Educación

El pacto educativo: importancia, urgencia, obsesión y medallas

12 Jul, 2016 - - @j_manso

Cuando buscas la expresión “pacto educativo” en google aparecen más de 800 noticias en la última semana y más de 2.000 en el último mes. Los partidos políticos defienden su importancia y urgencia, la comunidad educativa se moviliza a favor, los medios de comunicación ejercen una amplificación del clamor popular. Parece cada vez más cercano y real el hecho de llegar al tan deseado pacto de estado en educación… ¿o no? Las obsesiones y ansias de medallas pueden dificultarlo.

Han sido diversos los intentos de acuerdos que en materia de educación se han producido en la historia de nuestro sistema educativo. El magnífico trabajo del profesor De Puelles titulado ¿Pacto de estado? la educación entre el consenso y el disenso es una lectura muy recomendable para conocer el proceso histórico. Si atendemos a los años democráticos, lo más parecido a un pacto en educación tuvo lugar hace casi 40 años y se recogió en el artículo 27 de la Constitución. A este respecto el profesor Cámara Villar (2007) indica que el rasgo más destacado del artículo 27 es la integración dialéctica del derecho a la educación y la libertad de enseñanza, expresando así la igualmente dialéctica relación general entre igualdad y libertad y proporcionando el camino para la resolución del históricamente sobredeterminado enfrentamiento entre los modelos de la escuela pública y la escuela privada. Sin embargo, a la vez hay que reconocer que se trata de un acuerdo de mínimos y con ciertas ambigüedades y algo de precariedad.

Cabría abordar muchas cuestiones en torno al proceso de acercamiento que se está produciendo sobre el pacto educativo desde la ya lejana precampaña de las elecciones del 20 de diciembre de 2015. Pero mirando a la actualidad, resulta de gran interés que reflexionemos sobre los puntos que a continuación se presentan agrupados bajo tres grandes preguntas. Cada una de ellas se responde con dos afirmaciones complementarias que expresan puntos opuestos o, dicho de otra manera, extremos de un continuo. Aunque Aristóteles nos diría que in medio virtus en este caso merece la pena posicionarse más cerca de un polo que de otro, algo que en otros escenarios podría revertirse.

¿Quiénes deben liderar el proceso de elaboración del pacto?

  1. Los partidos políticos deben participar y acompañar pero no liderar …

En este momento estamos en disposición de afirmar que a pesar de la noble intención que se pudiera otorgar a los partidos políticos (y grupos de poder afines) de contribuir a la mejora de la educación, han demostrado que tienen cierta incapacidad de llegar a acuerdos por sí solos. Ya no se trata de hacer un conclave en el que les encerremos hasta que decidan ponerse de acuerdo: se trata de que acompañen los procesos que desde la comunidad educativa se están ya desarrollando y ayudar a encauzarlas y materializarlos en normativas que se cumplan. Los partidos políticos están al servicio de la sociedad civil: sociedad civil que, por otro lado, tiene (porque puede) que ser quien construya el pacto educativo: es de ella y para ella. En esta misma línea, también debemos diferenciar, por un lado, el hecho de que haya personas e instituciones cuyas aportaciones sean más relevantes o tengan mayor repercusión de, por otra parte, la atribución de dichas personas e instituciones como únicos líderes del pacto educativo; a esto último se denomina personalismos o institucionalismos que también debemos evitar en el proceso. Poner nombre a un pacto (como por ejemplo ocurrió con el intento más cercano: el “pacto de Gabilondo”) favorece que algunas otras personas, instituciones o partidos políticos se vean obligados a desmarcarse de esa propuesta de pacto.

  1. …es tiempo de que la sociedad civil tome el liderazgo

La comunidad educativa conoce sobradamente los problemas del sistema educativo y también muchas de sus soluciones. No se trata solo de darles voz pues eso confirma que el poder lo tienen los políticos o grupos de poder afines que permiten hablar a otros para decidir si lo que escuchan les gusta más o menos. Por el contrario, se trata de que el pacto sea de la comunidad educativa y que los partidos políticos tan solo sean un medio para legislarlo y el gobierno otro para ejecutarlo. Eso supone que tomemos el liderazgo en el proceso ya que, de entrada, quien tiene la batuta actualmente son los poderes políticos y, en su caso, algunos colectivos afines a ellos. Tenemos el ejemplo de cómo se gestó la Ley de educación en Cataluña que básicamente siguió este proceso: todo comenzó porque la comunidad educativa gestó lo que quería que se convirtiera en su marco de actuación, se lo entregaron a las fuerzas políticas que reconocieron el trabajo de una diversidad de personas e instituciones y que finalizó reflejado, primero, en un pacto y, después, en una ley educativa. Además, recordamos que existen procesos democráticos semidirectos como lo es la iniciativa legislativa popular o iniciativa ciudadana que permite que las personas podamos presentar iniciativas de ley, sin ser representantes populares en el congreso.

