Presentar este blog a quienes no lo conozcan -conjunto que, me temo, abarca a buena parte de la humanidad- me obliga a formularme antes la pregunta: ¿de qué demonios va esto? Trato de responderme. Una bitácora que dura más de cuatro años es necesariamente distinta de lo que su creador concibió en origen, y casi un registro fósil de la evolución del autor. A lo largo de este tiempo, Neoconomicón se ha convertido en algo ecléctico y friki pero, creo, reconocible.

Aquí hablaremos principalmente de Historia, pero no al uso de páginas o revistas de divulgación como sin duda conocéis, sino aportando, en la medida de lo posible, un marco de interpretación propio e incurriendo en el supremo pecado del historiador: intentar extraer conclusiones. Es decir, emplearemos el pasado para hablar del presente o, más bien, para tratar de distinguir lo que cambia de lo que permanece, lo universal de lo particular. Lo haremos desde una perspectiva materialista y evolutiva, con mucha atención a las ciencias y la convicción de que en la Historia hay regularidades y pautas, un curso incluso, aunque no sea lineal ni se reconozca siempre con facilidad.

Los otros grandes motivos de la bitácora serán la política y las ciencias sociales. También, y aunque sin renunciar a otros enfoques, tratando de apoyarnos siempre en lo factual y cuantitativo. Hablaremos con frecuencia de teoría política y de ideas, por paradójico que resulte; porque las ideas importan, aunque no vengan del cielo ni del reino platónico. Y, en menor medida, de actualidad pura y dura y medios de comunicación.

Sed bienvenidos.

PS- Por supuesto, este es un espacio abierto al debate informado y civil. En la barra lateral tenéis unas normas para comentar: son sencillas y razonables. Seguidlas y nadie resultará herido.