Una de las cosas más irritantes del discurso político americano es el lenguaje utilizado por ciertos sectores (cada vez más ámplios) de la derecha americana. Gente como Rush Limbaugh, Sean Hannity o no pocos políticos republicanos son expertos en una determinada clase de discurso que dice una cosa en voz alta, pero con un subtexto muy marcado en segundo plano.

Estos meses lo hemos visto muy a menudo, en cosas aparentemente idiotas pero nada inocentes. Durante el verano un grupo de tarados paranoicos hicieron grandes aspavientos pidiendo el certificado de nacimiento de Obama, diciendo que no había nacido en Estados Unidos y por tanto no podía ser presidente. La teoría es completamente absurda (la campaña mostró un certificado durante la campaña, el nacimiento salió en la prensa, etcétera), pero eso no impidió que no pocos políticos republicanos pidieran más pruebas, para «dejar las cosas raras». Rush Limbaugh, siempre atento, se ha pasado meses hablando sobre cómo Obama tiene abandonado a su hermano en Kenia.

Detrás de la insistencia conspiratoria, sin embargo, hay un segundo mensaje no precisamente oculto: Obama es negro. El hecho de insistir en que es hijo de un inmigrante y que tiene que demostrar su nacionalidad es un recordatorio bien poco sutil que es un tipo «raro», «diferente» y «amenazador», sin decirlo en voz alta. Si alguien señala que estas paranoias y bromas son de hecho un burda fachada que cubre el racismo (los medios americanos no lo hacen; más luego), los republicanos se rebotarán entre grandes aspavientos, diciendo «sesgo liberal», ellos «sólo buscan la verdad» y «los demócratas, otra vez utilizando la carta racial».

El certificado de nacimiento es sólo un ejemplo de algo que los conservadores hacen constantemente: hablar en código. No es un código secreto, oculto o especialmente complicado; a menudo es de una obviedad que asusta. Rush, sin ir más lejos, hoy comparaba a Obama con el tipo que se lió a tiros en Fort Hood, diciendo que ambos fueron a iglesias radicales. Por descontado, Rush respoderá que estaba bromeando, y que no dice directamente que Barack Hussssein Obama (le encanta decir el nombre completito) sea musulmán, terrorista o un loco homicida peligroso. Él sólo bromea sobre su pastor.

La cosa no se reduce a los simbólico o se centra en Obama; los republicanos (con Sean Hannity por delante) tienen por costumbre echar la culpa de la crisis a las hipotecas basura. De acuerdo, esto no suena demasiado absurdo; Hannity, sin embargo, le añade la coletilla «que los demócratas obligaron a los bancos a conceder a afroamericanos y latinos pobres para comprarles su voto», dando millones de dólares a «organizaciones corruptas que practican victimismo racial». Glenn Beck, que está más loco, insinúa que con ello financiaron ACORN, su particular monstruo (afroamericano) tentacular conspiratorio.

El truco es otra vez el mismo. Nadie ha dicho que la culpa la tienen los negros. Si tu crees que estamos diciendo esto, eres tú el que está obsesionado con temas raciales, insensato. El hecho que los conservadores no hablen de ganar elecciones, sino de «recuperar América» (get America back) es una forma de hablar, claro. Eso que las minorías están recibiendo una ayuda desproporcionada del gobierno que les está devolviendo favores o cómo los demócratas quieren dejar que los inmigrantes voten que he dicho antes es totalmente casual.

Esta clase de tácticas, por supuesto, no son un invento reciente. Lee Atwater era un experto en hacer campañas políticas siguiendo esta clase de tácticas; Willie Horton es un nombre famoso en Estados Unidos precisamente por eso. Roger Ailes, actual presidente de Fox News, lleva con ello desde finales de los sesenta, cuando Richard Nixon decidió ir a por los votos del sur. El racismo es, a estas alturas, menos crudo y más rebuscado, pero la retórica de un sector amplísimo del movimiento conservador americano está llena de estos «misteriosos» dobles sentidos.

