Internacional

Primary Colors (XIII): fuego y humo

18 Ene, 2016 - - @egocrata

La pregunta ahora mismo en las primarias demócratas es si los periodistas están aburridos o Hillary Clinton tiene un problema. Durante los últimos días, camino del debate de candidatos demócratas de ayer (más en un minuto), Hillary ha estado haciendo algo un tanto inusual para una candidatura presuntamente dominante: ha criticado a sus oponentes.

En condiciones normales, un vistazo a las encuestas bastaría para decidir si los problemas de Clinton son humo o si quizás la campaña se está enfrentando a un pequeño incendio. En una primarias demócratas, sin embargo, la cosa es un poco más difícil por cuatro motivos.

Primero, de forma nada sorprendente, los sondeos se han concentrado en la verbena que son las primarias republicanas más que las anodinas primarias demócratas. Hay muchas más encuestas en Iowa y New Hampshire preguntando sobre Ted Cruz y Trump que sobre Hillary y Sanders, así que tenemos menos información. Segundo, las encuestas en elecciones primarias acostumbran a ser bastante imprecisas, especialmente en los peculiares caucus de Iowa, y las muestras recientes son pequeñas con amplios márgenes de error. Es difícil ver un sondeo con más de 500 entrevistas para los dos primeros estados en liza, así que hablamos de márgenes de error rozando el 5%, donde casi cualquier tendencia puede ser ruido estadístico. Tercero, la dispersión entre encuestas es enorme (del orden de 18-20 puntos), así que nadie parece tener un modelo de estimación decente. Cuarto, tanto Iowa como New Hampshire son estados peculiares, y más siendo Sanders de Vermont, al lado del Granite State. Como veremos, Clinton puede ganar las primarias con facilidad incluso perdiendo las dos primeras votaciones, así que los resultados de estos estados pueden ser irrelevantes.

Todo esto sirve para decir que Clinton, en el sondeo nacional más reciente (con 400 miserables entrevistas), le saca 25 puntos a Sanders, y 13 puntos en la media de las estimaciones. En Iowa, con una dispersión brutal, Hillary está con +4, con los últimos tres sondeos dándole la victoria. New Hampshire, mientras tanto, parece más favorable al Senador de un estado de Nueva Inglaterra (por mucho que Vermont sea mucho más liberal que New Hampshire),  y tiene a Sanders con +6.

Si estos datos son correctos (y como digo, no sabemos si lo son), la campaña de Clinton no parece estar en problemas graves. Iowa y los caucus favorecen a los candidatos más insurrectos, así que era previsible que Sanders acabara por ser competitivo ahí. Está más cerca de lo esperado, pero no para ganar. New Hampshire siempre iba a ser competitivo; por algo los candidatos de Nueva Inglaterra tienden a empezar la carrera presidencial bien. La cuestión para Sanders es que después de New Hampshire van a Nevada, un estado que favorece a Clinton, y Carolina del Sur, un lugar donde está a 40 puntos de distancia. La base de apoyo de Hillary es el sector moderado del partido en el Midwest y el sur; una vez las primarias empiecen a rodar, el terreno se vuelve menos favorable para Bernie.

¿Quiere decir esto que la victoria de Sanders es imposible? Ciertamente no hay nada imposible, pero sigue siendo muy, muy difícil. Un pinchazo en Iowa o New Hampshire sería letal para él, mientras Hillary tiene mucho margen para recuperarse.

Todo esto nos lleva al debate de ayer, un domingo por la noche en un fin de semana semi-festivo en Estados Unidos. Los demócratas, en su infinita sabiduría, tienen un calendario de debates diseñado para que no los vea nadie. El motivo era para evitar que Hillary tuviera que meterse en guerras internas que le forzaran a moverse a la izquierda, y debilitando la candidatura de Sanders.

