Política

El corazón de los partidos

19 Oct, 2015 - - @jorgegalindo

«El PSOE es el partido que más se parece a España.» Lo dijo José Blanco en 2005. Lo repitió Zapatero en 2010. Hoy es difícil que volvamos a oír nada semejante de boca de un dirigente socialista. Y si así fuese, nos costaría creerlo. Con razón: la caída de las formaciones tradicionales y la emergencia de nuevas alternativas ha venido a romper la relativa homogeneidad existente entre los votantes de PSOE y PP. La demanda electoral se ha fragmentado junto a la oferta, pero aún no entendemos del todo cómo ni hasta qué punto.

Es obvio que brechas como la ideología o la preferencia por un modelo de Estado u otro son capitales para comprender el mercado electoral. Probablemente es por ello que reciben tanta atención (justificada) por parte de analistas, periodistas y políticos. Hay otras maneras, sin embargo, de mirar a la relación entre oferta y demanda. Una es lo que podíamos llamar estructura de clase, estructura ocupacional… en definitiva, la posición que ocupa cada individuo respecto al mercado laboral (con la renta disponible, la edad y el capital humano adquirido como principales variantes). Esta relación tiene lógicas consecuencias estratégicas para los contendientes. Y aunque en España el voto de clase no ha venido siendo el aspecto determinante de la configuración del sistema de partidos, quizás la situación esté cambiando.

Los datos

Todos los partidos tienen grupos de los que dependen de manera particularmente sobresaliente. En inglés se les llama «core constituency«, pero de lo que hablamos al fin y al cabo es de su corazón de apoyos. Para poder localizarlo, diseccionarlo y compararlo con el aspecto del conjunto de la sociedad debemos observar la distribución de sus votantes y simpatizantes en función de una serie de variables. La asunción de que tal o cual partido se parece a España implica que el grueso sus votos corresponderá con el grueso de los españoles. No se trata tanto de saber si Podemos, PP, Ciudadanos o PSOE gana entre los jóvenes, entre los viejos, entre los ricos o entre los empleados de servicios personales. Más bien necesitamos saber qué porcentaje de los votantes pertenece a cada categoría.

La distribución de votantes y simpatizantes por edad ofrece un ejemplo perfecto, además de particularmente relevante para entender la (por el momento) emergente estructura de partidos. El siguiente panel muestra dicha distribución para cada una de las cinco principales formaciones de ámbito estatal, además de la correspondiente al conjunto del país. Junto al porcentaje correspondiente a cada partido y franja de edad se ofrece la diferencia en puntos porcentuales con respecto a la población total.

1edad

Así, por ejemplo, un 11% de los votantes/simpatizantes de Podemos tienen entre 18 y 24 años, 2.8pp por encima de la media de 8.2%. Esta combinación de datos nos permite saber que aunque los muy jóvenes están sobrerrepresentados en Podemos más que en cualquier otro partido, son solo el quinto grupo de edad más numeroso en la formación de Iglesias. En cualquier caso, es cierto que se trata del partido más (relativamente) joven, seguido de un Ciudadanos que tiene prácticamente a la mitad de sus votantes/simpatizantes en la mediana edad. En el otro extremo, el 39% de los votantes/simpatizantes del PP son mayores de 64 años. Esto representa 15.5pp más que la media. España tiene una población envejecida: un 23.4% de los mayores de edad están por encima de los 64. Pero la «población» del PP lo está mucho más, convirtiéndose con diferencia en el corazón del partido si lo observamos bajo el prisma de la edad. Incluso más que para el PSOE, cuya estructura también está considerablemente escorada hacia las edades avanzadas.

De hecho, si alguien quisiera definir el Partido Popular en una sola frase, «el partido de los que no trabajan» no sería una mala elección. Al fin y al cabo, el 46.4% de sus votantes/simpatizantes no forman parte de la población activa*.

