Filosofía

Notas al aire sobre Kant y el debate político en España

27 Nov, 2015 - - @jorgegalindo

En el debate de hoy entre Albert Rivera y Pablo Iglesias, ha habido un momento en el cual alguien del público les ha preguntado por un libro de filosofía que recomendarían y Kant ha salido a la palestra. El resultado es que ahora andamos todos hablando de Kant en Twitter, y no quería dejar pasar esta oportunidad para hacer un «aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid» para explicar una idea que hace tiempo que me ronda por la cabeza: la presencia de Kant es una sombra que planea sobre una parte importante del debate público patrio. Y yo creo que es necesario arrojar luz sobre ella para tener las cartas boca arriba.

Más concretamente, y sin cargar al pobre filósofo alemán con una culpa que no le corresponde, la presencia es una derivación particular de su imperativo categórico. Kant consideraba que la filosofía moral* no era sino la búsqueda de un principio claramente establecido que guiase los juicios morales de los individuos. Desde este principio se desarrolla la búsqueda del deber ser («qué debo hacer») para ser una persona con buenas intenciones, esto es, con una guía moral. Esta motivación es un deber, un límite sobre toda otra serie de posibles causas para la acción humana. Tal guía va más allá de la concepción habitual de lo que es una norma: para Kant, constituye una estructura de acción que delimita qué es racional y qué no lo es. La moral como razón y la razón como moral, cuya consecuencia última es la famosa postura kantiana de que un individuo solo debe llevar a cabo acciones que puedan ser extrapoladas a cualquier otra situación, a modo de leyes universales. Un imperativo categórico.

Una posible ruta (no inevitable, pero sí habitual) a partir de este punto es considerar la vida humana como un bien absolutamente superior a cualquier otro. De hecho, Kant establece en cierto punto que uno debe actuar considerando a los humanos como fin en sí mismo, y jamás como medios hacia un fin. En cualquier caso, la derivación a la que me refiero va mucho más allá, y establece sencillamente que hay una serie de barreras que deben ser imperativamente insalvables para cualquier decisión individual, y por supuesto también (¡sobre todo!) para cualquier decisión de carácter público.

Es relativamente fácil trazar una línea entre posturas que parten de este principio. La mayoría de veces caen en la categoría de «derechos irrenunciables» (sanidad, educación, vivienda). Otras, sobre aspectos que resulta aparentemente absurdo discutir (matar leones por dinero está mal, la corrupción es perjudicial para todos en cualquier caso). La idea que hay detrás es siempre la misma: existe una serie de aspectos que afectan directa y claramente al bienestar y a la vida de los individuos que conforman la sociedad, y por imperativo no se pueden modificar. La ventaja de tal posición es evidente, pues es una buena trinchera para defender un frente que un determinado grupo (que puede estar formado por la inmensa mayoría de la población o por una parte) ha conseguido conquistar, en tanto que lo universaliza al resto de los ciudadanos. Pero su prevalencia en el debate público también trae sus costes.

En primer lugar, oscurece el hecho de que cualquier decisión suele tener ganadores y perdedores, aunque se constituya legalmente como derecho universal. Esto es aún más cierto en un contexto de recursos limitados con necesidades superiores, o, hablando en plata, de restricción presupuestaria. Aunque no queramos, si tenemos un presupuesto X en sanidad y dedicamos X/2 a cuidados para ancianos con enfermedades crónicas y X/4 a tratar a los enfermos de una enfermedad rara, cuando los segundos quizás necesiten X/2 (o viceversa), estamos tomando una decisión que obviamente se escapa de cualquier valoración categórica. Y al hacerlo el valor de la vida humana deja de ser infinito. Para evitar un contra-argumento simplificador sobre la prevalencia del dinero cabe recordar aquí que éste es, en este caso, una mera expresión numérica de nuestros recursos disponibles: por descontado, la clave no es de cuánto líquido se dispone, sino cuántos recursos podemos o queremos dedicar en tiempo, esfuerzo, capital y tecnología a este o aquel aspecto.

