Brexit

Las implicaciones del referéndum del Brexit para la Unión Europea

16 Jun, 2016 - - @polmorillas

Al tiempo que las encuestas en el Reino Unido muestran resultados cada vez más ajustados entre partidarios y contrarios del Brexit, en el continente europeo se consolida la creencia que la salida del Reino Unido sería altamente dañina para el futuro de la integración europea. Sólo unos pocos ven en el Brexit una crisis que llevaría a reforzar de inmediato la integración europea. Para la mayoría, el riesgo del Brexit es la incertidumbre del día después. Veamos por qué:

1. Las incógnitas sobre el proceso del Brexit. La UE nunca ha ejecutado antes la cláusula de salida prevista en el Tratado de Lisboa. Su Artículo 50 prevé que un estado pueda renunciar a su pertenencia a la Unión y establece el procedimiento por el cual se ejecutará la salida, que puede demorarse dos años o más si todos los estados miembros así lo acuerdan. Pero el camino del Brexit está plagado de incógnitas.

En primer lugar, no está claro que Cameron recurra de inmediato al artículo 50. Conocedor de la inferioridad de condiciones en la negociación que le confiere este artículo (el Reino Unido no estaría sentado en la mesa del Consejo cuando se discutan asuntos relativos a su salida), Cameron recibe la presión del ala más dura de su partido para pelear por un proceso de retirada más favorable a sus intereses. Algunos incluso hablan de retirada unilateral, revocando el acta de adhesión a las Comunidades Europeas de 1972, aunque ello sea poco factible. La sucesión de Cameron en el liderazgo del partido Conservador también sería lenta, por lo que el actual premier podría forzar que el proceso recaiga en su sucesor. Finalmente, a la UE probablemente no le convenga que el reloj de los dos años empiece a contar de inmediato, con el fin de evitar la incertidumbre sobre la nueva relación bilateral entre Londres y Bruselas y el predominio de las negociaciones post-Brexit en la agenda europea.

En caso de Bremain, el proceso parece de entrada más sencillo: entran en vigor los acuerdos del Consejo de febrero y el Reino Unido se convierte en un socio aún más especial. La batalla que se libraría a partir de entonces es conocida: el Consejo se mostrará proclive a una implementación inmediata de lo acordado y el Parlamento Europeo presionará para que la legislación que se deriva de los acuerdos de febrero no contravenga principios fundamentales de la ley europea (lo que es especialmente relevante en lo relacionado con la libre circulación).

2. Golpe para un modelo en horas bajas.

A ojos del mundo, la UE se convertirá en un proyecto debilitado. Buena parte de la influencia europea en las relaciones internacionales viene dada por lo que algunos han llamado su “poder normativo”.  La UE es un ejemplo único de organización internacional de abasto regional, donde los estados han decidido renunciar a partes fundamentales de su soberanía. Cuando actúa en el exterior, la UE pretende “liderar con el ejemplo”, es decir trasladar su visión posmoderna de las relaciones internacionales a todos los rincones del planeta, fomentando el imperio de la ley, el respeto a los derechos humanos y la integración regional.

El proyecto europeo está en entredicho como consecuencia de la acumulación de crisis en el seno de la Unión, desde la crisis del euro a la de los refugiados, y su incapacidad para resolverlas de forma satisfactoria y definitiva. En la escena internacional predomina el refuerzo del estado nación como elemento central de las relaciones internacionales, a la vez que se multiplican las rivalidades geopolíticas propias de un mundo hobbesiano. Ya sea por sus déficits internos o por haberse convertido en excepción internacional, el modelo europeo de integración regional ha perdido atractivo. El Brexit no haría más que reforzar las dudas sobre la vigencia del modelo europeo, minando su credibilidad externa.

3. Un nuevo elemento de división interna. La acumulación de crisis europeas ha provocado múltiples divisiones en el seno de la Unión. Si la crisis del euro se saldó con visiones contrapuestas entre el norte (acreedor) y el sur (deudor), la crisis de los refugiados ha abierto una brecha entre el este y el oeste de Europa. En caso de Brexit, y habida cuenta que las negociaciones para definir una nueva relación bilateral durarían por lo menos dos años, una nueva división interna entre países favorables y contrarios a dar un buen trato al Reino Unido se añadiría a las divisiones existentes.