3estruct ocupacional

El PSOE le va a la zaga. Por supuesto, esta distribución está íntimamente relacionada con la anterior: si PSOE y PP son partidos poblados por personas de edad avanzada, es normal que la proporción de retirados sea mucho mayor. Por contra, los nuevos partidos no llegan ni a un 17% de no activos. Podemos, por su lado, se construye sobre una coalición de personas en hogares insiders y outsiders a partes iguales. Por contra, Ciudadanos tiene una base más escorada hacia los autónomos y directivos, manteniendo una fuerte base de insiders, pero bastante distinta de la de Podemos o IU, como se observará a continuación**.

No resultará sorprendente, en cualquier caso, que insiders (para PP y PSOE) y desempleados (para PP) hayan perdido peso en las estructuras de votantes con respecto a la era del bipartidismo, dejando a socialistas y populares como formaciones considerablemente dependientes de las personas retiradas.

4modif estruct oc

Eso sí: no todos los retirados son iguales, ni mucho menos. Es momento de poner el foco en la composición interna de cada una de las porciones del gráfico anterior, comenzando por el primer bloque. Mientras el PSOE tiene a muchos más antiguos obreros cualificados (esencialmente clase trabajadora, con tareas manuales), la proporción de retirados de viejas y nuevas clases medias así como de clase media-alta y alta es mucho mayor entre el PP.

5jubilados

En cierta manera, esta tendencia se mantiene a la hora de observar la composición de los insiders dentro de cada partido. Mientras los votantes y simpatizantes del PP que trabajan y viven en un hogar cuya persona de referencia tiene un contrato fijo se concentran excepcionalmente en los empleados cualificados y semicualificados del sector servicios, entre los del PSOE la presencia de obreros manuales y de trabajadores poco cualificados es considerablemente mayor, pese a que aún no llegan a sumar para constituir una mayoría.

guerraclases

Ciudadanos, por su parte, complementa la considerable presencia de directivos y autónomos en sus filas con una considerable cantidad de gerentes y profesionales liberales, pero también de «clases medias ocupadas en el sector servicios». El perfil de los hogares insiders de Podemos es sorprendentemente similar, con una salvedad importante: la mayor presencia de obreros cualificados con respecto a la media, ofreciendo un perfil más mixto.

Entre directivos y empresarios, Ciudadanos también muestra un perfil marcadamente más elevado, en este caso medido por formación, con respecto al resto de partidos y a la media poblacional.

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La tendencia se confirma al observar la composición de los outsiders (recordemos, personas que trabajan y viven en un hogar cuya persona de referencia tiene un contrato temporal, o desempleados): los de Ciudadanos, Podemos (e Izquierda Unida) tienen un perfil más formado que el del resto de partidos.

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Eso sí: la formación no lo es todo. Resulta muy ilustrativo observar que Podemos es el partido que más proporción de «sobrecualificados» alberga. Como persona sobrecualificada se puede considerar aquel individuo que ocupa un puesto de trabajo por debajo de su nivel de estudios. Ni más ni menos que un 12% de su electorado se encuentra en esta situación.

9overqualified

Pero sobrecualificado no quiere decir pobre. Si se observa la distribución de voto por nivel de ingresos individuales, de hecho, Podemos tiene un perfil por encima de la media, solo superado por Ciudadanos y por IU, que en realidad tiene dos cuernos: la clase obrera (presumiblemente en Asturias y Andalucía) y la consabida gauche divine.

income

El PSOE, por contra, muestra un perfil de ingresos considerablemente más bajo. Tanto en su caso como en el del PP esto está claramente influido por la media de edad de sus votantes y simpatizantes, pero eso no quita para que, al fin y al cabo, el perfil de ingresos sea el que es. De hecho, éste no cambia significativamente si se excluye a las personas retiradas y se contempla solo a los votantes y simpatizantes laboralmente activos.

La interpretación

Todo este aluvión de datos se deja leer con un poco de voluntad por la hipótesis y de estima por la caricatura útil, y da construir cuatro partidos prototípicis: el conservador, el reformista de mercado, el socialista dividido y el de la (relativa) juventud cabreada.

