Vamos a preparar a la gente para después de navidades, ya se sabe que en estos magníficos días la tónica general es hincharse a comer hasta casi reventar (esto me recuerda a una secuencia de «The meaning of Life»), y que luego toca las magníficas dietas.

Para hacer régimen, se ha de tener una voluntad especial. No como amigo mío que el otro día me lo encuentro y le pregunto: «¿Cómo estas?» y me dice: «Hace tres semanas que estoy a dieta». Y contesto: «Ah, si? ¿Y Cuanto has perdido?» Y me responde: «Tres semanas». Y tiene razón, yo cuando estoy a dieta lo paso fatal. Sólo me alta encontrar a estos que dicen: «yo puedo comer de todo, y tanto como quiera que nunca engordo». «Me han hecho unos análisis y el médico me ha dicho le gusta el pollo? Pues coma pollo! Como si quiere comerse una polleria entera». «Pero o lo mezcle, porque si mezcla una polleria con una croqueta la grasa se acumula!». Es curioso esto, el cuerpo es inteligente: ve el pollo y la grasa dice «pasa, pasa» en cambio ve una croqueta y la grasa se acumula.

«Puedo comer de todo, de todo…» ¿De todo? Me vienen unas ganas terribles de hacerle tragar una llave inglesa a ver si es verdad que puede comer de todo. I sino aquellos que también están de régimen y te dicen: «yo ahora como más que antes». Y tu piensas «Pues a ver si revientas de una vez». O los que se hacen el chulo: «Un cortado descafeinado con sacarinas» y el camarero le contesta: «¿Alguna cosa más?». «Si, póngame una caña de chocolate», y allá al fondo del bar oyes «¡una caña para el gilipollas!». o sino como una amiga mía que se tomaba el Biomanan con churros. De verdad, comía, mucho, mucho, pero eso si de postres, Biomanan. «Esto hace bajar». Sí, claro ya sabemos como hace bajar.

De momento la primera dosis, quizás en otro momento añada una dosis más.


Comments are closed.