Política

El auge de las aplicaciones de orientación del voto y su efecto en el comportamiento electoral

6 Jun, 2016 -

No cabe duda de que internet ha impulsado el nacimiento de nuevas formas de abordar la comunicación política, el periodismo e incluso la democracia, no sólo desafiando lo que entendemos tradicionalmente como medios de comunicación y gobernanza, sino también teniendo un impacto directo en el comportamiento político de los ciudadanos.

Las aplicaciones de orientación del voto*(Voting Advice Applications; VAAs* a partir de ahora) son un ejemplo de una herramienta nacida en Internet que ha trabajado codo con codo con las ciencias sociales para fomentar un electorado más informado y responsable. La idea es simple: los usuarios responden a una serie de declaraciones políticas en una escala que comprende desde “Muy a favor” a “Muy en contra”, obteniendo finalmente una recomendación sobre qué partido político representa mejor sus opiniones.  Aunque se podría argumentar que el posicionamiento político es más complejo de lo que las preguntas permiten responder, las VAAs se presentan como una oportunidad para los votantes de familiarizarse con las propuestas de los principales partidos, algo que puede ser muy útil en contextos políticos multipartidistas propios de muchos países europeos.

Ciertamente, las VAAs se han convertido en una herramienta muy utilizada en países como Holanda, Suiza y más recientemente Reino Unido, llegando a ser empleada por más del 40% del electorado en algunos casos y generando más de 13 millones de consultas de una sola vez. En el caso español, aquienvoto.org, una VAA creada para las elecciones del 20D consiguió atraer a más de 700.000 usuarios que respondieron en total a más de 32 millones de preguntas.

Esto no sólo ha indicado como los ciudadanos se interesan por este tipo de herramientas, sino también como las VAAs se han convertido en una fuente de información establecida antes de unas elecciones, especialmente entre los jóvenes y los interesados por las nuevas tecnologías.

Comportamiento electoral y VAAs: ¿Cómo encajan las VAAs en la teoría política?

La teoría política ha intentado explicar las dinámicas del comportamiento electoral desde hace ya más de 60 años, llegando a conclusiones contradictorias sobre por qué la gente vota de la manera en la que lo hace. En efecto, la complejidad del comportamiento humano hace muy difícil encontrar puntos en común en el mundo académico, ya que las decisiones de los votantes están sistemáticamente afectadas por procesos exógenos, en muchos casos desconocidos, que son difíciles de predecir.

Lo que está claro es que los votantes no son agentes racionales y bien informados que votan de acuerdo con su proximidad política a los programas electorales de los partidos. Un estudio llevado a cabo por Philip Converse en 1964 incluso llegó a sugerir que una gran parte de los votantes no tienen siquiera un sistema de creencias políticas coherente, planteando cuestiones sobre la representatividad del sistema democrático actual.

Esta conclusión, de todas formas, no es tan alarmante como parece. Una gran parte de la literatura ha argumentado que, aunque los ciudadanos están lejos de recorrer el largo y tortuoso camino de leer todas las políticas propuestas por los partidos, ver todos los debates y todos los demás elementos del deber cívico, utilizan “atajos”, o heurísticos, que en realidad son tan buenos como cualquier análisis riguroso del escenario político en el que están viviendo. Y aquí es donde entran en juego las VAAs.

Las VAAs se presentan como una herramienta que indica a los votantes con qué partidos están más de acuerdo de una manera muy intuitiva, reduciendo el coste cognitivo necesario para votar de manera informada. Pero, ¿por qué se podría esperar que los usuarios sigan las recomendaciones de las VAAs? Las VAAs son particularmente persuasivas por su capacidad de presentar no sólo la lista de opiniones de un partido político en concreto, sino también cómo éstas opiniones se comparan al posicionamiento del usuario. Esto lleva a los usuarios a emitir un juicio sólido sobre sus opciones políticas de una manera rápida y con un coste cognitivo muy bajo, transformando el proceso de decisión del votante en una operación mucho menos compleja.

De hecho, estudiar cómo los ciudadanos reaccionan hacia las VAAs podría contribuir a nuestro entendimiento sobre como toman sus decisiones los votantes – ¿son influenciados por esta clase de heurísticos?, y si lo son, ¿cuál es la magnitud de este efecto? ¿Es el efecto consistente a través de los diferentes segmentos del electorado? ¿Hay congruencia entre las intenciones de voto de los votantes y su posicionamiento político?

