucleares debidamente reguladas no son un peligro ecológico inmenso. Incluso después de un desastre: la zona de exclusión alrededor de Chernóbil está hoy mucho mejor ecológicamente hablando que antes de la catástrofe, principalmente por el hecho de que los seres humanos no estamos por allí dando por saco. ¿Radiación? En esas dosis no provoca un desastre ecológico. Lo que sí provoca es un daño humano relativamente grande (y relativamente irrelevante con ciertas medidas obvias como una evacuación rápida y efectiva, o como no instalar una central nuclear junto a una ciudad grande, como sucedió en Chernóbil, y como creo que no sucede en España).

    Y perdón por la digresión =)

  3. citoyen dice:

    Creo que no estas en la honda de la GRD (Gestion del Riesgo de Derechas (TM)).

    En la gestion del riesgo tradicional, determinabas un conjunto de estados del mundo, les asignabas una distribucion de probabilidades y veias si te salia a cuenta hacer una cosa u otra.

    En la novisima GRD uno tiene que estar totalmente seguro de que algo va a ocurrir para regularlo un poquito. Por ejemplo, hasta que no sepamos al 100% que el calentamiento global existe, no hay que tomar ninguna medida de nignun tipo, no vaya a ser que sucumbamos a la propaganda de los hippies de Greenpeace.

    La logica se invierte sin embargo cuando se trata de politica exterior. En este caso, uno empieza trazando una linea nitida en el mundo entre buenos y malos. Si un pais que entra en la categoria de «malos» tiene una posibilidad de al menos un 1% de estar haciendo algo malo (cuidado con el razonamiento: pais malo-> probabilidad de hacer algo malo) entonces uno invade ese pais para convertirlo en una democracia – =buena). Esto ultimo se llamaba tambien «Realismo politico», segun creo.

  4. ignorante dice:

    En realidad soy antipolítico, pero después del comentario de @citoyen no me puedo resistir:

    ¿Hablamos de la GRI (Gestión del Riesgo de Izquierdas)? ¿De cómo se gestionaba el riesgo en la Unión Soviética? ¿Del desastre ecológico del mar de Aral, de los residuos nucleares, Chernobyl, etc?

    Ya sé lo que se me puede responder, que la Unión Soviética no era de izquierdas…

    Pero aunque soy joven soy lo suficientemente mayor para acordarme de cómo hablaba en los 80 mucha gente de izquierdas sobre el supuesto paraíso de los trabajadores…

    Después de esto me gustaría que alguien estuviese de acuerdo conmigo que a quien hay que controlar es a los políticos (izquierda, derecha, centro, arriba, abajo, de donde sean) para que cumplan con su deber, que es gestionar, hacer oídos sordos a los amiguetes (grandes empresas) y establecer los controles necesarios (sólo) y por lo demás dejar a la gente en paz para que trabaje dejándose de gilipolleces ideológicas

    Si este planteamiento es de izquierdas supongo que yo también lo seré, pero no he visto ni mucho menos que los partidos de izquierdas actúen así

  5. Kantor dice:

    «En la gestion del riesgo tradicional, determinabas un conjunto de estados del mundo, les asignabas una distribucion de probabilidades y veias si te salia a cuenta hacer una cosa u otra.»

    Pero tu y yo sabemos que este párrafo será al menos tan denunciado entre la izquierda como reaccionario y tecno-facista como entre la derecha por «arrogante» y «socialista».

    O más…

  6. Kantor dice:

    «“El coste potencial de un accidente es infinitamente mayor que el de cualquier regulación”

    Y por cierto, este argumento es exaradamente falso. Necesitamos ese petróleo, y sería mejor dejar a todo el Golfo de México sin pescado que sin petróleo.

    Afortunadamente no tenemos que elegir entre esos extremos.

  7. citoyen dice:

    «Pero aunque soy joven soy lo suficientemente mayor para acordarme de cómo hablaba en los 80 mucha gente de izquierdas sobre el supuesto paraíso de los trabajadores…»

    Te concedo esto; existe un sector de la izquierda que desde los años ochenta ha sido cada vez mas minoritario que tiene esa concepcion. Existe un sector de la derecha, que los años ochenta es cada vez mas numeroso, especialmente en los paises anglsajones (pero no solo) que tiende a ver cualquier intervencion estatal como intrinsecamente mala y como conduciendo a alguna forma de dictadura.

  8. ignorante dice:

    @citoyen:

    «En la gestion del riesgo tradicional, determinabas un conjunto de estados del mundo, les asignabas una distribucion de probabilidades y veias si te salia a cuenta hacer una cosa u otra.»

    En principio sí que estoy de acuerdo en esto, pero sólo si se consideran todas las variables de todas las partes (y no sólo las económicas).

    Es decir, que en el caso de la construcción de una central nuclear habría que considerar si se necesita la energía (y no es sólo una subvención encubierta a alguna empresa), si es el mejor modo de producirla, si se puede hacer lo bastante segura, si se puede situar en un lugar donde en caso de accidente causase el menor daño posible, etc.

    El problema viene cuando sólo se consideran las variables que interesan al mandamás (político) de turno.

    No creo que se trate de decidir de un momento para otro que «las centrales son guays» o que mi amiguete que las construye necesita «pasta» ni que de repente «ya no molan ni son de izquierdas» y hay que cerrarlas todas

  9. Adrián dice:

    Kantor:

    No he dicho que no se extraiga petróleo, he dicho que se haga minimizando la probabilidad de un desastre.

    Un vertido de petróleo, si no ocurre en ecosistemas muy concretos (como las barreras de coral al sur del Golfo de México, y que no han sido afectadas por ese vertido) y se realiza una buena limpieza, no debería provocar daños ecológicos irreversibles.

    Os invito a pasear por la costa gallega antaño manchada por el petróleo del Prestige. Hoy por allí crecen anémonas, que ya las quisiéramos ver en nuestro (esta vez sí) contaminado Mediterráneo.

    Lo que resulta más interesante es estudiar cuánto ha costado subsanar ese error (el vertido del Golfo de México) en relación a la ganancia de la explotación. Diría que poco, otra vez sin números, pero para eso están las regulaciones: para que estas cosas pasen lo menos posible, y cuando pasen estemos preparados.

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