Horarios

¿Tienen los trabajadores españoles jornadas anómalamente amplias?

1 Dic, 2015 - - @MartinOlalla_JM

Se acerca la campaña electoral y los partidos definen sus posiciones incluso en el tema de horarios. Recientemente se publicó que Ciudadanos quiere retrasar una hora los relojes de España lo que me hizo retomar el tema en la red social Twitter. En esa momento José Fernández-Albertos me planteó la posibilidad de que el cambio fuera beneficioso para personas que tuvieran una jornada laboral extrema: jornada partida con entrada al trabajo por la mañana, salida por la noche, y con descanso al mediodía. Este entrada analiza esta cuestión.

Antes de entrar en ello voy a resumir las ideas que ya he publicado en Politikon referidas a las encuestas de empleo de tiempo de España, Reino Unido, Italia, Estados Unidos y, añado ahora esta entrada, Canadá, Dinamarca, Irlanda y Francia. Recuerdo que los estudios se refieren siempre a las persoans que trabajan y a los días laborables de la semana. En la siguiente figura muestro el instante en que la actividad laboral sobrepasa el 50% —más de la mitad de los trabajadores están ya trabajando— por la mañana y decae por debajo del 50% por la tarde. En ella se superponen también las condiciones naturales de luz en el invierno.

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Relación entre la hora de entrada al trabajo (izquierda) y hora de salida del trabajo (derecha) con la luz ambiental invernal. Los valores entre paréntesis son los promedios ponderados de cada Encuesta de Uso de Tiempo, expresado en la hora civil correspondiente. El mapa se dibuja para esa hora. Los puntos representan los valores medios de obtenidos para cada región. Los mapas sombreados de España y Reino Unido representan la situación que ocurriría si se retrasasen los husos en España y se adelantase el huso británico.

La figura es básicamente la misma que aparece al final de primera entrada que publiqué en Politikón sólo que he añadido más encuestas y que he aprendido a presentar la información de forma más clara. Los países europeos se han regionalizados según el esquema NUTS-2; Estados Unidos se ha regionalizado por las divisiones de la Oficina del Censo (ligeramente modificadas), y en Canadá se usan sus provincias. También he aprendido a introducir mapas en la figura que se dibujan a la hora civil promedio del evento. Esta hora aparece entre paréntesis en la figura.

La figura muestra como, en general, los países adecúan la entrada al trabajo y la salida del trabajo a la salida y puesta del Sol invernal. La condición invernal es relevante aquí porque cualquier otro día del año el Sol sale antes y se pone después. Por lo tanto la entrada y salida del trabajo se hace siempre en condiciones de luz más favorables a las que muestra la figura.

Los mapas difusos que aparecen en ella muestran la situación de España si retrasase sus husos horarios y la situación del Reino Unido si los adelantase. Estas son las dos discusiones sobre horarios de mayor actualidad. Ambas con razones y efectos opuestos. El retraso de los husos españoles lleva a desaprovechar parte del Sol matinal y a salir del trabajo por la noche. El adelanto británico lleva a más oscuridad durante la entrada al trabajo con la idea de tener más claridad a la salida.

He construido otra figura en la que se muestra la relación del mediodía laboral (el instante en el que se ha consumido la mitad de la actividad laboral de una región o país, variable que ya analicé en la última entrada que publiqué en Politikón) en función de la latitud. Sobre puesta a la figura he dibujado el mediodía solar y líneas desfasadas con el amanecer y anochecer invernales. Es esta.

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Relación entre el mediodía laboral (instante de tiempo en el que se ha consumido la mitad de la actividad laboral) y el mediodía solar, el amanecer y el anochecer invernales. Los valores entre paréntesis son los promedios ponderados de cada Encuesta de Uso de Tiempo, expresado en la hora civil correspondiente. El mapa se dibuja para esa hora. Los puntos representan los valores medios de obtenidos para cada región. Los mapas sombreados de España y Reino Unido representan la situación que ocurriría si se retrasasen los husos en España y se adelantase el huso británico.

Supongamos que la jornada laboral típica es de ocho horas diarias (un tercio del día); es la duración del día invernal a la latitud de 49°, casi exactamente la de París. Así un parisino puede completar esa jornada laboral entrando a trabajar justo cuando sale el Sol invernal y saliendo justo cuando se pone, ocho horas después. Su mediodía laboral coincidirán entonces con el mediodía solar.