Investigación en VAAs: ¿Cuáles son las conclusiones hasta ahora?

La mayoría de los estudios en VAAs se han centrado principalmente en dos preguntas: los efectos de las VAAs en la participación y la elección de los votantes a la hora de acudir a las urnas.

En relación a la participación, cada vez hay más literatura académica que sugiere que las VAAs tienen un efecto significativo y positivo en los niveles de participación electoral de los usuarios, tanto a nivel individual como a nivel nacional. Estos efectos comprenden desde un incremento del 6% en la probabilidad de que los usuarios voten, como puede ser el caso de Suiza o Alemania, hasta un impactante incremento del 20%, como es el caso de Finlandia. Desde un punto de vista más agregado, también se ha asegurado en un estudio llevado a cabo después de las elecciones holandesas del 2006 que aproximadamente 4.4% de la participación electoral resultó por el uso de Stemwijzero Kieskompas (6 millones de consultas entre las dos),  validando a las VAAs como una herramienta efectiva a la hora de movilizar el electorado.

Además, se ha demostrado también que las VAAs tienen la capacidad de movilizar ciertos grupos dentro de la sociedad que son más apáticos hacia la política electoral: es decir, los jóvenes y los ciudadanos con menor nivel educativo. Y este es un resultado importante. Los altos niveles de desafección política que han surgido en los últimos años entre algunos sectores de la población han puesto en cuestión la calidad del proceso democrático, influenciando las políticas que los gobiernos proponen en detrimento de aquellos que están infrarrepresentados. En este sentido, las VAAs se convierten en una herramienta que no sólo motiva la participación política, sino también una herramienta que fomenta la calidad democrática reduciendo una participación desigual.

En cuanto a los efectos de las VAAs en la elección de voto de los usuarios, también se han encontrado resultados significativos, con cambios en la elección del voto en el 6% de los usuarios en los casos más modestos. Como sucede con los estudios de participación, la magnitud de estos efectos no es consistente a través de los diferentes segmentos del electorado. Por ejemplo, un análisis de la VAA holandesa llamada Kieskompas basado en un panel de datos pre/post-recomendación y post-elecciones, presentó cómo los usuarios de VAAs sí que tienen en cuenta las sugerencias que se les proponen, pero sólo si el usuario ya estaba contemplando votar al partido sugerido. De esta manera, si la sugerencia de voto no iba en línea con la valoración del usuario del partido en cuestión, el usuario lo ignoraría. Esto indica que lasVAAs actúan principalmente como un heurístico confirmatorio más que una herramienta persuasiva que influencia las preferencias de los usuarios independientemente de sus creencias políticas pre-existentes.

En cualquier caso, la naturaleza difusa de estos resultados apoya la afirmación que muchos investigadores han estado señalando desde hace ya bastante tiempo: los datos generados por las VAAs están sujetos a una serie de problemas metodológicos que deben de ser tratados con cuidado. En primer lugar, los usuarios de VAAs son consistentemente diferentes a los no-usuarios. Esto opera no sólo en características como edad, género e información política, donde se ha demostrado que son más jóvenes, informados y fundamentalmente hombres, sino también en su comportamiento político, ya que los usuarios de VAAs están de media menos alineados políticamente y son más indecisos que el resto de la población. Esto plantea cuestiones sobre la validez de los resultados, ya que los análisis sobre los cambios en la elección de voto pueden estar diciendo más sobre el tipo de audiencia que atraen las VAAs que sobre el efecto que se dice que ejercen.

Además, hay una serie de problemas de extrapolación que es necesario tener en cuenta. Es plausible que los efectos de los VAAs estén influenciados en cierta medida por lo conocida y creíble que es la página. Asimismo, tampoco podemos negar que haya factores específicos de cada país o incluso de cada elección que moldeen las tendencias políticas del electorado. En efecto, cambios en el escenario político de un país pueden inducir dinámicas imprevistas en el comportamiento de los usuarios hacia herramientas como las VAAs. Un ejemplo podría ser el caso de España, en el cual la ruptura del bipartidismo situó a dos partidos más en la primera línea política, dejando a los usuarios con una mayor variedad de partidos entre los que elegir.

