Se repite a menudo en muchos sitios que una de las soluciones para aumentar el control ciudadano sobre los políticos es implementar un sistema de listas abiertas. La teoría es bastante sencilla, y ciértamente elegante: si el electorado puede castigar a los políticos que se portan mal directamente, sin que estos puedan esconderse dentro del partido, los políticos harán las cosas mejor.

La idea es bonita, pero no funciona; y el problema no está en la ley sino en los votantes.

Un sistema político democrático se basa en un principio muy sencillo: los políticos temen a los votantes. El mecanismo para inculcar el temor a la furia de los dioses del electorado a los alcaldes, diputados, concejales y ministros es que si hacen el burro, se van a la calle. Los votantes (o un número suficiente de estos) tienen el deber de ser implacables y sacar a patadas a aquellos que metan la pata.

El problema es que los votantes están muy ocupados. Como comentaba Citoyen, la gente cuando vota normalmente no lo hace del mismo modo que los frikis politizados* de la blogosfera; el proceso mental tiende a ser mucho más sencillo. Simplificando mucho (y si hay un experto en comportamiento electoral en la sala, que me perdone por la caricatura) la cosa va como sigue:

  1. El votante se pregunta si es de izquierdas o de derechas, y en algunos sitios, si es nacionalista o no.
  2. En la inmensa mayoría de casos, la respuesta es curiosamente idéntica a la que daban sus padres; la identificación política de la familia es un excelente predictor de voto.
  3. El votante mira por la ventana y comprueba que el apocalipsis no ha sucedido. También comprueba que el presidente/alcalde no haya sido pillado en la cama con una niña muerto o un niño vivo, o que no esté en la cárcel o huido de la justicia por haber hecho alguna barbaridad. Si la respuesta es negativa, pasa a (4). Si es positiva, pasa a (5).
  4. Si el partido en el poder es del mismo color político que el bravo ciudadano, le vota de nuevo. Si no lo es, el ciudadano normalmente es capaz de inventarse alguna excusa para votar en contra. Si no tiene demasiado imaginación (o el líder de la oposición ha sido pillado en la cama, etc, etc), se abstiene o vota por el partido que manda.
  5. Si el partido en el poder es del mismo color político que el bravo ciudadano, normalmente este es capaz de inventarse alguna racionalización para justificar su voto a favor igualmente. Los que no tienen humor para justificarse a veces cambian de partido. Los que no amaban al partido en el poder, votan en contra con más entusiasmo que nadie.

Es una caricatura, pero de hecho es un mecanismo bastante sofisticado para operar en un sistema complicado bajo racionalidad limitada. Los votantes «leen» lo que está sucediendo en el mundo real bajo el prisma de su propia ideología. Saben qué les gusta, saben cuándo las cosas funcionan bien o mal, y comparan entre lo que prefieren y la competencia percibida de los candidatos, votando en consecuencia.

El problema en un sistema de listas abiertas es que estamos pidiendo a los votantes que decidan no dos o tres veces cada tres o cuatro años; estamos pidiendo que decidan muchísimas más veces. Eso requiere prestar muchísima atención a todo lo que sucede ahí fuera y lo que están haciendo los políticos; un ciudadano tiene que estar aplicando el examen en el punto (3) muchísimas veces.

En un contexto de votantes frikis, eso es un problema relativo; al fin y al cabo, somos la clase de personas que seguimos con admiración y reverencia las andanzas corruptas de un oscuro gobernador de Illinois. Nos gusta la política, oiga. Qué le vamos a hacer. Para el común de los mortales, sin embargo, esto no es tan sencillo. No nos engañemos, la política es aburrida. La mayoría de votantes lo que harán será dedicar la misma cantidad de tiempo leyendo el periódico, y simplemente reduciendo el tiempo dedicado a vigilar cada posible voto. Ya no comparamos partido A y partido B; ahora tenemos a 14 tipos en cada lado, así que sabemos menos sobre cada uno de lo que sabíamos de A y B antes de tener listas abiertas.

