Tengo que decir que la campaña electoral me estaba sorprendiendo bastante estos días. Cuando incluso AP se dedica a explicar que los candidatos se han pasado la semana hablando de temas concretos, sólidos e importantes, es que realmente los candidatos han estado hablando de (oh cielos) cosas veredes, Sancho. Sólo una tonta -y relativamente poco relevante- pifia de Obama, que ha tenido que librarse de un miembro del comité que buscaba su vicepresidente ha distraido a los periodistas ligeramente.

Los dos candidatos son muy distintos, y en contra de lo que es habitual en Estados Unidos, ambos se han dedicado de forma obsesiva a explica de forma más o menos detallada (McCain ha sido un poco más simplista, al menos esta semana) por qué sus propuestas son mejores que las de su contrincante. Un repaso a First Read, de hecho (Blog de MSNBC que es una buena guía sobre lo que esa cadena está cubriendo en antena) es estos días una grata sorpresa: con pocas excepciones, los candidatos hablan del planeta tierra: impuestos, Irak, petróleo y sanidad. Alucinante, de veras.

¿Por qué me tiene esto tan sorprendido? Repito, es bastante inusual. En una campaña normal McCain se hubiera quedado alegremente enganchado hablando de Johnson, mientras que Obama estaría haciendo broma sobre un par de errores que cometió McCain leyendo un discurso. Los candidatos andan metido en hablar de la realidad y los periodistas, oh sorpresa, no pueden más que seguirles.

Lo curioso es que este año parece que la realidad tiene un marcado sesgo a favor de los demócratas, supongo. Y lo digo con duda, en condicional, porque NBC y el Wall Street Journal llevan dos días de sesudos análisis sobre quién manda, quién tiene las de ganar y qué grupo apoya a quien basados en una encuesta que hicieron hace cinco o seis días, con una muestra de 1.000 entrevistas. Obama tiene una ventaja bastante confortable (y que según encuestas posteriores, parece estar subiendo) de seis puntos respecto a McCain, 47-41. El problema es que para la encuesta en general el margen de error es más de 3 puntos.

Contando que estamos a cinco meses de las generales, y que la encuesta tiene cierto sesgo derivado del hecho que Obama acaba de ganar sus primarias, lo cierto es que no se puede decir gran cosa. Sí, podemos decir que Obama es bastante probable que está ganando, posiblemente por un margen decente (más de tres puntos casi seguro), pero estos sesudos anális que hace algunos son básicamente un brindis al sol.

Estimar el voto, por ejemplo, de las mujeres blancas que viven en suburbios. Me extrañaría mucho que dentro de esas 1.000 entrevistas, tengan más de 125-150 casos de mujer blanca que vive en suburbios. Eso coloca la estimación del voto para esa submuestra cerca del 9%, haciendo cualquier estimación poco más que absurda (McCain «gana» 44-38, por cierto en este grupo). De la encuesta podemos sacar conclusiones sobre las preguntas más generales (parece bastante claro que los americanos quieren cambios grandes, por ejemplo; y progresistas), pero no meternos en detalles.

De momento creo que podemos decir sólo dos cosas. Uno, Obama empieza la carrera en cabeza. No podemos decir lo lejos que anda de McCain ahora mismo (los efectos de ganar las primarias no «entran y salen» del todo en los votantes hasta que pasan un par de semanas), pero parece que está bien posicionado. Y sí, los resultados de las encuestas se tienen que coger con pinzas, pero parece que los grupos «ex-Hillary» (clase obrera blanca, latinos, viejetes, mujeres en general) están pasándose a Obama.

Dos, y casi más importante, parece que cuando se pregunta sobre temas concretos, los votantes tienden a estar más cerca de Obama que de McCain. No es una sorpresa, con lo mal que lo llevan los republicanos. Si en la campaña se sigue hablando tanto de cosas no estrictamente irrelevantes, eso es una buena noticia para Obama también. No seré el primero en decirlo pero puede que lo que hace a McCain el único candidato con ciertas posibilidades de sobrevivir este año (a saber, que es un tanto quijotesco y le gusta jugar a no ser republicano) le haga también un candidato débil: su insistencia en hablar de cosas concretas hace que el electorado descubra que no están de acuerdo con él.

Los republicanos están en un mal año. Qué se le va a hacer. Es algo que está en el ambiente desde hace meses; no debería sorprender a nadie.

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A todo esto, un artículo estupendo para los amantes del lado más cafre de la política: el New York Times repasa como los Clinton y sus lacayos, una vez perdidas las primarias, compilan y revisan su particular lista negra de cabrones traidorcetes que se pasaron al otro bando. Un poco sociópatas sí que son, la verdad.


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