Una de las grandes ironías de la política exterior americana estos años ha sido que ganando todas las batallas van camino de perder la guerra. Lo más deprimente para Estados Unidos (y occidente, dicho sea de paso) es que en el estado que les está derrotando no ha usado uno sólo de sus soldados para dejar en evidencia los errores de juicio de la administración Bush.

El 11 de septiembre, en contra de lo que muchos dicen, no cambió todo; lo único que cambió de forma decisiva es la forma de hacer política en Estados Unidos. Los atentados transformaron un presidente vacilante, mal valorado y con problemas graves para pasar cualquier legislación en el Congreso en un poder incontestable e incontestado, con una capacidad nunca vista para hacer y declarar la guerra. El error, y grave, es que a nadie se le ocurrió plantearse si realmente lo que les pedía el ejecutivo tenía algún sentido, o era la respuesta correcta.

La intervención en Afganistán, con sus problemas, tenía
sentido. Bin Laden recibía cobijo, era un estado débil que patrocinaba atentados contra terceros países, y era un caso especialmente grave de dictadura islámica radical. Los talibanes habían vulnerado el principio de no agresión por omisión, así que el ataque se lo ganaron a pulso. Se invadió, con mala planificación y tropas insuficientes (algo que para variar estamos pagando ahora) y se cometió el error de eternizar la ocupación, pero se eliminó a un régimen que realmente había lanzado un ataque.

El siguiente paso, sin embargo, fue el error grave, y el auténtico regalo para Irán. La invasión de Irak fue literalmente ser el matón de patio de colegio que pega al chaval cojo, feo y con gafas para demostrar su fuerza; se atacó un estado que no tenía absolutamente nada que ver con nada de lo que había sucedido, que estaba esencialmente incapacitado y convertido en un protectorado de segunda, y que tenía un control más o menos ténue de su territorio, pero todavía efectivo. La entrada a saco de las
tropas americanas, de nuevo sin planes claros, de nuevo insuficientes, no hizo más que aniquilar esa débil autoridad estatal, dejando un vacio enorme.

Como en la naturaleza, los sistemas políticos aborrecen el vacío. Lo detestan. El problema grave es cuando más de una fuerza trata de ocupar ese espacio, y no llega a estabilizarse. La competencia entre sistemas políticos, poderes casi-organizados que pretenden gobernar, crea siempre violencia; el Estado como ente garante del orden es un monopolio natural. Cuando múltiples facciones se lanzaron a una lucha por dominar el país en Irak, Irán no tuvo más que empezar a escoger entre sus clientes favoritos para sembrar cizaña, y asegurarse que saldría ganando.

Primero, haciendo la presencia
americana en Irak enormemente costosa; el gobierno americano no puede permitirse, por motivos de prestigio e interés propio, que el país caiga en una eterna guerra civil, así que está obligado a quemar tropas y recursos en una guerra que desde el principio no tenía ningún valor estratégico para ellos. Segundo, en caso que los americanos se cansen, Irán estará apostando a caballo ganador, y acabará probablemente disfrutando de la existencia de un gobierno integrista amigo en su país vecino. Tercero, y aún más importante, la eterna ocupación ha limitado muchísimo la capacidad militar de Estados Unidos. Las fuerzas armadas americanas nunca estuvieron diseñadas para dedicarse a aventuras coloniales, y su estructura voluntaria hace cualquier expansión enormemente cara.

Por añadido, Irán ha recibido un regalo aún más valioso derivado de la invasión, el debilitamiento del principio de no injerencia en las relaciones internacionales. Con la administración Bush lanzando ataques a terceros basados en Casus Belli patéticamente ficticios, hablando de «cambios de régimen» alegremente y con occidente tratando a los palestinos como niños malcriados (y reaccionando como tales cuando Hamas ganó unas eleccciones), Irán ha decidido meterse en los asuntos de sus vecinos sin el más mínimo reparo. Total, occidente hace lo mismo. Y su gendarme mayor está metido hasta las cejas en una guerra que nos está saliendo gratis.