Los políticos saben que esto sucede, así que actuan en consecuencia. En un sistema bipartidista de listas cerradas, cada diputado y ministro saben que si uno de los suyos hace el mandril, los votantes sólo pueden aplicar castigo colectivo, y penalizar a todo el partido. A su vez, también saben que el partido es un blanco extraordinariamente visible; si les cazan robando a destajo, están a campo abierto, sin nada que les cubra ni lugar donde esconderse.

En un sistema de listas abiertas, estos incentivos desaparecen. Primero, el partido tiene un incentivo mucho menor en vigilar a los suyos o mantener el orden. Si un diputado está vendiendo sus votos y le cazan, la culpa es de ese diputado, y los votantes le pueden culpar sólo a él. Segundo, y más importante, cada diputado individual es perfectamente consciente que es muchísimo menos visible que lo que era antes; conductas que serían horripilantes para un partido (ser muy buenos amigos con los intereses que defiendes) pasarán relativamente desapercibidas en un entorno menos disciplinado. Haciendo las cosas peores, todos los políticos saben que todo el mundo tiene ese mismo incentivo, así que el nivel de corrupción «aceptable» será más alto, y de hecho probablemente creciente a medio-largo plazo.

De hecho, un sistema de listas abiertas «puro» es relativamente inusual. La mayor parte de países que tienen listas «abiertas» tienen sistemas de listas preferenciales, en que los votantes pueden «subir» un político lista arriba, pero sin escoger entre unos y otros. La mayoría de votantes no expresan prioridades, así que en la práctica el sistema acaba actuando como un sistema de listas cerradas tradicional.

Básicamente, las listas abiertas o bien no cambian gran cosa (ya que los votantes no las usan) o destrozan la capacidad de control de los votantes sobre los políticos, al hacer la vigilancia muchísimo más difícil. En el peor de los casos (Italia, Brasil) el sistema se convierte en una máquina de crear basura, especialmente con una mala ley de financiación para campañas, con una auténtica carrera armamentísica de corrupción creativa (o «legalidad mágica») que no deja títere con cabeza. Esto acaba sucediendo incluso en sitios con sistemas mayoritarios y circunscripciones uninominales bastante a menudo, como es el caso en Estados Unidos.

¿Son las listas abiertas una mala idea? No, en absoluto. Mejoran la representación de los votantes, y en ciertos contextos puede forzar a los políticos a acercarse más a los votantes. El problema es que no son una solución mágica, ni mucho menos, y que demasiado a menudo o no hace absolutamente nada o se convierte en un ruidoso desastre imposible de controlar de forma efectiva. Implementar una solución así puede ser buena idea, pero sus efectos serían, en el mejor de los casos, muy limitados.

(*): los frikis blogueros, por cierto, tienden a votar siguiendo una estructura mental muy parecida. La única diferencia es que somos muchísimo más creativos descubriendo excusas para justificarse, y que se ponen muchísimas medallas cuando cambian el voto.


28 comentarios

  1. Rocamadour dice:

    ¿Qué te pareció el proceso electoral a la alcaldía de Baltimore en la mítica «The Wire»? Si no la has visto… ya sabes.

    Saludos.

  2. citoyen dice:

    El problema es parecido a si uno quiere ir a quejarse a una empresa porque la han vendido aceite de serpiente de lugar de bálsamo multicurativo. Si la empresa responde con un departamente de reclamaciones o de relacines públicas y un formulario normalizado, en principio es más o menos sencillo quejarse; si uno está forzado de ir a buscar al empleado exacto que cometió el error para ponerle una demanda es mucho más difícil quejarse (en Astérix y las doce pruebas hay una pasaje genial sobre eso).

  3. Demócrito dice:

    Creo que se te ha olvidado un paso:

    «Tras un análisis concienzudo y frustrante de la realidad política, voto con las pinzas en la nariz al que creo menos malo»

    En mi caso, nunca voto al PP por la carga dogmática (catolicismo, política exterior «dura», nacionalismo español, etc…) que sesga su actividad política y a veces les impide ser pragmáticos. Así que me queda UPyD y PSOE, porque IU sigue en las nubes. Y así creo que estamos muchos, con lo cual poco podemos movernos.

