Siempre se ha dicho que cuando nos ponemos al volante nos transformamos. Sufrimos una metamorfosis inversa a la de las mariposas: nos volvemos capullos. Pero esto no es del todo cierto, hay casos donde los conductores nos volvemos agresivos antes de subir al coche. Por ejemplo, cuando vas a buscarlo y no lo encuentras, entonces empiezas a gritar que te han robado el coche, con lo que tu acompañante te comenta “No que se te lo ha llevado la grúa, allí en el suelo tienes el adhesivo fluorescente”. Te hace una gracia que te mueres, entonces te toca ir a buscar un taxi y si le comentas algo al taxista, este va y se te ríe en la cara.

Entonces llegas allí y te humillan, eso es el Carrefour de las multas. En el depósito firmas la multa y preguntas “Yo no estoy de acuerdo, ¿puedo no pagar la multa y llevarme el coche?”. “Firme y calle que hay 40 personas más esperando”. Y te toca pagar los 100€. Claro cuando sales del deposito municipal como quieres estar. ¿Cariñoso? NO! Agresivo.

Y todo esto tampoco viene a nada en concreto, de momento puedo considerarme afortunado de no haber sufrido tal percance, pero conozco a más de uno que si, que se llevaron su coche una noche de lluvia por que sobresalía un poco en una rampa para minusvalidos.


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  1. Egocrata dice:

    Esa noche llovia.

    Y era tarde.

    ….

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