Internacional

La casi-no-reforma de sanidad de los republicanos

7 Mar, 2017 - - @egocrata

El partido republicano presentó ayer su propuesta para reformar la sanidad en Estados Unidos, derogando la Affordable Care Act (ACA), la reforma de Obama. Es interesante comparar ambos textos, empezando por sus piezas esenciales.

Comparando las dos leyes: estructura básica

El punto de partida de la ACA era crear un sistema de salud que no negara acceso a la sanidad a aquellos que habían tenido una enfermedad previa, lo que en jerga local se conoce como pre-existing condition. La ACA prohibe a las aseguradoras denegar cobertura o discriminar contra pacientes con pre-existing conditions. Para evitar que la gente sólo contrate seguro cuando se pone enfermo, la ACA crea un sistema de incentivos, imponiendo una multa a quien no contrate un seguro. El problema, claro está, es que hay gente que no puede pagar un seguro o la multa. Para evitar excluir a los más pobres, la ley incluye un sistema de créditos fiscales o seguros públicos (Medicaid).

El punto de partida de la American Health Care Act (AHCA), la alternativa republicana, es crear un sistema de salud que no niegue acceso a la sanidad a aquellos que habían tenido una enfermedad previa, lo que en jerga local se conoce como pre-existing condition. La AHCA prohibe a las aseguradoras denegar cobertura o discriminar contra pacientes con pre-existing conditions. Para evitar que la gente sólo contrate seguro cuando se pone enfermo, la AHCA crea un sistema de incentivos, permitiendo a las aseguradoras cobrar más a quien está dos meses sin seguro. El problema, claro está, es que hay gente que no puede pagar un seguro o la penalización. Para evitar excluir a los más pobres, la ley incluye un sistema de créditos fiscales o seguros públicos (Medicaid).

Supongo que os habréis dado cuenta que la estructura básica de las dos leyes es esencialmente la misma: obligación de cubrir a todo el mundo, incentivos para permanecer asegurado, subsidios. La alternativa de los republicanos a Obamacare es, casi literalmente una copia de la estructura básica de Obamacare. La revolución que prometió Paul Ryan ha acabado siendo el mismo sistema de salud, al menos en el diseño básico.

Comparando las dos leyes: implementación

Por supuesto, esto no quiere decir que la ACHA no tenga diferencias significativas con Obamacare. Para empezar, la estructura del mandato individual es bastante distinta. En el sistema actual, alguien que no tiene seguro debe pagar una multa. En la propuesta republicana, las aseguradoras podrán cobrarte un 30% adicional durante un año si has estado sin seguro durante más de dos meses. Esto quiere decir que la gente sin cobertura retrasará todo lo que pueda darse de alta en un seguro hasta que se ponga enferma, creando un problema de selección adversa colosal a medio plazo en el mercado individual.

La diferencia principal, sin embargo, es cómo la ACHA «ayuda» a quien tiene poco dinero. En el lado de Medicaid, el programa público para gente que vive cerca o bajo el umbral de la pobreza, la nueva ley mantendría todo sin cambios hasta el 2020, para congelar el gasto y las altas en el programa a partir de ese año. El gobierno federal pasaría de cubrir los gastos de Medicaid (ahora paga un porcentaje del coste) a dar una cantidad fija por asegurado, recortando su financiación. Esto quiere decir que a partir del 2020 Medicaid empezará a expulsar a gente del programa a manos llenas.

La parte interesante son los créditos para comprar seguros en el mercado privado para las clases medias. Obamacare da ayudas según el nivel de renta a todo aquel que viva por debajo de 400% el nivel de pobreza ($98,400 para una familia de cuatro); cubriendo un porcentaje mayor de la póliza como menos dinero tienes. Los republicanos, en cambio, han decidido que las ayudas serán según edad, no nivel de renta. Los menos de 30 años recibirán una ayuda de $2.000 al año, entre 30 y 40 recibirán $2.500, y así sucesivamente hasta $4.000 para aquellos entre 60 y 65, cuando pasarían a Medicare. Cualquier matrimonio que gane menos de $150.000 al año recibirá exactamente las mismas ayudas, sin que importe su nivel de renta.

Esto presenta dos problemas. Primero, la ACHA permite a las aseguradoras discriminar por edad en sus pólizas mucho más que Obamacare. En la ley actual, una aseguradora puede cobrar a alguien de 60 años hasta tres veces más de lo que cobra a alguien de 20. En la propuesta del GOP, este multiplicador puede ser hasta cinco veces más.