¿Cómo llenarlo de contenido?

  1. Dar cabida primeramente a las evidencias…

El valor de la diversidad de perspectivas, opiniones, ideologías, creencias… es incuestionable; es lo que nos permite avanzar, pues en la diferencia de posiciones se encuentra el impulso que cambia las inercias. Sin embargo, es muy importante en la génesis de un pacto educativo que partamos de lo que ya sabemos sobre educación antes de tomar decisiones sobre ello. Es lo que caracteriza a la especie humana: la capacidad de transmitir los saberes de generación en generación de manera que mejoramos sobre lo que ya sabemos. Es verdad, ya lo sabemos, que esto no siempre es así y tropezamos más de dos veces en la misma piedra.

  1. …para posteriormente dar valor a los diferentes posicionamientos

La cuestión es que sobre distintos temas del ámbito de las ciencias sociales (como es la educación) no hay evidencias claras e incluso en algunos casos algunas pueden ser contradictorias o poco concluyentes. Bienvenidos a la incertidumbre. En cualquier caso, con mayor o menor evidencias hay un momento en el que basadas en ellas hay que tomar decisiones que las trascienden y que afectan a las necesidades, intereses, posiciones… de cada persona o institución. Es en este punto donde el diálogo entra en acción: esa otra capacidad del ser humano (cuya adecuada aplicación también es discutible y limitada) que permite poner en relación logos –palabra, razón– y poder primar el bien al bien particular.

¿Y qué contenido?

  1. Salvaguardar lo que nos une pero,…

Es evidente que el pacto debe confirmar los acuerdos sobre los que existe una cercanía de partida. Entre ellos, a día de hoy, podrían estar: fomentar medidas de flexibilidad curricular y organizativa orientadas a la individualización de la enseñanza y el aprendizaje; reconocer la diversidad como un valor del sistema educativo; fomentar el sentido educativo de la etapa de infantil y aumentar su relevancia en el conjunto del proceso formativo; reconocer al profesorado como elementos clave para la mejora de la calidad del sistema educativo; transformar los centros educativos en verdaderos polos de atracción de la formación y el aprendizaje en medio de su contexto, fomentar la participación de todos los agentes educativos en el sistema educativo; etc. En cualquier caso, de todos ellos habría que acordar aspectos más concretos sobre los que siempre surgirían divergencias.

  1. …sobre todo, llegar a acuerdos en lo que nos separa

Acordar lo que nos une no debe ser lo que defina este pacto. Por el contrario, lo esencial debe ser abordar lo que nos separa, en lo que discrepamos: esto sería una muestra de un estado democrático maduro. Sí, hay que “abrir melones”, ¿cuáles? El profesor Marchesi destacaba en una conferencia, entre otros, la religión en las aulas, la descentralización real (más allá de las Comunidades Autónomas), el equilibrio comprensividad – diversidad, la autonomía de los centros… a los que podríamos añadir la financiación de los centros concertados, la evaluación del sistema educativo… Son elementos que desdibujan la calidad de nuestro sistema educativo. Por tanto, es una necesidad abordarlos y llegar a acuerdos. Hacerlo con amplitud de miras se trasforma en el reto para abordar los aspectos que nos separan que, por otro lado, son sobre los que resulta más importantes llegar a un acuerdo.

En una sociedad que cambia a una gran velocidad y en cuyo futuro se prevé una igual o superior intensidad, el sistema educativo no puede sostenerse si no responde, al menos, al mismo ritmo. No hacerlo supone dejar a las personas atrás, marginadas. En este sentido, el pacto educativo debe enmarcarse en un acuerdo más amplio orientado a la generación de la “Sociedad del Aprendizaje”: eso supone contar con el sistema educativo y cada uno de sus elementos y con todas aquellas otras realidades sociales con las que la escuela se relaciona.

Finalizamos con unas consignas que puedan resultar de interés para seguir trabajando por el pacto en educación: las medallas, para los jugadores de la Eurocopa (desgraciadamente no para los de nuestra selección); la obsesión, para motivarnos a actuar; la urgencia, para hacerlo con diligencia; y la importancia, para dar profundidad y sentido al proyecto compartido. Ánimo y a remangarse.


