El CIS publicaba ayer su barómetro de octubre, incluyendo pregunta sobre intención de voto si hoy hubiese elecciones generales. En un momento en que el centro y la izquierda patria están más poblados que nunca resulta particularmente interesante comparar cómo ha evolucionado esta ‘superpoblación’ en el último año. Partiendo de la escala de auto-ubicación ideológica según la cual los entrevistados se sitúan entre la extrema izquierda (1) y la extrema derecha (10), y asumiendo un censo de unos 36 millones de personas, es posible estimar dónde ha ganado y perdido peso cada formación, y sobre todo cuánto.

En enero, Podemos dominaba en las encuestas. Eran los tiempos de ‘asaltar los cielos’, que en términos estratégicos consistía en ocupar la ‘centralidad de la izquierda’. A la luz de los datos, la estrategia no ha surtido efecto.

Iglesias y los suyos están 2.2 millones de votantes/simpatizantes potenciales ubicados entre el 3 y el 5 de la escala ideológica. Son éstos apoyos fundamentales para cualquier proyecto de izquierda que aspire a gobernar, porque representan un gran porcentaje (el mayor, de hecho) del electorado.

Es precisamente en el 3-4 donde el PSOE se recupera con más vigor, sumando más de 700.000 votos.

También lo hace en el 1 y (en menor medida) en el 2. Tal vez una porción del voto de izquierdas se está coordinando en torno al socialismo porque prevé ahora que es ésta la estrategia con mayor probabilidad de vencer a Rajoy, a medida que Podemos se aleja definitivamente del entorno del 20%.

El partido de Rivera no ha hecho sino crecer desde enero en los barómetros del CIS. Según mi estimación, habría obtenido alrededor de 2.2 millones de apoyos de los puestos centrales del espectro: 5-6.

Más llamativo es que C’s saque el doble del 7 que del 4, reflejando un escoramiento hacia el centro-derecha de sus simpatizantes, muchos de ellos antiguos votantes del PP. El 4, donde el número de sufragios potenciales es el doble que en el 7 (13.2% del total de los españoles con derecho a voto, versus 6.7%), se le resiste, y queda para que el PSOE pueda crecer.

Claro está, todo esto es sensible a la estrategia… hasta cierto punto. El viaje al centro de Podemos fue bastante aparente durante mucho tiempo, pero no funcionó. No está claro que C’s consiga hacer un movimiento hacia la izquierda sin que eso le penalice por el otro extremo. Es la trampa del centro: se puede llegar a todas partes para sumar, pero a uno también le pueden venir de todas partes para restarle.