El consecuencialismo en su forma más utilitarista** sostiene que en realidad es necesario observar y valorar los actos en función de sus consecuencias, que es exactamente lo que he hecho en el párrafo anterior. Si en lugar de funcionar con una suerte de imperativo sobre el derecho a un trabajo digno consideramos bajo qué condiciones un individuo accede a tal trabajo hoy día y bajo cuáles no lo hace; o si en lugar de pensar que la corrupción cae siempre fuera de nuestra guía moral nos preguntamos por qué la corrupción puede ser beneficiosa a corto plazo para mucha gente aunque sea perjudicial a largo para las instituciones; si hacemos ese cambio, un menú de opciones distinto se abre ante nosotros. Uno que se ha podido entrever en el debate de hoy, por cierto, más que en otros pasados.

El cambio hacia el consecuencialismo también tiene sus peligros, claro: para muchos, abre la puerta a una marcha triunfal de quienes buscan reconquistar terreno perdido. Si permitimos que algunos seres humanos (o una parte de sus vidas al menos) dejen de ser un fin en sí mismas y pasen a ser un medio para llegar a un fin (aunque éste sea mejorar la situación de otros seres humanos), dónde está el límite. Pero al mismo tiempo constituye una poderosa herramienta para un colectivo que tal vez no se lo espere: aquellos a quienes los «derechos» son prometidos pero jamás entregados, quienes en teoría y por imperativo deberían poder acceder a tal o cual beneficio (sanidad, trabajo, vivienda, y sí, los derivados de la corrupción también) pero en la práctica quedan sistemáticamente fuera. Porque ahora mismo el foco no está sobre las consecuencias, sino sobre los supuestos derechos adquiridos.

* * *

*La entrada de la Enciclopedia de Filosofía de Stanford es, como suele pasar, un buen resumen (aunque inevitablemente interpretativo en cierto grado) del asunto que yo torpemente intento condensar en unas pocas líneas.

**De nuevo cabe recomendar la misma fuente.


22 comentarios

  1. We are here dice:

    Muy guapo Pablo con su jersey azul en zona VIP, por cierto.

  2. EB dice:

    Jorge,

    Justo antes de leer su post, leí esta columna del periodista Pedro García Cuartango

    http://www.elmundo.es/cultura/2015/11/27/5658a64f268e3efc2a8b459c.html

    que está muy dolido porque Rivera reconoció que no había leído a Kant y porque Iglesias dijo haberlo leído pero parece que se equivocó. Se lamenta de que los políticos ignoren a tres pensadores fundamentales (su calificación) como son Kant, Hegel y Marx. Yo me reí de que alguien piense que los políticos deben ser criticados por esa ignorancia. El problema de los políticos no es la ignorancia de muchísimas cosas–en distintos grados, algo común a todos los humanos, incluyendo los pensadores fundamentales y sus discípulos contemporáneos–sino la fuerte inclinación a la falsedad, es decir, a la mentira y la hipocresía.

    No presté atención al debate pero aparentemente ni Rivera ni Iglesias fueron más allá de lo que dice la columna citada. Me alegro que así sea porque sería grotesco examinar las posiciones filosóficas de los candidatos, algo que queda probado en su post. Usted intenta explicar esas posiciones, pero como usted reconoce en nota de pie de página, su intento puede no haber tenido éxito. Me sorprendió que lo intentara sabiendo que difícilmente tuviera éxito. Cualquiera que alguna vez haya intentado justificar sus acciones personales en alguna ética normativa, sabe que saldrá mal parado. Y si no podemos justificarnos a nosotros mismos, ¿cómo pretender que otros sí lo hagan? La ética normativa en cuanto campo de estudio es interesante en la medida en que nos ayuda a entender nuestra complejidad individual y social, pero no es guía para nuestra conducta. La ética positiva nos recuerda que todos tomamos decisiones difíciles y que nuestras acciones siempre están expuestas a nuestro propio juicio (nuestro problema moral) y también al juicio de los demás, en particular si nuestras acciones interfieren con las acciones de otros (nuestro problema jurídico). En relación a los candidatos, uno debería pedirle explicaciones morales y jurídicas de sus acciones pasadas y sus promesas, pero intentar calificarlos de kantianos o no-kantianos nada aportaría a conocerlos mejor. Entre las muchas promesas que hoy hacen los candidatos destacan aquellas que apuntan al reconocimiento de nuevos derechos o al fortalecimiento de derechos ya reconocidos. Sí, un buen debate sobre estos derechos habría sido útil, en particular sobre las obligaciones que estos derechos imponen al Estado.

