Política

Arreglando el problema equivocado

13 Nov, 2015 - - @egocrata

Hace unos días Ciudadanos presentó en Cádiz, con la fanfarria de las grandes ocasiones, su batería de reformas institucionales para la próxima legislatura. Como es habitual para el partido, el punto de partida es la regeneración de las instituciones, un término que suena bien pero no tiene demasiado contenido en sí mismo. Es una lista de propuestas larga y relativamente detallada, con algunas buenas ideas. Otras, por desgracia, parten de un diagnóstico erróneo sobre el origen de los problemas de gobierno en España, y erran en la solución. No voy a hablar de la ley electoral (al pobre Pablo me lo vais a matar a disgustos con el sistema alemán) ni con algunos aspectos del sistema judicial (donde no tengo una opinión formada); me centraré en el tema de moda estos días, la cuestión territorial.

El punto de partida de Ciudadanos es que el problema del estado autonómico es su falta de claridad. La constitución de 1978 es en general un documento notoriamente claro y bien diseñado, siguiendo en gran medida los principios de la ley fundamental de Bonn en cuestiones como relaciones entre ejecutivo y legislativo, mociones de censura o funcionamiento del tribunal constitucional. La excepción a esta relativa elegancia es, por supuesto, el título octavo y todo lo relacionado con la organización territorial. En este capítulo los autores decidieron que no tenían la más remota idea sobre qué aspecto debía tener el sistema autonómico a largo plazo, así que dejaron un articulado ambiguo, vago y más o menos abierto para que legisladores futuros hicieran lo que les pareciera más conveniente.

lo  que ha acabado sucediendo es un estado autonómico construido a golpe de mayorías electorales transitorias; un sistema evolucionado más que diseñado. Aunque el andamiaje básico de la descentralización en España es bastante común (doble lista, primacía federal, una cláusula residual un poco extraña y estatutos dentro del bloque constitucional), el galimatías resultante de haber construido el edificio a gritos no hace favores a nadie.

Ciudadanos, de forma loable, propone una serie de reformas legales y constitucionales para «limpiar» el sistema. Con todo el territorio del país formando parte de una autonomía, no tiene sentido tener un montón de artículos detallando el proceso de creación de una nueva comunidad autónoma*. El sistema de distribución de competencias está disperso entre varias leyes de transferencia vía el artículo 150, la lista dentro de cada uno de los 17 estatutos y un par de artículos enormes en la misma constitución. Simplificar el sistema (y añadir una cláusula residual «real» que da las competencias a las autonomías) reducirá los dolores de cabeza de los estudiantes de constitucional, y hará el sistema más comprensible. El sistema de financiación actual es un cúmulo de fondos, cuotas, cesiones y transferencias incomprensible, donde ninguna comunidad sabe cuánto va a recibir y ni su capacidad recaudatoria antes que el ministro de hacienda le lleve su nuevo impuesto al constitucional. Definir una cartera mínima de servicios y dar a la comunidades la responsabilidad de recaudar si quieren ir más allá es una reforma obvia.

La cuestión es, sin embargo, que el origen de los problemas territoriales en España estos días (léase Cataluña) no son por falta de claridad, sino de confianza. Aunque la opacidad del sistema autonómico es real y los arreglos listados arriba son bienvenidos, las tensiones no surgen porque la Generalitat no esté del todo segura sobre qué iba incluido en la ley orgánica que les transfirió la administración de justicia. La preocupación de los políticos catalanes no es saber qué pueden hacer, sino que el gobierno central les puede cambiar las reglas de juego a medio camino, sin que ellos puedan hacer nada para evitarlo.

Pongamos por ejemplo las competencias en prisiones, sanidad o justicia antes de la reforma del estatuto del 2006. Las tres fueron transferidas a la Generalitat mediante ley orgánica (prisiones y sanidad bajo González, justicia con Aznar) mediante ley orgánica. Aunque la administración catalana podía ejercerlas, hubiera bastado otra ley orgánica en sentido contrario aprobaba en Madrid para rescindirlas. Uno de los motivos por el que el estatuto del 2006 es tan horrendamente largo (223 artículos) es porque la única forma de blindar competencias bajo el sistema actual es listarlas en el mismo estatuto, abriendo la puerta al festival de contradicciones que acabó siendo ese texto. Los pobres jueces del constitucional tuvieron que desentrañar qué sucedía si una competencia en que había sido del estado (transferida vía el 150) aparecía en un estatuto (protegiéndola vía el 149.3) cuando nadie había definido hasta donde llegaba eso de ser exclusiva. El resultado fue una sentencia que no hizo feliz a nadie y que fue vista como un acuerdo roto por el gobierno central.