Cabe recordar que por mucho que el Reino Unido deje de formar parte de la UE, no desaparecerán las densas relaciones bilaterales existentes entre los estados miembros de la UE y Londres. Durante los años de negociación, los estados con mayores relaciones comerciales bilaterales y movilidad laboral apoyarán el acceso del Reino Unido al mercado interior y abogarán por darle un trato satisfactorio. España probablemente se sitúe en este frente, mientras que países como Francia podrían optar por una política de mano dura en las negociaciones, procurando el divorcio con Londres.

Pero más allá de los términos de la nueva relación con Bruselas, la división entre reinounidistas e integracionistas permeará en otros ámbitos de la agenda europea. Del mismo modo que en su momento Grecia intentó bloquear las negociaciones sobre el Brexit a menos que se le diera un trato favorable en la crisis de refugiados, otros países podrían utilizar este nuevo elemento de división interna para consolidar la actual tendencia renacionalizadora de la política europea. Sería otro ejemplo más de los vasos comunicantes de las crisis europeas.

4. ¿El Brexit como oportunidad? En el polo opuesto de esta tendencia, la cara amable del Brexit podría consistir en mayores esfuerzos para la integración europea. Hasta hoy, múltiples conceptos han servido para definir distintas velocidades en el proceso de integración europea. Los partidarios de la diferenciación han optado por referirse a un “núcleo duro” de la integración, formado por los alumnos aventajados de la construcción europea. Otros, entre ellos el Reino Unido, han preferido hablar de “geometrías variables”, según las cuales algunos miembros deciden avanzar en políticas como el euro y la libre circulación mientras que otros prefieren ser más activos en materia de política exterior o de defensa. El concepto (hoy denostado por el Reino Unido) de la “ever closer union” en cambio transmitía la idea de que distintas velocidades de integración no debían traducirse en distintas visiones sobre el fin último de la Unión: la plena integración (salvo en casos de opt-out reconocido).

El debate sobre el Brexit puede convertirse en una oportunidad para repensar la UE desde un prisma de la progresiva integración a uno de la diversificación. Más que hablar de distintas velocidades, el Brexit podría revitalizar el debate sobre una próxima reforma que institucionalice la diversidad, es decir, que plasme en los Tratados una arquitectura institucional más diversificada. Ello abriría la puerta a abordar debates de fondo como el déficit democrático y la unión política, la unión fiscal y la creación del parlamento del euro o el apuntalamiento de Schengen con una política de asilo común. En una UE más diversificada, algunos estados formarían parte del núcleo más integrado y otros de un segundo anillo más autónomo respecto a Bruselas.

En caso de Brexit, es probable que los países fundadores, y en particular Francia y Alemania, transmitan de inmediato un mensaje de vigencia y continuidad del proyecto de integración europea. Hasta la fecha sólo ha trascendido la idea de avanzar en mayor cooperación en seguridad y defensa, por ejemplo en la lucha anti-terrorista o los servicios de inteligencia. Pero con el fin de evitar el efecto contagio del Brexit a otros países como Suecia, Países Bajos o incluso Francia, cabe esperar un esfuerzo concertado para trasladar un mensaje de unión por parte del núcleo duro de la integración.

5. Sin vuelta a la casilla de salida. La UE después del 23 de junio no será la misma, sea cuál sea el resultado del referéndum Brexit. Si los británicos se decantan por el Bremain, entrarán en vigor los acuerdos alcanzados en el Consejo de febrero, según los cuales se diluyen aspectos consustanciales a la idea de Europa, a la vez que se abre la puerta a que otros se sumen a la dinámica generada por el Brexit. Si se consuma la salida, la UE será un proyecto simultáneo de construcción y de deconstrucción, por mucho que los socios fundadores se esfuercen el día después en destacar únicamente la vigencia de la integración.

Cifras recientes indican que hasta un 53% de los franceses desearían hoy un referéndum sobre la permanencia de su país a la UE y Le Pen ya ha prometido que hará su deseo realidad si es presidenta en 2017. Les siguen de cerca los suecos (49%), los españoles (47%) y los alemanes (45%). En cualquier caso, haya o no efecto contagio del Brexit, la UE deberá prepararse para un modelo distinto de integración que contemple en mayor medida la diversificación. Si la crisis del Brexit desemboca en una futura reforma de los Tratados, ésta deberá permitir mayores dosis de flexibilidad y plasmar lo que hoy es evidente: los 28 no comparten una misma idea de Europa.

