Economía

Los motivos de Ignacio (IV)

27 Oct, 2011 - - @jorgesmiguel

Continuamos con la serie iniciada la semana pasada y que tan grande éxito de crítica y público ha cosechado.

4. Porque la Constitución también me dijo que «la soberanía nacional reside en el pueblo español», no en el Banco Central Europeo o en Wall Street.

Desde el comienzo de la crisis del euro se diría que algunos comentaristas de izquierda han redescubierto el concepto de soberanía y se dedican a manosearlo con fruición, como si la Paz de Westfalia se hubiese firmado anteayer. Se ha olvidado aquello de la nación discutida y discutible y las gracietas sobre el islote Perejil, y hasta Forges dibuja viñetas germanófobas cuya iconografía no hubiera desentonado en algún panfleto de propaganda aliada durante la guerra del 14. Viñetas que, ocioso es decirlo, no se publicaban en los gloriosos y ya tan lejanos tiempos de los fondos de cohesión. (Para apreciar los matices, véase por ejemplo este reciente post de Torreblanca en El País).

Lo cierto es que una abstracción como la soberanía se entiende mejor como un continuo o escala que como un absoluto o un objeto físico que los gobiernos custodian en una cámara acorazada. Y hoy más que nunca, en un mundo de política inevitablemente internacionalizada, los Estados disfrutan de grados mayores o menores de soberanía dependiendo de los asuntos concretos que se discutan, de sus debilidades y capacidades y, muy especialmente, de los compromisos adquiridos. España ratificó el Tratado de Maastricht en 1992, y dicho acuerdo impone ciertas obligaciones. Sólo con grandes dosis de hipocresía o ignorancia se puede ahora exhibir esa indignada sorpresa al modo del capitán Renault. (La cota máxima de esperpento la debe de haber alcanzado cierto comentarista popular entre los indignados que califica las reglas de déficit de «neoliberales», cuando son un invento de los socialdemócratas suecos que se aplica desde hace muchos años con buenos resultados en sus idolatrados países escandinavos). Lo mismo cabe decir de la entrada en una moneda común europea, y hay que recordar que el apoyo al euro ha sido masivo en España a lo largo de estos años, con porcentajes de aprobación en torno al 70%. Más aún, España ha sido tradicionalmente uno de los países más decididamente europeístas, sin que haya importado gran cosa que el proyecto europeo, por su propia naturaleza y de manera inevitable, implique renuncias considerables en cuanto a soberanía nacional.

Por supuesto, no es sólo el proceso europeo de integración lo que arroja sombras sobre la soberanía nacional, sino también los mercados. Lo que en el fondo no alude sino a otro tipo de compromisos adquiridos. Como ya comenté aquí (o aquí), un Estado que emite deuda -esto es, cualquiera- se financia a costa de renunciar a algún grado de soberanía, en la medida en que adquiere compromisos con sus acreedores y, de modo más general, con su propia reputación como prestatario, compromisos que limitan su capacidad de acción. Sorprenderse o escandalizarse por esto es tan banal como quejarse del calor en verano y el frío en invierno, máxime cuando muchos de los reconvertidos campeones de la soberanía nacional lo son también de la
deuda como método de financiación.


49 comentarios

  1. Heathcliff dice:

    A mí, francamente, me parece que Ignacio no merece tanta atención ni respuestas tan razonadas.

    De hecho, no merece ni que se le rebata, la mitad de las veces…

  2. Pepito Grillo dice:

    El problema no es si en Europa tenemos más o menos soberanía nacional vs europea. El problema (y creo que Escolar se refiere a eso) es como se entiende la soberanía popular dentro de las decisiones de la UE. Actualmente las decisiones siguen intereses extrictamente nacionales. Es cómo si en España nos cargamos el parlamento (o lo dejamos de adorno) y todo se decidiera entre presidentes de comunidades autónomas. Se crearía una organización más disfuncional de la que tenemos. ¿Una forma de gobierno en la que se enfrentan de manera directa e inevitable unos sectores e intereses (representados en lugares geográficos concretos) de la población con otros es una democracia? Desde luego no es una dictadura, pero para mi la pregunta es, ¿es una forma razonable de organización?
    Divagaciones…

  3. Alatriste dice:

    Me está encantando la serie. Vale, es un tremendo vapuleo, pero personalmente creo que Ignacio se lo ha ganado a pulso, con creces, y repetidamente.