  3. M. Oquendo dice:

    Felicitar al autor por una excelente presentación de algunas de las posiciones kantianas. De hecho de las dos que para mí son más importantes:

    1. El Imperativo Categórico. Es decir, la recta razón humana permite establecer criterios morales universales.
    2. El Imperativo de la Libertad para que un Ser moral, el Hombre, pueda realizar lo esencial de su Ser.

    En toda la historia de la humanidad no ha habido dos ideas más peligrosas para el Poder.

    1. El súbdito posee criterio moral autónomo.
    2. Sin libertad no es posible la realización de lo humano.

    A nadie debe sorprender, por tanto, que a la muerte de Kant el Rey de Prusia ordenase la contratación de Hegel para, como dice el texto manuscrito de Federico Guillermo de Prusia, «enseñar la filosofía que hay que enseñar».
    El genio de Hegel lo pilló al vuelo.

    Saludos

  4. Oscar dice:

    No voy a entrar en tecnicismos kantiano. Sólo decir que el pensamiento de este autor refleja una cosmovisión ilustrada de la segunda mitad del siglo XVIII. Kant era un dogmático que se dejó las meninges intentando refutar el escepticismo de Hume. Defiende que los humanos somos capaces de establecer verdades absolutas tanto en el ámbito teórico como en el práctico. Eso, para cualquiera que conozca algo de metodología científica sabe que no es correcto en el primer caso. Su Crítica de la razón pura no es muy compatible con el conocimiento científico del que disponemos hoy en día. En el caso de sus concepciones éticas es aún peor. Kant sólo considera éticas aquellas acciones desprovistas de cualquier emoción, justo lo contrario que Hume, y guiadas por la razón. Estas estarán guiadas por el famoso imperativo categórico, que será idéntico para cualquiera que se guíe solo con la razón. El problema es que esto no sucede. O bien es imposible guiarse sólo con la razón en el ámbito práctico, que es lo que apunta la investigación neurocientífica, o la sola razón forma imperativos diferentes para cada persona. En definitiva las teorías de Kant no se sostienen con la evidencia de la que disponemos actualmente. Además su pensamiento es difícilmente compatible con el liberalismo político propio de las democracias.

  5. navarta dice:

    Esto del imperativo categórico kantiano y la ética y la razón como caras de una misma moneda está muy bien para tirarse el moco, pero de ahí a justificar una centralización del estado basada en esos principios filosóficos en estos tiempos de tempestades catalanas es algo chusco y patético,
    Por no hablar del establecimiento del contrato único como fruto de una profunda reflexión derivada del imperativo categórico y la razón como ética vital, si el contrato único reduce los costes de despido es simplemente una nueva devaluación más de las rentas del trabajo, la bendiga Kant o el espíritu de Juanito, máxime cuando el modelo de contrato no es el que conlleva indemnizaciones decrecientes al despido, que sería el único caso en el que se puede entender que este contrato único se establece para beneficiaiar a quienes se incorporan al mercado laboral
    .

  6. Iagovar dice:

    Pues yo soy estudiante de sociología, y no he leído a Kant. He leído a Ritzer interpretando a Kant. ¿Debería sentir verguenza? Porque la verdad es que no la siento. De veras que no.

    Yo entiendo que Kant es el precedente de muchos otros pensadores, pero sinceramente no veo que necesite tragarme un tocho Kantiano. Hay muchos otros pensadores que me resultan interesantes y me he leído con gusto algunos de ellos, como es el caso de Weber (no toda su obra, obviamente).

    Además Rivera es de Derecho, no creo que esté muy al día Kant en las facultades de Derecho, y apuesto a que la mayoría de la gente no se ha metido entre pecho y espalda Crítica a la razón pura, habrá leído un manual, o lo que sea, como hacemos el común de los mortales.

