Xavier Sala-i-Martí será muchas cosas, pero es un excelente economista. No siempre la acierta (nadie lo hace), pero sabe de lo que habla. Su artículo de hoy en La Vanguardia (necesita registro gratuito) es un muy buen ejemplo.

También es, me parece a mí, un ejemplo bastante claro de trabajo de economista, que ve el cambio político como una cosa de voluntad de sus líderes y basta. A veces lo es, pero no siempre. Y el hecho que todo un continente se vaya a hacer gárgaras una y otra vez puede querer decir que o bien la concentración de malnacidos es más alta allí que en ninguna parte (difícil) o que hay algo que lleva esos sistemas políticos al fracaso constante.

Sí, esa es una de las cosas que los politólogos discuten. Mi explicación preferida del fracaso africano es la de Carles Boix, al hablar de la «maldición» de los recursos naturales. Su idea, básicamente, es que la democracia sólo sobrevive si la distribución de la renta de un país es lo suficiente igualitaria, o si la riqueza no se centra casi en exclusiva en recursos inmoviles como petroleo, diamantes, o tierras de cultivo. Si un país es poco igualitario o depende de los recursos, los ricos/propietarios no se atreverán a permitir que exista una democracia, ya que temerán ser expropiados.

Es una posible explicación, hay más. Sala-i-Martí señala muy claramente los problemas que tiene Africa. Lo difícil son las soluciones.


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