12 comentarios

  1. gerion dice:

    Temo que los recursos con los que cuentan las instituciones de enseñanza están controlados por políticos, y por tanto serán asignados como a estos les parezca bien. Esto significa que el proceso no va a poder liderarlo la sociedad civil – que es de donde salen los políticos, y por tanto tiene su mismo nivel de conocimiento/preocupación global por este asunto -.
    En sociedades como las escandinavas, donde la gente no sale a la calle a pasar su tiempo libre, ni está 12 horas en el trabajo aunque sus contratos digan 8, los individuos tienen más facilidades para reflexionar y movilizarse de forma «racional». Aquí no hay tiempo para reflexionar, de modo que las decisiones se toman emocionalmente, y así vamos.

    • Jesús Manso dice:

      Muchas gracias por su comentario; sin duda, comparto lo que digas. En cualquier caso creo que en este punto del pacto de educación es muy importante que la sociedad civil insista en que quiere ser protagonista activa y principal del proceso.

  2. Minded dice:

    Cuando a alguien se le llena la boca de la expresión «nosotros, la sociedad civil», lo que quiere decir es: Yo soy la sociedad civil y tú no, salvo que estés de acuerdo conmigo.

    • Jesús Manso dice:

      Te agradezco el comentario pero en este caso no estoy muy de acuerdo. Creo que hay muchas personas que trabajan como parte de la sociedad civil reconociendo la importancia de la diferencia, de la diversidad de pensamiento… A lo mejor tienes razón pero me niego a pensar que todo el que diga «nosotros, la sociedad civil» tiene un razonamiento dictatorial y de pensamiento único: tal vez sea ingenuo lo que digo o incluso realista pero creo que el optimismo y creer en el ser humano aumenta las posibilidades de cambiar las cosas.

  3. Mr.Turdy dice:

    Los recursos están controlados por políticos en todas partes del mundo, para algo el humano es homo politicus. No hay seres de la luz exentos de error a quien copiar. En EEUU la enseñanza pública es desastrosa y no hablemos ya de los creacionistas que son los fundamentalistas religiosos, algo para nada diferente de una política franquista o wahabí.
    El problema obviamente es quiénes controlan a la sociedad, y si los políticos deciden para el beneficio de la mayoría o de la camarilla de iluminados que nos están llevando al abismo, y esto es un fenómeno generalizado en Occidente, tanto en Suecia como.en Finlandia y su propaganda de «ultramaravilloso sistema educativo» como en Albania o Montenegro.
    Dicho sea de paso, no tiene sentido tener el mejor sistema educativo del Universo universal para formar gente para emigrar a raudales, creo que cualquiera entiende que el problema no está precisamente ahí.

    • gerion dice:

      En realidad, sí que se pueden conseguir cosas si hay muchos individuos trabajando para lo mismo – por ejemplo, que un colegio imparta algún tipo de enseñanza especial -. Lo que ocurre es que para eso debes tener a los individuos interesados disponibles para buscar resquicios legales que permitan presionar con fundamento. Las leyes son tan ambiguas – aquí y en cualquier parte – que permiten interpretaciones, pero hace falta tiempo y dedicación para encontrar y defender esas interpretaciones. Mira si no, lo que la comunidad islámica ha conseguido: que se imparta Islam en los colegios de primaria de España.

      • Mr.Turdy dice:

        Obviamente si se imparte religión católica, no veo por qué no ha de impartirse ídem islámica. Hay 1,6 millones de musulmanes en España y tendrán los mismos derechos.
        Las leyes son deliberadamente ambiguas, y son ambigüedades calculadas. Lo primero que habría que hacer es plantearse liquidar el actual sistema, donde el desvío de dinero a la privada es un escándalo y la primera causa de degradación del sistema. Y luego fumigar los parásitos, empezando por las también ruinosas editorialuchas del grupo RISA (que son legión, por cierto acaba de irse al cuerno otra tradicional del sector hace poco, Everest de León), etc. Los toros se cogen por los cuernos, todo lo demás es marear la perdiz.
        El método científico funciona, créame. O no me crea, mejor compruébelo. Lo que no ha funcionado jamás es la ideología.

        • Gerion dice:

          Hasta hace cuatro meses no era tan obvio, dado que la Ley que lo establece es de Marzo de este año. Si no se hubiera movilizado la comunidad musulmana en España, ni se habría planteado. De la misma forma se han prohibido ciertos espectáculos que involucran animales. Por tanto, parece evidente que se pueden conseguir cosas, pero hacen falta unidad y horas de trabajo no remunerado por parte de individuos de la sociedad civil.
          La ambigüedad de nuestro sistema legislativo es mayor que la de nuestro entorno – eso lo leí hace tiempo en alguna parte -, debido al estilo legislador de nuestros gobiernos – que arriman el ascua a su sardina en cuanto pueden, o legislan sin calcular mínimamente los costes y consecuencias -. No es casual que nuestro sistema legal sea uno de los más farragosos de la UE.
          No entiendo muy bien a qué se refiere con que la ideología no ha funcionado. Veo ejemplos a diario de decisiones trascendentes motivadas por la ideología, en lugar del método científico.