    No sé por qué esta obsesión de medírsela. ¿Quieres estudiar a Kant por algún motivo? Adelante hijo mío, pero no es un requisito para ser persona.

    • jetkom dice:

      Yo también veo mucho honesto y «simpático» (en el buen sentido) lo de Rivera. Iglesias sí que tiene pinta de que se marcó un farolazo viendo que recomendó un libro que no existe.

      En cuanto a Kant y el derecho, el concepto de la dignidad humana bebe esencialmente de Kant, al menos en la tradición alemana que creo que ha tenido bastante influencia en España. Vamos, que en mi opinión cualquier jurista debería tener unas nociones básicas de lo que era Kant… pero es lo que comentas tú, con un conocimiento de manuales creo que vamos sobraos. Porque conocer a Kant a fondo lleva muuuucho tiempo… y hay muchos otros pensadores interesantísimos y, como lo digo sin quedar mal, «prácticos». 😀

  7. Ignatius dice:

    Aquí un lector desde la época de Materias Grises, La Ley de la Gravedad, etc. Os leo porque asumo que quienes escribís en Politikon escribís sobre cuestiones de actualidad desde un conocimiento experto. Obviamente no es el caso en este artículo, que tiene numerosos errores elementales para cualquiera que sepa algo de filosofía política/ética normativa. La duda que me entra es si cuando escribís sobre otros temas sobre los que no sé, y cuya fiabilidad por tanto no puedo comprobar, lo hacéis con un conocimiento similarmente precario. Escribir artículos como éste creo que hace mucho daño a la credibilidad del resto del blog. ¿Realmente es tan difícil que sobre temas así Politikon pida colaboración a filósofos (analíticos, en la línea del enfoque del blog), igual que pide colaboración a científicos sociales sobre los temas sobre los que no tiene con conocimiento experto? Saludos

  8. M. Oquendo dice:

    Pretender que la gente, independientemente de su edad, lea o conozca a Kant es tan loable como ilusorio. Tanto o más que pretender que hayamos leído la Paideia de Jaegger, la Ciudad de Dios en versión bilingüe o a Heidegger, Spinoza o Leibniz.

    Kant es un autor que no es sencillo pero todavía es mucho más influyente de lo que parece porque opera como un alimentador selectivo de energía intelectual.

    Solo llega a «Profesores de Profesores de Profesores»y de éstos apenas fluye un hilillo (hilo que el sistema educativo cierra en cuanto lo detecta) porque Kant, hoy, para el sistema de Poder de Occidente, es un Proscrito como lo fue desde el momento de su muerte para su propio monarca.
    Nuestro mundo político prefiere a Hegel que es mucho más útil para gobernar y no inspira rebeldía alguna.

    La influencia y el prestigio de Kant se nota cuando se comienzan a estudiar pensadores tan presentes en nuestra vida cotidiana como John Rawls que está por detrás de prácticamente todas las Políticas Públicas que hoy se aplican en gran parte del mundo.
    Este autor y tantos otros se declaran kantianos en muchos aspectos de su obra. Declararse kantiano es como conocer a Conrad, un gesto de distinción heterodoxa entre la ramplona ortodoxia imperante.

    Pero con cuidado porque algunos de los que se declaran kantianos mienten. Lo hacen solo para, como el «Lobo de Caperucita», «comerte mejor».

    Hay muchos buenos libros introductorios sobre Kant que tampoco se leen.
    Uno de ellos se estudió en algunas facultades USA y Europeas y hoy ha desparecido del mapa: «Historia intelectual europea desde 1789» de Roland Stromberg. Solo está disponible en segunda mano.

    Otro es el enciclopédico Reale-Antiseri. Una historia del pensamiento filosófico y científico en tres volúmenes. De este tipo a un par de autores más que trabajan muy bien el segmento de la historia del pensamiento.
    En el Reale-Antiseri el capítulo sobre el vasto pensamiento de Kant es el último del segundo tomo.

    El comentario de Oscar refleja bien lo que nuestro sistema político querría que pensásemos de Kant. Que está muerto y bien enterrado.

