Esta semana sí. Esta semana los demócratas va a intentar aprobar la reforma de la sanidad.

Esta vez va en serio. La cosa irá como sigue. Primero, la cámara de representantes votará el texto del Senado. Esto hará que la sanidad esté oficialmente aprobada;  Obama podría ya firmar, con la cámara alta entrando en vigor de inmediato. La cosa no quedará ahí, sin embargo; el texto del Senado tiene unas cuantas cosas que no gustan a los representantes. Para solucionar esto, la cámara baja aprobaría inmediatamente una ley con enmiendas sobre la reforma recién aprobabada, dedicada básicamente a cambiar varios capitulos de gasto e impuestos. Con esta enmienda aprobada, el Senado votaría esas enmiendas utilizando el procedimiento de reconciliación, de modo que la ley refleje un punto medio entre ambas cámaras.

¿Por qué este procedimiento tan recontracomplicado? Básicamente, porque los republicanos no han dejado otra opción. El procedimiento normal sería que las dos cámaras enmendaran la ley en conferencia y votaran el texto consensuando por separado. El problema, claro está, es que los demócratas no tienen los sesenta votos necesarios en el Senado para cerrar el debate (sí, el dichoso filibusterismo) – y los republicanos se niegan a permitir que una ley pase por mayoría simple.

Aquí es donde entra el procedimiento de reconciliación: las leyes aprobadas con este método no pueden ser bloqueadas vía filibusterismo; el tiempo de debate está limitado (si mal no recuerdo) a 30 horas. Es una maniobra rebuscada que abre la puerta a aprobar la ley por mayoría absoluta en vez de una supermayoría absurda.

Esta es la idea básica; los demócratas tienen otras opciones, como declarar la ley como adoptada (sin votarla) y aprobar directamente enmiendas en la Cámara de Representantes. No sé si lo harán (se ha hecho con otras leyes, pero es un método un poco cafre), pero parece claro que esta semana están trabajando duro, durísimo para atar los últimos votos.

Todos los que piden el fin de la disciplina de partido harían bien de seguir el debate en Estados Unidos esta semana. Los demócratas necesitan 216 votos, y tienen 255 representantes – y atar los votos suficientes es un ejercicio desesperante. Los líderes del partido están intentando convencer a miembros recalcitrantes de forma desesperada. Obama está reuniéndose en persona con decenas de representantes, tratando de convencerlos que su presidencia depende de ellos. Los sindicatos y grupos de presión demócratas están diciendo a todo aquel que tenga dudas que si votan en contra le montarán unas primarias de inmediato, a ver si espabilan. Todo Dios está pidiendo a sus bases que llamen a sus representantes como locos, berreando a pleno pulmón que su vida depende de ello. Y por descontado, hay anuncios en televisión a todas horas, de todos los colores, gastándose millonadas pidiendo votos a favor o en contra. Es una especie de aquelarre histérico de relaciones públicas, intentando aprobar una reforma realmente muy moderada.

¿La verdad? Es un voto difícil, pero creo que la reforma saldrá adelante. Primero, porque los demócratas parecen haber entendido eso que «de perdidos, al río«: más vale llegar a las elecciones en noviembre fardando por haber aprobado esa reforma que nadie ha conseguido pasar hasta ahora que defendiendo el hecho que intentaron pasar algo, votaron a favor una vez, y la pifiaron en la siguiente.

Segundo, todo indica que según la reforma empieza a clarificarse y el debate es «demócratas contra republicanos» en vez de «demócratas siendo incapaces de ponerse de acuerdo» la opinión de los votantes sobre la ley ha ido mejorando. Todas las encuestas llevan diciendo hace tiempo que si describes la ley sin decir que es «la reforma de Obama» la gente apoya las medidas cuando las escucha; parece cada vez más claro que la ley será más popular una vez entre en vigor.

Tercero,  Nancy Pelosi nunca ha perdido una votación importante. La Casa Blanca y los líderes demócratas no estarían hablando de pasar la ley con esta fuerza si no estuvieran relativamente seguros que tendrán los votos sobre la mesa. Rahm Emmanuel sería capaz de estrangular a su madre si eso le da dos votos en el Congreso; no creo que estén jugándose el cuello de este modo si no supieran que la pueden aprobar.

Cuarto, y esto si es más subjetivo, porque Obama está haciendo esto:

Es corto; vale la pena verlo – y tomar notas. El mensaje es muy sencillo: no sé si la reforma de la sanidad me dará votos o no. No sé qué dicen las encuestas. Lo que sí sé es que uno, salí elegido con la promesa que iba hacer lo que era mejor para el país, y dos, estoy convencido que esta reforma es imprescindible, urgente. Es hora de ser valientes, apretar los dientes y aprobar la reforma, porque es lo que conviene al país. No estoy aquí para politiqueo – estoy para aprobar cosas que funcionen.

¿Alguien sabe de algún presidente europeo que podría utilizar esa clase de retórica? Pues eso.

Que quede claro, no está todo hecho, ni mucho menos. Estamos hablando del partido demócrata, esa organización que ha sido incapaz de aprobar esta misma reforma en los últimos doce meses. De todos modos, si tuviera que apostar, diría que hay un 65% de probabilidades que tengamos una reforma de la sanidad la semana que viene. Veremos.


6 comentarios

  1. Lamidaeff dice:

    «Todos los que piden el fin de la disciplina de partido harían bien de seguir el debate en Estados Unidos esta semana.»

    Ah, pero ahí vemos la auténtica esencia de la democracia de la que América es un caso ejemplar; tú sabes: intentar convencer a la gente de todos los partidos sin que medien tribalismos absurdos, sino por los razonable de la propia política, la persuasión y la deliberación racional (y los trajes y los pinchos de tortilla, los trajes molan, recuerda).

    Pero a ti te pierde el elitismo y los trapicheos entre partidos dedicados a comprar votos y no dejas que el pueblo se exprese; pero Juan Stuart Mill, Kantor y yo estamos contentos.

  2. Roger Senserrich dice:

    Vamos, porque tener a los sindicatos y grupos de presión diciendo que te echan a patadas si no les haces caso es muy democrático. Lo mismo que tener a las aseguradoras diciéndote en la otra oreja que no te preocupes, que si votas en contra las primarias te las pagamos nosotros.

    Es todo de un limpio y elegante.

  3. Lamidaeff dice:

    «sindicatos y grupos de presión diciendo que te echan a patadas si no les haces caso es muy democrático. Lo mismo que tener a las aseguradoras»

    Se llama sociedad civil y forma parte del proceso de formación de la opinión pública democrática liberal humanista deliberativa postmaterialista participativa.

    Siempre olvido que faltaste a clase el día que dieron teoría política.

  4. Lamidaeff dice:

    Se me había olvidado mencionar las redes que en la era de la información van a permitir al ciudadanos organizarse acceder con más facilidad a ser parte del proceso de transformación social. Mira lo desarrollado que está el ciberactivismo en EUA; allí puedes hablar directamente con tu diputado por internet.

  5. […] un monstruo complicado. Conseguir llegar a 216 “síes” es, como mínimo, complicado – y exige esfuerzos titánicos por parte de los jefes del partido. Obama, sin ir más lejos, voló a Ohio con Dennis Kucinich, un […]

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