Más que claridad, lo que el sistema autonómico necesita es reformas que lo protejan del sistema político. Ahora mismo las autonomías temen, con razón, que el gobierno central puede cambiar el sistema de forma unilateral, sin su participación, y que además el actor encargado de resolver las disputas entre las partes (el constitucional) está politizado de forma sistemática en su contra. Tienen razón. Ahora mismo un gobierno con mayoría absoluta puede alterar una cantidad considerable de las atribuciones y (más importante) la financiación de las autonomías de forma unilateral, y estas no pueden hacer nada para evitarlo. En cuestiones donde las comunidades tienen en teoría competencia exclusiva (y «blindada» estatutariamente) el gobierno puede además extralimitarse sin demasiada dificultad impugnando leyes (en un sistema donde esto las suspende de forma automática) y tiene un peso enorme en designar qué jueces estarán en el tribunal encargado de decidir si se ha pasado de frenada.

El paquete de reformas de Ciudadanos, todo sea dicho, incluye una reforma del tribunal constitucional que haría que cuatro de sus jueces fueran escogidos casi directamente por las comunidades autónomas. Si queremos realmente crear un sistema que dé garantías a catalanes y vascos de que el gobierno no va a cambiar las cosas unilateralmente, es necesario ir más allá, creando mecanismos de blindaje competencial explícitos, delimitando el alcance de las leyes de bases y haciendo del «senado» (o el consejo de presidentes de comunidades autónomas, si se aplica la reforma que proponen) tenga voz, voto y capacidad de bloqueo en temas de descentralización, no sólo segunda lectura.

Si os fijáis, no estoy hablando de dar más competencias a las autonomías, sino en definir la relación entre niveles de gobierno bajo la idea de que hablamos de un acuerdo o pacto entre varias partes, no una estructura jerárquica. El federalismo (porque sí, esta es la idea) no es ceder más poder a las regiones, naciones, comunidades o cantones; es establecer un sistema de garantías para que las disputas entre gobiernos se base en la lectura de la ley, no de quién haya ganado las elecciones. Es una estructura basada en el respeto entre las partes, limitando el poder de los políticos para imponer decisiones unilateralmente. El gobierno central acepta atarse las manos y no imponer sus decisiones sobre las regiones/estados, y estas a su vez aceptan no gastar lo que no tienen ni interferir en materias reservadas al gobierno federal.

Es un cambio sutil, pero la base de cualquier reforma viable del sistema autonómico debe ser esta. Si el andamiaje es lo suficiente sólido, y el sistema de financiación se construye partiendo de la idea de quien hace el gasto es quien debe recaudar, el resto del sistema (competencias, y demás) es mucho más sencillo de arreglar.

Por supuesto, una reforma en este sentido no haría que todos los independentistas se dieran por satisfechos y volvieran a casa. Hay un porcentaje significativo de catalanes que quiere largarse y punto, y no hay oferta federal que valga para hacer que cambien de opinión. Mi impresión es que, si se hace bien, un acuerdo en esta dirección sí convencería a muchos secesionistas que quedarse en España no es mala idea.

Además, haría que el sistema autonómico para toda España funcionara bastante mejor, y sin tener que gastar dinero**.  Hacerlo vale la pena.

*: el artículo 144 está escrito de manera que España pueda reintegrar Gibraltar (o Portugal) como comunidad autónoma. Quizás ese lo podemos dejar.
**: el único coste será para las comunidades que están ofreciendo servicios por encima del paquete básico y que ahora deberán recaudar impuestos para poder pagarlo, claro. El debate sobre qué debe incluir la cartera de mínimos será divertido.


29 comentarios

  1. Amalricnem dice:

    O cuba o puerto rico o la República dominicana (otra vez ) o…..

  2. Minded dice:

    «el sistema de financiación se construye partiendo de la idea de quien hace el gasto es quien debe recaudar»

    Amancio Ortega está de acuerdo con esto: él es quien más riqueza genera, así que él debe ser quien recaude y quien decida en qué y quién gastar.

    Por supuesto, teniendo en cuenta la versión nacionalista de «la solidaridad empieza por uno mismo». Ah, no, que reservarte tu riqueza para ti es de fachas si hablamos de individuos, pero progresista si hablamos de territorios.

    • Pescador dice:

      Hombre , creo que le das la vuelta completa a las palabras de Roger, que se refiere únicamente a que si una CCAA quiere jabugo en los hospitales y aipazs para los niños de la escuela, la diferencia entre eso y la pechuga de pollo y la tablet clínica se la paguen los ciudadanos de esa Comunidad.
      Y todo esto implica, además, cambiar el sistema fiscal español al 100% y sacar la recaudación de IVA de manos autonómicas, so pena de que unas zonas frenen fiscalmente a otras

      • Vellana dice:

        Pues yo creo que te equivocas. Ahora mismo, ya, las CCAA pueden modificar el tramo autonómico del IRPF para intentar que se recaude más o menos (Cataluña ya puede pagarse con más dinero propio sus caprichos audiovisuales); pero quien recauda es el estado. Yo creo que quien habla de dejar recaudar a las CCAA habla de crear Haciendas propias en cada CA, y eso, dada la deslealtad al estado de determinados partidos políticos que normalmente gobiernan ciertas CCAA, no creo que sea buena idea.
        Un saludo.