Segundo y mucho más relevante, los créditos fiscales que ofrecería la ACHA no cubren el coste de un seguro médico ni por asomo. El coste medio anual de un plan «bronce» (el seguro más barato en el mercado regulado bajo la ley actual) es de $3,732 para una persona de 30 años. Para alguien de 50, el coste es $5,874. Estos son seguros sin florituras, con franquicias cercanas cercanas a los $6.000 anuales, y copagos elevados. Para la inmensa mayoría de asegurados en el mercado individual, la ACHA representará o una subida brutal de lo que tienen que pagar de su bolsillo, o verse obligados a reducir considerablemente su nivel de cobertura.

La propuesta del GOP es, entonces, una revisión de Obamacare que encarece el seguro a los pobres y viejos y favorece a ricos y jóvenes. Entre aquellos que están ahora en el mercado regulado de la ACA, la inmensa mayoría se van a pegar una galleta considerable en costes sanitarios. La ACHA es la ACA, sólo que tacaña, con varios detalles singularmente torpes y componentes alegremente regresivos, que además baja los impuestos a los ricos. No parece algo fácil de vender al público.

¿Qué sucederá ahora?

Hace unos días explicaba el dilema al que se enfrentan los republicanos con la sanidad: lo que ellos consideran un problema de la ACA (su carácter redistributivo) no es la parte impopular de la ley (el mandato individual, subsidios insuficientes). Haciendo las cosas más difíciles, la parte impopular o es esencial para que el mercado funcione (el mandato), o sólo se arregla haciendo la ley más progresista, no menos. Como dice Ezra Klein, la propuesta del GOP  no parece saber qué problema está intentando arreglar.

Si a este dilema le sumamos las promesas irrealizables lanzadas por Trump («todo el mundo tendrá seguro médico cubriendo más por menos dinero», nada menos), la considerable división interna del partido (ya hay voces diciendo que el plan de Ryan es demasiado generoso con los pobres, y el ala moderada quiere mantener Medicaid intacto), y el escaso talento legislativo del presidente (que no parece muy por la labor de apoyarla), creo que su aprobación será como mínimo muy complicada.

De momento, en un acto de cinismo político entrañable, los republicanos empezaran a votar sobre la ley en comité antes que la CBO (la oficina presupuestaria del congreso) pueda presentar su informe sobre el coste y efectos de la legislación. Tras tirarse siete años quejándose que la ACA fue aprobada con nocturnidad y alevosía, a pesar de los trece meses de debates que costó aprobarla, los republicanos han hecho público sus proyecto dos días antes de empezar a votar sobre ella, y sin que la CBO pueda estudiarla. Los tipos además no han incluido nada en la ley para pagarla (algo que Obamacare, por cierto, sí hacía mediante un montón de impuestos progresivos), así que una vez se acaben los impuestos de la ACA, aumentará el déficit.

El proyecto de ley, de momento, empieza el largo camino legislativo en el Congreso. Veremos dónde acaba.

Lo mejor de la ley:

Una sección de seis páginas que prohíbe que los ganadores de sorteos de lotería puedan apuntarse a Medicaid. Nadie parece tener la más remota idea de lo que hace ahí. Dudo que haya un colectivo enorme de ganadores de lotería saqueando las arcas públicas con su seguro médico subvencionado, pero nunca se sabe.


26 comentarios

  1. Argos dice:

    Veo un problema en este artículo: la información está sacada principalmente de enlaces del New York Times y de Vox.

    Fiarse exclusivamente de tabloides sensacionalistas de un bando a la hora de presentar una información es bastante arriesgado. Y esto me vale tanto si hablamos de tabloides sensacionalistas anti-Trump como el New York Times, Vox o el Washington Post, como si hablamos de tabloides sensacionalistas pro-Trum como Breitbart.

    Lo suyo es cotejar la información, si no directamente a través de las fuentes oficiales, al menos a través de medios de diferente orientación política. Uno no termina sabiendo que parte del artículo es verdad, y cuales son medias verdades, manipulaciones o incluso información falsa. Regla fundamental: no te fies solamente de panfletos de un bando a la hora de informarte.

    • Epicureo dice:

      Claro que sí, Argos, el NYT es igual de fiable que Breitbart XD.

      Regla fundamental: no consideres panfleto a un medio solo porque no es de tu bando.

    • Ferrim dice:

      Todo son tabloides sensacionalistas y panfletos, la prensa con aspiraciones de rigor no existe, nada es verdad ni es mentira. Estrategia 100% trumpiana y putiniana, es su auténtico objetivo.

      • Argos dice:

        A día de hoy, no, no existe prensa con aspiraciones de rigor y sin agenda política a nivel internacional.