Paradójicamente, la falta de debates ha hecho más daño que bien a Hillary. Resulta fácil olvidarlo, pero en la larga, eterna primaria del 2008 Obama, aparte de ser más moderado que Clinton en muchos temas, perdió la mayoría de debates. Hillary no es excesivamente carismática, pero sabe bien de lo que habla y es disciplinada. Tras un atril, discutiendo con otros candidatos, es muy, muy buena. En este ciclo de primarias ha sido Clinton la que ha ganado los debates siempre, y es la que ha salido más beneficiada en los sondeos después de cada uno de ellos.

El debate de ayer fue una repetición de esta tendencia. Por muy bien que me caiga Sanders (y lo cerca que esté de él ideológicamente – el senador no desentonaría en el PSOE),  en los debates grita mucho. El hombre tiene buenas ideas, una visión del mundo reconocible y un  fervor por reducir las desigualdades encomiable (aunque tiende a sobreestimar el poder del dinero en política), pero es incapaz de defender una idea sin soliviantarse y agitar los brazos efusivamente. Todo lo indigna por muy buenos motivos, pero en el escenario siempre acaba por sonar demasiado vago, estridente, perdiéndose a veces en algunas respuestas, cayendo en trampas retóricas bastante burdas en otras. El hombre, además, no sabe gran cosa de política exterior, así que Clinton siempre acaba monopolizando un tercio del debate sin que pueda hacer nada más que asentir.

Clinton, mientras tanto, es mucho más sutil. Para empezar, es obvio que tiene suficiente experiencia para el cargo, así que no debe perder el tiempo buscando credibilidad. También es capaz de hablar sin dar gritos, y sabe combinar cuestiones de detalle y visiones generales sin apenas dificultad. Hillary tiene además la suerte que Sanders es un político honesto hasta el punto de evitar activamente ataques personales y críticas directas a su oponente, así que nunca se ve presionada de veras en el escenario.

El resultado fue un debate donde Sanders no ganó, y donde Hillary pudo dar una buena versión de si misma. Dado que Bernie va por detrás en las encuestas nacionales, un empate favorece a Clinton. Mi impresión subjetiva, en todo caso, es que Clinton seguramente ganó el debate ayer, aunque dada la casi seguro minúscula audiencia, tampoco le servirá de gran cosa.

Mi opinión es que Sanders sacará un buen resultado en Iowa (empatando o ganando por poco) y ganará en New Hampshire. Los periodistas se emocionarán, buscando una repetición de Obama, y olvidándose que lo que hizo al presidente competitivo entonces fue el apoyo casi unánime de votantes afroamericanos, y su estelar maquinaria recaudatoria y organizativa. Sanders puede que sea capaz de replicar los segundo, pero es muy difícil que haga lo primero o consiga reducir el fuerte apoyo latino a Hillary.

La duda, aún hoy, no es si Hillary ganará las primarias sino lo rápìdo que sea capaz de hacerlo. Queda partido, pero Sanders aún no está a tiro de ganarlo.

Por ahora.

Por cierto, una nota final: Clinton elogió a Barack Obama una y otra vez durante todo el debate. Esto es, primero, porque Obama es muy popular entre las bases del partido, y segundo porque Sanders realmente no puede atacar al presidente de forma efectiva. El contraste con el debate republicano, tanto en contenido, preguntas y en valoración del presidente, fue completo.


16 comentarios

  1. Jorge dice:

    Go Bernie quien Go Bernie será mejor opción que el esperpento del GOP!

  2. Argos dice:

    >> «Por muy bien que me caiga Sanders (y lo cerca que esté de él ideológicamente)»

    Pues no quiero decir nada, pero resulta que el programa de Sanders, desde la sanidad, pasando por las políticas fiscales, la regulación de instituciones financieras, y terminando por las políticas de inmigración, es clavado al del Frente Nacional de Marine Le Pen… (y quien no se lo crea, que los compare).

    • Roger Senserrich dice:

      o no te has leído los programas, o no los has entendido.