        • Pescador dice:

          Eso va incluido en » cambiar el sistema fiscal español al 100%», mi querido experto en comprensión lectora.
          Nada impide la existencia de dos entes fiscales por CCAA o que la potestad legislativa esté en manos de la CCAA y la recaudatoria en su aspecto físico en manos del Estado.
          Lo que si es ilógico es que los PGE incluyan partidas para reformas locales y que el Estado recaude todo y derrame luego sus prebendas sobre los ciudadanos, como hemos visto en los últimos PGE. Un poquito de disciplina fiscal tambien le es conveniente.

          • Vellana dice:

            Joderse con la primera frase. ¿yo qué te he hecho?
            «Eso va incluido… » ¿pero qué es eso?
            La expresión «cambiar el sistema fiscal español al 100%» no tiene ningún significado. Para que lo entiendas, si coges a diez expertos y les pides que diseñen un sistema fiscal que cambie el actual al 100%, puedes tener veinte sistemas fiscales distintos.
            No sé a qué te refieres con «Nada impide…» Desde luego ahora, la legislación actual; si te refieres al nuevo sistemas indefinido que es al 100% distinto, como no existe, ni lo impide ni lo deja de impedir. Pero desde luego, lo que propones no tiene nada que ver con lo que dice Egócrata, que es que las CCAA reacuden efectivamente.
            Cuando alguien me dice que algo es lógico o ilógico me echo a temblar… no sé por qué es ilógico lo que dices que es ilógico. No sé qué son reformas locales; no sé a qué prebendas te refieres… no sé por qué te parece ilógico que el estado recaude todo si es una de las cosas que caben en tu 100%, y además tú mismo la nombras.

            Se necesita un hermeneuta para seguirte.
            Un saludo.

            • Pescador dice:

              Y cada uno de ellos cambiado al 100%, mi querido comprensor de escritura.
              Y si nos ponemos exquisitos con eso de que si el Estado recauda fisicamente, via AEAT, los impuestos que las CCAA tienen capacidad legislativa para fijar, entonces las CCAA no tienen capacidad recaudatoria, podriamos – según tu hermeneutanismo- deducir que si un Estado o CCAA cediera el cobro de cualquier tributo o carga, por ejemplo las multas , a una agencia privada, la plebe no consideraría que es el Estado o la CCAA quien las está fastidiando….Mi querido comprensor escrito, debes estar muy aburrido para hacer lo que haces.
              Tampoco voy a hablarte de lógica o ilógica en los PGE, porque te haces el tonto para lo que quieres, pero, por mi parte, considero la linde acabada, así que tu mismo.

    • Vellana dice:

      El problema práctico de ese principio, que está muy bien en la teoría, es que si dejas la capacidad de recaudar a una CA y esta sigue la vía hacia la independencia saltándose toda legalidad, el estado pierde un mecanismo fundamental para dejar todos los planes y amenazas de secesión en agua de borrajas. Es decir, por la falta de confianza; confianza que una vez más rompen las CCAA, pero debe de ser el estado central el que se esfuerce en conseguir.

    • Miguel dice:

      Diablos, Minded… o tienes mala comprensión lectora o mala leche.

  3. Joaquín Guimbao dice:

    No creo que tus sugerencias acaben con las aspiraciones de los independentistas, como bien dices el federalismo se basa en que las disputas entre los gobiernos se resuelvan con arreglo a la Ley y no según quien gane las elecciones. Para ellos «el pueblo» puede decidir en cualquier momento incumplir la Ley.

  4. Javier dice:

    Es justo que lo que se consiguió mediante mayorías puntuales en el Congreso se pueda perder de la misma manera. No hubo protestas respecto a que fueran los ganadores de las elecciones los que concedieran las competencias. ¿Por qué tendría que haberlas para que fueran los ganadores de las elecciones los que las quitaran?

    No hay un consenso en la población española de que el reparto actual de competencias sea magnífico. ¿De verdad es imprescindible que las prisiones o la justicia sean de las autonomías? Yo creo que no. Así que ni de coña apruebo grabarlo en piedra y hacerlo intocable todo.

    • Alatriste dice:

      No puedo estar más de acuerdo. El sistema es todo lo chapucero y arbitrario que se quiera pero eso no les importó ni les creó desconfianza mientras todos los cambios fueran en la misma dirección (aparte de que me gustaría ver un ejemplo concreto de esa supuesta ofensiva panzer recentralizadora que francamente, yo no veo por ninguna parte).

