Los iraquíes finalmente han llegado a un acuerdo tratando de definir su nueva ley electoral en el último minuto, así que tendrán finalmente algo parecido a unas elecciones generales. ¿Por qué es esto relevante? Básicamente porque es uno de los requisitos establecidos por la administración Obama para poder largarse del país de una puñetera vez. Es un éxito (y un respiro considerable) para el Presidente, que podrá concentrarse en la otra guerra que tiene entre manos. Y es un éxito considerable, por cierto, del vicepresidente Biden, que parece ha tenido un papel crucial en convencer a los iraquíes que se tomaran las cosas en serio.

Para los Estados Unidos, sin embargo, es un éxito bastante relativo. Irak tenía que ser una guerra rápida, barata y fácil que iba a crear una democracia ideal en Oriente Medio;  una aventura en el desierto para dar una lección a potenciales dictadores con ideas brillantes. Siete años después, Irak ha sido una pesadilla de larga duración, cara, dolorosa y horriblemente cara. El país se desintegró en una guerra civil no declarada, sin que los americanos pudieran contenerla. Sólo la combinación de sobornos masivos insurgentes, los dirigentes suníes aceptando que no podían ganar la guerra y aceptando el dinero y cantidades ingentes de tropas rescató el país del desastre.

Aún con la paz relativa, Irak sigue siendo un manicomio – no es el horror que era hace un año o dos, pero la violencia no ha cesado. Basta echar un vistazo al «parte de bajas» de Iraq Today cada día para verlo; sólo el seis de diciembre han encontrado más de 25 muertos y heridos en las noticias, y ha sido un día bastante tranquilo. Imaginad si España tuviera 35-40 bajas diarias por terrorismo, e imaginad lo bien que viven por ahí policías y políticos. Y este número es con el ejercito más poderoso de la tierra intentando mantener el orden; cuando se vayan no estoy nada seguro que ese número disminuya.

Lo más deprimente del asunto, por descontado, es que el régimen anterior a la guerra era abiertamente hostil a Irán. Cuando Estados Unidos deje Irak, Teheran tendrá en Irak un potencial aliado. Irak será, siendo muy optimista, una democradura; un gobierno autoritario más parecido a Rusia o Irán que a un sistema representativo serio.Es la pura definición de una victoria pírrica.

Por cierto, para los que disfrutan con los arreglos institucionales, los iraquíes han cerrado el debate sobre la ley electoral utilizando una solución clásica: si no llegamos a un acuerdo de reparto de escaños, lo que podemos hacer es añadir más escaños al parlamento. El porcentaje asignado a cada región es parecido, pero incluso en esta clase de negociaciones la gente acaba por fijarse sólo en números brutos. Es curioso, cuanto menos.


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