 

Este artículo forma parte del especial Brexit realizado en colaboración con CIDOB(Barcelona Centre for International Affairs)


7 comentarios

  1. EB dice:

    Cualquiera sea el resultado del referéndum, lo que ocurrirá en RU y UE y entre ellos después no será ni tan horrible ni tan bueno como lo que políticos hipócritas y sus séquitos de periodistas e intelectuales serviles han estado gritando. No habrá cambios bruscos y radicales en ninguna dirección. En el mejor de los casos, se pondrían en marcha procesos internos en RU y UE para intentar algo positivo en sus deficientes sistemas de política y gobierno, y entre RU y UE para intentar una conciliación sea hacia un nuevo intento de convivencia, sea hacia un divorcio. Pero no hay razón para hacerse ilusiones sobre esos procesos porque las divisiones políticas internas en RU y UE son demasiado profundas –entre todos los políticos que están en la pelea, sólo la Sra. Merkel podría haberse esperado que tomara la iniciativa para buscar una salida razonable pero se cayó con su manejo del problema de los refugiados. Como ejemplo de que los otros políticos son patéticos se puede leer la columna de Brown en El País sobre que la permanencia de RU en UE permitiría a RU «liderar» el cambio en UE –sólo la estupidez de un izquierdista fracasado puede imaginarse ese liderazgo. Como ejemplo de que luego del 23J todas las opciones estarán sobre cualquier mesa de negociación que se convoque, se puede esperar que si RU permanece, ni siquiera los acuerdos de febrero pasado se respeten porque no faltarán los políticos que tomen ese resultado como un triunfo de la UE.

    El punto básico de cualquier análisis de negociaciones entre políticos es que sus ambiciones personales no les permiten reconocer límites a los medios a que pueden recurrir primero para consolidar sus posiciones personales y segundo para mejorarlas. Y si alguien pensó que transfiriendo soberanía y poder a un nivel supranacional las negociaciones serían más fáciles se equivocaron –la UE es un engendro que no tiene solución y en la práctica esa transferencia ha sido deficiente, muy deficiente, como lo prueban los payasos falsos que hacen política en España (sí, el 26J hay elección y el tema de la UE intencionalmente no es parte del debate).

  2. juan dice:

    Si se produce el Brexit va a ser muy positivo. Las gentes de los distintos estados va a ver que si la UE sigue legislando contra los estados, hurtando la soberanía a sus pueblos y haciendo que unos burócratas mercadeen con ellas hay posibilidad de rebelión y en su caso salida.

  3. Mr. Turdy dice:

    No habrá ningún resultado positivo pase lo que pase. La mecánica moribunda del sistema socioeconòmico no es algo que se pueda obviar. Pero por supuesto, no es lo mismo una cosa que otra, que diría don Mariano.
    Esta misma tarde acabo de leer quizá el mejor análisis sobre el tema con ponderadas razones sobre las causas y consecuencias (un relativamente conocido analista laborista y soprendente de izquierdas), terminando por concluir que la fuerza que puede acabar decidiendo el resultado es pura y simplemente las ganas de darles una buena hostia, sin más, a la tropa que maldirige todo en todas partes de Occidente. No hay respuestas obvias, si te quedas puede o no puede arreglarse esto, si te vas lo mismo. Si te quedas puede ir a mejor o no, si te vas también.
    Ahora más en harina.
    La UE es un mito casi religioso. Circula por ahí un mapa donde se puede una correlación bastante brutal entre fondos de cohesión y apoyo a la UE. Nunca he creído que sirvan para nada, en el mejor de los casos anestesias humanitarias para la destrucción económica.
    La UE NUNCA ha sido un proyecto, ha sido al mismo tiempo un instrumento de control de los países otánicos (con la aparente paradoja de que la EFTA la montó el RU), por más que a Francia le viniera de lujo, y un mecanismo retroalimentado de proteccionismo salvaje. Nunca fue un proyecto político, jamás pretendió serlo (aunque muchos individuos así lo soñaran), y desde luego EEUU nunca lo permitió, lo permite ni lo permitirá. Antes de llegar a eso quemará su peón.
    Todo el lameculismo bochornoso de la UE respecto a Rusia deja a las claras los límites del asunto.
    Por otro lado, todo lo que la UE «ha hecho» de normativo, se podría haber hecho exactamente igual, si no mejor, si no hubiera existido. Hay una cosa llamada ISO, pero es que es mucho más democrática que la CEE/UE.
    La UE no puede ir a ninguna parte. Alemania es primera clase, pero ya está llegando el agua. Lo que veremos efectivamente será una mayor colaboración, e integración, entre Francia y Alemania, que podría darles el.poder ahora sí, de manipular lo que se vuelva la UE en solitario. En esa integración hay países de la propia UE que se quedarán fuera, Grecia uno, pero Suecia otro, y España por descontado. Hay todas las razones para dejarlos fuera -diferencias socioeconómicas insalvables, y desde luego que Francia y Alemania pueden fiarse de sus respectivos electorados o pueden dar el salto mental de aceptar eso, pero no que españoles o griegos decidan cosas que les afecten a ellos. Así de claro y de crudo.
    Es lo que llevo diciendo, el tinglado europeo se recovertirá a un horror de escala variable como el Sacro Imperio, con un poder totalmente asimétrico. Se diferenciará de los estados modernos del siglo XVI en que no tendrá un poder centralizado, pero sí se parecerá en la desigualdad de derechos y deberes.
    Y es muy fácil saltarse la cláusula de la ciudadanía europea, basta crear una maraña de estructuras. Eso en España lo.conocemos bien, unks derechos teóricos que ni se conculcan porque no rigen, y después privilegios según clase. Pues lo extenderemos a estructuras paraestatales.
    No puede ser de otra manera sin una estructura centralizada o totalmente descentralizada (USA o Suíza), porque los intereses de Polonia y de Irlanda son completamente incompatibles. De esto la UE no tiene la culpa. O no toda, vamos.