      En otras palabras y para que se entienda: hay un problema de confianza, sí, pero es un problema de confianza mutuo. La desconfianza de los políticos catalanes – o los catalanes a secas – hacia la posibilidad de que las elecciones nacionales tengan resultados que no sean de su gusto es exactamente la misma que se ha sentido tradicionalmente fuera de Cataluña hacia la posibilidad de que los resultados electorales pusieran en posición de fuerza a los nacionalistas catalanes. Y si hace falta una protección contra esa posibilidad tendrá que ser fiable, cubrir a todos y prevenir cambios en ambos sentidos. Y aquí tengo que añadir, parafraseando una famosa película, que la experiencia enseña que las garantías de Artur Mas no garantizan nada. Desde que empezó pidiendo a los catalanes una mayoría excepcional para arrancar el «proceso» y en su lugar recibió su primer vapuleo hasta el día de hoy, no creo que haya habido ni una sola promesa que haya mantenido, que en cierto modo tiene su mérito…

      • Hideto dice:

        El problema lo tienes cuando las elecciones catalanas no afectan en nada al resto del territorio, pues todo el mundo sigue viviendo en sus casas, sin debernos absolutamente nada, aunque en algunos casos muy exclusivos disfrutando del chollo de Catalanes y otras comunidades productivas.

        En cambio, unas elecciones a nivel general, nos pueden ningunear tanto como quieran, habiendo recibido solo un 10% de votos en nuestro territorio, teniendo en cuenta ademas, que la unica «arma de defensa» que tenemos es un tribunal que elige el «atacante».

        Por lo que veo 3 opciones:

        1- Hacemos un referéndum ya, y los partidos unionistas salen a ganarlo, cosa que habían conseguido sobradamente de entrada y fin de la discusión salga lo que salga.

        2- Seguimos como hasta ahora esperando que la olla a presión pete, y acabe esto en independencia, porque es el único camino al que nos puede llevar la actitud actual de un lado y de otro.

        3- Establecemos un nuevo pacto en el que todos nos sintamos cómodos, y lo dejamos firmado para que en ningun politico de ningun lado de la frontera imaginaria, pueda usar al contrario para sacar rédito electoral, que al fin y al cabo todos tenemos la percepción de que ese es el motivo que nos ha llevado a donde estamos, o al menos es algo que pienso del PP y sus recursos y recogidas de firmas, y también es lo que piensa mucha gente de España de los gobiernos de Ciu, y el nacionalismo Catalán y Vasco.

        Lo que no me cabe en la cabeza, es que siendo la 1 y la 3 las opciones en las que el Unionismo salia ganando des del principio y de calle, se a empeñado en la 2 que puede acabar siendo totalmente contraria a sus intereses, o al menos a los intereses que hacen publico que tienen.

  5. heathcliff dice:

    Dices, Roger: «Más que claridad, lo que el sistema autonómico necesita es reformas que lo protejan del sistema político. »

    Yo,. en cambio pienso, que el sistema político necesita reformas que lo defiendan del sistema autonómico. Porque tengo tanto derecho a ser jacobino como el que tú tienes a ser federalista.

    Por tanto, la reforma que yo quiero es aquella que me permita en cualquier momento aniquilar cualquier competencia adquirida por una comunidad autónoma.

    Pero nada nuevo, oye: los federalistas desconfían de los jacobinos, y los jacobinos de los federalistas. El actual equilibrio no será fácil de sustituir, porque no hay mayorías para ello.

    Por mi parte, votaré en contra de cualquier cosa que blinde, estabilice o garantice competencias autonómicas. Y supongo que los federalistas, nacionalistas y demás, harán lo contrario.

    Pero creo que todo esto es obvio, ¿no?

    • carlos dice:

      El problema es que jacobinos hay en unas regiones y federalistas/separatistas en otros.

      No se puede recentralizar sin fastidiar a vascos/catalanes, y no se puede profundizar en la asimetría sin fastidiar a la España central.

      La secesión sería un lío de tres pares de narices a corto plazo, pero todo sea dicho, el panorarma del «día después» (o los años hasta que se normalizara la situación) sería mucho más claro.

      • Pescador dice:

        Habla en términos de ganadores y perdedores y te queda mejor el tema, porque no veo yo muy central a Andalucia y los pobres castellanos, viejos y nuevos, bastante hacen con ir tirando mientras se extinguen…
        Ganadores: Vascos , navarros y madrileños (vale que individualmente no lo noten demasiado, pero Madrid en 1960 y Madrid ahora se parecen como un huevo a unas castaña, para mejor), andaluces
        Perdedores: Catalanes, baleares, valencianos, unos por ver interrumpida su progresión, otros por no poder solucionar problemas, otros por mirar al PIB y no a la recaudación…¿Canarios?
        Equilibrados:Aragoneses, riojanos, murcianos…
        Subsidiados: Asturianos, gallegos, castellanos v/n, cantabros, extremeños…virgencita, que me quede como estoy, suministrando mano de obra educada, consumiendo productos «nacionales» y languideciendo.
        Busca ahí a tu «españa central»

  6. rosuna dice:

    Estoy de acuerdo con lo que dice Javier. Hay competencias traspasadas alegremente a las Comunidades Autónomas sin más sentido que permitir a los nacionalistas reforzar su Estado dentro del Estado.

    Aunque la opinión de Roger está argumentado y es muy respetable, para nada hay acuerdo o consenso en el diagnóstico ni en el tratamiento en el país. Es más, creo que la mayoría piensa que hay que reformar, clarificar, y crear mecanismos de coordinación, pero también introducir refuerzos a un cierto orden jerárquico, absolutamente necesario en un país como el nuestro. España no ha sido jamás un Estado federal. No es el producto histórico de una federación de estados, como sí lo es, por ejemplo, Alemania o Estados Unidos, y toda esta cosa del estado federal es un sinsentido.