    Yo, que soy un cenizo, creo que ofrecer más posibilidades de elección sólo tiene sentido si van acompañadas de mejor información e interés por asimilarla. Ante una actitud tan limitadamente racional como la del ciudadano medio y, sobre todo, una información tan difícil de obtener, mejor dejar las cosas mascadas.

  4. Golias dice:

    La verdad es que ya me parecía que las listas abiertas no eran ninguna panacea, a pesar de lo que me dice mucha gente. Creo que podría tener alguna repercusión en la política local, tal vez penalizando a un concejal particularmente desagradable que se agazapa en el tercer o cuarto puesto de la lista, sabiendo que es prácticamente imposible que se quede sin puesto. Pero más allá de esto creo que sus efectos serían nulos o casi nulos.

    Otra cuestión: en España, más que listas cerradas tenemos listas «entornadas». Se vota al partido, o como mucho al líder, y los demás de la lista acaban siendo elegidos porque se ha votado al partido. Entonces, en mi opinión, un concejal o diputado que se vendiese a otro partido (o que cambiase honradamente, que todo puede ser), debería poder ser destituido por el partido o coalición por la que se presente. Sostener que no puede perder su puesto porque «ha sido elegido por el pueblo», ¿no os parece una ficción? Es como si tuviésemos lo malo de las listas cerradas y lo malo de las abiertas. Creo sinceramente que esta historia se mantiene porque todos los partidos, por mucho que critiquen el transfuguismo, están esperando ser los próximos beneficiarios de él.

    Quisiera plantearos una pregunta. Supongamos que se pudiese votar válidamente en contra de una candidatura. Una especie de voto en negativo (o «votar en negro»; ejemplo: voto «negro» contra el PSOE = -1 voto al cómputo total). Así a bote pronto creo que muchos que hoy se abstienen podrían dejar de hacerlo. Me parece que esto penalizaría las campañas electorales especialmente asquerosas y a los candidatos más impresentables, así como a los partidos más radicales (si quince mil personas votan a favor de un partido radical, y otras quince mil en contra específicamente de ese partido, ¿es antidemocrático tener en cuenta ese voto en contra?). Pero es una idea así a lo basto, y por eso me ha parecido adecuado comentarlo.

    Pido disculpas por el ladrillo que acabo de mandar; comprendedlo, me hago mayor y esas cosas.

  5. Tvrtko dice:

    La estrategia del votante medio, conocida por los partidos, puede influir en la postura de estos ante los errores y fracasos cometidos, sobre la que hablabas hace unos días: negándose a admtirlos por sistema, facilitan las excusas de los ideológicamente afines (o irreconciliables con el contrario).

  6. Alatriste dice:

    Uhmmm… un tema que también hay que comentar es que el ciudadano medio, esa mítica criatura más rara que un unicornio vampiro, cuando dice ‘listas abiertas’ normalmente lo que quiere es algo como el sistema británico, tener _UN_ diputado personal que le represente a él y su barrio/ciudad/comarca.

    Algo que, igual que las listas abiertas, tiene sus puntos buenos pero está muy lejos de carecer de inconvenientes. Por mencionar solamente uno, habría que pechar con tener sentados en el Congreso no a uno sino a una docena de caciques locales a lo Jesús Gil y Gil en todas las legislaturas.

  7. rgr dice:

    Buen artículo!

  8. meneame.net dice:

    El problema de las listas abiertas…

    Se repite a menudo en muchos sitios que una de las soluciones para aumentar el control ciudadano sobre los políticos es implementar un sistema de listas abiertas. La teoría es bastante sencilla, y ciértamente elegante: si el electorado puede castiga…

  9. Mario dice:

    Alatriste, ese el problema práctico: incitas al diputado a convertirse en cacique. Las circunscripciones unipersonales tienden a ser muy pequeñas, por lo que el diputado vencedor será una persona con notable capacidad de influencia sobre el electorado de ese pequeño territorio. Las circunscripciones plurinominales tienden a ser mucho más grandes y es más difícil que los fenómenos de caciquismo tengan influencia.

