Educación

Desigualdad desde la cuna: sobre la salud perinatal en España

19 Ene, 2016 - y -

Tradicionalmente el debate sobre la desigualdad de oportunidades educativas ha puesto a los centros escolares en el foco de atención, al juzgar su eficacia redistributiva en diversos indicadores de rendimiento. Sin embargo, la atención de forma exclusiva (o excesiva) en los centros escolares y en los procesos que tienen lugar durante la educación obligatoria resulta miope.

Nos proponemos aquí llamar la atención sobre ciertos indicios que sugieren que la desigualdad de oportunidades se manifiesta en fases incluso anteriores, extraordinariamente tempranas, de la vida de los niños, mucho antes de su acceso al sistema escolar. En el momento del nacimiento ya es posible observar diferencias relevantes entre niños con distinto origen social. Los estudios sobre salud perinatal (en torno al nacimiento) han utilizado el peso al nacer como un indicador de especial interés.

El ‘bajo peso al nacer’ es un problema cada vez más grave en los países desarrollados y está en el centro del debate sobre salud pública en la infancia. En concreto, están en esta situación los niños que, independientemente de su edad gestacional, nacen con un peso por debajo de los 2.500 gramos (el umbral mínimo que los médicos fijan como saludable para un recién nacido). En la OCDE, el porcentaje de niños que pesa menos de 2.500 gramos al nacer ha aumentado hasta llegar al 6,6% en 2013. Ello es debido a factores tales como el retraso en la edad media de las mujeres que tienen hijos, el incremento en el uso y la eficacia de los tratamientos de fertilidad (lo que aumenta la incidencia de partos múltiples en los que el peso medio de los fetos es menor) y la mejora de las perspectivas de supervivencia de los niños nacidos antes de término. La incidencia del bajo peso al nacer en España está por encima de esta media y llegó al 7,8% en 2013. Con un incremento del 108% en el periodo 1980-2010, España es el país de la UE en el que este crecimiento ha sido mayor. De hecho, en la actualidad, el riesgo de bajo peso al nacer en nuestro país es el mayor de la OCDE, superando incluso a Grecia que en 2013 recuperó los niveles previos a la irrupción de la crisis económica.

Sin entrar en grandes complejidades, los determinantes del peso al nacer son diversos y pueden tener o bien un origen genético o estar relacionados con el desarrollo de la placenta, el estado de salud de las madres o su estilo de vida. Pero, ¿cuánto importa el origen social medido, por ejemplo, a través de la educación formal de los padres, en este indicador de salud perinatal en España?

En el primero de los dos gráficos que presentamos aquí (panel de la izquierda) vemos que las diferencias entre los hijos de madres sin educación formal y los de madres con titulaciones universitarias es de cerca de 70 gramos. Desde luego, esto puede deberse a distintos factores, aunque el hecho de que existan diferencias en función de la educación del padre (panel de la derecha, con diferencias menos pronunciadas) es una prueba poco discutible de que los recursos del hogar, y no sólo las condiciones de salud de las madres gestantes, condicionan desde el mismo momento del nacimiento, las oportunidades de los niños.

1

Fuente: elaboración propia a partir de datos del INE.

Nota: esta estimación controla por edad de la madre, su nacimiento dentro o fuera de España, la educación del padre, el número de hijos de la madre y las semanas de gestación completadas. Se excluyen los nacimientos por partos múltiples.

Para ofrecer una imagen más precisa de la desigualdad en salud perinatal según el origen social podemos también comprobar si hay diferencias en la probabilidad de que los recién nacidos pesen menos de 2.500 gramos. Por debajo de este peso los individuos suelen presentar mayores tasas de morbilidad y mortalidad temprana y peor salud en la edad adulta (mayor incidencia de asma, diabetes, problemas coronarios, síndrome metabólico, hipertensión, etc.). Además, según se ha documentado, el peso al nacer es un predictor significativo de la hiperactividad y de ciertos problemas de aprendizaje, de modo que algunos estudios lo han correlacionado con el éxito educativo e incluso con los salarios.

Nuestro segundo gráfico describe las diferencias en el riesgo de que los recién nacidos tengan bajo peso según el nivel educativo de la madre. En concreto, el gráfico presenta las probabilidades que tienen las madres con distinto nivel educativo de «evitar» el bajo peso de sus hijos. El 8,5% de los hijos de madres sin educación formal se encuentra en esta categoría por debajo del umbral de bajo peso, mientras que entre esta cifra baja al  5,8% en el caso de los hijos de las tituladas universitarias.