    La mayor parte del gasto autonómico se emplea en servicios esenciales (sanidad, educación…) y el gasto autonómico financiado con transferencias del Estado, que recauda, para financiar esos servicios debería ser uniforme en términos per capita. Los servicios extra que quieran prestar las CC.AA. lo deben financiar ellas con impuestos aplicados en su territorio, los recauden ellas o el Estado (tramo autonómico en el IRPF, por ejemplo).

  7. gerion dice:

    Aunque no soy experto en el tema, creo que viene a colación lo que pasaba con este país en el siglo XIX, cuando la ausencia de un gobierno firme – empezando con Carlos IV, y siguiendo con sus descendientes – permitió que los terratenientes locales se alzasen como «liberadores» en los territorios de ultramar, al grito de «España nos roba y nos oprime». Por si alguien lo ignora, la situación de los oprimidos y expoliados siguió igual, pero los que se pusieron las botas fueron los de siempre, tanto aquí como allí. De esto hace un par de siglos, y parece que toda nuestra democracia, y las diferentes dictaduras y repúblicas precedentes, no han contribuido ni siquiera a que la gente sea capaz de encontrar paralelismos entre aquello y esto.
    Nuestros líderes siguen empeñados en que desconozcamos el pasado, salvo cuando les conviene traer a colación tal o cual asunto para sus propios intereses. Por eso la gente sigue debatiendo acerca de las cortinas de humo, y no alcanza a encontrar ejemplos de lo que ocurre.

  8. Cuando un país es complejo, y resulta que en una parte de él hay mayoría de jacobinos, pero en otras mayoría de federalistas (por llamarlos así suavemente), el país en su conjunto tiene que ser… ¿qué? ¿jacobino? ¿federalista? ¿equidistante?

    Una solución puede ser lo que ya se apunta más arriba: que los federalistas se larguen, porque, total, lo que de verdad son es independentistas, y se queden los jacobinos con su centro centrado. O sea, practicar una especie de limpieza étnica, pero en vez de étnica, ideológica. Qué a gustito, la homogeneidad…

    Mi problema es que no soy jacobino, aunque vivo en una región que sí lo es. Me gusta este complejo y variado país en el que crecí, y me apetece que siga siendo el mismo (en cuanto a sus territorios) cuando me muera, que espero sea dentro de varias décadas. Y como me gusta este país, variado, entiendo que su diversidad debe ser, por así decirlo, la base de su constitución política. No me parece bien que lo autonómico esté al albur de las decisiones del poder central: ahora te premio, ahora te castigo, ahora te concedo, ahora recentralizo… Eso no aporta seguridad jurídica ni nada. Lo que aporta es cabreo. 148,149 cabreos, uno detrás de otro. Y, claro, al final puede acabar con 155… cabreos.

    Eso no es vivir. Esto no es vida.

    En mi opinión, la reforma que propone Ciudadanos es muy positiva. Aclara. Limpia. Pero la aportación que hace Roger es decisiva: hay que dar consistencia al sistema blindando A AMBAS PARTES frente a los abusos. Frente a los propios y frente a los de los otros: que por los dos lados pueden venir las maniobras y las infidelidades, como estamos viendo en estos días.

    Cuánto me gustaría que esto fuera como Montreal. O así.

  9. Bko dice:

    A mí, como a Heathcliff, me parece muy bien que Roger sea federalista pero casa poco con mi jacobinismo.

    Pero entrando en harina, me parece un poco injusto cargar todas las tintas del desaguisado autonómico en «la posibilidad de que el Estado recentralice». En esta legislatura, tan caótica y llenita de oportunidades para hacer eso que tanto se teme de una ley orgánica que arrebate lo que una ley orgánica concedió alegremente, no ha ocurrido ni parece que vaya a ocurrir en el mes y poco que le queda. Así que suena más a discurso de ficción que algo en lo que apoyarse como argumento a favor. Y no es por nada, Roger, pero poner en plano de igualdad al Estado frente a la autonomía de turno, por muy nación y especialita que se crea, no deja de ser el bizantinismo actual del huevo o el fuero.

    El gobierno central puede cambiar el sistema de forma unilateral, dices. Cosa que puede hacer, efectivamente, lo que daría la razón a los levantiscos. Cosa que no ha hecho en 40 años, ni siquiera en momentos graves como éste, lo que les quita la razón a los levantiscos. Pero demos por bueno el argumento. ¿Para qué queremos si no un Estado? Centralista, autonómico o federal, necesita tener el monopolio de ciertos poderes fundamentales, entre ellos el sistema. Teniendo en cuenta que ese Estado no mira sólo por los intereses ombliguistas de la región de turno, sino por el de todos.