    Por otra parte, pocos de los que piden listas abiertas se dan cuenta de que ya existen en el Senado, y de las elecciones senatoriales podemos decir dos cosas:

    A) Casi nadie usa las listas abiertas, sino que se vota en bloque. La gente no pierde el tiempo en conocer a cada uno de los candidatos, sino que votan al que presenta el partido de su elección. Mayor sería esta clase de razonamiento en el Congreso: la gente sabría que quieren que gobierne Zapatero o Rajoy (o quien sea), y le da igual quién sea el tipo que vote por él en la Cámara (¿alguien votaría a un fantástico e íntegro diputado del PP si uno quisiese que gobernase Zapatero?). Es decir, tiene poco sentido suponer que en un sistema de gobierno parlamentario, los votantes van a tener en cuenta la capacidad personal del diputado, y no a quién va a votar éste en la investidura; y es que nuestro Congreso funciona como «Colegio Electoral» (si me permitís la denominación americana) en la elección del ejecutivo.

    B) No aumentan la libertad de acción de los parlamentarios, ni su independencia del aparato del partido. Es consecuencia de lo anterior: si cada votante vota en bloque al partido, el parlamentario sabe tiene su escaño por haber estado entre los candidatos del partido. Y si uno es candidato del segundo partido más votado, además de al partido, deberá dar gracias a su padre *.

    * En la elección al Senado, por cada provincia se eligen 4 senadores y cada partido presenta 3 candidatos por provincia. Dado que la gente vota en bloque a todos los candidatos del mismo partido, el resultado siempre es 3-1, es decir, salen elegidos los 3 candidatos del partido más votado, y uno del segundo más votado. El candidato elegido del segundo partido más votado, siempre es el que aparece más arriba en la papeleta. En las papeletas del Senado, dado que no hay listas, los nombres de los candidatos se ordenan alfabéticamente, de tal manera que quien tiene un apellido que empieza por una letra anterior, aparece en la parte superior de la papeleta. Dado que algunos pocos frikis sí que utilizan las listas abiertas y votan a los candidatos de distintos partidos (normalmente, dado que no conocen a cada candidato concreto, tienden a votar al que aparece más arriba entre los candidatos del partido), el resultado es que los candidatos que aparecen más arriba en la lista –porque tienen un nombre que empieza
    por una letra anterior del alfabeto– suelen tener más votos que sus compañeros de partido, y son los que salen electos.

  10. siddharthahh dice:

    «…el temor a la furia de los dioses…»
    » … los frikis blogueros …»
    «… frikis politizados* de la blogosfera …»
    ………

    Aparte de estas «expresiones» el articulo me parece una chorrada tremenda en donde supuestamente pareces conocer los mecanismos y motivos reales que llevan a la gente a votar a unos o a otros (con lo complicado que puede llegar a ser las mtivaciones personales).

    Está claro que en general la mayoria está mal informada, pero con los medios que hay hoy en día (si se utilizan bien) informar bien al electorado no deberia ser un problema mayor que el de organizar las elecciones.

    Te olvidas, por supuesto, de que el sistema (bueno o malo) deberia ser objetivo (1 persona= 1 voto) y eso hoy en día no se cumple. Solo con esto todo el articulo quedari «invalidado??»

  11. Carlos dice:

    Yo creo que las listas abiertas son un tanto inútiles y poco prácticas, si, por ejemplo, queremos también una circunscripción única.

    ¿Cada partido debería presentar 350 candidatos al congreso? ¿Cuántos nombres tendríamos que conocer?

    Yo creo que lo que debería haber es democracia interna en los partidos, por Ley, con primarias. Y después ya que los votantes en las elecciones voten al partido.

    Es decir, los votantes no podrían decidir a qué políticos votar, eso lo harían los afiliados de ese partido, que son los que realmente están interesados en él.

    Y después la elección democrática de los afiliados se pondría a prueba en las elecciones.

    Así que la reforma que yo propondría es la de una circunscripción única (tanto las nacionales como las autonómicas) y la democracia interna obligada de los partidos.

    Los políticos delincuentes no llegarían a las listas porque los propios afiliados los rechazarían.

