Un comentario rápido sobre los dos atentados de estos días. Por muy aparatosos y dolorosos que sean, al final del día no cambian nada en absoluto: ETA ha perdido. No importa lo que los terroristas hagan, el estado no va a mover un dedo para contentarles. ETA no puede ni podrá nunca ejercer suficiente presión para ganar nada por las armas; no hay ningún escenario posible en que puedan forzar concesiones vía lucha armada. Lo único que es negociable es el armisticio – algo que los terroristas no entendieron en la última tregua.
Por tanto, no es cuestión de rasgarnos las vestiduras y proclamar que los vascos mutantes invencibles han resucitado, como decía Rosa Díez. Es hora de estar con las víctimas, dejar que la policía actúe, y básicamente ignorar a los asesinos – si quieren hablar, saben de sobras qué les toca.
Lo más triste de todo es que aún gente muera estos días, cuando la guerra de hecho ya ha terminado.
El problema es que en este país hay mucha gente que deriva su sustento emocional, o su ideología, de poder rasgarse las vestiduras de vez en cuando.
Ayer zapeando pasé por Intereconomía y lo que estaba diciendo el chorvo, mientras parecía que le iba a estallar la vena, daba miedo. Sólo le faltó decir que el líder en la sombra de ETA era Zapatero y que había que cometer un magnicidio. Sutileza sobre todo.
[…] hace tiempo vengo dándole vueltas a una idea que José A. Rodríguez y R. Senserrich ya han expresado: le damos mucha publicidad a ETA y ETA necesita de esta publicidad, de esta […]
[…] hace tiempo vengo dándole vueltas a una idea que José A. Rodríguez y R. Senserrich ya han expresado: le damos mucha publicidad a ETA y ETA necesita de esta publicidad, de esta […]