Sociedad

Las ventajas de la universalidad en educación infantil

28 Abr, 2017 - - @egocrata

Una de las tentaciones al diseñar programas del estado de bienestar es limitar su acceso a aquellos que de verdad lo necesitan. Dado que los recursos son escasos, dar buenos servicios cuesta dinero y subir impuestos no es una buena forma de hacer amigos, los políticos a menudo restringen el acceso según el nivel de renta. Es mucho más barato, obviamente, y así puedes decir que no estás creando un sistema que subvenciona a quien no lo necesita.

Aunque puede parecer lógico, esta clase de diseño institucional siempre me había parecido una mala idea desde el punto de vista político. Aquí en Estados Unidos se dice a menudo que «programs for the poor are poor programs» (los programas para pobres son programas pobres), ya que cuando el acceso a un servicio se limita a personas con pocos recursos, son también más vulnerables. Primero, porque los pobres votan menos, así que son mucho más difíciles de defender. Segundo, porque la restricción de acceso crea un estigma social con su uso, haciéndolo más impopular para los que no pueden apuntarse. Tercero, los pobres tienen menos tiempo y recursos para movilizarse, así que si el servicio es malo es mucho más probable que siga así de manera indefinida.

A todos estos motivos esencialmente políticos es hora de añadirle uno estrictamente práctico: los programas no-universales son menos efectivos. Más en concreto, hay buenos motivos para pensar que un programa de guarderías públicas sólo será realmente efectivo si su cobertura es universal, sin limitaciones de renta.

Esta es la conclusión de un estudio de Elizabeth Cascio, de Darmouth, tras comparar los resultados académicos de niños que han asistido a guarderías públicas cuando tenían cuatro años. La autora aprovecha la enorme variación entre sistemas educativos entre estados en Estados Unidos para cuantificar si las guarderías son más eficaces en sitios donde la cobertura es casi universal (Oklahoma*, Georgia, Florida) a donde está muy limitada (sitios como Colorado, Virginia o Tennesse). Para asegurarse que la variación realmente se debe a la universalidad y no a la calidad de los programas, el estudio tiene en cuenta los estándares académicos en cada estado.

Los resultados son sorprendentes. Los niños con pocos ingresos en estados con programas cerrados no ven ninguna mejora estadísticamente significativa al comparar quien va a la guardería y quien no. No importa lo bueno que sea el programa en cuanto a estándares educativos o académicos: rodear un niño pobre de otros niños pobres en un programa que sólo puede ser utilizado por familias pobres no parece ayudar en absoluto. Esos mismos chavales, en estados con programas universales, ven mejoras claras en sus resultados académicos y en desarrollo emocional. Estas mejoras también están presentes en los niños de clase media que asisten a esos programas, pero son los chavales pobres los que más se benefician.

¿Por qué estamos viendo esta mejora? Lo más probable es que los niños con pocos recursos acostumbran a llegar a la guardería con menos formación y habilidades cognitivas que un niño de clase media (los motivos son variados, desde la formación de los padres a que estos no tienen tiempo de jugar con ellos), así que la interacción con chavales con mayor vocabulario y capacidad de aprendizaje les ayuda muchísimo. A esto le podemos añadir que las expectativas de los padres de clase media son mucho mayores (no es un «poor program»), exigiendo programas lectivos más avanzados y un estándar de aprendizaje más duro. El mecanismo exacto es algo fuera del alcance del estudio, pero son explicaciones plausibles.

La clave, en todo caso, es que lo barato sale caro. Un programa de guarderías sólo para familias que no pueden pagarse una privada suena como algo razonable, pero lo que acaba por hacer es crear un sistema segregado por clase social que realmente no ayuda demasiado. La efectividad de un programa educativo no es sólo cuestión de ofrecer el servicio, sino también de quién participa en él. Un programa universal será más difícil pagarlo, pero es mucho más efectivo y políticamente más popular.


*: Habéis leído bien, Oklahoma. Aunque es un estado conservador, tiene el mejor sistema de guarderías públicas de Estados Unidos, y ha dado muy buenos resultados.


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