Hablando de la reforma del mercado laboral, uno de los debates más habituales es sobre si los cambios acabarán por crear empleo. La respuesta es, como de costumbre, un poco más complicada de lo que parece – y necesita de ciertas aclaraciones previas.

Los economistas tienen un concepto un poco extraño, la tasa de desempleo natural (NAIRU, siglas en inglés). La idea básica es que una economía cualquiera tiene una capacidad de crear empleo determinada en situaciones normales – el porcentaje en que la economía crece de forma estable si generar inflación, y que depende de factores estructurales, organización económica e instituciones laborales.

Para entendernos, imaginad que la economía de un país es un motor. Cuando un motor va a su velocidad de crucero óptima (su NAIRU, digamos), la maquinaria está dándo lo mejor de sí misma: cilindros, transmisión, válvulas, todo está funcionando exactamente como fue diseñado, rugiendo en la autopista. Si vamos más lentos (apretamos menos el acelerador, vamos con marcha corta, ponemos gasolina mala, está lloviendo a mares) el motor no está dándo todo lo que puede, y estamos dejando velocidad sin usar (tenemos paro). Si apretamos más de la cuenta vamos más rápido, pero podemos estar recalentando el motor o desgastándolo demasiado.

La velocidad de crucero de un motor es hija de su diseño, y como tal este puede tener cuellos de botella y factores que limitan su potencial. Uno puede tener un magnífico monstruo de ocho cilindros y transmisión de siete velocidades, pero si la alimentación es un carburador de vespino y sólo ponemos dos válvulas por cilindro no llegaremos demasiado lejos. De igual modo podemos tener un motor casi perfecto ahogado con un limitador de revoluciones o una transmisión automática de tres marchas.

Las regulaciones en el mercado laboral son, hasta cierto punto, algo parecido. En ocasiones, estas regulaciones pueden tener sentido (un sistema de inyección electrónica, controlando el flujo de gasolina cuidadosamente), pero en otras son algo parecido a poner el embrague de un Simca 1000 a un BMW. En el caso español, hay muy buenos motivos para pensar que estas regulaciones tienden a ser más del segundo tipo que del primero – de hecho los estudios indican que nuestra tasa de paro natural puede estar sobre el 13-14%, una cifra altísima.

La reforma del mercado laboral básicamente lo que pretende conseguir no es un descenso de la tasa de desempleo, sino una descenso de la tasa de paro natural. Los cambios en costes de despido, litigación, contratos y regulaciones no crearán puestos de trabajo por sí solos, si no que intentarán que el motor de la economía española tenga una mejor velocidad de crucero sin recalentarse. A efectos prácticos, esto quiere decir que cuando la ley esté aprobada la economía estará muy por debajo de su potencial (lejos de su NAIRU), así que estaremos en posición de ir más rápido cuando nos recuperemos.

La reforma laboral, a corto plazo, no estará creando nuevos puestos de trabajo directamente; José Rodríguez tiene razón en este punto. Lo que hace, sin embargo, es cambiar las expectativas – la economía tiene un motor más eficiente, y eso la hace más atractiva para invertir. Toda una serie de empresas que no eran rentables antes de la reforma (ya que eran demasiado arriesgadas, con costes de personal potenciales demasiado altos) ahora sí lo serían. Invertir en empresas basadas en contratos temporales es un poco menos atractivo, ya que ahora es más factible correr el riesgo de tener indefinidos y apostar por la productividad. Los cambios no están abriendo poniendo gente a trabajar, pero hacen las cosas más fáciles a todos los implicados.

¿Nos sacará la reforma laboral de la crisis? No, en absoluto. La economía sigue siendo cosa de arimética;  España importa demasiado para lo que exporta y no nos podemos pagar los caprichos. Se acabó el chollo de endeudarnos, así que o aprendemos a producir más,mejor y más barato o compramos menos cachivaches fuera. Sin la reforma, sin embargo, reorganizar la economía para generar crecimiento sería mucho más difícil, y lo que es peor, se haría dejando muchísimo potencial de lado debido a decisiones mecánicas estúpidas.

¿Por qué el FMI, Merkel y compañía insistían en que tenemos que reformar el mercado laboral? Con un mercado laboral más eficiente, es más fácil generar más crecimiento económico. Con más crecimiento, es más fácil pagar nuestras deudas, y tendremos que hacer menos contorsiones para cerrar nuestro déficit estructural, haciendo las reformas que necesitamos aprobar para cerrar el déficit más sencillas. Aunque parezca mentira, la reforma laboral es menos necesaria para evitar una bancarrota que la del sistema de pensiones; estamos buscando crecimiento a largo plazo, no necesariamente solvencia fiscal.

Traducido: las reformas aún no se han acabado. Tocará reformar sanidad y pensiones (y si los mercados siguen igual de burros, lo tenemos que hacer pronto – es donde está nuestro agujero fiscal a largo plazo), tocará limpiar el inanerrable sector financiero, y tocará pasar medidas para crear empleo, incluyendo hablar seriamente de negociación colectiva y costes salariales. Es lo que pasa cuando llevas aplazando reformas desde 1993.


4 comentarios

  1. citoyen dice:

    Esperaba que pusieras un ejemplo con trenes en lugar de con coches, la verdad.

  2. Marc Fargas dice:

    inanerrable? ARgh! inenarrable!! Semejante atentando contra la Lengua es inefable!!

    😀

    Secundo lo de los trenes! Aunque supongo que con un ejemplo con trenes la mitad nos quedamos en la vía 🙂

  3. Cachilipox dice:

    Las deudas no se pagan con crecimiento, se pagan con saldos.

    Crecer por crecer, lo hicimos, y mucho, durante unos cuantos años no muy lejanos. Aquellos en los que se hablaba de la vieja Europa y la Nueva Europa, aquellos en los que un tal Berlusconi ponía como ejemplo a copiar en su programa electoral el mercado laboral español del aznarato (cierto, yo lo vi en la tele italiana…). Mercado laboral que siguió siendo el mismo con ZP.

    ¿Sirvió para pagar deudas aquel crecimiento superior? No, para nada. Sirvió solo para que creciera el endeudamiento. De aquellos polvos…

    Si de lo que se trata es de pagar las deudas (cosa que la verdad, dudo profundamente), lo que hay que hacer es diponer de saldos positivos significativos. Y un saldo se hace con Ingresos – Gastos.

    A partir de aquí, si por mandato de no se sabe quien, una parte muy considerable del saldo debe ser para honrar préstamos y reducir deudas, vale.

    Hoy por hoy, todas las medidas implementadas (o implementables según filtraciones o globos sonda), solo implican o reducción de balance en lo macro (la economía del estado), o reducción de saldos netos en lo micro (la economía del ciudadano).

    Si en una empresa reduces los fondos propios, tambien se reduce el balance, pero la deuda no desaparece por arte de magia. Y si las ventas disminuyen, sin varias los costes, dificilmente podrá la empresa pagar a sus diversos deudores.

    Pues al parecer eso es justo lo que se está haciendo, disminuir el tamaño de balance colectivo (el estado), y disminuir el ingreso del ciudadano, sin una reducción de los costes. Así que…

    Supongo que dentro de 20 años dirán que somos el Brasil de Europa.

  4. […] en gran medida porque somos mucho más torpes asignando recursos. ¿Recordáis eso de la tasa estructural de desempleo? Es parte de este […]

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