La palabra que mejor se adapta al PP actual es «conservador». Casi la mitad de su electorado no forma parte de la población activa. Un 40% son mayores de 65 años. De las personas no activas, las clases medias en adelante son mayoría (65%). Clases medias que también dominan entre los ocupados. Su votante empresario o profesional liberal no tiene un perfil excesivamente elevado, cuando lo comparamos con la media. Pero no presenta apenas sobrecualificados entre sus votantes. Desde esta perspectiva, y aventurando una hipótesis quizá arriesgada, el PP parece el partido de aquellos a los que la crisis no les ha destrozado las expectativas. Dicho de otra manera: quienes pueden comprar sin demasiados problemas el mensaje (centro de su campaña, por ahora) de que la recuperación ya está aquí, lo cual es gracias a las reformas realizadas, y por tanto hemos de seguir como hasta ahora sin aventurarnos con «experimentos» raros.

La posición conservadora tiene no una, sino dos némesis. En un extremo, Podemos, la formación de quienes niegan la mayor: no hay recuperación, sino una especie de crisis sistémica. Sus simpatizantes son más bien jóvenes, pero solo comparados con el resto de partidos. Su perfil de ingresos está algo por encima de la media. Ahora bien: un 35% está en paro o tiene un contrato precario, frente al 16% del PP. Estos trabajadores en hogares outsiders que apoyan a Podemos están más educados que la media. No es una sorpresa, por tanto, que un 12.6% tenga ocupaciones por debajo de su nivel de estudios.Solo un 18% está fuera del mercado laboral. Alrededor de este corazón morado de pérdida de expectativas (que no absoluta), encontramos una coraza de trabajadores fijos (32%) donde destacan al mismo tiempo los técnicos más cualificados y los obreros industriales, reflejando probablemente una absorción de apoyos desde IU y el PSOE hacia ellos. Parece, en definitiva, el reflejo de quienes no están dispuestos bajo ningún concepto a asumir el relato oficial sobre la crisis y la recuperación.

En el otro extremo nos encontramos con un partido donde, como en Podemos, casi todos están en el mercado laboral (83%). Y, como en Podemos, el perfil es algo más joven que la media, aunque esta vez los de 35 a 44 años destacan sobre los demás. Ahora bien: los outsiders son menos (26%) y pertenecen sobre todo a las nuevas clases medias, estando sustancialmente más cualificados que los de los otros partidos. Respecto a los insiders, clases medias y medias-altas del sector servicios están claramente sobrerrepresentadas. Como también lo están los directivos y empresarios, que conforman un 11.3% de los simpatizantes. Éstos tienen, además, un perfil bastante formado, sobre todo cuando se les compara con los del otro partido con importante presencia del capital: el PP. Se trata, por supuesto, de Ciudadanos. Una formación con un perfil de clase claramente por encima de los demás partidos. Dejando la cuestión de Catalunya a un lado, el reformismo de su discurso casa bien con la idea de nuevas clases medias, media-alta y dirigentes con interés en que el liberalismo avance.

Entre estos tres extremos, el socialismo no acaba de encontrar su lugar. Está claro que la estructura de edad de sus votantes es más similar a la del PP que a la del resto. Pero estos inactivos tienen un perfil bien distinto, con una clara mayoría de obreros cualificados. La diferencia de clase se hace más patente incluso al observar el perfil de ingresos de sus simpatizantes: los del PSOE está nítidamente por debajo de los demás. Pese al relativo ‘vaciamiento’ que ha sufrido de votantes con contrato fijo, sigue contando con el mayor núcleo de trabajadores de la industria y poco cualificados. Muchos de sus outsiders también pertenecen a esta categoría. La (extraña para el resto del mundo) insistencia de los socialistas en la idea de «reindustrialización» se entiende mejor con estos últimos datos, unidos al hecho de que tales votantes suponen también el núcleo de la militancia y de UGT, sindicato amigo. Pero en el PSOE conviven éstos con una ingente cantidad de jubilados de clase obrera, y también con la mayor representación de personas de clase media-baja y baja que tiene partido alguno. Resulta muy difícil construir un discurso que deje a todos ellos satisfechos apelando además a votantes huídos o potencialmente nuevos. Al fin y al cabo, el colectivo de retirados ha sido de los menos perjudicados en esta crisis gracias a la estructura de nuestro Estado de Bienestar, mientras que las clases menos pudientes se han llevado un gran golpe que podría haberse amortiguado con otro tipo de sistema. Pero en un contexto de restricción presupuestaria es poco creíble proponer tal cambio sin que el votante intuya que va a haber cortes, o subidas impositivas, por otros lados. Además, una considerable cantidad de las personas de clase media-baja y baja tiene dificultades para encontrar una posición digna en el mercado laboral en parte por culpa de nuestro modelo de regulación y gasto, que beneficia precisamente al votante industrial del PSOE. En definitiva, un duro rompecabezas.

