Tercera parte de la serie sobre elecciones primarias en Estados Unidos; ver artículos previos aquí y aquí.

La última vez que hable con cierto detalle sobre el Partido Republicano los dejámos atontados en un rincón, tras ser apisonados sin demasiada ceremonia por los demócratas en las últimas elecciones legislativas americanas. Siguiendo la habitual tendencia en todo partido político que se precie, tras una derrota electoral todos los damnificados empezaron a buscar culpables allí donde estuvieran más a mano, es decir, dentro de la misma formación, y las divisiones entre las múltiples
facciones de los republicanos volvieron a aparecer. Por suerte o por desgracia, los partidos aquí arreglan las cosas como hombres, dándose de tortas en público en elecciones primarias, así que la batalla por el control de los conservadores será cuanto menos interesante.

Estas elecciones primarias, como ya comenté en mi primer artículo, tienen bastante de inusual, ya que no hay un vicepresidente tratando de conseguir un ascenso, y esto tiene un efecto aún más claro en el partido republicano. Como se ha comentado a menudo, los conservadores tienden a escoger el candidato preferido por el establishement del partido, pero en esta ocasión definir a quién corresponde esa etiqueta no es tan claro. Las diversas «almas» de la formación (conservadores religiosos, libertarios,
aislacionistas, internacionalistas, pro-empresa, moderados, etcétera) únicamente parecen estar de acuerdo en que los impuestos son malos y que el presidente es un lastre, con lo que ser el candidato favorito de un grupo no es necesariamente garantía de nada.

Paso a repasar, por tanto, los candidatos a la nominación del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos, siguiendo el orden aproximado que utilicé con los demócratas. No hace falta que diga, evidentemente, que sobre programas e ideas tengo los mismos problemas y reservas. Tengo el problema añadido, sin embargo, que los malditos son lentos, y que hay algunos favoritos que aún no son candidatos de forma oficial; los pongo en la lista con un asterisco, ya que quiero
cubrir a todo el mundo.

Favoritos:

John McCain:

El Senador por Arizona es el gran favorito en estas primarias, y el teórico candidato oficialista del partido. En una situación normal, eso debería dar garantías de ver a este veterano de Vietnam para marchar hacia la nominación con paso firme, pero el buen hombre tiene sus inconvenientes.

El primero, la edad. Si McCain gana las elecciones, llegaría a la presidencia con 72 años, el más veterano de lejos (Reagan llega al poder con 69) en alcanzar el cargo. Es un problema relativo, aunque el más mínimo achaque que tenga (o señal de agotamiento) le pondrá en un aprieto serio, y más contando los «bebés» que pueblan la lista de presidenciables demócratas. El segundo gran problema del senador es la guerra de Irak; McCain ha apoyado al presidente en todo (incluyendo el aumento de tropas) así que los fracasos en Oriente puede
que le pasen factura. Su tercer gran problema es el hecho que es senador, veterano, y con cierta tendencia a tener muchas ideas, así que su historial está lleno de burradas esperando ser sacadas fuera de contexto. A eso se le añade su giro a la derecha en los últimos años, haciendo la pelota a la facción religiosa del partido de forma espantosamente cínica y fácilmente comprobable.

Estos tres problemas, sin embargo, me parece que son menores en relación a una sensación que muchos comentaristas tienen sobre McCain y su mandibula de cristal. En vista de su fracaso en el año 2000 para conseguir la nominación y ciertas actitudes del senador, parece que no es un político que sepa encajar golpes en campaña demasiado bien; tiene cierta tendencia al pasotismo que hace pensar que no tiene fondo para unas presidenciales. Eso, más su notoria capacidad para mear fuera de tiesto de vez en cuando me hacen dudar si realmente puede ganar estas primarias.