        Igual que no la existe en España: ni el ABC, ni La Razón, ni El País, ni Público, ni ElDiario, ni El Mundo son prensa en la que puedas confiar sin cotejar.

        Lo que me llama la antención es que indicar que es necesario contrastar la información antes de creer ciegamente en un medio sea calificado como «putiniano», «trumpiano», a lo que solo falta añadir nazi y fascista. Vamos, que el hecho de contrastar y cotejar la información para algunos hoy en día es poco menos que fascista.

        Cosas veredes, amigo Sancho.

        • Estilpon dice:

          Que todos tengan sesgos es cierto.
          Que tener un sesgo te califique directamente como tabloide eso NO es cierto. Los tabloides a la británica son otra cosa y aquí recuerdo a un diario regional que hace 20-25 años era así, y por supuesto, las radios…ahora lo más habitual son los blogs, qué casualidad, lo que tiene el autocontrol y la facilidad de publicar…

          El medio equivalente de Breitbart News NO es la prensa que has citado, da vergüenza leerte.
          Saltando a España, es como digo que El Español, por decir uno, es igual de sesgado que La Tuerka o cosas así. No seas ridículo.

          Insistir continuamente en presentar esa falsa dicotomía como contrarios equivalentes, es una manipulación de primer orden, que no solamente obvias, si no que propagas sin cesar. Por cierto, me recuerdas al querido líder de un nuevo partido en España.

          Si no eres capaz de entender esas diferencias, en mi opinión, tu credibilidad pasa a ser cercana a cero.

        • Ferrim dice:

          Deja de mezclar, hombre. Claro que existe prensa que trata de ser rigurosa. Eso es distinto de tener agenda política y de que se pueda confiar sin cotejar (no se puede confiar a ciencia ciega en NADIE… empezando por uno mismo).

          Y evidentemente, no he calificado «contrastar la información antes de creer ciegamente en un medio», que es algo que habría que intentar hacer siempre, como trumpiano, putiniano, nazi ni fascista, por la sencilla razón de que no he hablado de la necesidad de contrastar la información, sino de tu intento por convertir cualquier medio en «tabloide sensacionalista».

    • Roger Senserrich dice:

      Por fortuna, resulta que me dedico a hacer de lobista, y resulta que soy muy familiar con la ACA y Medicaid, además de leer legislación federal y estatal a menudo. Así que todo lo que digo es contrastable con el texto original de la ley, porque resulta que me lo estuve leyendo ayer.

      • Argos dice:

        Si has leido la ley, ¿entonces porque citas un artículo de un tabloide sensacionalista como fuente en vez de referirte directamente la ley?. Lo digo incluso por la credibilidad del propio artículo, al que no ayuda usar fuentes sensacionalistas.

        • Roger Senserrich dice:

          Porque resulta que no son tabloides sensacionalistas. Lo que leo en la ley y lo que dicen los medios que dice la ley es lo mismo. La verdad, si crees que el NYT es fake news tienes un problema serio. Vox resulta que tiene en plantilla a algunos de los mejores periodistas expertos en sanidad de Estados Unidos, y lo sé porque oh cielos, lo que dicen que está en la ley o como funciona resulta ser cierto.

          • Alex N. dice:

            ‘If you like your health care plan, you’ll be able to keep your health care plan’. Barak Obama
            «If you had a law which said healthy people are going to pay in — if you made it explicit that healthy people pay in and sick people get money, it would not have passed.»
            «Lack of transparency is a huge advantage. And basically, you know, call it the stupidity of the American voter or whatever. But basically that was really, really critical to getting the thing to pass.» Jonathan Gruber (arquitecto del Obamacare)
            Las anteriores frases no fueron dichas precisamente por republicanos, que desde ya admito son una m*****. Pero acepto que desgraciadamente, ese partido no tiene la exclusividad en el uso y abuso de la materia fecal.
            Solo recuerdo que el Sr. Senserrich es lobbysta (o como se escriba) y por lo tanto muy, muy parcial, y por lo que todo lo que escriba debe ser tomado no con un poco de sal, sino con una salina entera.
            Me acuerdo por ejemplo, el regodeo con que retwitteo el artículo del Washington Post donde decían que la red eléctrica yanqui había sido hackeada por los rusos desde Vermont!!! Después, cuando se comprobó que era una macana monstruosa del WAPO (que quedó al nivel de Breitbart) ni pio. ¿o miento?

          • Argos dice:

            Acabo de mirar la biografía de la articulista de Vox, Sarah Kliff, y su curriculum se resume en haber trabajado de periodista en diversos tabloides sensacionalistas como Vox o el Washington Post. Su experiencia en temas sanitarios, más allá de escribir artículos, es nula. Su formación como profesional sanitaria es nula.