Ni que decir tiene que estas interpretaciones están sujetas no solo a la falibilidad de los datos en un momento como el actual, sino al mero paso del tiempo en el que entra la acción de cada partido, que igual que cambió las cosas de enero a ahora, puede traer más sorpresas de aquí al 20D. Es una cuestión estratégica. Pero esto quedará para la siguiente entrada.

*La división entre personas con trabajo fijo y temporal se refiere a la persona de referencia del hogar, que puede ser o no ser el entrevistado. Esto se debe a la manera de realizar la pregunta del CIS. Por tanto, estas categorías representan de personas que trabajan, que no pertenecen a ninguna de las otras categorías, y que viven en un hogar cuya persona con más ingresos tiene un contrato fijo o uno temporal. En la mayoría de casos, si la persona de referencia tiene un contrato temporal, el resto de miembros del hogar que trabajan suelen tenerlo. Pero no al revés: una persona de referencia con contrato indefinido y otra con menor salario y contrato temporal es más factible. Así que el sesgo que introduce esta utilización de la pregunta es para reducir la cantidad de temporales. Siempre que en el texto aparecen referencias a fijos, temporales, insiders u outsiders hay que tener esto en cuenta.

**A partir de este momento las muestras con las que se trabaja se van haciendo pequeñas, con lo que es imprescindible tomar todos los resultados con la correspondiente cautela.


35 comentarios

  1. carlos dice:

    Hay una errata. En castellano se escribe «Cataluña».

  2. Diego dice:

    Fantástico artículo. Exhaustivo y muy útil de cara al 20D

  3. […] Análisis sociológico de los votantes de los grandes partidos españoles […]

  4. Sr. Prolijo dice:

    En este país siempre hubo muchos problemas, pero algunos, aunque crónicos naturalmente, ya no se sostienen más. En este análisis se peca de lo de siempre: sólo cuentan los partidos estatales («españolistas»), pero el argumento numérico empieza a fallar, porque en Catalunya estos 5 partidos no se comen ya un mojón ni todos juntos, y es más que posible que en diciembre Catalunya no mande ni un diputado de tres de estos cinco partidos ni siquiera por la circunscripción de Barcelona (dependerá de lo que se articule desde el campo independentista). No, no estoy exagerando, será más o menos probable pero ya no es imposible.

    Por tanto, me parece claro que todo este bonito estudio en Catalunya no vale una mierda, y es más del 15% de ciudadanos. A la espera de lo que pase en la CAV+CFN y otras CCAA de peso nacionalista (hasta media docena más), es muy probable que la tercera fuerza política en diciembre sea un bloque soberanista catalán con más de 40 diputados (precisamente porque daría un bloque brutal), y no es descabellado pensar en más de 70 diputados no estatalistas en el Congreso. ¿Poco probable? Tal vez, pero ya nada de imposible. La jugada de Pablemos para evitar la descomposición territorial está tocada y hundida (sólo ha hundido IU, que ya iba en el contrato).

    Así que por favor, tengan en cuenta que existe una probabilidad no nula de que incluso PSOE + C’s + Pablemos no sumen 168, ni siquiera se acerquen.

    De hecho, en mi opinión lo más probable a medio plazo es la fracturación electoral total del Estado, sobre todo cuando muletas del régimen como son C’s o Pablemos se hundan en el descrédito. Esto no tiene por qué ser nada malo (la CEDA supo articularse bastante bien, mejor que la derechona actual), pero conociendo el percal seguro que… ya nos entendemos.