¿Qué salidas quedan?. La verdad, una vuelta a viejos principios. Los principios de no injerencia y no intervención pueden sonar crueles y cínicos, pero estaban en el centro de las convenciones del sistema internacional por un buen motivo. Ante todo, evitan esta clase de absurdos problemas irresolubles donde un estado como Irán puede jugar a bolos con la política de sus vecinos usando como justificación el hecho que Estados Unidos está haciendo lo mismo con
tanques. La regla de que uno sólo le pega de tortas a otro en caso de que el otro esté metiéndose donde no le llaman es una idea sólida.

Irán no empezó a meterse donde no le llaman tras la invasión de Afganistán; incluso ellos entienden lo que significa responder a un ataque. Cuando Estados Unidos pasó a hacer experimentos democráticos, sin embargo, las cosas cambiaron rápido.

La vuelta al pragmatismo, me temo, será un retorno a la dictadura en Irak y posiblemente en Afganistan. Unos y otros llegarán a un pacto implícito de de apoyar al caudillo ganador, darle el gobierno, y dejar que mantenga la estabilidad como le plazca, siempre que no incordie a los vecinos. Cambiar todo para que nada cambie. Las dictaduras nunca son buenas noticias, pero desde luego son una solución mejor que una guerra civil infinita en todo el territorio.


8 comentarios

  1. bordesinremedio dice:

    Dos apuntes respecto de un texto que estoy globalmente de acuerdo:

    1.-«Los talibanes habían vulnerado el principio de no-intervención por omisión»

    Ejem, estas confundiendo el principio de no injerencia en los asuntos internos de los Estados respecto de la prohibición del uso de la fuerza por parte de los mismos.

    Además, el ataque en si, por mucho que estuviera financiado/patrocinado/alentado por los muchachos de la barba, no fue perpetrado por el Estado de Afganistán, fue ejecutado por cuatro locos pertenecientes a Al Quada (perdonad los errores gramaticales) y que yo sepa no es sujeto de derecho internacional, por tanto el Estado no violó ambos principios.

    Y si yo no recuerdo mal, que alguien me corrija si me equivoco, parte de la justificación del ataque por parte de Estados Unidos, con autorización de Naciones Unidas, se basó en la legitima defensa, una de las excepciones a la prohibición del uso de la fuerza, prevista en el art. 51 de la
    Carta de la ONU. Y que quieres que te diga, legítima defensa días después al ataque del 11-S resulta demasiado endeble.

    Ahora bien, como he manifestado, no tengo seguro esto último y cualquier correción será bienvenida.

    2.-«el debilitamiento del principio de no injerencia en las relaciones internacionales»

    Bueno eso es más discutible,no es que se haya producido un debilitamiento del principio, es que desde la implantación de las Naciones Unidas el principio ha ido modificándose paulatinamente. Basta con recordar el principio de «injerencia humanitaria» que suponía una alteración misma a la no intervención. Por tanto, no estamos presentes ante un debilitamiento sino ante una reducción del ámbito donde los Estados pueden ampararse para no ser molestados por las OI u otros Estados. También la propia globalización ha favorecido a tal modificación.

  2. Egocrata dice:

    Muy buen comentario. Veamos.

    1. Si, creo que me hecho un lío con la terminología en este punto. :-). Corrijo ahora. También decir que ciertamente lo de legítima defensa estaba traido por los pelos, pero aún así me parece que la intervención está dentro de lo razonable. EUA pidió la extradición de Bin Laden a los talibanes, y estos pasaron de todo.

    2. Llámeme cínico, pero lo de la injerencia humanitaria me parece un concepto muy torpe. Estados Unidos invade Irak usando eso como una de sus excusas, vamos. Prefiero que no me vengan con tonterías de estas para justificar intervenciones, y que quede más claro por qué se interviene en un sitio y no en otro.