Por algún motivo que se me escapa, los medios americanos son estúpidamente tolerantes hacia esta clase de tácticas;  la prensa no tiene ningún problema en repetir la última «controversia» absurda de los trolls paleolíticos de siempre. A veces realmente parece que los medios tiendan a dar la razón por defecto a los republicanos, o al menos un gigantesco beneficio de la duda. Como comenta Atrios a menudo, cualquier noticia es una buena noticia para los republicanos, incluso cuando los demócratas ganan.

¿La buena noticia? A pesar de los pesares, parece que la efectividad de esta retórica ya no es lo que era. No es que el electorado blanco del sur no responda como antes; los cambios son más a largo plazo, puramente demográficos. El electorado que responde como un resorte ante estas cosas está desapareciendo poco a poco, perdiendo peso según Estados Unidos se convierte en un país más diverso y nuevas cohortes de votantes más tolerantes reemplazan a gente que creció antes de los derechos civiles. El país, poco a poco, está dejando esta herencia atrás; ahora ya no gana (demasiadas) elecciones.

Como todo gran cambio social, sin embargo, no es algo fácil o bonito de ver. Es doloroso. Esperamos que la cordura vuelva al movimiento conservador más pronto que tarde.

Por cierto, y antes que alguien lo saque: no creo que la derecha española haga esta clase de cosas; al menos, no de forma sistemática. Algunos han tenido tentaciones, pero en España realmente no sale rentable, al menos por ahora. Pero ese es otro debate, para otro artículo más adelante si alguien quiere escucharlo.


17 comentarios

  1. d dice:

    Bueno, no creo que eso que mencionas sea tan distinto de algunas cosas que se insinuaban en 2004 y los años siguientes en relación a la negociación con eta -escrito con minúsculas a propósito-.

  2. citoyen dice:

    sí, eso mismo iba a decir yo. La primera legislatura de zapatero, con el tema del 11 m etc,… y los «descubrimientos» del mundo y «queremos saber la verdad»

  3. Ese lenguaje en código de la derecha es universal. Aquí mismo, en España, lo vemos en cuanto la derecha entra a formar parte de la oposición. Empezando por el 11M, siguiendo con la negociación con ETA – aunque hay que reconocer que ahí se les fue completamente la pinza porque varios miembros del PP se lanzaron a llamar, directamente, ayudantes de los terroristas al ejecutivo, con lo cual el lenguaje en código desapareció por completo (ese periodo todavía colea cuando los oímos decir que alguien del ejecutivo avisó a un terrorista para que no fuera detenido), o, últimamente, con el tema del Alacrana: Nosotros estamos al 100% con el ejecutivo, pero después, después, ya vendrá el momento de pedir responsabilidades por lo mal que lo están haciendo (¿…?) – es cierto que no es tan sutil como el de la derecha estadounidense, pero ahí está-.

    Ôo-~

  4. Abensend dice:

    Estimado Señor Senserrich
    Leo a menudo los artículos aquí publicados, en especial los suyos. Su perspicaz visión del mundo americano atrae como la gravedad universal. Leyendo todo lo que expone hoy se me ocurre que al menos a mi me gustaría conocer un poco más sobre estadounidenses críticos con su sistema, si se les estigmatiza mucho o poco, si están organizados, si publican algo, en fin, siempre he pensado que donde hay mucha represión también hay mucha sedición, aunque sea de tapadillo. Más que nada es por confirmar si los americanos están todos definitivamente locos o si cabe esperanza. Yo creo que si. Muchas gracias y un saludo a todos.

  5. Roger Senserrich dice:

    Absend:

    A ver si escribo algo de ello. No hay demasiado, creeme. La política americana es muy rara – y muy poco represiva.

    El resto:

    Lo del terrorismo en España no es realmente comparable. Acusar al gobierno de desleal o cobarde es una cosa, decirle al electorado de forma implícita que «no os preocupéis, somos igual de racistas que vosotros» (americanos de verdad, uno de los vuestros, etcétera) es mucho más insidioso. Es apelar a la intolerancia de tus votantes, algo que el PP no hace -casi- nunca.

