Debo confesar, primero de todo, que no he escuchado toda la comparecencia. Uno es fanático de la política y todo eso, pero no como para levantarme a las 3 de la mañana y comerme cuatro horas de Zaplana. He cumplido con mirar todos los medios, desde El País hasta esos encantadores montañeses de Libertad Digital, de todos modos, y he escuchado todo lo que he podido.

Varias cosas. Primero, he descubierto que soy incapaz de aguantar a Zaplana en dosis mayores de 30 minutos. Estoy seguro que el PP no tiene nadie más irritante, de veras. No entiendo porque lo ponen de portavoz, si es un tipo que estoy seguro que cae mal a un montón de gente. Segundo, que no importa lo que Zapatero diga, la prensa ya tiene la opinión formada. Libertad Digital es singularmente vomitivo en este aspecto. Entre que El Mundo va por libre buscando fantasmas, El País traga con todo, y que los tres corifeos de la derecha (ABC, La Razón, LD) están en contra, no importa cómo, vamos arreglados. Tiene narices que La Vanguardia sea lo único potable ahí fuera.