2

Fuente: elaboración propia a partir de datos del INE.

Nota: esta estimación controla por edad de la madre, su nacimiento dentro o fuera de España, la educación del padre, el número de hijos de la madre y las semanas de gestación completadas. Se excluyen los nacimientos por partos múltiples.

En resumen, los problemas a los que se enfrentan los hijos de padres con un entorno social menos favorecido tienen un origen muy temprano y las intervenciones públicas que persigan igualar las oportunidades de los individuos a lo largo del ciclo vital deben tenerlo en cuenta. Algunas reformas educativas y otras intervenciones bienintencionadas se han centrado en lo que sucede a partir de la educación primaria y, cada vez con más fuerza, en la educación infantil, dado que se habla con insistencia del posible efecto igualador que tendría una educación temprana universal, de calidad y gratuita. Aunque estas medidas puedan en efecto ser igualadoras, conviene llamar la atención sobre el hecho de que los niños de distinto origen social se incorporan al sistema educativo ya con desiguales resultados en indicadores que podrían marcar su éxito futuro. Las iniciativas en favor de la igualdad de oportunidades deben, por tanto, trascender los límites de las escuelas y reflexionar sobre cómo compensar las desigualdades más tempranas.

 


12 comentarios

  1. EB dice:

    Sugiero a los autores que vuelvan a escribir el post para que se pueda entender qué se sabe, qué se especula y qué se sigue investigando. Primero deberían dejar claro los datos que prueban que efectivamente ha aumentado en términos absolutos y relativos el número de nacidos con peso <2.500 gramos. Segundo deberían explicar por qué los médicos han establecido ese umbral y la evidencia que apoya esa explicación. Tercero deberían explicar OTRAS consecuencias de haber nacido bajo ese umbral basado en investigaciones académicas serias (incluir referencias). Cuarto deberían explicar lo que se sabe sobre las causas del aumento (esto supone revisar la historia de este conocimiento, pre- y post-aumento). Quinto deberían centrar las conclusiones en lo que se está investigando hoy porque todavía se sabe poco y no precipitarse en recomendaciones vagas–meras declaraciones de buenas intenciones que no pasan de saludo a la bandera de la igualdad.

    • David_Gª dice:

      Sobre lo primero, de acuerdo.

      Sobre lo segundo, el considerar bajo peso a un recién nacido por debajo de 2500 gramos (y muy bajo peso por debajo de 1500 y extremadamente bajo peso por debajo de 1000) es porque a partir de ese umbral la morbimortalidad perinatal se dispara (se elige ese punto de corte, en esta y en cualquier otra prueba clínica, mediante la elaboración de las curvas COR). El considerarlo de forma absoluta tiene su utilidad en contextos en los cuales se necesita una medida fácilmente objetivable, como en países en vías de desarrollo donde la disponibilidad de ecografos no es la ideal. En nuestro contexto son más empleados los percentiles de crecimiento (los cuales se estiman intrautero mediante ecógrafos) considerándose patológico y preocupante un percentil de crecimiento por debajo del 10.

      Sobre lo tercero, no tiene más que consultar cualquier libro de neonatología o realizar una búsqueda somera en bases de datos médicas como PubMed. El bajo peso al nacer se asocia, entre otras muchas cosas, con mayor incidencia de sepsis perinatal, meningitis, neumonía, dificultad respiratoria, necesidad de reanimación perinatal, cardiopatías congénitas, enterocolitis necrotizante, etc.

      En cualquier caso, se trata de un artículo publicado en un blog y no de un paper de una revista académica. Por tanto creo que lo que usted solicita excede lo objetivos y posibilidades de este medio.

    • franbedi dice:

      Sinceramente, no se que tiene que ver esto con la igualdad de oportunidades.
      Aquí se cacarea sin ton ni son que es un derecho y un deber ciudadano, la igualdad entre los ciudadanos, y sobretodo la igualdad de oportunidades. La educación pública siempre ha fijado esa igualdad de oportunidades, de todas las personas que se educan en ella.
      Lo que no es justo es que el que no quiera aceptar esa oportunidad de recibir una buena educación sea la prioridad en la sociedad española.
      La igualdad de oportunidades está en formar a las personas en igualdad y responsabilidad, y permitir a todas las personas acceder a la misma educación. A partir de ahí, cada persona, desgraciadamente, los padres, deciden aceptar o no esa oportunidad que se brinda.
      En la actualidad hay un altísimo porcentaje de alumnos y alumnas que no quieren, ni siquiera tener esa oportunidad de alcanzar el derecho a la educación, y lo único que consiguen es arrebatarles ese derecho y esa oportunidad a los que si quieren.