    • Alatriste dice:

      Mira, uno está dispuesto a aceptar muchas cosas… pero no que el cielo es amarillo, el mar es negro, la hierba es roja y el sol sale por el sur. O que esos «5 partidos» (por cierto, el artículo solo trata de cuatro) en Cataluña «no se comen ya un mojón ni todos juntos».

      No cuando en el mundo real y en la Cataluña real hace menos de un mes Ciudadanos obtuvo un 18%, el PSC-PSOE un 13%, el PP un 8,5% y Podemos-CsqeP un 9%… que suma un 48,5% y asumiendo que Unió sea el quinto de su mensaje, un 51%. Es decir <b<bastantes puntos más que la suma de CdC y ERC, y todavía un par de puntos por encima aunque sumemos a CUP.

      Sobran los comentarios… o mejor no, no sobran. Ya sé desde siempre que hay quien vive en un mundo imaginario, pero esto ya se pasa de castaño oscuro. Cataluña manda al congreso 47 diputados, Barcelona nada menos que 31 y el resto 16: con los resultados de las recién celebradas autonómicas a la vista es literalmente delirante afirmar que alguno de los cuatro partidos de los que habla este artículo no obtendrá escaños por Barcelona en las generales (hasta el PP, el menos votado de los cuatro, obtuvo casi un 9% de los votos y eso le daría como mínimo 3 escaños) como que el independentismo obtendrá nada menos que 40 (¡dejando solo 7 «libres»!) cuando con los resultados de hace nada solamente en Barcelona sus contrarios ya obtendrían entre 16 y 17 , uno o tres más que el secesionismo.

      Lo dicho: para increíbles escenarios apocalípticos de ficción me quedo con The Walking Dead. Aunque los zombies como buenas máquinas de movimiento perpetuo sean imposibles sigue siendo un escenario más factible que ver 40 diputados secesionistas por Cataluña.

      • Alatriste dice:

        Y olvidaba mencionar una pequña dificultad añadida: ¿De dónde saldrían los otros 30 diputados «no estatalistas» necesarios para los 70 de esa novela de fantasía heroica? Porque aún sumando absolutamente todos los diputados navarros y vascos – y suponer que en esas comunidades no saldría elegido ni siquiera un «estatalista» es igual de absurdo – solo sumarían 23.

        «No estatalista» es un término vago donde los haya… pero hasta haciéndolo equivalente de nacionalista, sin más, eso significaría multiplicar por dos los aproximadamente 35 escaños que tienen hoy. Lo menos que puede decirse es que el enorme aumento de votos necesario para semejante revolución no se ha visto para nada ni en las europeas del año pasado ni en las municipales y autonómicas de este año. Y en Cataluña, donde de 2012 a 2015 lejos de aumentar escaños el nacionalismo ha perdido un par, menos que en ninguna parte.

        • Sr.Prolijo dice:

          Te lo pongo fácil: espera y verás. Ya veremos después quién vive en mundos imaginarios. Y no precisamente el de los números complejos.
          Hazte un favor: con el resultado «de hace un mes» pásalo por el sistema electoral poniendo UDC y la CUP en el mismo saco, y luego en un bis ICV. Veo jodido que PSC, PP y resto de payasos vayan juntos.
          Es cuestión de tiempo que otros se fracturen territorialmente. La veda la abrió el Padre Pablo, a fin de cuentas es un desertor de IU (para ser rigurosos, la veda la abrió Cascos, ahí tienes uno de los 70 y sospecho que va a repuntar, y no te creas que le tengo mucha simpatía).

        • Sr.Prolijo dice:

          Y por cierto, no estatalista es un término académicamente preciso, porque se refiere a fuerzas de ámbito no estatal, que pueden ser como quieran serlo. Un hipotético Partido Anarquista Andaluz dudo mucho que se pueda considerar nacionalista (nacionalistas son todos, pero no voy a entrar en mareos taxonómicos de perdiz), pero desde luego no es estatal -como no lo era al principio Ciutadans, que nacionalista era y es, pero español.
          Usted no tiene ni idea del tsunami de mierda que se avecina. La ventaja de vivir en un país atrasado como este es que al no estar en primera fila uno puede ir viendo lo que sí les pasa a los privilegiados de tal ubicación.