  3. bordesinremedio dice:

    Respecto de tu respuesta:

    1.- Te doy la razón en términos políticos sobre la invasión de Afganistán, pues la muchachada se opuso de manera tozuda a entregar a Bin laden. Sin duda el país del opio no era precisamente la alegría de la huerta. Sin embargo, solo quería resaltar parte de la endeblez jurídica sustentada para la invasión.

    2.- Sin duda es un concepto indeterminado que permite actuar tanto en un roto como en un descosido. Si bien su aparición data de finales de los 80 principios de los 90 con lo de Somalia y tal. El peligro como tu bien explicas es un concepto torpe. Además de que sirve como excusa a paises con suficiente poder para excusarse en tal concepto para atacar, y no hablo de EEUU solamente.
    Sin duda desde un punto de vista político es razonable tu argumentación. Es más yo también lo prefiero.

  4. Anonymous dice:

    A bordesinremedio: el Afganistán talibán no era ni tan siquiera un estado reconocido (de hecho al «León del Panshir», que tenía su parcelita, se lo cargó alguien el 9-S o por ahí), así que intervenir en esa tierra de nadie legal tenía pocas pegas hasta en lo formal.

    Egocrata: muy buen artículo. Me pide tan sólo una matización: a un presidente de EEUU no creo que le dejen ser tan torpe. A lo mejor estas guerras intestinas de Oriente Medio no son tan malas para EEUU como un Oriente más tranquilito y bajo influencia europea.

    Saludos
    CS

  5. bordesinremedio dice:

    A anónimo:

    Respecto de Afganistán y su no reconocimiento por parte de la comunidad internacional. Creo que te equivocas. El Estado en lineas generales si está reconocido dentro de la sociedad internacional, si acaso lo que no se reconocía era el gobierno, que solo Pakistán apoyaba supongo, pero el Estado si había sido reconocido. La guerra entre la Unión Soviética y Afganistán, con apoyo estadounidense, creo que así me lo confirma.

    Y aunque no hubiera nadie reconocido al gobierno o al Estado, cosa que no es cierta, la existencia del Estado sería un hecho constatado y por tanto existente. Es que por esa regla de tres que tu me das en cuanto a su no reconocimiento, si los paises árabes hubieran destrozado a Israel no hubieran cometido ningún ilícito internacional al no ser un Estado reconocido por ellos. Y creo que a pesar de su no reconocimiento la existencia de Israel es indubitada.

    Si en el aspecto jurídico se le permitió a EEUU atacar al país, lo que
    hizo estuvo dentro del marco legal, lo que pongo de relieve es que las bases que sustentaban el ataque eran en algunos aspectos flojas.

    Asimismo, por mucho que fuera tierra de nadie, el uso de la fuerza está prohibido a no ser que haya una autorización del Consejo de Seguridad o la excepción del art. 51, así que cualquier ataque fuera de esas opciones sería un ilícito internacional.

    Pero como he mencionado anteriormente, el ataque por parte de EEUU fue legal.

  6. navegante dice:

    Desde el exilio: Los asesores de Abbas culpan a Irán

    «[Las dictaduras nunca son buenas noticias, pero desde luego son una solución mejor que una guerra civil infinita en todo el territorio.]

    En otras palabras: mejor humillados y sometidos pero en paaaz que libres para morir por sus ideas.»

  7. Egocrata dice:

    Si a la ensalada de tiros en Irak le llamas ser libre… macho, no sé.

  8. Egocrata dice:

    Por cierto, no sé por qué cojones tengo que justificar algo tan estúpido como que prefiero una democracia a una dictadura. Lo que me tendrías que justificar, en todo caso, es por qué la anarquía actual es un resultado mejor que algo que recuerde vagamente al orden, o a poder vivir sin que te vuelen en pedacitos cuando vas a tu mezquita.

    Una cosa es lo ideal, lo otro es lo práctico. Me temo que como anda Irak, lo de democracia debería ser sometido a revisión. Más que nada porque si se quiere hacer algo con Irán, no se puede hacer mientras se pierde el tiempo en Irak en medio de una guerra civil.

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