  2. Javier dice:

    Varios peros:

    1) La menor educación no es equivalente «estar desfavorecido» ni al «origen social». Estará vagamente correlado, pero en nuestra sociedad de fontaneros y mecánicos pudientes y licenciados de salario mínimo la educación es una medida muy pobre de la clase social. ¿No habéis encontrado nada mejor? ¿Nada con el nivel de ingresos?

    2) Las gráficas que usáis son muy engañosas, y esto es algo que jamás me hubiera esperado encontrar en Politikon: en el eje vertical miden de 3200 a 3280. ¡Indicado en letra pequeña! Dan a entender que hay diferencias enormes y preocupantes cuando son pequeñas (del 0,02%, 70 entre 3200). Al menos espero que por lo menos el margen indicado en cada punto sea de verdad la varianza, como se da a entender.

    La pregunta del millón es de qué manera influye la menor educación de los padres en el bajo peso del bebé. Puede ser algo tan tonto como una mayor proclividad a fumar, sin mucha relación con el poder adquisitivo. No creo que sea la desnutrición, porque la menor educación correla claramente con el sobrepeso.

    • David_Gª dice:

      El sobrepeso de la madre puede relacionarse igualmente con el bajo peso al nacer. Concretamente, con un CIR tipo II (Crecimiento Intrauterino Retardado Tipo II). Básicamente, el entorno metabólicamente desfavorable puede dañar las arterias de la placenta y provocar un menor flujo sanguíneo al feto, y este aumentar menos de peso. También puede suceder lo contrario en caso de que exista diabetes materna, el feto puede crecer excesivamente debido al efecto trófico de la insulina en el periodo fetal, en el cual es esta y no la hormona del crecimiento la responsable del aumento pondoestatural.

      Lo que realmente sería interesante es saber si esas medidas observadas, cuyo valor absoluto no parece muy grande, son estadísticamente significativas o no lo son.

  3. Nacho dice:

    Buen artículo lo que ayuda a poner el foco en otra cuestión acerca de la desigualdad social. Sólo me gustaría realizar unas puntualizaciones:
    – El considerar bajo peso a todos los recién nacidos con peso inferior a 2500 gr al nacimiento es un concepto actualmente en desuso en la comunidad médica. El peso al nacimiento sigue una distribución normal, y varía según la edad gestacional al nacimiento (no es lo mismo un recién nacido pretérmino con 28 semanas, para el que un peso en el percentil 50 [p50] se encuentra en torno a los 1000 gr de peso que un niño a término, semana 40). La curva de peso está tabulada para edad gestacional referida a una población de referencia sana, y se pueden obtener los percentiles de la distribución normal. Actualmente se considera bajo peso (o pequeño para edad gestacional) aquel con un peso y/o talla por debajo del percentil 3 (p3) de dicha distribución, ajustada a edad gestacional.
    – Efectivamente el porcentaje de niños con bajo peso para la edad gestacional se ha incrementado. Dicho incremento se objetiva en personas con menor nivel educativo pero ésta puede ser una variable de confusión, dado que el nivel educativo se relaciona con partos prematuros, infecciones perinatales (hepatitis B, VIH, sífilis) y consumo de tóxicos antes del nacimiento (tabaco/alcohol).
    – Por otra parte, los niños pequeños para edad gestacional tienen una mayor morbi/mortalidad perinatal inmediata y futura en los primeros años de vida, tanto en patología médica como desarrollo psicomotor, cuando se comparan con sus iguales de edad gestacional pero con peso normal. Aunque el número de estos niños que desarrollan estos problemas es bajo en número total (en torno al 3% del total de los niños desarrollaran problemas de adaptación), el incremento porcentual respecto a los niños con peso adecuado no deja de ser despreciable (en niño sano supone un 1-1.5%). Esto supone un incremento en los recursos utilizados y puede suponer un handicap a la hora de realizar una correcta adaptación escolar.