Pero que haya algunos problemas metodológicos que superar no implica que los VAAsno puedan ser una fuente de información de calidad, ni que la evidencia presentada no sea de uso alguno. Creemos que losVAAs son una herramienta relevante para la democracia en la era de internet por su habilidad para fomentar la participación política, reducir la participación desigual y promover un voto más informado por parte del electorado. De todas formas, las universidades y los gobiernos deberían prestar más atención a estas herramientas con el objetivo de que instituciones y VAAs trabajen colectivamente por una mejor democracia. Con suerte, eso es lo que pasará en los próximos años.


12 comentarios

  1. Gerion dice:

    Y posiblemente, una de las primeras medidas que habría que tomar es la de no permitir la adquisición de esas VAAs a terceros, o dicho de otra forma, que las VAAs formen parte de los servicios estatales, como las urnas.
    En un país como este, ya veo esas VAAs convertidas en escaparates de cada partido – con publicidad incluida -, y al personal descargándose la del suyo propio.

    • ralvarez dice:

      No se hasta que punto que formen parte de los servicios estatales aseguraría que no lo acaparasen los partidos políticos…Lo mejor es que centros de investigación serios creen estas aplicaciones. Muy buena la de aquienvoto.org, pero le faltan algunas preguntas sobre temas como Venezuela y algunos partidos

  2. […] El auge de las aplicaciones de orientación del voto y su efecto en el comportamiento electoral […]

  3. Javier Galue dice:

    Excelente artículo. Gracias por compartirlo…

  4. heathcliff dice:

    No sé, yo no veo que introduzcan variables absolutamente cruciales como por ejemplo «el partido X está completamente de acuerdo con lo que yo pienso, pero no iría con esos tipos ni a fregar cacharros».

    La confianza en el grado de cumplimiento de los programas es MUY importante, creo.

    ¿Y cómo se refleja eso?

  5. Alatriste dice:

    Le veo un problema importante a estas aplicaciones, y es que dan una apariencia de objetividad maquinal a lo que en última instancia es un análisis subjetivo hecho por seres humanos.

    Por poner un ejemplo: si entro en una VAA y me pide que valore del 1 al 5, donde 1 es totalmente en desacuerdo y 5 totalmente de acuerdo, la afirmación «Hoy en día el peligro comunista es mayor que nunca en el pasado» (alusión a un juego llamado «Paranoia» en el que todo está controlado por un ordenador omnipotente con una programación delirante) la VAA me puede decir que el partido X es el más adecuado para mis ideas, pero en realidad esa respuesta no es del ordenador ¡Es del programador! Fue una persona la que asignó puntos a las posturas de las distintas formaciones y decidió que el partido A era el más anticomunista y el Z el más acomodaticio, o aún más importante, cuál era la mejor opción para detener el Peligro Rojo(TM). En _SU_ opinión…

    En otras palabras, creo que esas herramientas son muy peligrosas. Dan una falsa impresión de objetividad a un análisis en última instancia subjetivo, y se prestan a manipulaciones interesadas.

    • Alejandro Hermida dice:

      Totalmente de acuerdo con el argumento esgrimido por Alatriste. En efecto, bajo la apariencia objetiva de una aplicación manejada por ordenador, se encuentra un proceso de diseño de las preguntas y posibles respuestas que introduce de forma inevitable sesgos. Y lo hace en la medida que resulta preciso alinear las preguntas y las respuestas (con diferentes escalas de valor numérico, por ejemplo, 1-5), con los planteamentos porgramáticos, propuestas, declaraciones y posturas mantenidas por cada formación política. El programador/diseñador de la VAA hace entonces un papel de intermediario buscando, según su propio criterio, asignar a cada posible valor (1-5) de una respuesta aquella proposición que le resulte más acorde.

    • Hugo Ferradáns dice:

      Alejandro Hermida y Alatriste: Tenéis mucha razón cuando decís que las VAAs pueden estar sujetas a problemas metodológicos e incluso manipulaciones a la hora de posicionar a los diferentes partidos. De todas formas, eso no quiere decir que todas las VAAs estén sesgadas.

      Normalmente, en VAAs serias, el posicionamiento de los partidos respecto a las preguntas se decide con tres criterios diferentes a la vez: (1) hemeroteca (votaciones en el congreso, comparecencias de representantes de los partidos…) y programas electorales, (2) las respuestas que dan los partidos a los tests, y (3) las opiniones de un panel de expertos que revisan el posicionamiento. Con toda esta información el equipo de las VAAs deciden cual es el posicionamiento del partido. Y hay evidencia de que el posicionamiento es objetivo: las diferencias entre las respuestas que mandan los partidos a las VAAs y el posicionamiento llevado a cabo con la hemeroteca y la revisión del panel de expertos son muy pequeñas.