          • Alatriste dice:

            Dentro de dos meses veremos quien vive en la realidad y quien no, pero hasta entonces hay algo que en mi opinión no es opinable porque es un hecho: ese «tsunami de mierda» no se ha dignado aparecer ni en las elecciones europeas, ni en las municipales, ni en las autonómicas. Y por referirnos exclusivamente a Cataluña y sus 47 diputados, lo ocurrido desde 2011 a 2015 es que hoy se necesita a la suma de CdC+ERC para conseguir los votos que entonces recogía CiU sola. Con esos antecedentes, sumados al hecho de que tradicionalmente los nacionalistas han conseguido peores resultados en las generales y que en las generales de 2011 no se presentó Ciudadanos, no es que cueste creer que vayan a lograr 40 escaños, es que es poco creíble que pasen de 22-23 (hoy tienen 19, pero al presentarse juntos es previsible que eso les haga ganar alguno) más alguno de CUP.

            • sr. Prolijo dice:

              Usted tiene un problema de fe, es decir, sus sesgos le ciegan. El independentismo, abiertamente expreso, jamás, jamás consiguió tal avalancha de votos, léalos usted en términos absolutos, no relativos, porque la participación ha sido la más alta registrada, y con mucho muchos más que los favorables (sí-sí) en el referéndum «alegal». Lo que es más, el desplome electoral de la marca España es brutal en todo el territorio excepto Barcelona, donde sólo es una mera hecatombe. No insulte usted su inteligencia, se merece más (espero), con los resultados autonómicos se gana de calle un referéndum (no, PsqeP no va a sumarse al no). En cualquier país normal ya estarían sonando todas las alarmas anticolisión, en este la gente se cree que la guerra de las Malvinas se va a ganar.

            • Sr. Prolijo dice:

              Por cierto, me olvidé comentarle antes que CUP no se presentará a las generales con bastante probabilidad, vuelco de votos que irá a la candidatura conjunta CDC-ERC en su inmensa mayoría (aunque usted supongo que cree que se la llevará la senyora Colau y su invento, que no se come un colín fuera de Barcelona y que al final es suma cero, lo que saque ella se lo resta a Albert, el brazo tonto del PP).

        • Alatriste dice:

          Sigo respondiéndome a mí mismo 🙂

          Veo que olvidé a Izquierda Unida cuando dije que el artículo hablaba de cuatro partidos (aunque dado que en Cataluña se presentó con Podemos cuando el Sr. Prolijo habla de «cinco» partidos debe ser incluyendo a Unió). Mea culpa.

  5. Argos dice:

    >> De hecho, si alguien quisiera definir el Partido Popular en una sola frase, “el partido de los que no trabajan”

    Porcentajes de votos que proviene de población que no está trabajando:
    PSOE 66.4%
    PP 59.1%
    Podemos 46.8%
    Ciudadanos 42%

    Cough, cough, cough…

    • Alatriste dice:

      ¿Sería mucho pedir que nos dijeras de dónde sacas esas cifras?

      • peter dice:

        me la juego: a la suma de no activo + estudiante + desempleado entre los votantes de cada partido.

      • Argos dice:

        Del propio artículo. Sí, el mismo que dices lo del Partido Popular es «el partido de los que no trabajan». Solo tienes que sumar las cifras de la población que no trabaja.

        Comprendo que la frase queda muy chula y mola y esas cosas. Pero los números son los números. A no ser que se trate de asuntos de fé. Que igual.

        • Pues incluso esos números dejan en muy mal lugar al PSOE y al PP. Y marcan una diferencia muy grande estadísticamente hablando, con Podemos y Ciudadanos.

          Que nos gustarán más unos, los otros o los de más allá, pero efectivamente los datos son lo que son: apabullantes. Y todos, en conjunto, dejan claro que los partidos viejos son votados mayoritariamente por personas más… más viejas, por personas con menor nivel de estudios y por personas menos activas. Eso no es ni bueno ni malo. Es un hecho.