  4. EB dice:

    Hoy Sánchez gritó «No todo vale». Causa risa, mucha risa, escuchar los gritos de un payaso falso y para peor reconociendo que hay que cosas que no deberían valer –sí, que en toda actividad humana debe haber límites dictados por la libertad y la dignidad de los demás. Un payaso falso –uno de los miles dedicados a la política en las democracias constitucionales– que se arroga la autoridad de fijar límites a los demás pero que nunca ha tenido la valentía de de auto-imponerse límites ni al fin ni a los medios de su ambición de poder. Que llore, el pobre payaso falso. Ojalá que luego del 23J abandone la política por fracasado. Ojalá lo haga en compañía de los otros políticos falsos, viejos y jóvenes, que practican el arte de manipular al electorado.

    Y lo mismo vale para todos los políticos británicos y no-británicos que han estado manipulando argumentos a favor y en contra del Brexit. Sí, la UE morirá aunque su agonía sea larga porque muchos parásitos quieren seguir viviendo de ella (además de los que ya lo hacen, hay cientos de miles esperando su oportunidad de engancharse en ese ejército de parásitos). Si RU se retira este año o cualquier otro es irrelevante porque –descartada la violencia– la pelea de fondo seguirá su curso hasta que la UE muera. Muchos académicos que pierden su tiempo fabricando soluciones falsas y parches a un conflicto que sólo puede resolverse por la desaparición de uno de las dos partes harían bien en dedicarse a estudiar conflictos pasados y presentes que por su gravedad sólo pueden resolverse de esa manera.

  5. Mr. Turdy dice:

    Cuando Ferrán de Aragón se dio cuenta de la mamarrachada que había hecho, se casó con Germana de Foix a ver si le daba un heredero, pero la cosa ya estaba encarrilada por muchos intereses y el Wall Street de entonces (Roma), con su recién estrenado FBI-KGB (la Inquisición). Al final el que le hizo un bombo a la Germana fue su nietísimo el emperador Don Carlos, que salió Infanta de las Españas. Todo atado y bien atado.
    Las trampas, una vez que se cae sólo de milagro se sale (último percentil).
    La UE desaparecerá la semana de los Siete Viernes, harina de otro costal es que evolucione a algo aún mucho peor. Denlo por hecho. Yo creo que de esta Hispanistán no lo cuenta.
    Ya veremos a ver Ken lo que da de sí. A ver quién entierra a quién, si él al Padre Pablo OC (Ordo Cantamanianae), o los dos juntos, las Guerras Civiles es lo que tienen. Y esta promete. A IU ya se la ha llevado por delante, niños y niñas del PCPE, ahí tienen su oportunidad.
    El Brexit bien, gracias. Ya están poniendo toda la carne en el asador, así que no veo ganador claro. Veo que la tropa de Cameron ha decidido inmolarse por la permanencia, vamos a ver si es en vano.

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