    El de hoy es un ejemplo perfecto, si acaso Jorge ha sido demasiado amable. Manda narices que después de tantos años de pertenencia a la CEE y a la UE, nos salga Ignacio con la ‘boutade’ de que la soberanía popular es incompatible con el papel del BCE. Porque además, si el principio es válido, entonces es igual de incompatible con toda idea de unidad europea. Pertenecer a la Unión atentaría contra la soberanía popular y por lo tanto sería inconstitucional.

    En otras palabras, Ignacio en Inglaterra tendría ser un férreo euroescéptico y votar al UKIP, y en España tendría que defender que abandonáramos la UE. O eso, o su posición es de una incongruencia sangrante.

    Y desde un punto de vista meramente económico, dejo al lector que juzgue la peregrina idea de que si un país, digamos que se llama Borduria, contrae deudas por valor de un 200% o un 300% del PIB y es claramente incapaz de pagarlas «Wall Street» (sea lo que sea lo que Ignacio quisiera decir con esas dos palabras) debe ignorar ese peligro y seguirle prestando con alegre inconsciencia porque es un país soberano…

  4. Pedro Herrero dice:

    Jorge, espero que al último de tu serie, le añadas un punto dedicado exclusivamente a lo verdaderamente importante:

    Si Ignacio Escolar y sus opiniones son:

    A) sinceras, en la medida en que él las considera ciertas

    B) las de un «personaje», como caracterización consciente, interpretado por un cínico demagogo (en sentido no peyorativo y «griego»)

    Creo que eso es lo más interesante. Por ejemplo, yo tengo la sospecha de que Fernando Berlín, errado o no, se cree lo que dice. Con Escolar tengo mis dudas de que no sea un ejercicio consciente.

  5. Kantor dice:

    Iba a escribirte que era un post cojonudo, hasta que me he dado cuenta la chorrada que estabas rebatiendo.

  6. JPatache dice:

    Va a ser que no. Que no reside en el pueblo. O que sí, pero que es inaprensible y algo inefable.
    En menos palabras; «los que mandan; mandan».
    Menos palabras, más claridad. Un considerable ahorro de papel y tinta en las ediciones impresas de la Constitución.

  7. Alatriste dice:

    Perdón, no porque Borduria sea un país soberano, sino porque el pueblo bordurio es soberano. Importante distinción… supongo.

  8. JPatache dice:

    Hay eruditos errados que creen que así como el poder de los reyes se sostenía sobre el poder de dios, el poder de los modernos gobernantes procede del pueblo.
    Se merecen un vapuleo vareado.

  9. Manuel dice:

    Dicho así es evidentemente absurdo, lo que si se puede debatir es si los que gobiernan el BCE que han sido puestos por los políticos están tirando piedras contra el tejado de los ciudadanos para defender no sabemos que intereses, pero YA NO HABLAMOS de sistemas sino de PERSONAS (ese ente que hace fallar todo sistema).

  10. JPatache dice:

    Eso del «Pueblo» es un concepto elusivo. «Comisión Europea» ya es otra cosa.

  11. Jorge San Miguel dice:

    Bueno, si lo que pretende sugerir con ese comentario es que quien «manda» en la UE es la Comision, solo demuestra que tiene una percepcion tan nebulosa de la politca comunitaria como de la nacional. Ya le digo yo que con 30.000 funcionarios sobre 500 millones de habitantes y las competencias de la Comision se manda bien poco.

    Por cierto que para enterarse de este tipo de cosas o acceder a algunos de los datos incluidos en el post basta por darse una vuelta por las paginas institucionales de la UE, que contienen muchisima informacion. Aunque ya se que es mas divertido estar quejandose y pontificando en Meneame.

  12. JPatache dice:

    Si pone en mi boca palabras que no he dicho, no hace falta que yo diga nada.
    Siga hablando por mi.

  13. Jorge San Miguel dice:

    Entonces sera mas facil discutir si, a partir de ahora, se comunica como una persona normal en lugar de expresarse en parabolas. Aclarenos, aclarenos que es lo que queria decir en realidad, no nos deje en ascuas.

  14. JPatache dice:

    Simplemente, no quería ofender su inteligencia.

  15. JPatache dice:

    Si me dice lo que no entiende; se lo aclaro.

  16. Doctoranda dice:

    plas, plas, plas. Claro, conciso y pedagógico. Me da que Escolar te odia. Eres malo.

  17. JPatache dice:

    En vista de las evidencias, podría asegurar que hay mundos paralelos.