    • Durruti77 dice:

      Pues después de haber comparado ambos, intrigado por la curiosidad, no acierto a ver la semejanza, la verdad….
      Pero estoy seguro de que hay un alto porcentaje de ultraliberales en los beneficios y comunistas en las pérdidas que piensan lo mismo…

  3. EB dice:

    A Roger no le gusta el WSJ pero el resumen más positivo del debate se puede leer en

    http://blogs.wsj.com/washwire/2016/01/18/5-takeaways-from-the-democratic-presidential-debate/

    y los lamentos de los partidarios de Bernie se resumen en este otro artículo

    http://www.salon.com/2016/01/18/americas_hangover_from_hope_a_look_back_at_the_historical_state_of_the_obama_presidency/

    Pero todo eso es irrelevante porque la campaña para elegir a Hillary es falsa. Hillary ya fue elegida, o mejor dicho el Democratic National Committee hace tiempo arregló con los Clinton y Obama que Hillary sería la candidata (los dineros involucrados en este arreglo son cuantiosos pero difíciles de estimar). Pero había que aparentar una campaña y entonces Bernie se prestó al show (E. Warren no se prestó y Biden quedó fuera del show por motivos personales). El debate de anoche se estructuró para que pareciera que Hillary es la continuación natural de Obama y por lo tanto a favor de cambios marginales y no de los cambios revolucionarios de Bernie (algo grotesco dado que se trata de un viejo que sólo era conocido en Vermont). Sí, Hillary está teniendo problemas en su paseo a la candidatura pero esto es porque algo de su pasado se conoce —el resto no se conoce, pero se sospecha que es peor que lo que se conoce. Ya tuvo que recurrir a Bill para reforzar su campaña pero pronto quedó en evidencia que su pasado también es un lastre, y entonces recurrió a Chelsea que se había limitado a aplaudir a su madre como la abuelita del Siglo 21 y pronto se tuvo que callar porque no tiene nada que decir. Sí, Hillary seguirá teniendo problemas pero el Committee está 100% con ella y no tiene alternativa alguna (además apuesta a que los medios adictos al Partido taparán todas las denuncias sobre su pasado desconocido).

    La gran pregunta es por qué Elizabeth Warren no se prestó a la coronación de Hillary. Todavía hace ruido como lo refleja este artículo de ayer

    http://www.masslive.com/politics/index.ssf/2016/01/elizabeth_warren_impacting_201.html

    pero salvo que Hillary se caiga a último momento y Joe Biden no acepte, tendrá que consolarse en el Senado.

    Nota de pie página. En esta campaña, los debates demócratas han sido organizados como shows para discutir ideas y para no hablar de las personas porque de lo contrario habría que hablar de Hillary y su pasado. En la campaña 2008, Hillary fracasó en su intento de destruir a Obama dejando en evidencia que no tenía pasado alguno que lo hiciera merecedor de la confianza de los votantes.

    • Epicureo dice:

      ¿Quién es ese pasado del que hablas? ¿Estás llamando «pasado» a Bill Clinton?

      Una señora norteamericana, muy católica por cierto, me comentó hace un par de días que aunque Hillary fuera el mismo diablo la votaría, con tal de volver a tener a un Clinton en la Casa Blanca. Echa mucho de menos a Bill, a pesar de sus «deslices». Su tirón entre las minorías étnicas no tiene nada que envidiar al de Obama, y no digamos ya si sale Trump de candidato republicano.

      • Keek A . Hill dice:

        Venga, hombre, Hilaria no saca un 95% del voto con una participación del 65% entre los afroamericanos ni aunque se haga transracial. La maquinaria del partido a pleno rendimiento, con boicot hollywoodense incluido, sigue siendo menos que el primer presidente negro.

        Por otra parte, en la comunidad afroamericana son muy conscientes de que la inmigración mexicana les ha desplazado de sus puestos de trabajo, de sus barrios y hasta de su lugar de preeminencia en la coalición del burro. Trump va a resquebrajar esta última por donde menos se espera.