Consideremos la situación por debajo de los 49° de latitud y supongamos que deseamos que el mediodía laboral coincida con el mediodía solar. Entonces los trabajadores entrarían después del amanecer invernal y saldrían antes del anochecer invernal. Por tanto habría un estímulo externo para que los trabajadores adelanten su entrada al trabajo para hacerla coincidir con el amanecer invernal. Entre otras cosas conseguirían además salir del trabajo con aún más antelación a la puesta del Sol invernal. El adelanto de la jornada provoca entonces que el mediodía laboral anteceda al mediodía solar.

Si analizamos un caso por encima de los 49° la situación es la contraria: los trabajadores entrarían a trabajar antes del amanecer invernal y saldrían después del anochecer invernal si el mediodía laboral y solar coincidieran. El estímulo funciona ahora para retrasar el inicio de su actividad laboral hasta hacerla coincidir con el amanecer invernal. Así provocarían una salida aún más tardía y, también, que la mitad de la jornada laboral ocurra con posterioridad al mediodía solar.

Alternativamente los trabajadores situados por encima de 49° podrían elegir adelantar el inicio jornada laboral, llevándola a zonas más oscuras del crepúsculo para así conseguir que la salida ocurra antes de la puesta del Sol. Este adelanto implica un adelanto de la mitad de la jornada laboral, que antecedería al mediodía solar. Debe observase que esta alternativa no existe para los trabajadores por debajo de 49° ya que salen antes del amanecer de forma natural.

En esta discusión la jornada laboral de ocho y el correspondiente paralelo 49° son simples referencias. La idea es que cuanto más baja sea la latitud (siempre que nos mantegamos en el rango de latitudes intermedias) más fácil es tirar de los horarios hacia el amanecer invernal provocando un adelanto del mediodía laboral respecto del mediodía solar. Cuando más alta sea la latitud el escenario es el contrario.

Muy aproximadamente la figura del mediodía laboral refleja esta situación, especialmente en Europa. Por ejemplo España a unos 40° de latitud y con un día invernal de nueve horas y media tiene un mediodía laboral anterior al solar. Reino Unido, en el extremo opuesto por encima de 50° de latitud y siete horas y media de día invernal, le ocurre lo contrario.

El retraso de los husos españoles llevaría a sus horarios a la situación inversa: el mediodía laboral ocurriría después que el solar. Sería parecida a la de muchas regiones de Estados Unidos. No sé cómo concluir que un comportamiento es mejor que otro; lo único que muestra es una preferencia por consumir trabajo por la mañana o por la tarde.

Es recurrente argumentar que el adelanto de los horarios españoles se produjo como consecuencia del cambio de huso de 1945. El problema de esta idea es que podemos incurrir en una falacia post hoc ergo propter hoc. Es cierto que un adelanto del huso provoca un adelanto de los horarios pero una sociedad meridional puede hacer tender su inicio de trabajo al amanecer invernal y adelantar el mediodía laboral sin tocar el huso. Un ejemplo de evolución social se observa en la figura en el caso de Italia. Las regiones del norte de Italia (ITC e ITD) tienen un mediodía laboral posterior al solar. Sin embargo las islas de Sicilia y Cerdeña (ITG) tienen un mediodía laboral anterior al solar. En ningun caso ha habido un cambio de huso.

Al norte del paralelo 49° los horarios de Reino Unido e Irlanda han situado su mediodía laboral después del mediodía solar en concordancia con la idea expresada anteriormente. Pero Dinamarca ha adelantado sus horarios sin necesidad de cambiar el huso provocando que la actividad laboral cese al anochecer invernal.

Finalmente en el caso de Francia se observa un retraso del mediodía laboral respecto del solar. Si comparamos la situación relativa de España, Italia y Francia en la primera figura (parte de la izquierda) se observa que es Francia la que se desplaza relativamente respecto de los otros dos países, retardándose unos veinte minutos. La razón es que el ritmo al que crece la actividad laboral por la mañana es más rápido en España e Italia que en Francia. Estas diferencias en los ritmos de actividad están implíticas en las tres figuras que he mostrado (amanecer, mediodía, y anochecer) ya que en la primera los países meridionales tienden a tener valores más adelantados (obsérvese la secuencia España-Francia-Dinamarca o Italia-Reino Unido) mientras que en la última la tendencia es la contraria (Dinamarca-Francia-España, Reino Unido-Italia). Por tanto el ritmo de la actividad laboral ha de ser muy diferente según la latitud. Comparando la figura del amanecer con la del mediodía, y la del mediodía con la del anochecer parece claro que estas diferencias son más fuertes a partir del mediodía.

