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Reconstruyendo el PSM (II): propuestas concretas

13 Jun, 2007 - - @egocrata

Ayer hablaba, no sin cierta desazón, de los problemas y miserias del Partido Socialista de Madrid como organización política. Como todas las cosas en este mundo, es mucho más sencillo describir qué es lo que no funciona que no tratar de solucionarlo. Aún así, creo que hay algunas ideas relativamente sencillas que pueden ayudar a hacer que este partido deje de ser el pariente feo y disfuncional del PSOE.

Dividiré la lista de recomendaciones en dos grupos. La primera, más concreta y realista, son los parches de urgencia a impulsar tan pronto como sea posible. Si la gestora tiene capacidad para forzar alguno de estos retoques antes del Congreso, aún mejor, aunque lo veo difícil. El segundo grupo de ideas es algo más ambicioso, y pretendería ser una lista de cambios para hacer de los partidos organizaciones más ágiles, si bien permaneciendo relativamente organizados.

Cambios a corto plazo:

Purgar y liberar el censo:
Uno de los trucos clásicos para mantener las agrupaciones radicalmente inmoviles es el control del censo. Si un posible opositor no puede hablar con los militantes y avisar a los no afines para votaciones, no hay manera de hacer cambios. Dar un mayor acceso a las listas y una mayor visibilidad a las votaciones es una manera estupenda de evitar que la misma oligarquía de siempre envíe los dinosaurios habituales como delegados al congreso.

Simplificar procedimientos:
Los más legalistas probablemente sufrirán un síncope, pero es vital para el partido hacer que los costes de participación se reduzcan. El número de reuniones y tardes perdidas que uno debe tragarse para cualquier votación es sencillamente aberrante; es imprescindible reducir los plazos para tomar decisiones o votar delegados. Las
reglas deben simplificarse tanto como sea posible, de modo que un militante pueda ser parte activa de cualquier decisión sin tener que chuparse diez horas al mes escuchando chorradas.

Eso probablemente incluye, por cierto, restringir las inaguantables votaciones de enmiendas, propuestas y fantasía ideológica de salón que muchas agrupaciones inflingen. Es más eficiente votar a un delegado que represente tu postura y haga ese trabajo por tí en casa, y hacer el partido algo menos tedioso.

Dejar la representatividad:
Uno de los factores que hacen que la estructura de familias y mafias de salón sea tan estable es la manía de confundir estabilidad con consenso a toda costa. Cuando todo el mundo está en la ejecutiva y tiene capacidad de controlar su pequeña porción de caciquismo de partido, el pacto implícito es que las cosas no cambien si el resto me dejan en paz. En parlamento nacional esto es más o menos aceptable ya que el electorado es enorme y
la capacidad de manipulación es limitada, pero cuando una coalición está al mando de un partido político, con su electorado reducido y sus infinitas manivelas y relés para controlar votos, la cosa es insostenible.

Al elegir un nuevo líder para el PSM, el afortunado / pobre infeliz debe tener un poder prácticamente absoluto. Se vote como se vote (una votación a varias vueltas es una buena idea), el pardillo que gane el cargo tiene que tener capacidad de formar su equipo solito, sin pactos, al estilo de un sistema mayoritario puro. Su objetivo, una vez nombrado jefe de la tribu, es llevarla a la tierra prometida de la victoria electoral; el Congreso le ha votado para que haga eso, o muera de forma patética víctima de las urnas de aquí cuatro años.

¿Provocará esta falta de inclusión en la ejecutiva divisiones en el partido? Es posible. Los perdedores, al fin y al cabo, seguramente harán ruido a la que vean que el jefe tiene números de estrellarse. Aún así, prefiero un partido ruidoso con
un líder haciendo equilibrios que un grupo de dinosaurios oligofrénicos perdiendo constantemente. Y la verdad, creo que cualquier tipo que tenga una guerra pública con José Acosta ganará votos, no los perderá.

Cambios a largo plazo:

Limitar mandatos:
Limitar mandatos en cargos electos nunca me ha parecido una buena idea. Atas las manos a los políticos, restringes la capacidad de control de los votantes, desperdicias talento, y haces del ejecutivo un cargo bien poco útil conforme se acerca la fecha de caducidad, al estar todo el mundo pasando de él.

Dentro de los partidos, sin embargo, es algo que debe ser explorado. Dejando de lado aquellos cargos que se enfrentan a las urnas como jefes visibles del partido (Presidentes del Gobierno, autonómicos, alcaldes), que son vigilados por los
votantes, el resto de cargos intemedios deberían ser renovados periódicamente. Evidentemente, eso puede llevar a que toda la familia de un cacique especialmente persistente sea secretaria de organización, uno detrás de otro, pero al menos hará las cosas difíciles.