          • Mr.Turdy dice:

            La razón de que se crease un sistema educativo (no público inicialmente) grosso modo cabe retrotraerla a los estados en industrialización del.siglo XIX que buscaban erradicar el trabajo infantil (es más complicado que esto, pero me interesa resaltar este factor concreto), eso por un lado configuró la enseñanza en el formato aulario que tenemos hoy -básicamente un sistema de retirar infantes de las calles x horas al día. Por otro lado la formación rápidamente pasó a ser funcional al sistema, p.ej. muchas órdenes religiosas en el sur de Europa se enfocaban abiertamente a lo que llamamos hoy FP, aparte de consolidar el papel de la institución eclesiàstica, pero.como usted se figurará los sistemas de enseñanza ya venían de muy atrás y cada campo profesional tenía los suyos, con lo que el sistema también fue evolucionando hacia el monopolio.estatal (con o sin «externalizaciones» consentidas, sean elitistas o sean precarizantes), en este punto es muy notable destacar la reforma napoleónica que trajo un verdadero boom de científicos a Francia (sobre todo matemáticos).
            Es decir, por un lado tenemos que la realidad socioeconómica cambia el modelo anterior y la idiosincrasia de cada país (estado o no) configura su particular control del modelo. Porque otra cosa que vino con la burguesía fue el.patriotismo nacional (de estado), que también pasó a impartirse en el sistema.
            Como.ve, todo ideología. No sé si.ahora me explico.mejor.
            P.ej. el.número de críos con miopía en Asia se ha disparado a cifras astronómicas, empiezan a hacer bulto las comunicaciones científicas (oftalmológicas en este caso) que apuntan a que el estudo x horas al día en un formato aula cerrada y distancia focal libro-pizarra disparan la miopía, o estudios de la propia Finlandia donde se sugiere retrasar la edad de enseñanza de la lectoescritura. Aquí se les pone ya el chuchifon por el culo.
            Supongo que me sigo explicando igual de mal.
            Usted me propone ir a armar bulla al alcalde para rebachear la carretera, yo creo que aprovechando la crisis sistémica valía la pena proponerse transformaciones de.calado.

    • Jesús Manso dice:

      Totalmente de acuerdo, sobre todo con lo último que dices. Creo que es esencial retomar la reflexión sobre la finalidad del sistema educativo.

  4. Aloe dice:

    El artículo me parece valioso pero creo que peca de optimismo. La sociedad civil al final no es un conjunto de puntos de vista guiados por la imparcialidad, sino -en este caso muy fuertemente- por intereses.
    En el caso de la educación y su organización desde el Estado, por intereses corporativos, laborales, monetarios, de mantener y acrecentar el poder, de impulsar la propia agenda, de conseguir beneficios (justos e injustos) para los propios hijos…
    Un ejemplo pequeño pero posiblemente representativo: la organización del curriculum y horarios de secundaria es una locura sin pies ni cabeza, con un número desproporcionado de asignaturas separadas, dadas en horarios ridículos. ¿Por qué ese despropósito es intocable e imposible de arreglar? Pues en su origen porque toda titulación universitaria quería su propia asignatura como patrimonio exclusivo, y una vez establecido así, porque se convierte en dogma y se considera una herejia organizar las materias agrupándolas más sensatamente, porque supone, Dios no lo permita- coordinar o refundir departamentos y preparar material extra.
    Y así muchas cosas más. De hecho todas las importantes.

    Mientras cada grupo de interés (profesores, Iglesia, burocracia de Consejería y así sucesivamente) tenga sus líneas rojas intocables, hay poco que hacer y el resultado de las reformas siempre va a ser un monstruo de Frankenstein hecho de trozos. De trozos cada vez más autoritarios, malencarados y hostiles a juzgar por la trayectoria que llevamos, pero no más cerca de un objetivo común.

  5. Olimp dice:

    No sé, poner el ejemplo de la ley de educación de la CA de Cataluña me parece un tanto forzado. Me cuesta creer que la comunidad educativa solicitase que la lengua vehicular fuese el catalán y no que se pudiese elegir libremente por cada centro. Luego es de coña que uno de los principios rectores sea «La exclusión de cualquier tipo de proselitismo o adoctrinamiento.»

    Si bien una reforma educativa debe incluir necesariamente a profesores, directores, etc. a los que hay que convencer es a los partidos políticos, porque son ellos los que al fin y al cabo se van a tener que poner de acuerdo (no quiero una ley educativa cada vez que cambia el color del gobierno). ¿Cómo convencemos a los políticos? Con nuestro voto, votando siempre a los mismos…

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