  6. Mario Álvarez dice:

    Estimado (y habitualmente leído) Sr. Sesenrrich:

    Reconozco que tengo tendencia a sustentar ideas políticamente poco correctas, lo cual me lleva a no redactar mensajes en los que manifiesto mi acuerdo con las ideas expuestas; ya está escrito, para qué insistir. Dicho esto:

    Sí considero que en España se ha utilizado y se sigue utilizando el procedimeinto, ¿cómo lo llama?, «hablar en código», pero creo que quien se apropió y hace mucho tiempo, desde los años 80, de esa herramienta no fue precisamente la derecha (o centro derecha), sino la izquierda (o centro izqueirda): los eternos discursos de los «descamisados», el miedo ancestral a que vuelvan «los de siempre, que ya los conocemos», etc., que en tiempos tuvo a su máximo exponente (e indudablemente el más entretenido) en Alfonso Guerra.

  7. RATKO dice:

    Me ha gustado mucho esta entrada, es algo que me rondaba en la cabeza y tu lo has puesto negro sobre blanco. Por otro lado, es España tenemos algunos aprendices de brujo en esta materia (todos ellos en el entorno mediático del PP madrileño al estilo Intereconomia, canal de humor insigne). Recuerdo aquellas insunuaciones sobre los andaluces vagos y analfabetos que votaban al PSOE, y por otro lado, los cultos e hiperdesarrollados gallegos que votaban al PP, el mensaje era claro, voats PSOE eres vago e inculto, votas PP eres dinámico, culto, en definiva: Madrileño jejejeje.

  8. Heathcliff dice:

    Yo en España veo también una persecución encubierta a todo lo que no sea solidaridad, bonhisimo y papeles para todos…

    La verdad es que para mí la izquierda se enfrenta a la Iglesia para arrebatarle la explotación del catecismo, más que po ninguna otra razón…

    🙂

  9. jasev dice:

    Acusar al gobierno de desleal o cobarde es una cosa, decirle al electorado de forma implícita que “no os preocupéis, somos igual de racistas que vosotros” (americanos de verdad, uno de los vuestros, etcétera) es mucho más insidioso. Es apelar a la intolerancia de tus votantes, algo que el PP no hace -casi- nunca.

    Pues yo me estoy acordando ahora mismo de cierta ministra que dijo que (a la vista de unas encuestas que no se sabe de dónde salieron) la población había empezado a ver la guerra de Irak con otros ojos porque la gasolina había bajado unos centimitos. Así, tal cual.

    Bien es verdad que no fue insidioso, fue absolutamente descarado.

  10. Vellana dice:

    Mario Álvarez, por no hablar de que votar al PP es ser franquista, es decir, ser de derechas es ser antidemocrático. Y aún más, los nacionalistas.
    O llamar, como hace el autor de este blog, lideresa a una dirigente del PP; eso sí es hablar en código (cuya traducción es: esa mujer, por tanto tonta y de derechas, por tanto nazi).

  11. […] hacer de ella una arma arrojadiza, intentando asociarla a Obama. Nada nuevo -otra vez hablando en código-, pero no por ellos menos deshonesto o […]

  12. Duchiver dice:

    En según que temas, la derecha española ha pasado del lenguaje en código. Ahí están todas las declaraciones sobre el 11 M…

  13. […] difíciles de entender de la política americana es el hecho que ciertos sectores de la derecha hablan en código. Fox News, Glenn Beck, Rush Limbaugh o Sean Hannity nunca dicen nada directamente racista, pero son […]

  14. […] bloque de votos en Washington. El movimiento de los derechos civiles en los sesenta cambió la retórica, pero no según que actitudes. El partido del resentimiento ya no eran los demócratas, sino los […]

  15. JL Salgado dice:

    Pues yo pensaba, que el aznarismo había bebido, y asimilado como propios, los modos republicanos, hasta tal punto de hacer de ello el fundamento de la amistad inquebrantable, del Reino de España con los Estados Unidos de América como aliados, frente a la vieja (y social) Europa, en un destino eterno y universal; pero por sus palabras, veo que, estaba totalmente equivocado. Manos mal.
    Salud, saludos y buenos alimentos.

  16. […] Montill y el PSC tienen que ir negativo – no sólo eso, tienen que ir muy negativo, empezando por hablar en código tanto como sea […]

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