  12. Pablo dice:

    Hola, me gusta bastante el tema, ya que yo defiendo las circuscripciones electorales como un medio de sanear la vida pública (en ese sentido tenemos que aprender de los ingleses, su sistema parlamentario tiene casi 400 años).
    Es posible encontrarse caciques?, qué duda cabe, pero siempre habrá más control popular sobre lo que haga «su» diputado. Pongo un ejemplo, ¿cuándo un diputado ha votado en España contra la disciplina de partido? las ocasiones en las que esto ha sucedido, se puede contar con los dedos de una nariz, ¿por qué? por que quién decide si se presenta o no en las próximas elecciones es un tipo en un despacho, y basta con que te muevan del nº3 al nº 5 para que en las próximas pierdas el escaño y el chollo. Así que si hay una ley que tu partido quiere aprobar, que va en contra de los intereses de la zona en la que has sido elegido, por poner un ejemplo Murcia, el representante de dicho partido por Murcia respetará la disciplina, y se esconderá en el anonimato de que ni cristo sabe quién es. Sin embargo, si tú te presentas por una circuscripción de Huesca, y tu partido quiere establecer una ley que jorobe a tus votantes, o te opones a ella, o en la próxima legislatura no te va a votar ni el tato. Así pues las políticas
    de los políticos estarán más atadas a sus votantes, ya que éstos los eligen directamente, y no hay un comité que los sube o los baja en la lista en función de su obediencia. Cuántos diputados hay en el congreso cuya única misión es ir y votar? gente que no participa en las discusiones, si no que está allí para seguir la disciplina de partido y hacer bulto.

    Puede que la elección directa del diputado por una circuscripción no sea la panacea, pero plantea una mayor democracia, al otorgar más poder a los votantes.

  13. Finlord dice:

    Golias, creo que permitir votos en contra lo único que haría sería cargar de votos negativos al partido que esté en el poder en ese momento, porque es el que se ve, el que hace mal las cosas, y nada más, por lo que tendríamos un país en el que sistemáticamente cada cuatro años se cambiaría de partido en el poder, siempre, eso sí, dentro del bipartidismo….

  14. casposo dice:

    En mi opinión, el problema no son las listas abiertas o cerradas, sino la ausencia de separación de poderes en un país donde sólo se vota al legislativo. Aquí, aunque hubiesen listas abiertas, seguiriamos teniendo una democracia de mierda.

  15. Abel dice:

    Yo lo de listas abiertas lo entiendo en otro sentido: Cada partido propone sus candidatos a compañar a su candidato a presidente. Yo voto al partido, pero de la lista del partido elijo a quien quiero (ademas de, por obligación, al candidato principal). No voy a elegir a unos de un partido y otros de otro partido; o se vota A o B (o c, d….).
    Pero bueno, como dice alguien por ahí, no conocería a la mitad de los acompañantes del candidato principal, pero no es eso lo que me interesa. Lo que a mi me interesa es negar el voto a alguno de los de la lista, evitar que salga, bien por que me cae mal, bien por que no me gusta como hace las cosas, o bien porque me parece un elemento pernicioso para el partido (u otras cosas).

    Ejemplo: Quiero que gobierne el PP, pero estoy harto de que votación tras votación, por votar en listas cerradas no exita la más minima posibilidad de indicar o hacer notar a la cúpula del partido, que no quiero ver a Trillo formando parte del equipo de gobierno. Y esto es así porque es el partido (su candidato principal basicamente) el que designa a los componentes del futuro gobierno una vez ha ganado las elecciones, sin tener en cuenta para nada al votante. Y es que el ciudadano no ha podido decirle de alguna forma «Quiero que goberneis, pero sin ciertos elementos perniciosos y con ciertas condiciones».

    El ciudadano solo puede decir SI o NO.

    Lamento como he escrito esto, pero lo estoy haciendo sobre la marcha (en el autobús)..

    P.D.: Ya se que no se puede elegir directamente a los componentes para el equipo de gobierno, pero lo he puesto como un ejemplo claro de la intención del voto abierto. Estaría por ver, si fuese abierto, si Trillo iba a ser capaz de sacar los votos necesarios en su circunscripción. Normalmente los saca por que se vota al partido de la zona en conjunto, no a la persona individual.

    Un saludo.

  16. elhumero dice:

    Si te cuento que con listas abiertas no se cuantos juicios a la espera y le hacemos senador por Cantabria y no hablo del Barcenas, que apostaría algo a que en las próximas elecciones si le traen otra vez por Cantabria vuelve a salir.