Las líneas oblícuas señalan la posicíon del mediodía laboral respecto del amanecer y anochecer invernales. Proporcionan información adicional valiosa: en España, Francia, Italia, Reino Unido e Irlanda el mediodía laboral ocurre sistemáticamente entre cuatro y cuatro horas y media después del amanecer invernal. Esta es una forma alternativa de mostar que el adelanto que el mediodía laboral español tiene respecto del mediodía solar no es especialmente anómalo. Es, de nuevo, una muestra del ajuste de los horarios de estos países al amanecer invernal.

Por contra la distancia al anochecer invernal del mediodía laboral es variable en estos países. En el Reino Unido e Irlanda el mediodía laboral ocurre sólo tres horas antes de la puesta del Sol; se amplía a entre tres y media y cuatro horas en el caso de Francia; y aún más, entre cuatro horas y cuatro horas y media en el caso de Italia. Para España el mediodía laboral ocurre unas cinco horas antes de la puesta del Sol. Esto está motivado en parte por la situación geográfica de la península ibérica algo que ya traté anteriormente en Politikon. Un retraso de los husos españoles la situaría en valores similares a los de Francia e Italia. La pregunta siempre es qué habría de bueno en ello.

La situación en el contienente americano es diferente. El mediodía laboral es posterior al mediodía solar y ocurre unas cinco horas después del amanecer. Prácticamente toda el área poblada del continente está por debajo del paralelo 49°. Sin embargo los americanos prefieren consumir trabajo vespertino en vez de matutino.

Fernández-Albertos me sugirió en la red social Twitter que estas gráficas sólo muestran propiedades medias de las actividades laborales y, por tanto, podrían estar enmascarando algunas situaciones extremas. Así personas con horarios de tipo 9h a 14h y de 16h a 18h, o en general trabajadores de la cola de la distribución, sí podrían ver alterada su jornada laboral aprovechando un retraso de los husos.

Y el objetivo de esta entrada es analizar este problema. Para ello he he estudiado lo que he llamado como amplitud laboral de los trabajadores, que computa la distancia temporal entre el primer contacto de un trabajador con la actividad laboral y el último. Para un trabajador con jornada continua la amplitud coincide con la duración de la jornada laboral pero, en general, la amplitud será más alta que esta duración. Los valores más altos de la amplitud deben corresponder estadísticamente a personas con jornadas discontinuas, para las que el tiempo de descanso no es jornada laboral pero sí computa dentro de la amplitud laboral.

El cómputo del primer contacto se realiza a partir de las cuatro de la mañana o a partir de las cuatro de la tarde según el trabajador esté ya trabajando o no a las cuatro de la mañana.

Como las encuestas de empleo del tiempo dividen el día en intervalos de diez minutos (salvo la irlandesa que lo hace en intervalos de un cuarto de hora) la amplitud laboral se mide también en unidades de ese intervalo, la densidad de probabilidad experimental de la amplitud de la jornada laboral se mide entonces como el número de trabajadores que experimentan una amplitud laboral dada dividida por la amplitud del intervalo (diez minutos, en general, un cuarto de hora en el caso irlandés) y divido por el número total de trabajadores. La siguiente figura muestra la densidad de probabilidad para las diferentes encuestas. Por claridad los países se dividen en dos grupos: a izquierda los países más meridionales y a la derecha los más septentrionales.

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Densidad de probabilidad experimental de la amplitud de la jornada laboral. Los puntos de cada gráfica marcan cronológicamente el primer, segundo y tercer cuartil (percentiles 25-50-75).

En casi todos los países, especialmente en los más septentrionales la densidad de probabilidad tiene la forma aproximada de un pico de forma que la mayor parte de los trabajadores tiene un valor de la amplitud laboral parecido.