Newt Gingrich (*
):

El antiguo líder de la mayoría republicana del Congreso en los años de gloria a mediados de los noventa, una especie de mezcla entre neoliberal agresivo y conservador lanza-Biblias, amenaza con volver, nuevo y mejorado. El hombre se ha moderado en las formas e incluso en algunas de sus ideas (presuntamente), y pretende volver utilizando sus contactos en el partido para repetir los éxitos de 1994. Promete no hablar de Monica Lewinski de nuevo.

Gingrich aún no ha anunciado oficialmente su candidatura, algo un tanto extraño, pero si finalmente lo intenta sería un duro rival para McCain para obtener el apoyo de la élite del partido. En su contra corre, evidentemente, la imagen de puro energúmeno que mostró en los cuatro años que estuvo de cabeza visible del partido, algo que no es tan relevante cuando los republicanos llevan haciendo lo mismo desde hace 14 años.

Candidatos aceptables:

Rudolph Giulani:

El antiguo alcalde de Nueva York tiene como gran ventaja el ser conocido y respetado en todo el país, y como gran inconveniente todo el resto. Forma parte de una especie en peligro de extinción, los republicanos del noreste, y está a años luz de lo que la inmensa mayoría de conservadores del país defienden. Es pro-aborto, pro-control de armas y pro-derechos para homosexuales, es de Nueva York, divorciado (con escándalo) varias veces y capaz de vestirse de Marilyn Monroe para una fiesta con periodistas. Trata de hacer que un evangelista del sur le vote.

Aparte de eso, no es que fuera un gran alcalde en muchos aspectos, la verdad… y uno sólo puede utilizar imágenes heroicas del 11-S un número limitado de veces.

Chuck Hagel(*):

El equivalente republicano a Joe Biden, este senador por Nebraska es un sólido ejemplo de político conservador realista, moderado y cargado de sentido común.
En el ala libertaria del partido, defiende mantener el gobierno fuera del dormitorio y la cartera de los contribuyentes, y es un vociferante crítico del desastre que es la política iraquí. Por desgracia, comparte con Joe Biden la desgracia que la prensa lo vea como alguien estupendo para entrevistar, pero no demasiado creíble. Una lástima, porque haría un presidente estupendo.

Tommy Tancredo:

La cara opuesta de la moneda de Hagel; congresista por Colorado, conservador, vociferante y con una obsesión anti-inmigratoria muy republicana. Muy, muy conservador, y por tanto, con un cierto apoyo en el ala ultramontana del partido. En principio no debería ganar la nominación, ya que haría un mal candidato debido a su ligera falta de realismo, pero nunca se sabe. La prensa (especialmente Fox) lo ve como alguien muy sólido y le da cancha para que grite; probablemente sacará sus votos, pero sin llegar a amenazar con victoria.

Sam Brownback:

La versión aburrida en el Senado desde Kansas de Tancredo, aún más sólidamente conservador. Es menos payaso que el de Colorado, así que parece más presidencial. No lo hará mal en las primarias, y si McCain se estrella y Ginrich no cuaja, tendría remotas opciones.

Mitt Romey:

El ex-gobernador de Massachusetts es otro ejemplo de la esquizofrenia del partido republicano. Durante toda su carrera política ha sido un moderado, la única forma de sobrevivir para un miembro de su partido en Nueva Inglaterra. Desde que anunció su intención de ser presidente, sin embargo, se le han cruzado los cables, o para ser más preciso se ha lanzado a hacer la pelota descaradamente a la ala más conservadora del partido. Quizás se cree que pretender que no era gobernador del único estado que tiene una ley sobre matrimonios homosexuales del país le dará votos, no sé.

Aparte de eso, es el clásico ejemplo de
gobernador con números. Estado importante, relativamente conocido y con cierta experiencia; candidato competente y ligeramente aburrido.

Mike Huckabee:

Otro ex-gobernador, esta vez de Arkansas, y firme candidato al título del José Bono americano. Tiene reputación de ser un político excelente y de haber hecho muchísimas cosas bien, aunque su estado sigue siendo de los más pobres del país. Aficionado al gasto público pero a la vez con algunos puntos de vista de los que gustan a los conservadores (no cree en la teoría de la evolución, por ejemplo), es el clásico candidato sobre el que todo el mundo dice que promete y dará la sorpresa para darse de interesante y de «saber mucho» sobre el asunto.