  17. klausss69 dice:

    Tienes toda la razón,este pais es así.4 millones de parados y se seguimos en luchas fraticidas entre politicos.www.klausss69.wordpress.com

  18. elhumero dice:

    Añado, yo soy mas partidario de un elección de un único diputado/senador por circunscripción, al estilo británico. Y poder luego ir a Madrid a ver a mi Senador/Diputado, no a uno de los 5 que tengo, que ni me va a hacer caso, que de los 5 Diputados que hay de Cantabria, uno esta en RTVE, el otro en asuntos europeos y el otro desparecido, luego otra es ministra y la otra del PSOE no hace absolutamente nada.
    De lo que a mi me interesa que es Cantabria, a ellos 5 se la refanfinfla. Si fuese por Circunscripción su voto se condiciona por los votantes, no debiendo seguir la disciplina de partido si esta va en contra de sus votantes o eso creo, pero siendo este un país de pandereta, me veo que seguimos igual pongan lo que pongan.

  19. RaF dice:

    En realidad el problema no es un tema de listas. La solución pasa con una reducción drástica de las circunscripciones electorales y la elección de un único candidato por circunscripción.

    La carga de los partidos seguiría siendo fuerte, pero sería el cabr*n de tu circunscripción el que no te ha hecho caso y la gente sería menos reticente a «probar» a otro candidato que se preocupe un poco más por la gente de la zona.

  20. tranqui colega, la sociedad es la culpable dice:

    En una democracia lo que habría que votar son propuestas, leyes, cosas tanteables y en lugar de promesas de gente poco fiable

  21. Roger Senserrich dice:

    Es curioso que muchos (aquí y en Meneáme) se hayan tomado el artículo como si estuviera en contra de las listas abiertas. Mi postura es más simple: básicamente creo que no aportan gran cosa, y que en algunos casos pueden empeorar lo visto.

    Recordad, el senado tiene listas abiertas… y ya me diréis qué ha aportado.

    Por descontado, el sistema no se implementará nunca básicamente porque los partidos no saldrían favorecidos. Pero ese es otro tema.

  22. Bio dice:

    A mi el articulo me ha parecido interesante. Voy a decir algo parecido a lo que ha comentado Pablo de la disciplina de partido aunque desde otro punto de vista. (Me he intentado leer todo pero es muy largo, asi que solo cito a uno y si repito pues lo siento).

    No tengo solución para el sistema actual, aunque hay una cosa que no me gusta nada y esa es la de la disciplina de partido.

    Me parece una verguenza tener 350 personas en una sala para que sólo haya 7 partidos políticos (aunque solo importen los de los dos partidos mayoritarios). Me parece que es mantener a demasiada gente por la cara. Sobre todo cuando no puedes controlar quien va en las listas del partido que en principio tiene unas ideas parecidas a las tuyas.

    Por otro lado los politicos se esconden detrás del partido y nunca ves ideas propias ni criticas al partido. Las criticas siempre vienen de medios sin politicos dando la cara.

    Siempre que hablo de esto y saco el tema de las listas abiertas para que los políticos fueran con la verdad por delante no me convence demasiado el tema por lo expuesto en el blog. Pero al mismo tiempo pienso en el sistema suizo y me gusta.

    En suiza se vota mucho, y eso es malo porque las cosas van despacio, es bueno porque los políticos se mojan y te venden sus ideas para que votes por ella. Si una politica no te afecta no votas, y como votan tanto solo vota al que le interesa y se interesa por la ley.

    Creo que darle un cheque en blanco a un partido durante 4 años estaba bien cuando se tardaba en hacer recuentos una semana, y ahora determinadas decisiones podrian proponerse como votaciones populares.

    A estas ideass le veo pegas y por eso no creo que no sean «LA SOLUCION» , pero personalmente creo que la democracia actual es un lastre del pasado y que no evoluciona porque a los politicos, que luego hacen las leyes no les interesa decir «No, no queremos un cheque en blanco».