    Pero por lo visto, cambiar el sistema a favor de las autonomías (prisiones, justicia, sanidad… y te has dejado tráfico y seguridad, y educación y política lingüística) no requiere protestas de los de siempre ni es arbitrario o unilateral. Y, también por lo visto, una vez hecho ya no hay vuelta atrás y santa Rita, vaya bien o vaya mal la cosa se debe quedar como está. Acabáramos. Pero eso sí, al mismo tiempo lo que propones no es dar «más» (¿falta algo?), sólo «blindar» lo que ya está para que si alguien hace tonterías o un desastre, no venga papá Estado a quitarle el juguete, con lo encariñado que estaba, y construya fábricas de independentistas.

    Es más, la cosa es «blindar» sólo una parte, la que corresponda a prevenir la injerencia estatal, mientras que las injerencias autonómicas (como las embajadas, los institutos meteorológicos propios, las federaciones deportivas díscolas…) forman parte, por lo visto, del acervo federalista. Es más, reconozcamos que son naciones e inventémonos palabras y términos como «nación de naciones» o «plurinacionalidad», que eh, si algo sabemos los progreso es inventarnos términos y palabras. Miembra. Orgasmos democráticos.

    Y no olvidemos la coda: todo esto es para contentar al millón y pico de indepes catalanes. Y ojo, que ya vamos sobre aviso: no convenceremos a todos, ni siquiera a la mayoría. Todo lo más, a los que se apuntaron al carro con el nada indisimulado propósito de forzar negociaciones para un pacto fiscal o más competencias (las famosas 23 peticiones de Mas a Rajoy). Eso, hagamos que el esfuerzo de deslealtad, incertidumbre y prevaricación tengan recompensa. Qué podría salir mal.

  10. javimetal dice:

    Mientras no se entienda que un sistema federal tiene tres patas: administración estatal, autonómica y MUNICIPAL (las mayúsculas son por el énfasis) no arreglaremos nada, porque siempre estará la tensión entre centro/periferia. Todas las administraciones deben tener sus competencias claras y, sobre todo, su financiación, que en el caso municipal es risible.

    La regla debería ser la subsidiariedad, es decir, tender a que lo haga la administración más cercana al ciudadano, como en USA o Escandinavia.

  11. anonimo dice:

    Hagamos un breve repaso de las actuaciones de los políticos nacionalistas, en el poder o fuera de el. Un marco temporal de 15 años puede servir, pero puede elegirse otro, incluso alguno secular.
    1) La declaración del pasado 9N, del Parlamento de Cataluña, abierta, expresa y conscientemente inconstitucional: Se trata de una actuación tendente a pasarse por el forro las reglas del sistema político instituido en 1978 con, recordemos, la participación, el consenso y las influencias e «imposiciones» (el termino nacionalidades y los derechos historicos, por ejemplo) de esos mismos políticos nacionalistas.
    Subrayo que el sistema que ahora se quiere subvertir, mediante un golpe de mano, o de estado, fue negociado, influido y aprobado expresamente, por los ahora golpistas.
    2) Ibarreche, el estado libre asociado, lo que quiera que sea eso, en abierta contradicción, entre otros preceptos, con todo el titulo VIII CE.
    3) El Estatuto Catalan, tal cual se aprobó en Barcelona (o luego, cepillado, se aprobó en Madrid por Zapatero/PSOE) : La proclamación de la Nación Catalana; la bilateralidad estado-comunidad autónoma, y sus consecuencias, la confederación; la imposición, unilateral, al estado central de un monto del gasto en inversiones en un territorio, perdón nación, etc.
    Constituyo, en su dia, una maniobra desleal, ilegitima, tendente a modificar la Constitución Española al margen de los procedimientos, en abierto y consciente fraude, a mas de imposición, al resto de los actores políticos, no nacionalistas, que la pactaron.
    4) La petición de institucionalización y legalización del derecho de autodeterminación de las «naciones» que integran el «estado español plurinacional» (por ahora no se habla de cantones y otros terruños, pero todo se andara), sin derogar (si, derogar, no modificar: seria otra constitución) la Constitución; con un par. En palmaria contradicción con el principio de integridad territorial y de soberanía nacional, que fundamenta no solo en la constitucion española 1978, (ya quisieran los «demócratas radicales» y los golpistas de nuevo cuño), sino en el 99% de los centenares y centenares, de constituciónes de todo tipo y pelaje que, desde hace mas de 2 siglos, se han elaborado en todo el mundo mundial.
    Hay mas hechos de parecida génesis, y mismas consecuencias buscadas por sus actores. Pero creo que basta con estos para fundamentar mi análisis.
    Hemos sido capaces de sacudirnos, en los últimos 40 años, dos de nuestras sempiternas lacras históricas: el nacional-catolicismo y el ejercito golpista garante del orden oligárquico. La tercera sigue ahí, como una herida purulenta y lacerante que nunca cesa: las oligarquías nacionalistas y sus políticos desleales.
    Mientras no acabemos también con esta tercera lacra no alcanzaremos, como sociedad, la estabilidad, ni la modernidad, ni siquiera la supervivencia como nación-país-estado a largo plazo.
    Los políticos nacionalistas, definidos por: a) su deslealtad al estado y a la mayoría de sus conciudadanos; b) su tradicionalismo (derechos históricos, hechos diferenciales, leyes viejas, falsificación de la Historia); c) su insolidaridad económica con la mayoría y su corolario, el privilegio para la minoría, para los nuestros (calculo del cupo vasco-navarro, España ens roba); d) La continua e incesante renegociación de las reglas del juego, desde la deslealtad y la ocultación de sus programas máximos (esto ultimo hasta ahora). Mientras esos políticos desleales, egocéntricos, voraces e insaciables tengan apoyo electoral en sus terruños y manejen el agitprop, la subvencion y la imposición de sus cosmovisiones provincianas, ninguna articulación territorial del Estado tendrá éxito, salvo la que pueda resultar de la reinstauración (otra vez, no seria nada nuevo), de las Taifas.
    Seamos pesimistas frente a utilidad y el éxito de reformas del sistema de articulacion territorial. Seamos realistas frente a la inutilidad de nuevas concesiones a los insaciables desleales. Decidamos si les hacemos frente, legal y democráticamente, por que somos mas y el orden internacional nos ampara y apoya. O aceptemos el aldeanismo, la balcanización del territoria, en fin, las Taifas.