  18. JPatache dice:

    Con lo de los reyes había menos problemas; el poder de los reyes procedía de una gracia de dios, de una delegación, franquicia o concesión. Y por ello solo se respondía ante dios del uso del poder y los vasallos no podían ni osar soñar en cuestionar decisiones reales, puesto que eso al fin y al cabo iba contra dios cuestionando su delegación.
    Es una forma de ver la vida y lo que hay en ella, primaria y cómoda. De fácil uso.

  19. JPatache dice:

    Hablando claro y diciéndolo todo
    ¿qué dice la letra pequeña del contrato social del español de a pie o de bien o de pro respecto a delegaciones de soberanía por parte de los que tienen soberanía delegada?
    Si no está claro, solo hace falta preguntar para aclararlo.

  20. Cives dice:

    JPatache

    Sería todo un detalle si pensara sus comentarios un poco más antes de escribirlos e intentara condensarlos en uno solo o de forma excepcional en dos. Si dijera algo que fuera comprensible ya sería la hostia, pero somos bastante tolerantes en este aspecto.

  21. JPatache dice:

    Ya. Que no lo ha entendido
    Pregunte. No sea tímido.

  22. JPatache dice:

    Vale
    Pregunto yo
    ¿de donde viene la legitimación del poder?

    No vale responder que de las normas que dicta el propio poder, porque eso viola el principio de definición.

  23. Mario dice:

    Creo que estamos todos en ascuas esperando que JPatache se responda a sí mismo, dado que parece conocer la respuesta de antemano.

  24. JPatache dice:

    si no saben la respuesta, puedo hacer una pregunta más fácil.

  25. Mario dice:

    Pero ¿sabes la respuesta o no? Lo digo porque hasta ahora parecía que las parábolas tenían algo detrás. Me decepcionaría mucho descubrir que estabas pontificando sin tener ni puta idea de nada, o que te ibas a limitar a decir, simplemente, como respuesta, «del Pueblo».

  26. mcplatano dice:

    Los jovenes no tenemos nada que ver con estas cosas que usted dice.

  27. JPatache dice:

    #25
    La respuesta indica un sistema de referencia.
    Yo he preguntado primero
    ¿cual es su sistema de referencia?

  28. JPatache dice:

    Vale
    Una más fácil
    ¿quién manda en España y porqué?

  29. JPatache dice:

    Más fácil
    ¿donde reside la soberanía en España?

  30. Jorge San Miguel dice:

    En Menéame.

  31. JPatache dice:

    Va a ser eso.
    Menudo vapuleo intelectual que me están propinando.

  32. Demócrito dice:

    Señor Patache, me sorprende la paciencia de nuestros anfitriones para con usted y lo poco que usted ofrece a cambio. Me voy a permitir abusar aún más de ellos respondiendo a tontas y a locas en su casa.

    Si podemos llegar al acuerdo de que soberanía es el poder capaz de imponer las leyes, las reglas del juego, en un estado, entonces podemos rastrear sin dificultad que la soberanía no sería más que el fruto de un acuerdo, no necesariamente estable y pacífico, entre los distintos grupos sociales que detentan poder en tal estado. Si a ese conjunto de actores y relaciones usted lo llama pueblo, venga y valga la simplificación.

    Dicho lo cual, queda patente que si la soberanía de un estado de por sí es un compromiso, cómo no va a serlo cuando hablamos de esa incierta soberanía que rige la relaciones entre estados. Y si bien el mecanismo que las genera es distinto, las causas y objetivos son los mismos: ceder poder a un órgano común con el objetivo de lograr una mayor coordinación entre agentes y reducir el conflicto.

    Por esto es por lo que las diatribas del señor Escolar están mal dirigidas, por no decir llanamente que son una estupidez: porque atacan el principio fundamental cuyo respeto permite juzgar a un actor como fiable y, por tanto, como potencial cooperante: pacta sunt servanda. O lo que es lo mismo: paga lo que debes y cumple lo que prometes.