    Si encuentro el Stromberg –probablemente proscrito porque explicaba demasiado bien– traeré un par de detalles importantes pero no esenciales para entender algo más de lo que nos legó Kant. El asunto de las formas y las categorías no es banal y resulta útil.

    Ni que decir tiene que en esta etapa de mi vida me interesa especialmente entender por qué casi todos los grandes autores caen en el olvido deliberado.

    Saludos y gracias por un gran artículo de Jorge Galindo y muy buenos comentarios.

    • Oscar dice:

      En primer lugar, Kant está muerto y enterrado desde inicios del siglo XIX. En segundo lugar, como admirador de la filosofía analítica no puedo evitar decir que haces un juicio de intenciones de libro. Lo cual no es muy riguroso, pero además se lo atribuyes a un sujeto ‘nuestro sistema político’, que sea lo que sea, dudo que tenga procesos cognitivos como son las intenciones.

      Esta bien que admires a Kant, yo también, como admiro a Platón, aunque su sistema político me parezca poco recomendable. Son grandes autores de la historia de la filosofía. Y qudarse ancorado en el siglo XVIII o en el IV a.c. pues la verdad, me parece un anacronismo. Kant es hijo del despotismo ilustrado, que fue un progreso en su época, y yo lo valoro. Pero de eso a recuperarlo en un contexto de democracia liberal, pues la verdad me vuelve a parecer un anacronismo.

      • M. Oquendo dice:

        Oscar, gracias por tus comentarios pero no estoy muy de acuerdo.

        Entre otras cosas porque tu postura cae dentro de la ortodoxia política lo cual suelo tomar por señal ominosa.

        Si, como afirmas, Kant está muerto y enterrado desde inicios del XIX ¿Cómo es que John Rawls recurre a él en toda su obra y muy especialmente en «A theory of Justice» de 1971? Una obra que, como sabes, rige prácticamente todas las leyes promulgadas en Occidente en las últimas décadas.

        ¿Por qué la obra y las clases de Michael Sandel, todavía vivo y muy activo, se centran tanto y tan a fondo en Kant? http://www.justiceharvard.org/2011/02/episode-06/#watch

        ¿O por qué crees que a Jorge Galindo se le ha ocurrido escribir algo sobre él?

        ¿Por qué saltan tus resortes argumentales ante la posibilidad de que no lo esté?
        ¿No está muerto y enterrado?

        Antes de matar a ningún pensador muerto es bueno preguntarnos por qué algunos tienen tanto interés en que así sea.

        También está muerto Tomás de Aquino y sin embargo es fácil ver que tras él y Kant nos hemos quedado en un desierto sin intelectuales independientes que no vivan del «Vigente Paradigma» como tan gráficamente explicó Kuhn antes de pasar a engrosar la lista de los prohibidos para ser olvidados.

        Acabo de hacer un repaso del Capítulo XI y del XII del libro de Popper «La sociedad abierta y sus enemigos» para recordar la posibilidad que el mundo de la cultura no esté exento ni de servidumbres ni de sometimientos al poder.

        Y que cuando, de tarde en tarde, surge alguien que se sale de lo «conveniente» no tarda en surgir quien lo vuelva a enterrar.

        Por ejemplo……..el mismo Popper.
        Otros, como Richard Rorty, aprenden y lo conllevan.

        Un saludo cordial

        • Óscar dice:

          No sé que significa ‘ortodoxia política actual’. Ya que me acusas de algo al menos concreta un poco más los cargos.

          Tampoco veo que seas capaz de entender las ironías. Lo de que Kant está muerto y enterrado desde la primera década del siglo XIX lo decía como hecho objetivo, en referencia a Kant como ser humano, no en el significado que tú le das, como el pensamiento filosófico de ese ser humano.

          Personalmente me parece estupendo que se reinterprete el pensamiento kantiano para hacerlo compatible en el contexto actual. Pero esas reinterpretaciones no son el pensamiento de Kant. Es el pensamiento original de esos autores donde el de Köningsberg es una influencia. Eso no implica que el pensamiento de Kant sea especialmente recomendable en la actualidad más allá de si estás interesado en la historia de la filosofía. En tal caso conocer el pensamiento de Kant es obviamente necesario.