        • Alatriste dice:

          Vamos a ver si lo entiendo: como dice peter (porque a tí no te sale de las narices explicarte) estás sumando no activos, estudiantes y parados. Entiendo que no quieras admitirlo, porque la respuesta obvia es que Jorge ha sido demasiado educado y en lugar de decir que el PP es el partido de quienes no trabajan, debió decir que el PP es el partido que no sabe lo que es un currante, alias trabajador asalariado.

          Suma de parados, contrato temporal y trabajo fijo:

          PSOE 47,5%
          PP 33,7%
          IU 64,1%
          Podemos 66,6%
          Ciudadanos 59,0%

          Lo dicho: la diferencia es brutal hasta con Ciudadanos, que se supone que es más cercano en ideas a los populares. El PP no solo es el partido con mayor porcentaje de votantes jubilados y menor de estudiantes (aquí la brecha es realmente brutal), sino que también es

          – el partido de menos votantes parados
          – el partido de menos votantes con contrato temporal
          – y también el partido de menos votantes con contrato fijo

          Lo dicho: un partido de jubilados, jefecillos y empresarios grandes y pequeños, que vista su «impresionante» pegada entre los estudiantes da la impresión de que no ha visto un joven ni por la tele en bastantes años.

  6. El estudio es muy interesante y dice mucho sobre qué podemos esperar de cada partido a la vista de quién le vota.

    La única pega es que se refiere al CIS del trimestre anterior. En condiciones normales eso no sería grave, pero ahora, con los enormes cambios que se están produciendo, es un mundo.

    En poco tiempo se publicará el CIS de octubre, y todo será diferente.

  7. Maceiras dice:

    Magnífico artículo, siempre he pensado que es más fácil saber quién es o a quién representa un partido si analizas cómo respiran sus votantes que si lees su programa… y resulta claro y nítido en este caso. El «centro izquierda» de unos, el «partido de los trabajadores» de los otros… quedan muy retratados.

    Sólo puedo achacarle que nos habéis dejado sin respuesta a la pregunta inicial… ¿Quién se parece más a los españoles? Si en cada gráfica pusieras una fila con la distribución, en la población española, de esas mismas cuestiones que analizas por partido, tendríamos al menos una respuesta intuitiva.

  8. Pere Mateu dice:

    Se diga lo que se diga y se haga lo que se haga, el gran problema contra la regeneración política de este país es y será el fanatismo. Los dos grandes siempre tienen detrás un bloque de fanáticos que absolutamente nunca se hacen la sencilla pregunta de «¿qué debe hacer mi partido para que no lo vote?». No hacerse esa pregunta es fanatismo, simple y llanamente, dado que implica que cualquier brutalidad hecha contra quien sea, lo merezca o no, será llevada a cabo con un cierto apoyo incondicional y constante. El PSOE está en desventaja respecto al PP porque su bloque fanático es mucho menor, pero el bloque del PP es inmenso. He ahí que, apoco que los demás pierdan apoyo como pasó en las anteriores elecciones, el rodillo del PP se transforma en mayorías aplastantes que arrasan con todo. Se pueden hacer estadísticas puntuales, como en este artículo, pero el problema de fondo es este. Como muestra, que cualquier estrategia de gobierno siempre implique a alguno de los dos grandes.

    • Alatriste dice:

      No estoy de acuerdo en absoluto. Lo que tú llamas «fanatismo» yo lo llamo votar por tus ideales. Y ocurria que hasta ayer quienes tenían ideales de izquierdas podían cambiar entre el PSOE, IU y partidos nacionalistas de izquierda, pero los votantes del PP no tenían opción (para ellos los partidos nacionalistas de derechas no lo son… como tampoco lo es el PP para los votantes del PNV y Convergencia). Pero ha bastado que cuajara un poquito un partido alternativo como Ciudadanos para ver derrumbarse el porcentaje de votos del PP al 25% en las europeas. Eso son niveles de hace 30 años, precisamente cuando aún existían alternativas de derecha y centro derecha como UCD primero y el CDS después.