    Al final todo esto pasa porque la politica ha quedado como algo que nos afecta poco sobre lo que encima hay poco control (un voto sobre millones cada 4 años), y es algo que se asume como algo normal, no interesa que la gente se informe y sea crítica. Lo que de verdad importa es ser guapo y tener dinero, si no eres crítico con la sociedad no vas a ser crítico con los politicos que pueden cambiarla, a parte la sociedad actual se retroalimenta bastante bien, cada vez la sociedad es menos crítica cuando tiene más información. La «frikez» politica es rara y no con todo el mundo se puede hablar de politica. Y esto ya si que es complicado de cambiar.

    Siento la plasta

  23. […] ¿Por qué esto no sucede en otros sitios? Dos motivos básicos: por un lado, el presidente es escogido de forma separada del legislativo, así que tiene que construir mayorías y pedir y rogar cada cambio legal con gente que tienen sus propias ideas. El segundo, y más importante, es el hecho que los partidos políticos no tienen nada parecido a disciplina interna, en gran parte porque los legisladores son escogidos de forma individual en distritos uninominales. Sí, esta clase de distritos que como apuntábamos ayer funcionan básicamente como un sistema de listas abiertas. […]

  24. […] ¿Por qué esto no sucede en otros sitios? Dos motivos básicos: por un lado, el presidente es escogido de forma separada del legislativo, así que tiene que construir mayorías y pedir y rogar cada cambio legal con gente que tienen sus propias ideas. El segundo, y más importante, es el hecho que los partidos políticos no tienen nada parecido a disciplina interna, en gran parte porque los legisladores son escogidos de forma individual en distritos uninominales. Sí, esta clase de distritos que como apuntábamos ayer funcionan básicamente como un sistema de listas abiertas. […]

  25. kiko dice:

    Dejarlo como esta? …NO, si queremos avanzar hay que hacer un cambio en este sistema electoral, el que sea, seguro que mejoraria, en el actual solo estamos creando parásitos del sistema público que sabiendo sus limitaciones se aferran al anonimato en una lista de un partido para su uso personal, gente no válida, sin ningún interés en mejorar el país, su única fe es el trincar el sueldo cada mes sin hacer nada, que dicho sea de paso, tampoco sabrian hacerlo porque la mayoria no estan preparados, mientras finaciemos a estas cucarachas nada irá a mejor.

  26. Enantium cápsulas dice:

    Hola, me he quedado perplejo con el razonamiento. Como la gente es tonta y vaga pues sigamos como estamos, como nadie se va a molestar en hacer nada, pues no demos la oportunidad de hacerlo a nadie y quitemos ese derecho. Como en el Senado ya hay lista abierta, pues nada a seguir en la miseria de las listas cerradas. Hasta ahora el panorama es desolador…

    Por qué no aclarar que el senado no sirve para nada, que es igual que esté o no (mejor que no, ahorraríamos un sinfín de parné en inmensas pensiones de por vida tras dos legislaturas). A nadie le interesa salvo al interesado, incluidos sus partidos en plena campaña, ¿alguien recuerda a un senador en plena y agotadora campaña?

    Si la gente es tonta y vaga, seguirá como hasta ahora, marcando todas las casillas de su opción elegida, si es un poco más inteligente, evitará marcar la del pedófilo, corrupto, tránsfuga, de su partido y votará los otros y si es más inteligente, votará al candidato sea de su opción política o no, seleccionado por su mejor valía o afinidad con sus creencias y esperanzas aun de su desencuentro en orientaciones y directrices

    Abogo por las listas abiertas por ser lo más a lo que se puede llegar en democracia después del control de la corrupción política total.Traerá cambios para mejor y para bien y además el control del politicastro, sería como elegir tu propio presidente de escalera, al cual pedirle explicaciones en su casa o por teléfono o en su oficina, tal cual en el sistema inglés, estará más en nuestras manos que no en las de desconocidos con inconfesables propósitos hasta ahora para nosotros.

  27. […] diputados territoriales) pero todavía generando mayorías claras. No es listas abiertas, pero ya me va bien; nunca me han gustado […]

  28. […] obertes. Però penseu-ho dues vegades. Aquesta solució té les seves ventatges però també alguns inconvenients que no es solucionen amb les eines […]

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