          ¿De verdad que defiendes que la geometría euclídea es una verdad absoluta, que la física de Newton también lo es? ¿Que hay máximas morales que pueden llegar a ser universales? En ese caso ¿cuáles? ¿Que la libertad de expresión debe estar restringida a una élite intelectual? ¿Que el universo progresa teleológicamente hacia formas cada vez más perfectas? ¿Que no estar de acuerdo con todo lo anterior te convierte en un ortodoxo de la política actual, signifique eso lo que la razón pura especulativa determine transcendentalmente en un juicio sintético a priori? (La última pregunta es una broma, por si te da por tomártela en serio, como lo de muerto y enterrado.)

  9. Emilio dice:

    Me gusta de Kant su espíritu ilustrado, su defensa de la razón como arma para salir de la minoría de edad, el fondo sobre el que se sustenta su ética, su apelación al “sapere aude” como exigencia personal, y su defensa de la paz entre los Estados.

    Filtrar a través de su pensamiento el mundo político español actual me resulta una tarea imposible. La contradicción no puede ser más fuerte. La Ilustración es una antigualla, el sapere aude y la mayoría de edad hace tiempo que han dejado de ser objetivos en esta sociedad y en relación con la paz mundial seguramente todos estemos de acuerdo en que se trata de un tema que mejor no “tocallo”.

  10. EB dice:

    Ross Douthat publica hoy en el NYT una columna que comienza con este párrafo

    BETWEEN 1936 and 1939, the Spanish Civil War condensed the awful drama of the 1930s into one conflict. Spain was where left-wing illusions about Stalinism went to die, where Hitler’s war machine tuned up for the Blitzkrieg, where aerial bombardments of civilians and politically-motivated “cleansing” were normalized. It was a proxy war for the totalitarian powers, a magnet for volunteers from around the Western world, and an object lesson in the impotence of Europe’s liberal democracies.

    y luego el segundo párrafo comienza con esta línea

    As with Spain, so now with Syria.

    El resto se puede leer en

    http://www.nytimes.com/2015/11/29/opinion/sunday/spain-yesterday-syria-today.html?_r=1

    Douthat presenta su visión del conflicto en Oriente Medio y sería bueno compararla con otra visión. Por ejemplo, una visión alternativa podría partir de la idea de que el conflicto es entre Islam y Occidente y que los conflictos internos entre facciones islámicas son secundarios. Pareciera, sin embargo, que los políticos occidentales (¿Rusia incluida?) no tienen visiones propias que puedan compararse con la de Douthat.

    Habría sido bueno que a Rivera e Iglesias se les hubiera preguntado por sus visiones de ese conflicto y a partir de sus visiones cómo definirían una posición y una estrategia para España.

    • Manu Oquendo dice:

      Hola, EB. Long time.

      Creo que pides demasiado. Estos chicos no pueden entender lo que está en juego ni sus causas históricas.

      No es culpa suya porque, en general, Europa occidental tiene un problema de disonancia cognoscitiva con el Imperio Romano de Oriente.
      La pérdida de Constantinopla se trata de olvidar. Como si no hubiera existido. Los quinientos años de asedio musulmán tampoco se quieren recordar porque no interesan al Emperador.

      Del mismo modo que casi nadie recuerda la incompleta destrucción del Imperio Otomano a principios del siglo XX ni la incumplida promesa de Francia al Zar de Rusia de devolverle Constantinopla. https://es.wikipedia.org/wiki/Acuerdos_Sykes-Picot

      La Constantinopla de tantos y tantos cuadros de Aiwazovski, el gran pintor ruso nacido en Crimea, no está en ellos por casualidad. Lo está porque fue «nuestra». De la cristiandad. http://www.artisangallery.es/constantinopla-p-4994.html
      Hemos olvidado que Rusia es lo que queda de aquel imperio.

      En este contexto lo de Siria se ve de otra forma y la artera y criminal postura de Turquía también.
      No se puede ni se debe olvidar la historia y hoy, la «Ortodoxia» no tiene el menor interés en recordarla.