  4. EB dice:

    Todos estamos hoy marcados por nuestro pasado, es decir, por lo que hemos hecho hasta ahora con nuestras vidas. Aquellos que saben que su pasado puede perjudicarlos en sus nuevos proyectos tratan de esconderlo o por lo menos que se lo ignore, y si no pueden hacer nada de eso tratan de probar de que han cambiado, de que aprendieron de sus errores y sus malas acciones (o si pueden y se las aceptan dan garantías reales para sus nuevos proyectos). Muchos pierden su reputación de buenas personas por sus errores y malas acciones y luego mucho deben invertir para recuperarla, pero no siempre se tiene éxito. El problema de los viejos es que tenemos un pasado largo, muy largo, y mejor que no hayamos perdido nuestra buena reputación para emprender nuevos proyectos porque de lo contrario nos será difícil.

    Lo anterior es decisivo en política, en particular durante las campañas electorales. El propósito principal de estas campañas es dar a conocer a los candidatos para que los votantes se formen un juicio primero sobre sus cualidades personales y segundo sobre lo que podrían hacer –dadas esas cualidades– si ganan la elección. Conocer a los candidatos implica, entre otras cosas, revisar su pasado y por eso cualquier asesor lo primero que le pide a su candidato es que sea honesto y le diga todo lo que guarda en su armario. Muchas veces los candidatos no han sido honestos con sus asesores y se olvidaron de contarles oportunamente hechos importantes de su pasado. Hoy cualquiera que diga que conoce a Hillary (o cualquier otro candidato), miente –ni siquiera Bill conoce todo el pasado de Hillary y tampoco Hillary todo el pasado de Bill. Hace tiempo, mucho tiempo, que ambos perdieron su buena reputación (Hillary quizás nunca tuvo una y si tiene dudas tómese el trabajo de leer el WP y el NYT del año 1993, cuando llegaron a la Casa Blanca –en ese año yo viví y trabajé a pocas cuadras de la Casa Blanca). Por supuesto la falta de buena reputación puede no ser un problema si la alternativa es peor y por eso los medios del Partido Demócrata tratar de revolver todo el pasado de Trump, Cruz y los otros candidatos republicanos en un intento desesperado de que Hillary no sea la única con mala reputación. Y, también por supuesto, las minorías que viven aferradas a un Partido como si fuera una tribu apoyaran al candidato del Partido aunque sea una mala persona (siempre encontrarán alguna excusa para pensar que no es tan mala como la mayoría dice), pero son minorías –para peor nunca sólidas porque como lo prueba la historia de todos los partidos, la nominación de un candidato con mala reputación condiciona la decisión de si ir o no a votar.

    • Mr. X dice:

      No es que las minorías vivan aferradas a un partido, es que Bill Clinton ha sido de lejos, de lejísimos, el presidente más popular desde Reagan. Y sigue teniendo unos índices de aceptación muy altos.

      • EB dice:

        Le sugiero
        1. Leer la entrada sobre Bill Clinton en Wikipedia (inglés) que no dudo fue escrita por gente al servicio de Bill. Seguro no va a encontrar una versión más positiva de su vida.
        2. Buscar en internet bajo «Hillary Clinton’s 2008 campaign–What went wrong» y leer artículos poniendo énfasis en el papel jugado por Bill. La pregunta importante es por qué Bill no pudo salvar a Hillary. Si tiene tiempo hágase la misma pregunta para las campañas de Gore 2000 y Kerry 2004.
        3. Pensar qué hechos y qué ideas de Bill en los últimos 15 años (hoy justamente se cumplen 15 años desde que dejó la presidencia) usted puede rescatar como contribución de Bill a los EEUU.
        4. Leer sobre cómo Bill y su familia se hicieron ricos en los últimos 15 años (sí, pregúntese si tiene relación con la respuesta al punto 3).
        5. Leer sobre los escándalos por acoso sexual en que Bill ha estado involucrado y por qué en 2016 juegan en contra de Bill (para entenderlo usted debe leer sobre las denuncias recientes contra Bill Cosby, alguien que fue tremendamente popular en EEUU). Un punto particular de estos escándalos es la defensa de Bill por Hillary (no tengo la referencia exacta pero recuerdo una viñeta del NYT 1998 en que Chelsea le preguntaba a su madre por qué seguía junto a Bill y su respuesta fue que la alternativa era peor).

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