  12. Bomber@ dice:

    Creo que el autor acierta al poner el foco en que los problemas territoriales en España no son por la falta de claridad de la Constitución. También considero que acierta, en parte, al indicar que hay muchos problemas en la confianza entre los gobiernos, especialmente de los periféricos (al menos de algunos) hacia el central.

    Esto lo reformularía en que hay que mejorar muchísimo la seguridad jurídica en España: no importa lo que diga la Constitución (y las leyes que emanan de ella) si después se puede interpretar al gusto para defender una cosa y la contraria… sin estudio previo de técnicos independientes que avale cada interpretación y un «juez independiente» que decida (dando plazos más que suficientes para que el cambio de doctrina se pueda trasladar con el mínimo impacto en los presupuestos).
    NOTA: También debería aclararse qué ha de pasar con los funcionarios cuando se traspasan competencias… y preveer traslados de competencias hacia y desde la UE/otras organizaciones internacionales.

    Pero el problema territorial en España me temo que realmente está en que hay nacionalismos enfrentados. Por ejemplo: diría que en realidad se quiere reformar la Constitución para explicitar el nombre de las Autonomías… para que sea imposible (inconstitucional) la fusión de Navarra y País Vasco. Otro ejemplo: Hay muchos que consideran que se debería recentralizar competencias para así aconseguir ahorros por «economías de escala»… pero piensan en centralizar en «Madrid» en vez de centralizar en «Bruselas» (que se supone debería posibilitar mucha mayor economía de escala al gobernar mucha más población).

    Este enfrentamiento de nacionalistas no debería ser un problema… si no hubiera un nacionalismo privilegiado (por ejemplo en la lengua, donde el castellano es la única lengua de obligado conocimiento).

    En resumidas cuentas, bajo mi punto de vista: la Constitución actual tiene dos fallos sistémicos que exigen su reforma urgente.
    1) Ha de ofrecer la máxima seguridad jurídica.
    2) Ha de tratar por igual a todos los nacionalismos.

    Respecto la solución propuesta, federación, pues sí que podría aportar buenas cosas (aclararía competencias, exigiría responsabilidad en gasto y recaudación a cada nivel de gobierno,…), pero eso me temo que sólo soluciona uno de los fallos. Para solucionar el otro probablemente habría que pensar en una Constitución para una «UE idílica»… y después hacer los mínimos arreglos al texto para que esa «UE idílica» sea en realidad España.

  13. M. Oquendo dice:

    Si realmente creyésemos en Europa y en una sociedad de Ciudadanos Libres e Iguales (no de «Pueblo» mirándose el ombligo «identitario») hace mucho tiempo que deberíamos habernos preguntado por la racionalidad del sistema autonómico.

    Un sistema Ineficaz en grado superlativo, inviable económicamente, y que –Estructuralmente– fomenta la Fragmentación (que no tiene nada que ver con Subsidiariedad ni con Descentralización), Exacerba las Diferencias magnificándolas y las Limitaciones amén de innumerables barreras a la realmente libre circulación de personas.

    En serio ¿alguien piensa que una Europa de pequeñas regioncillas y sin una Polis que comparta la misma lengua podrá ser algo en el mundo?