      Un saludo

  11. Manu Oquendo dice:

    Hola, Oscar.
    Tienes razón sobre la necesidad de definir «Ortodoxia Política»
    Me explico.
    El sistema político cultural prima una serie de valores y principios que constituyen la ortodoxia política de cada momento histórico. Esto lo explican, desde Weber a Michael Mann, todos los profesionales de la materia.

    En el campo que nos ocupa esa ortodoxia se ceba actualmente en Kant y promueve a los postmodernos relativistas como, por ejemplo, Rorty.

    Es decir, el soporte académico del relativismo y la buena disposición hobbesiana/rousseauniana hacia las necesidades del Poder. Nada nuevo pero conviene no olvidarlo.

    En el campo de la Psicología, por poner otro ejemplo, se esfuerzan en el segundo intento histórico de enterrar lo Introspectivo promoviendo el ya fracasado Conductismo Cognoscitivo y, en general, todo lo que promocione la idea del hombre Inane y Robotizable.
    Sin voluntad propia, ni horizonte vital, ni mucho menos albedrío.
    Ahora van a pasarse unos años con la «neurociencia» mareando la perdiz y tomando el pelo a la pobre gente con la muleta de los medicamentos psicotrópicos porque no son capaces de otra cosa si quieren seguir cobrando.

    Sucede en mayor o menor medida en todas las ciencias sociales. Hasta en la economía –que se supone debería tener una cierta base empírica– se manejan métricas y mantras insostenibles cuya finalidad es esencialmente cimentar y sostener el andamiaje de estructuras de poder concretas.

    Este entorno de los pronunciamientos culturales buscados por el Poder Político de cada momento es lo que se conoce como la Ortodoxia. En este sentido uso el término.

    Los ataques encubiertos o no argumentados a Kant, en mi opinión, caen dentro de esta categoría.

    Dicho todo ello desde posiciones muy poco revolucionarias.

    Un saludo cordial

  12. Yo creo que ni a Iglesias ni a Rivera les importa Kant.
    Creo que son eficaces tertuliano uno y orador el otro. Y Kant era para ellos solo una herramienta, retórica.
    Blog «Pajas y obviedades – «El origen de los emergentes»
    http://pajobvios.blogspot.com.es/2015/11/el-origen-de-los-emergentes.html

  13. Manu Oquendo dice:

    Hemos hablado más de Kant que del debate político y es lógico porque mal se puede hablar de lo inexistente.

    Esta mañana el buscador me muestra la pantomima de ayer en El País, una concejala de C’s que «hace portada» en Interview –emulando pudorosa a su jefe–, una alcaldesa de gran ciudad que «hace titular» diciendo sandeces con tirón mediático y ni un solo periodista se atreve a darles el titular que se merecen.

    De postre, nos cuentan, la Cup sigue temerosa de que la DEA y el FBI revienten Junts pel si y se les vea por lo que son.
    http://www.eltriangle.eu/es/notices/2015/11/el-porque-de-todo-4737.php

    ¿Debate Político? ¿Dónde?

    Mientras esto sucedía, ayer, en el teatro del Ateneo de Madrid, hubo un lleno histórico para escuchar a un coronel retirado hablar con conocimiento de causa y buenas intenciones del «Pollo de Damasco», de la Otan, del imperio Otomano en reconstrucción, de Putin de Molenbeek, de los 6000 muertos por Boko Haram en lo que va de año y del dúo Obama-Kerry.

    La audiencia ateneísta –unas seiscientas personas y bastantes jóvenes–, estaba más al tanto de estas cuestiones que cualquiera de los candidatos de los partidos que ayer estaban en el simulacro de debate. También más preocupada.

    Kant está de actualidad…………..a pesar de la deriva mediática.
    Es lógico.
    Habla con conocimiento de cosas que a todos interesan.

    Buenos días

  14. Emilio dice:

    Traten de analizar con ojos kantianos esta noticia de El País de hoy, que en portada lleva este titular: Papá, soy obeso por tu culpa
    http://elpais.com/elpais/2015/12/04/ciencia/1449230152_839672.html

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