Sólo en los casos español e italiano la densidad es más irregular y la amplitud laboral alcanza valores apreciablemente diferentes para grupos significativos de trabajadores. El caso español es más notable con un máximo en las siete horas (donde se sitúa también el primer cuartil), seguido de otro valor notable en las ocho horas. Aproximadamente un 20% de los trabajadores de la encuesta tiene una amplitud laboral entre siete y ocho horas. Deben corresponder a jornadas de trabajo continuas, que en su mayor parte serán matinales con horarios tan populares como de 8h a 15h (siete horas) o de 7h a 15h (ocho horas).

Junto a estos trabajadores hay otro 20% tiene una amplitud laboral de entre diez y once horas (donde está el tercer cuartil). Estos trabajadores han de tener una jornada partida y puede ser horarios que vayan de 8h a 18h o de 9h a 19h y similares; incluyendo descansos para el almuerzo.

El factor singular de la jornada laboral española es el 20% de trabajadores con una amplitud laboral entre siete y ocho horas y no el otro 20% de trabajadores con amplitud entre diez y once horas. La prueba es que en Italia el primer grupo de trabajadores es menos de la mitad del grupo español; mientras que el segundo grupo es ligeramente mayor. Francia da unos resultados parecidos a los italianos. La mayor relevancia del grupo de trabajadores con amplitud laboral de entre siete y ocho horas en España es, de nuevo, una muestra de la apetencia de los trabajadores españoles por consumir trabajo matinal. Es una opción que pueden permitirse por su situación geográfica sin que les suponga estar penalizados con una entrada al trabajo muy anterior al amanecer invernal y con el rédito de una jornada vespertina de ocio muy anterior al anochecer invernal.

En cualquier caso si nuestro objeto de preocupación es el grupo de trabajadores con jornadas laborales más amplias conviene caracterizar el percentil 75 de las distribuciones de densidad de probabilidad. En la siguiente figura se muestra este percentil 75 (tercer cuartil) a nivel regional y representado en función de parámetros geográficos: el desfase del huso horario (es decir la diferencia entre el mediodía solar y el mediodía civil) a la izquierda y la duración del día invernal (es decir, la latitud) a la derecha.

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Percentil 75 de la distribución de la amplitud laboral frente al desfase del huso horario respecto del huso geográfico (izquierda) y frente a la latitud geográfica expresada por la duración del día invernal (derecha). Los símbolos mayores (generalmente dibujados en forma hueca) representan los percentiles 75 de cada país. A la izquierda se observa poca correlación entre las magnitudes representadas. A la derecha se intuye una correlación entre ambas.

La figura de la izquierda muestra una ausencia de correlación entre el desfase del huso horario y la amplitud de la jornada laboral: el desfase no es por tanto determinante en este aspecto.

Por el contrario la figura de la izquierda muestra la correlación entre el percentil 75 de la amplitud de la jornada laboral y la latitud geográfica, representada por la duración del día invernal. Aunque los valores más altos del percentil 75 ocurre para tres regiones españolas (ES1, Galicia, Asturias y Cantabria; ES4, Castilla y León, Castilla-La Mancha, y Extremadura; ES6, Andalucía, Ceuta, Melilla y Murcia) y Hawaii la figura explica por qué esos valores más altos no son especialmente anómalos.

La explicación de la correlación es, creo, sencilla: cuando el día invernal dura entre siete y ocho horas (la duración de una jornada laboral apañada) hay poco margen para contemplaciones. Se trata de trabajar, comer rápido (sólo puedes comer rápido), seguir trabajando y terminar con el cielo oscurecido. La jornada discontinua y amplia es difícil de implementar porque ocasiona trabajo mucho antes del amanecer invernal o mucho después del anochecer invernal.

Cuando el día invernal dura entre nueve y diez horas hay margen para las diversas situaciones que he ido describiendo. Se abre la posibilidad a que los trabajadores completen la jornada laboral de forma continua, durante la mañana. Se abre la posibilidad a comer más pausadamente. Se abre la posibilidad a que los trabajadores regresen a casa a media jornada para después volver al trabajo. Esto es lo que se observa cuando se representa el porcentaje de trabajadores que están fuera del hogar en función del tiempo: en los países septentrionales no hay regreso al hogar a mediodía, en España, Italia y Francia, sí. Estados Unidos tiene un comportamiento similar a los países septentrionales.