      Vamos, que lo que no hace casi nadie es decidir su voto empezando desde cero. Todo el mundo tiene una lista mental de partidos aceptables, compatibles con las creencias propias, por lo general bastante reducida. Y para alguien con unas ideas que le lleven a votar PP, no se me ocurre otra alternativa ¡Hasta Ciudadanos no acaba de encajar nada bien con el «nacional catolicismo» del PP!

  9. viu dice:

    Echo de menos ver datos de UPyD

  10. CARLOS dice:

    El artículo es magnífico en el diseño y obtención de resultados, pero debo poner objeciones en algunas de las conclusiones. Especialmente llamativa (se le ve un poco el plumero al autor) es la interpretación de que Ciudadanos representa con mayor claridad el interés de clase.
    Viendo los datos lo que observamos es que tanto Podemos como Cuidadanos son opciones «transverales» en todos los aspectos, si lo comparamos con PP y PSOE. Eso se puede observar en las curvas de la figura de Distribución de voto según ingresos (numerar las figuras sería recomendable) y también la curva de niveles de educación. A simple vista no creo que haya diferencias estadísticamente significativas entre Podemos y C’s. Con lo que el interés de clase aplicado a C’s no se sostiene por ninguna parte. Una interpretación mucho más acorde con los datos sería aquella en la que tanto los votantes de Podemos como C’s, compartiendo circunstancias parecidas y posiblemente compartiendo diagnósticos parecidos, «piensan» distinto a la hora de abordar el futuro. No se deduce de los datos, como dice el autor, que el liberalismo sea una preferencia de clase.
    Un saludo

    • Caloret dice:

      La conclusión de Ciudadanos y Podemos se puede invertir dada la escasa diferencia en las estadísticas: Los empresarios y trabajadores-de-cuello-blanco cabreados y los reformistas de lo público.

      Por lo demás, parece un buen trabajo estadístico. Sin embargo, teniendo en cuenta otros artículos en los que se analiza el partido en función de la ideología de los votantes ¿qué parece pesar más? ¿un obrero liberal, un trabajador cualificado comunista, un empresario progresista…?

      • CARLOS dice:

        Exacto, parece que el axioma que emplea Jorge para sacar conclusiones es que la ideología de cada uno sólo depende de las circunstancias personales y de los intereses particulares. Un sesgo, quizás marxista, que creo que este mismo estudio reabate porque lo que vienen a decir los datos es que personas en situaciones similares pueden votar a cosas muy distintas.

    • Hola Carlos,

      Acepto la crítica, pero solo parcialmente. En un artículo que espero sacar dentro de poco muestro los resultados de análisis algo más complejos (regresiones logísticas) para obtener los determinantes del voto, en lugar de la composición del mismo. Veremos ahí que no son los mismos para Podemos y para Ciudadanos, pero (y aquí es donde acepto tu crítica) que la ideología sigue siendo el más importante. Por eso empiezo esta nota avisando de que lo es, pero de que en la presente no me voy a ocupar de tal dimensión. Entiendo que la relación entre ideología y posición socioeconómica es controvertida y debería ser objeto de un debate mucho más amplio que el que permite el formato de un post, pero no creo hacer asunción fuerte alguna.

      • CARLOS dice:

        Gracias Jorge por la respuesta. Entiendo la limitación que supone un post breve. Yo la asunción la percibo en la frase «de Ciudadanos. Una formación con un perfil de clase claramente por encima de los demás partidos». De todas las conclusiones, me parece la menos ajustada a los datos.
        En cualquier caso, espero con interés el resultado de las regresiones.
        Un saludo

  11. Yosoyaquel dice:

    Hecho a faltar el segmento especifico de funcionarios y empleados públicos , la proporción de militancia en partidos es muy alta en ese colectivo.

  12. Vellana dice:

    ¡H!echo a faltar

  13. M. Oquendo dice:

    Pues Albert Rivera acaba de decir lo mismo que Pepiño Blanco en 2005 y que Rodríhuez Zapatero en 2010; «Mi partido es el que más se parece a España».
    Así vamos. Regresión a la media y donde no hay mata no hay patata.
    En cuanto se rascan.

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