  33. JPatache dice:

    Más básico aun. Digamos más filosófico. Solo hay que seguir la pista de que el poder de los reyes se justificaba con que procedía de dios y por ello tenía maravillosas propiedades como la de que el rey no respondía de lo que hacía ante ningún humano.
    En la pura práctica el poder justifica el poder. El que manda, manda. Ya sea el que tiene los fusiles o el que tiene los votos o el que ganó el sorteo. Pero eso queda muy feo y deja sin raíces al poder. En España se quiso fijar en la Constitución que el poder existe porque el pueblo lo quiere y que ese poder vive a la sombra de la soberanía que reside en el pueblo. Podían haber escogido otra figura metafórica, pero fue esa la elegida y desde luego yo no tengo la culpa.
    Inevitablemente hay que considerar que el pueblo no solo legitima el poder votando cada cuatro años, que lo legitima, o no, en sesión continua y que sin esa legitimación el poder sería un poder huero, puro poder de hacer, sin legitimación.

  34. JPatache dice:

    Los que hayan seguido la pista y hayan encontrado que el rey sigue sin tener que responder de lo que hace ante ningún humano, que perdonen mi insistencia en hacer ver que su poder sigue viniendo de dios, al parecer.

  35. Demócrito dice:

    «Inevitablemente hay que considerar que el pueblo no solo legitima el poder votando cada cuatro años, que lo legitima, o no, en sesión continua y que sin esa legitimación el poder sería un poder huero, puro poder de hacer, sin legitimación.»

    Eso lo dice usted, no la Constitución, que deja muy claros los mecanismos por los que se ejerce la soberanía y quiénes han de ejercerla. Con lo que ha dicho arriba demuestra no tener la menor idea o no haberla leído nunca, puesto que si algún espacio no deja la Constitución es a ese asamblearismo de baratillo, ahora tan de moda entre aquellos que dicen defender el orden emanado del 78 y al mismo tiempo los métodos de los soviets del 17, todo rejunto y contradicho.

    Y respecto a la monarquía, más de lo mismo: si quiere cambiarlo cambien la Constitución. Métodos hay, lo que no tienen ustedes son votos, por lo que se ve.

  36. JPatache dice:

    Perdonemé, pero lo dice la Constitución
    Dice que la soberanía reside en el pueblo, no que se pase por el pueblo cada cuatro años.

  37. JPatache dice:

    Veo que en este lugar surgen rápidas las calificaciones en forma adjetivada y las conclusiones apresuradas sobre los pensamientos y mecanismos no expresados expresamente de otros.
    ¿Puedo jugar a eso yo también?

  38. JPatache dice:

    Si no les gusta que la soberanía resida permanentemente en el pueblo, hagan por cambiarlo. Pero mientras no se cambie, así son las cosas.

  39. JPatache dice:

    Que una cosa tan seria e importante como la soberanía resida todo el tiempo en el pueblo queda como muy rústico y plebeyizante. Rebaja mucho a la gran Soberanía.
    Tendría que residir en el Palace, como mínimo.

  40. Jorge San Miguel dice:

    Aviso que a partir de ahora no se tolera más spam.

  41. urodonal dice:

    Uno de los problemas de gritar a los cuatro vientos que los principales responsables de la crisis son los bancos por, entre otras cosas, conceder créditos de manera indiscriminada es que evita que todos aquellos que compraron viviendas a unos precios demenciales endeudándose hasta las cejas reconozcan que la cagada fue suya, no del banco.

  42. Eliberto dice:

    Compañero, ten cuidado que no te ciñes al asunto y tu comentario corre peligro

  43. Eliberto dice:

    La cagada más grande es de quién tenga el problema más grande.

  44. Mario dice:

    Qué fácil es ser constitucionalista o filósofo jurídico en este país. A ver si he entendido a JPatache… ¿Acaso según él deberían hacerse elecciones todos los días, o hacer un tracking demoscópico y hacer que la opinión popular sea ley hasta que una encuesta diga lo contrario?

    Pues creo que no, caballero. El artículo 1.2 de la Constitución se limita a señalar algo que en filosofía política y del derecho y se considera, por lo menos estéticamente, muy importante: decir quién es el titular último del poder.

    Nótese que la Constitución habla de soberanía «nacional» (y no «popular», aunque luego aquella soberanía nacional se impute al pueblo español para evitar posibles proclamas secesionistas de las «nacionalidades» ex artículo 2). Este matiz se manifiesta en que la constitución no viene dada por el «Pueblo» ni por el «Rey», sino por la «Nación Española» (vide el Preámbulo).