Simplificar, simplificar, simplificar:
El partido debe cortar de forma radical la cantidad de niveles de poder y feudos que sufre actualmente. Debe eliminar las bizarras regulaciones y dibujos orgánicos arcaizantes al mínimo práctico, y organizarse en una serie de regiones de mayor tamaño y visibilidad. Cada «prefectura» debe tener un responsable claro, designado por la dirección, y que debe tener como prioridad número uno vender el partido, asegurarse que los candidatos que los militantes escojan para cada ayuntamiento tengan tanta ayuda como sea posible para hacer campaña, y que las elecciones para designarlos sean tan limpias como sea posible. Una especie de combinación entre guardián de la
limpieza del sistema y animador político profesional, vamos.

Atraer talento:
Por añadido, el partido debe ser mucho más ágil asimilando ideas y utilizando talento. Si un abogado de treinta y pocos años y cierto nivel se acerca por una agrupación y dice que quiere ayudar en algo, no deben meterlo a pegar carteles y repartir octavillas; debe ser puesto en contacto con un diputado, concejal o cargo público similar y ver qué puede hacer en algo que le interese. La actividad de un partido político dejó de centrarse hace tiempo en la conversión de las masas; como máquinas de gobierno, deben tratar de atraer tantas ideas como puedan, aunque sea escribiendo bitácoras absurdas.

Ser muy duro con el clientelismo:
Suena muy sencillo, pero los políticos siempre tienen la tentación de mirar a otro lado cuando alguien mete los dedos donde no debe para evitar daño electoral. Error grave. La corrupción a bajo
nivel es un auténtico cáncer para un partido político, ya que tiende a llevarlo a esos insidiosos equilibrios de incompetencia que estamos tratando evitar.

Escogiendo al jefe:
En este punto, soy relativamente agnóstico. Los sistemas de primarias tienen problemas atroces, pero dentro de lo malo son los más tolerables. Un sistema de delegados tiene también sus contraindicaciones, pero evita la tendencia de las primarias a escoger candidatos demasiado ideologizados un poco demasiado a menudo. Lo cierto es que debido a este último punto, y al hecho que prefiero que el partido trabaje duro en ganar elecciones, veo ambos aceptables, siempre que las «mafias» no estén operativas.

Notas finales:

Esto es lo que tenía en mi libretita para hoy, pero no está de más hacer algunos comentarios.
Primero, los problemas no sólo afectan al PSM, y la verdad, hay más de una región donde el partido anda igualmente podrido y siguen ganando elecciones (Andalucia, por decir una). Las mejoras no sólo deberían ser para los perdedores. Segundo, ya he dicho por qué no me gustan las asambleas, así que no me pidais que las ponga. Tercero, sé de sobras que es una lista imperfecta; los partidos políticos son organizaciones muy, muy complicadas, y la verdad, con una tendencia casi innata a funcionar mal.

Cuarto, y más importante, las propuestas tienden a adaptarse al sistema electoral español, cosa que restringe las soluciones posibles. No creo que valga la pena especular como funcionaría el sistema si se introdujeran listas abiertas (sistema que repito, no me parece un avance sustancial) porque la verdad, no creo que las veamos nunca.


8 comentarios

  1. Butzer dice:

    Me parece una exposición muy buena. Que sería aplicable no solo al PSOE sino al PP o a otros partidos políticos.

  2. Kali Tuxi dice:

    buen comienzo…
    bravo!

  3. Quettaheru dice:

    Muy bueno el artículo, al igual que el anterior. He estado curioseando por el blog -y por alguna discusión sobre economía en liberalismo.org y similares-, y me he autoconvencido para agregarte a la lista de enlaces. De paso, he cogido alguna idea para un par de entradas.
    De lo mejorcito que he leído últimamente, un saludo.

  4. jmongil dice:

    Excelente análisis que vale para cualquier partido en cualquier parte.

    Desgraciadamente tus propuestas se oponen a los intereses particulares de las pirámides clientelares. No te van a hacer ni puto caso.

    Aún así, haces bien en publicarlo.

  5. Reportero Bombero dice:

    ¿porqué el PSOE andaluz está podrido? ¿Hay un ranquing de putrefacción por ahí?

    Pura curiosidad, ojo!

  6. Egocrata dice:

    La verdad, no te puedo señalar una estadística. Como te puedes imaginar, estudiar el nivel de podedumbre en un partido es relativamente complicado; los tipos no te cuentan demasiado, vaya. Lo que si se puede decir, a base de anécdotas, patrones de voto y hieratismo cósmico de la organización entera, es que el PSOE en Andalucía tiene síntomas relativamente claros de caciquismo subyacente.

  7. BLAGDAROS dice:

    Empecé a leer este artículo partiéndome de risa y acabo dándote toda la razón del mundo.

    Enhorabuena, una entrada inmejorable.

  8. Anonymous dice:

    Todo lo que has dicho es perfectamente aplicable al PSOE de Ceuta. Es increíble como en una agrupación/regional tan pequeña se dan los mismos problemas que en el PSM. Infórmate un poco de lo que ocurre en Ceuta y quedarás horrorizado.

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