    Saludos

  14. sebar dice:

    Creo que has acertado de pleno en criticar nuestro farragoso, incomprensible y absurdo sistema autonómico.
    Parece una mezcla entre el Jacobinismo tradicional (en el sentido de «la Soberanía (toda)recae en la Asamblea Nacional») en nuestro país desde el siglo XVIII (cambiando Asamblea por Rey) y el Sistema Federal Aleman (del Norteamericano ni hablo).
    Eso hace del victimismo una política rentable a nivel local (arrancando competencias y financiación al Estado Central) y de su mantenimiento un asunto rentable para el centro de Poder: «me arrancaran concesiones, pero en última instancia el poder darlas o quitarlas sigue estando en mis manos» Un escenario perfecto para el actual lio.
    Y las partes ateniéndose a «trucos legales»: una usando la mayoría en escaños que le da una mala ley electoral, ignorando la realidad social y la otra acogiendose a leyes y procedimientos, como abogados pleiteando por una letra de cambio, en lo que es un problema político de fondo.

  15. M. Oquendo dice:

    El Sistema autonómico fue un intento impulsado por la izquierda y por el viejo régimen por contentar a los separatistas. Gente de una ideología identitaria, basada en conceptos racistas y totalitarios.

    Esta gente necesitaba IMPERIOSAMENTE la Competencia Educativa que se les cede antes de votar la Constitución —no figura en el 148 ni en el 149– para obligar a todo el que por allí residiese a adoptar sus sueños húmedos. Una grave limitación a las libertades de todos que pasan a ser tratados como ganado destinado a ser de un Amo, de una «Identitat·» no libre.

    Esto es un pecado original que ha terminado por infectar todo. Ha hecho que la Legitimidad del Estado sea un Chiste y que El FBI y la DEA están al tanto de los manejos de las Castas autonómicas que son Escandalosas a nivel mundial.

    http://www.eltriangle.eu/es/notices/2015/11/el-porque-de-todo-4737.php

    El resto, objetivamente, es complicidad con una mafia. Esta complicidad, lamentablemente, incluye a C’s (sigan sus silencios porque son reveladores), comienza con la Resolución 2ª del Congreso de Suresnes del PSOE y prosigue con el Pacto del Majestic aznariano.

    Esto invalida cualquier Constitución y es la Semilla de la destrucción de Europa. El imperio necesita «estados débiles y chiquitines».

    El estado autonómico es enfermizo e inviable económicamente. Más en un país tan pobre como España. Recuerden que el PIB mide Flujos y que los Flujos no son Riqueza.

    Saludos

  16. Rodrigo Tena dice:

    Estimado Roger, creo que el programa de Cs atiende perfectamente el problema que indicas. La total confusión actualmente existente en nuestra delimitación competencial Estado-CCAA ha perjudicado a todos y ha provocado abusos por ambas partes. Esa clarificación de la que habla Cs incorpora de suyo ese mutuo blindaje, al delimitar perfectamente las competencias de cada cual, suprimiendo tanto la indeterminación de las leyes destinadas a fijar bases como la posibilidad de transferir prácticamente todo. La clave está en las competencias compartidas que propone Cs, pero ese compartir no significa, como ahora, repartir bases por un lado y desarrollo por otro (cuyo resultado insatisfactorio creo que es indiscutible) sino dar preferencia a las CCAA en general, estableciendo la legislación del Estado como supletoria, salvo en determinados casos de interés nacional, tal como ocurre por cierto en la República Federal de Alemania. Aunque reconozco, sin duda, que el programa en este punto concreto podía haber sido un poco más explícito y claro.
    En cualquier caso tengo pensado desarrollar este punto en la serie que sobre reforma constitucional estamos realizando en el blog ¿Hay Derecho? y cuyo post espero publicar el día 30.
    Un cordial saludo.

  17. M. Oquendo dice:

    Al final, sino queremos perpetuar problemas del tipo de los que hoy nos acosan, habrá que plantearse seriamente recuperar cosas que se han cedido por comodidad de los partidos, en demostrable perjuicio ciudadano, de la eficacia general de la Administración y de criterios tan elementales como……………………….. la Libertad de poder estudiar en el Idioma del Estado en todo el Estado sin menoscabo de quienes elijan otras opciones. El 83% de los Españoles está a favor de ello y miran con envidia a Países Normales.

    Como la unificación Organizativa y Jerárquica de todas las fuerzas de Policía hoy dispersas.
    O como proteger a la Justicia da la lacra Autonómica de Todo tipo que hoy mangonea desde nombramientos de Jueces a Secretarios de Juzgado haciendo un mal chiste del Poder Judicial y de la Independencia de la Justicia.

    El Estado autonómico –en una Grave y Dolosa Falsificación Semántica– No es Descentralizado. Es un estado deliberadamente Fragmentado y por tanto terriblemente ineficaz, carísimo, insostenible, destructor del Bien Público de la Libre Circulación de personas y bienes. ¿O alguien piensa que nuestro diferencial de paro es porque tenemos un ADN defectuoso?

    Esto debe ser corregido y de hecho ya hay propuestas concretas desde la Ciudadanía que los Partidos están tratando de Frenar para poder seguir en su Idílico «Pasar».

    Para hacer tortillas no queda más remedio que cascar huevos.

    Saludos

  18. […] que hace Roger Senserrich a esta propuesta en un post publicado en Politikon bajo el título “Arreglando el problema equivocado”, al señalar que no se necesita tanto la claridad como el blindaje de las competencias […]

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