            Si ese es el nivel de los mejores periodistas expertos en sanidad de Estados Unidos, entonces es un nivel francamente bajo.

            Cuando uno oye hablar de periodistas expertos en un determinado tema profesional, uno espera gente como pueda ser Neil deGrasse Tyson, que en la práctica se gana la vida con la comunicación pero que tiene una formación científica. Poner como ejemplo de una de las mejores expertas en temas sanitarios en Estados Unidos a alguien que no tiene ni formación ni experiencia profesional en el campo sanitario, me parece… curioso.

            • Roger Senserrich dice:

              Mira, nos ponemos credencialistas.

              La cuestión es, este es un tema del que resulta que sé de que hablo. Normalmente cuando escuchas a un periodista hablar de tu tema te das cuenta que no entienden demasiado. Kiff resulta ser el raro caso de alguien que entiende la materia, conoce la literatura, y sabe hacer las preguntas correctas a los expertos y políticos.

              Mira, si lo que escribo sobre sanidad fuera un pasatiempo, vale. Pero resulta que no lo es, y me preocupo mucho sobre lo que leo. Vox en este tema dista mucho, muchísimo de ser un tabloide.

              • Argos dice:

                ¿Y como lo sabes?

                Quiero decir, no dudo de tu capacidad o de tu inteligencia en ningún momento. Pero en este tema tienes un bias extremadamente fuerte, y es muy fácil terminar viendo aquello que quieres ver.

                Ojo, que yo no digo que yo tenga bias a su vez, y por ello suelo cotejar información en temas que me interesan.

                Y algo si que te puede confirmar: periódicos como el NYT o el WP, e incluso agencias de prensa, no son (en la actualidad) mucho mejores que tabloides sensacionalistas. Y a esta conclusión no he llegado viendo el tema de Trump, para nada. Esta es un conclusión a la que he llegado después de ver el tratamiento del tema de Israel y Palestina, un asunto que me fascina bastante, y donde desde la BBC al WP pasando por agencias como AP, AFP, marcan un nivel que haría a La Razón digno del Pulitzer en comparación. Y no estoy exagerando.

                El periodismo actual es básicamente propaganda. Probablemente porque ya no vende y haya tenido que encontrar otras fuentes de financiación. Con lo cual su cliente real han dejado de ser los lectores, que son quienes pueden exigir calidad, y ha pasado a ser quien les mantenga a flote. Y donde manda patrón no manda marinero. Del periodismo clásico, por desgracia, queda entre cero y nada.

                • Alex N. dice:

                  Además el WAPO es de Jeff Bezos, el Wall Street J. de Murdoch, el NYT (y El Pais de Madrid) gran parte de Slim…

                • Pepe dice:

                  ¿Entonces si todo es mentira y no puedes fiarte de nada para qué te molestas en leerlo? Escríbete tú el periódico que quieres leer y así nos dejas tranquilos a los demás con nuestra ración de mentiras y manipulaciones que nos gusta tragar, dado que consideras estúpido a todo aquel que no eres tú.

              • Alex N. dice:

                Otra periodista que sí sabe del ObamaCare es Megan McArdle, y el 16/2/2017 publicó lo siguiente: https://www.bloomberg.com/view/articles/2017-02-16/another-sign-that-obamacare-exchanges-are-collapsing
                antes de que me digan que es una trumpista les cuento lo que ha escrito hoy: https://www.bloomberg.com/view/articles/2017-03-07/the-republican-plan-is-even-worse-than-obamacare
                Cuando se hacen las cosas mal, sobre todo si es un tema difícil y en base a mentiras, después arreglarlo es peor

  2. Navarta dice:

    Diferencia proncipal, la penalizacion de la nueva norma, el 30 p.c., va a los bolsillos de las aseguradoras. Las penalizaciones de la norma Obama van a las arcas publicas en forma de menores deducciones fiscales de los incumplidores. Ejemplo claro de transferencia decrecursos de las arcas publucas a las privadas, era de esperar.

  3. Oskartxu dice:

    Creo que ya se ha dicho. El chiste de todo esto es que la promesa de trump «todo el mundo tendrá seguro sanitario con mas cobertura por menos dinero» es perfectamente realizable: prácticamente cualquier modelo de sanidad occidental que decidieran copiar les garantizaría eso

    • Alatriste dice:

      ¿Occidental? ¡Hasta los países orientales de capitalismo más salvaje como Singapur y Hong Kong tienen sistemas de sanidad universal públicos! El rechazo americano a una idea aceptada literalmente en todas partes – básicamente porque funciona – es absolutamente único.

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