¿Recordáis el entrañable estado de Nueva York, y su ridículo empate en el Senado? Sí, esa historia de terror en que dos tránsfugas cambian de partido, uno vuelve, y el resultado es una cámara con empate a 31, dos partidos boicoteando al prójimo y un legislativo paralizado porque el quorum mínimo para votar es 32.

Parte del problema viene que el cargo de Teniente Gobernador está vacante, tras la espectacular muerte política de Elliot Spitzer y el ascenso de su subalterno. Demostrando que no sólo en Honduras hay gente incapaz de diseñar una constitución decente, la ley fundamental del estado de Nueva York se olvidó de incluir un mecanismo para nominar al teniente gobernador en caso que este muera o cambie de aires. Es algo que ocuparía dos líneas, no crean, pero lo dejaron de lado. El pequeño detalle, claro está, es que se supone que el teniente es el que rompe los empates en el senado – y claro, ahora no hay nada que hacer.

El gobernador Paterson, en vista que no hay forma de hacer nada, se ha decidido por nominar a alguien, así a la tremenda, rodeado de abogados tratando de encontrar alguna base legal creativa. El resultado es, como de costumbre, aún más abogados, ya que la minoría republicana ya ha dicho que ni de coña y lo ha llevado a los tribunales tan rápido como han podido.

El estado de Nueva York es famoso por nunca aprobar sus presupuestos a tiempo. Este año me parece que van a superar todas las marcas de incompetencia, y mira que California intenta superarlos.

Actualización: supongo que habréis leído el enlace en los comentarios, pero Pedro Espada, el desertor original, ha recontradesertado de vuelta a los demócratas, a cambio que le dejen ser gran jefe de la tribu. El departamento de comedia política del estado de Nueva York cambia de nombre y vuelve a ser llamado «senado».