  4. Alatriste dice:

    Abundando en lo que dice Javier, hay algo muy mosqueante en el hecho de que la educación de la madre tenga un efecto aparente mucho mayor que la del padre. Si la causa del bajo peso de los hijos es realmente la situación económica de la pareja, lo que el artículo llama eufemísticamente «los recursos del hogar», entonces sería de esperar lo contrario dado que el sueldo medio de los varones es más elevado.

    Que sea al revés sugiere que podemos encontrarnos ante una correlación espuria, impresión que podría ser confirmada o rebatida con datos de renta… pero aún más importante podría ser un análisis geográfico: sería muy revelador si el peso de los recién nacidos mostrase diferencias significativas entre regiones o por tamaño del municipio.

  5. Leire dice:

    Gracias por los comentarios. Se trata de un análisis hecho con datos de registro, que necesariamente cuentan con información escasa sobre las características de las madres y los padres. En efecto, sería estupendo contar con datos, como los que existen en otros países, que incorporaran otras variables como la renta o los estilos de vida. No existen en España este tipo de datos.

    Respecto a la magnitud de las diferencias en el peso (y, por lo tanto, lo que significan desde el punto de vista sustantivo esos 70 gramos) no debería interpretarse con respecto al peso medio, ya que la distribución en torno a la media está muy comprimida.

    Los análisis agregados pueden ser muy sugerentes pero acarrearían el riesgo de incurrir en una falacia ecológica.

    Héctor y Leire

  6. alfonso dice:

    Una duda. Durante mis años de universidad me enseñaron que a la hora de analizar datos hay que ser cuidadoso para no confundir correlaciones entre variables con relaciones causa-efecto…. Teniendo en cuenta esto, se me ocurre preguntar: ¿Se puede considerar relevante para la hipótesis de partida la correlación existente entre el peso al nacer y la educación de la madre?. ¿Hasta qué punto la correlación observada se puede relacionar con diferencias de clase?.

  7. Epicureo dice:

    En realidad, la desigualdad de oportunidades empieza mucho antes: en el momento de la lotería genética, cuando un determinado espermatozoide se fusiona con un determinado óvulo. Si tienes mala suerte con los genes, las probabilidades de que te vaya mal en la vida aumentan. Y esto no es justo: por lo tanto, es imposible conseguir una sociedad justa por la vía de la igualdad de oportunidades exclusivamente.

  8. Sal Paradise dice:

    Muy buen artículo, las inequidades sociales en salud son actualmente uno de los campos más prolijos de investigación médica. Para los escépticos (con o sin fundamento), dejo algunas referencias bibliográficas.

    El bajo peso al nacer (y por tanto la clase social) están relacionados con:

    – Déficits neurológicos o peor desempeño cognitivo: Luby JL. Poverty’s most insidious damage: The developing brain. JAMA Pediatr [Internet]. 2015 Sep 1; Strauss RS. Adult functional outcome of those born small for gestational age: twenty-six year follow-up of the 1970 British Birth Cohort. JAMA 2000;283:625–32

    – Mayor presión arterial: Huxley RR, Shiell AW, Law CM. The role of size at birth and postnatal catch-up growth in determining systolic blood pressure: a systematic review of the literature. J Hypertens 2000;18:815–31.

    – Diabetes, sobrepeso y obesidad: Koupil I, Toivanen P. Social and early-life determinants of overweight and obesity in 18-year-old Swedish men. Int J Obes (Lond). 2008 Jan;32(1):73–81; Lithell HO, McKeigue PM, Berglund L, et al. Relation of size at birth to non-insulin dependent diabetes and insulin concentrations in men aged 50–60 years. BMJ 1996;312:406–10.

    – Relación entre el ambiente fetal y enfermedades cardiovasculares en la edad adulta: Palinski W. Effect of Maternal Cardiovascular Conditions and Risk Factors on Offspring Cardiovascular Disease. Circulation 2014 5–20;129(20):2066–77. Lopez-Lopez J, Lopez-Jaramillo P, Camacho PA, Gomez-Arbelaez D, Cohen DD. The Link between Fetal Programming, Inflammation, Muscular Strength, and Blood Pressure. Mediators Inflamm. 2015

    Algunos de los artículos están en abierto por si alguien quisiera consultar.

  9. […] artículo para reflexionar de Politikon sobre la desigualdad de oportunidades […]

Comments are closed.