La verdad, no me parece gran cosa. Es como Romey, sólo que algo más interesante, con ideas más raras (y mayor historial en su defensa) y de un estado áun más irrelevante. Entre sus grandes éxitos se le apunta el clásico programa de político escuela
Bono (hacer muchas carreteras), así que supongo que uno se hace idea sobre qué atenerse.

Tommy Thompson, Jim Jilmore:

Y otros dos ex-gobernadores más, esta vez de Wisconsin y Virginia, que producen un aburrimiento parecido a Romey. Thompson ha sido secretario de Sanidad bajo Bush, y autor de uno de los programas más retrasados de la historia de la sanidad pública reformando Medicare. Lo conocen cuatro, así que pocos números. Jilmore es otro de los republicanos tratando ser más tradicionalista y conservador que nadie, un capítulo que como hemos visto está muy concurrido. Como antiguo apparatchik de partido, tiene contactos y ciertos números de competir con Tancredo o Brownback por ese voto.

Algo que la verdad me parece bastante irritante, por cierto; si no fuera por ellos McCain o Romey no estarían haciendo el mandril con la derecha religiosa. Pero de eso hablaré otro día.

Circulo Friki:

El colectivo de alienígenas políticos sin opciones de los republicanos es extenso, como es costumbre. Tenemos unos dos congresistas, uno superconservado (Duncan Hunter), otro un libertario que quieren legalizar la marihuana (Ron Paul); aparte de eso, un ricachón menor con ganas de gloria (John Cox) y un ciudadano cabreado (Michael Smith). Lo cierto es que varios de los «aceptables» serían dignos miembros del círculo friki (Tancredo y Jilmore, especialmente), pero con lo raros que son por el Sur (y lo poco que los entiendo a veces) no me atrevo a bajarles de categoría.

En comparación con los demócratas, la carrera es bastante distinta. Para empezar, mucho menos diversa (oh, mira, otro hombre blanco), como mandan los cánones, pero también menos predecible. Sí, McCain es el favorito, pero no es de ningún modo invencible. Si mete la pata (y creo que lo hará, tarde o temprano, si lo de Irak no lo es ya)
la carrera será mucho más abierta, interesante e impredecible que el Obama contra Hillary (y Edwards como candidato menos arriesgado) que me temo veremos en el otro lado.

Seguiremos informando, eso está claro. Hay mucho que hablar.

Y sí, hoy es la Superbowl. Me voy a comportar como un nativo, coger ganchitos y cerveza, y mirar el partido y los anuncios, que son los mejores del año. A ver si gana Chicago; no aguanto a Peyton Manning….


5 comentarios

  1. Alex Guerrero dice:

    Al hilo de tu post, el Economist hace 5 minutos.

    «Remember Pat Buchanan: The Contenders«, The Economist (04/Fb/07)

  2. quevedin dice:

    Muy rápido dejas aparte al señor Lyndon LaRouche por los Demócratas. No sé en New Hampshire, pero en Berkeley los panfletillos que reparten donación mediante sus fieles con el plan ‘resucitemos a Roosevelt’ son geniales

  3. Egocrata dice:

    Bueno, Larouche es más una broma eterna que un candidato de verdad… Me limito un poco a los candidatos que llegan a salir en la tele, si no no acabaría nunca.

  4. Whitard dice:

    Muy interesante post, informativo y opinativo.

    Puestos a buscar libertarios de la órbita republicana, yo apostaría por Matt Stone o Trey Parker (Southpark), aunque no creo que tuviesen muchas opciones.

    También sería interesante un post con los partidos raros que andan por ahí. ¿Es tan dificil que alguno alcance representación en el Senado o en el Congreso?

  5. Egocrata dice:

    Es basicamente imposible, la verdad. Por eso no escribo sobre ellos.

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