      Es cierto que el posicionamiento respecto a un eje entre 1 y 5 puede ser problemático ya que el posicionamiento político tiene más matices. Por eso es muy importante la selección de preguntas a la hora de crear un VAA. Por ejemplo, es difícil posicionar a los partidos políticos frente a preguntas generales como «El estado tiene que intervenir mucho menos en la economía» o «Los partidos políticos tienen que ser menos corruptos» o «Creo en un estado comunista», ya que tratan temas muy generales y que su interpretación puede ser muy subjetiva; ¿qué significa ser corrupto? ¿qué significa intervenir menos en la economía? ¿qué significa ser comunista? En ese sentido, es importante que las preguntas planteen políticas concretas que diferencien políticamente a los partidos. Para estos ejemplos, las preguntas plantearían políticas como «La agenda de los cargos públicos debería ser publicada online para que todos los ciudadanos la puedan consultar» o «Los políticos imputados por corrupción política deben dimitir y no poder presentarse a las elecciones por ley», o para la intervención del estado en la economía, políticas como «Para luchar contra el desempleo, las empresas deben tener más facilidades para contratar y despedir a los trabajadores» o «No se debería subir el salario mínimo, porque perjudicaría el mercado laboral».

      Os dejo aquí varios artículos que hablan de estas cosas, por si os interesa:

      Posicionamiento de los partidos: Estimating parties’ policy positions through voting advice applications: Some methodological considerations (2012). Por Kostas Gemenis

      Selección de preguntas: Voting Aid Applications and the Effect of Statement Selection (2009). Stefaan Walgrave, Michiel Nuytemans, Koen Pepermans.

      • Luis Otero dice:

        Hugo:
        Que se hace con los datos introducidos en la aplicación por los usuarios? Tienen algún uso para afinar las preguntas o sirven para estudios electorales privados (y vendibles)?
        En todo caso se trata de un caso más de traslado de la decisión de las personas a los sistemas expertos (el electrocardiógrafo ya lo hace y los ordenadores de mi banco también) Se busca sustituir el voto complejo, emocional actual por la contestación a un cuestionario mas largo pero más sencillo con apariencia de mayor objetividad?

        • Hugo Ferradáns dice:

          Hola Luis: La mayoría de las VAAs utilizan los datos únicamente para mejorar el entendimiento que tenemos sobre el comportamiento electoral y del posicionamiento del electorado respecto a ciertos asuntos, como describe el artículo. En ningún caso, por lo que yo conozco, son utilizados para ajustar las preguntas, ya que el proceso de posicionamiento de las preguntas sigue una metodología precisa que ya posiciona a los partidos, independientemente de lo que respondan los usuarios.

          Pero es importante que no se nos olvide tampoco cual es el objetivo principal de las VAAs: ofrecer a los ciudadanos una herramienta sencilla de utilizar que les ayude a decidir qué partido les representa más políticamente. Creo que en ningún caso las VAAs buscan influenciar directamente el voto de los ciudadanos; entendemos que el proceso de decisión de los votantes es muy complejo y es influenciado por factores que van más allá del posicionamiento político. Lo que se busca, más bien, es intentar condensar la enorme cantidad de información que hay hoy en día en una aplicación interactiva y atractiva que informe a los votantes, con el objetivo de mejorar su entendimiento del escenario político antes de las elecciones.

    • Gerion dice:

      Ese juego lo tuve muchos años, pero desgraciadamente no llegué a jugarlo ni arbitrarlo – yo era más de RM -. Divertido y curioso encontrar esta referencia en una web como Politikon.

  6. Minded dice:

    Podrían hacer una aplicación de esas a cualquier votante de Podemos, a ver cómo se califica en función de los vaivenes ideológicos de su Mesías Salvador.

    Primero era antisistema.
    Luego fue comunista.
    Luego ni de izquierdas ni de derechas, sólo arriba y abajo.
    Luego otra vez de izquierdas.
    Ahora es socialdemócrata.

    Mañana puede ser ultraliberal, pero como es el Profeta, siempre tendrá razón.

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