    La Nación es, al menos en derecho constitucional, el conjunto de generaciones pasadas, presentes y futuras (así llegó a decirlo expresamente la Ley de Principios de la Dictadura franquista, aunque no era un concepto inventado por ella), por lo que no es más que un ente ideal, ficticio. Debe decirse que en las constituciones modernas se suele acudir, precisamente, a la idea de soberanía «nacional» y no «popular» para evitar nadie pueda arrogarse la soberanía (ni siquiera el Pueblo, que no es un ente ficticio, sino real, aunque sea colectivo).

    Lo anterior no es invención y diatriba propia, sino que es un lugar común de la teoría constitucional que se maneja en Alemania, Italia y, por extensión, en España.

    Así que acudir a un concepto tan nebuloso, a una ficción jurídica, para discutir la legitimidad del mercado o del BCE es particularmente absurdo.

    Por lo demás, la propia Constitución legitima los poderes del BCE (art. 93 CE) y del mercado (art. 38 CE)

  45. Manuel dice:

    Me parece que os ha vapuleado él a todos…que mal perder tenéis.

  46. Heathcliff dice:

    Creo que he encontrado una respuesta para tu razonamiento Jpatche:

    SPAM.

    🙂

  47. PequeñoPony dice:

    Mario. Eso responde a algo que nadie pregunta. La pregunta es sobre la soberanía que reside en el pueblo y la única respuesta que pueden dar es que no les importa lo que diga la Constitución. En ese punto. Claro.

  48. O profundador dice:

    «[U]n Estado que emite deuda […] se financia a costa de renunciar a algún grado de soberanía, en la medida en que adquiere compromisos con sus acreedores y, de modo más general, con su propia reputación como prestatario, compromisos que limitan su capacidad de acción».

    De acuerdo, señores. Ahora bien, no por ello deja de ser cierto que un Estado que recauda tributos adquiere compromisos con quienes tributan, que siempre tendrán algo o mucho que decir respecto de la gestión de los asuntos públicos (objetivos que se persiguen, medios que se proponen para alcanzarlos, resultados que se obtienen, etc.). Con todo, yo sé de algunas personas que sienten (o dicen sentir) el mayor de los desdenes por el grueso de los contribuyentes, a los que dan el nombre de «las masas» (con otras palabras: «profanum vulgus»). Últimamente, esas personas no hacen sino reclamar de los gobernantes una acción resuelta, audaz y vigorosa EN CONTRA de las preferencias de las masas. En lugar de recordarles los compromisos que han contraído con ellas, los exhortan a escarnecerlas (y a aporrearlas, si falta hiciere), con el pretexto de que NUNCA saben lo que les conviene y SIEMPRE se dejan arrastrar por los charlatanes que les dicen lo que quieren oír (prototipo: IGNACIO ESCOLAR, EL INFAME). Todo ello
    adornado de aspavientos, visajes y mohínes de desprecio dignos de un Heinrich von Treitschke… o de D. José Ronzal, alias «el Estudiante», que bramaba en el Casino de Vetusta: «El pueblo es un majadero. El pueblo crucificó a Nuestro Señor Jesucristo. El pueblo dio la cicuta a Hipócrates» (http://tinyurl.com/6ft3hpw). En fin, me pregunto por qué merecen tan poco aprecio los contribuyentes, y tanto los acreedores. Supongo que es cuestión de preferencias, valores, inclinaciones; en una palabra: de ideología, como solemos decir los miembros del rebaño (*).

    (*) Desde luego, todos tenemos derecho a construirnos una, o a comprar la que se expende en columnas de opinión y tertulias radiofónicas (todos: tanto las ovejas como los pastores). Eso no cabe discutirlo (mejor dicho: no cabe discutirlo si nos situamos en la posición ideológica que un servidor de Uds. ocupa; si nos situamos en otras, seguramente sí). Lo que sí cabe discutir… No, «discutir» no; lo que sí cabe ver con sorpresa es el empeño que tienen algunas personas en disfrazar su ideología con ropajes de cientificidad, y en tachar de ignorantes a quienes no la comparten. Y tal vez lo sean, PERO NO POR EL SOLO HECHO DE TENER OTRA.

  49. O profundador dice:

    # 44

    «La Nación es, al menos en derecho constitucional, el conjunto de generaciones pasadas, presentes y futuras (así llegó a decirlo expresamente la Ley de Principios de la Dictadura franquista, aunque no era un concepto inventado por ella), por lo que no es más que un ente ideal, ficticio».

    Bueno, antes que la Ley de Principios Fundamentales, yo prefiero citar a Thomas Paine: http://tinyurl.com/3wbgq6y

    ¡Perroflauta que soy!

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