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Porcentaje de trabajadores fuera del hogar en los países septentrionales del estudio (izquierda) y en los paises meridionales del estudio (derecha).

Si es conveniente que cada vez menos trabajadores españoles tengan jornadas laborales tan amplias sea así y redúzcase el valor del tercer cuartil de la amplitud de la jornada laboral. Pero para ello ha de identificarse correctamente su causa. Sería la mejor forma de atianar con el medicamento, producir el efecto deseado y evitar efectos secundarios. La conclusión de esta entrada es que es poco probable que la causa sea el desafase de los husos.

Referencias


7 comentarios

  1. Manuel Trujillo Carmona dice:

    Interesante, pero para mi el problema no está en el horario de invierno, sino en el de verano, en que a las 10 todavía es de día, lo que hace que naturalmente la gente se acueste tarde, con lo que se restan horas al descanso

    • Martin Olalla, JM dice:

      Aquí no trato el problema del horario de verano o horario de invierno. Lo traté aquí http://politikon.es/2014/10/25/por-que-cambiamos-la-hora-por-que-la-cambiamos-ahora-y-que-tiene-que-ver-con-los-horarios-de-entrada-al-trabajo/

      Se muestra el invierno por dos razones. Primero porque es el día más desfavorable del año. Si la actividad laboral se retoma al 50% cuando amanece en invierno entonces se retoma al 50% después del amanecer de cualquier otro día del año.

      Todo lo que no sea invierno es siempre más favorable. En el sentido de entrar después del amanecer, salir antes del anocher. Tener una amplitud laboral menor que la duración del día, etc. etc.

      La segunda razón (que es realmente la primera desde un punto de vista lógico) es que las actividades laborales no parecen guardar ninguna relación con el día estival.

      • Vincent Far dice:

        El problema de plantear el invierno como el período más desfavorable en un país meridional… es que no es el período más desfavorable. Eso tiene sentido en Minnesota, no en contextos como el nuestro.

        Muy interesante ver que horarios como el de 7 a 15 tienen popularidad. Jamás lo hubiera pensado.

        • Martin Olalla, JM dice:

          Quizá debiera haber precisado que me estoy refiriendo a las condiciones ambientales de luz. Para eso sí, el invierno es el día más desfavorable del año, aquí y en Minnesota.

          La influencia de otros factores ambientales (temperatura, por ejemplo) en la formación de horarios no es descartable. Es sólo que no se analiza en este estudio.

  2. durruti77 dice:

    Enhorabuena al autor, con sus artículos ha aportado mucha luz sobre el tema: yo era un convencido partidario del horario inglés y ahora ya tengo serias dudas.
    Tampoco tengo claro la racionalidad de acortar la jornada laboral. Si consideramos nuestras circunstancias, con esos largos días de verano en los que el calor hace impracticables las horas del mediodía, tiene todo el sentido hacer una pausa larga (siesta) para aprovechar con ímpetu la larga tarde que aún queda.
    Quizá el horario/jornada que tenemos en España sea el ajuste óptimo, después de 70 años, del horario CET, el amanecer invernal y el calor estival. No tengo claro que vayamos a ganar nada cambiando.

  3. aviermen dice:

    Si excluimos a USA (parece que en su caso la amplitud laboral es larga porque trabajan más horas, no porque paren para comer), la tercera figura (izquierda) sí que sugiere cierta correlación.
    En ese caso sí que parecería posible que, cambiando el huso horario, las larguísimas jornadas laborales españoles se pareciesen más a las de Francia (parando menos para comer), seguramente entrando a trabajar un poco antes (hora civil), pero saliendo bastante antes, por ser de noche hace demasiado tiempo (en invierno). Con un cambio de este tipo, la correlación de la tercera figura (derecha) no varía mucho.
    Aunque también es posible que se siguiese con jornadas igual de largas, saliendo más tiempo después del anochecer, como en Italia.
    En todo caso estoy de acuerdo en que cambiar el huso no parece la manera más adecuada de tratar de acortar las jornadas laborales anómalamente largas que hay en España.

  4. […] relación del orto y ocaso invernal con el inicio y del fin de la jornada laboral que he tratado en entradas anteriores. En España, Francia y Estados Unidos la jornada es claramente más corta que el día invernal. […]

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