Brexit & Unión Europea

¿Puede Cameron convencer a los británicos de quedarse en la Unión Europea?

14 Oct, 2015 - y - @polmorillas, @bpberta,

Este es un artículo co-escrito por Pol Morillas (Investigador Principal para Europa, CIDOB) y Berta Barbet (Doctoranda, University of Leicester).

Durante el próximo año los debates públicos en el Reino Unido estarán dominados por el referéndum sobre su permanencia en la Unión Europea (UE). La fecha del referéndum debe aún anunciarse, pero hasta entonces, el gobierno de Cameron presentará una serie de peticiones a la UE dirigidas a la recuperación de la soberanía, la disminución de la inmigración y los derechos de movilidad de los ciudadanos europeos y el impulso de medidas económicas y financieras que favorezcan al país. Que Cameron consiga un trato justo y recupere poderes para el Reino Unido dependerá de la voluntad de otros estados miembros de dar cabida a sus demandas. Pero será también una prueba sobre la habilidad de Cameron para convencer a su opinión pública nacional de que ha conseguido un trato justo y, por tanto, que los ciudadanos deben votar a favor de la permanencia en la UE.

Hay tres factores que influirán en los resultados del referéndum y que no están necesariamente relacionados con los temas específicos de negociación entre el Reino Unido y la UE. El primero es el impacto de los influyentes medios de comunicación euroescépticos del Reino Unido, que muy probablemente no respaldaran ningún acuerdo que Cameron consiga, independientemente de sus contenidos. Estrechamente vinculado a la posición central de la élite euroescéptica en la formación de la opinión pública del Reino Unido, se encuentra el hecho de que los debates sobre la UE raramente se estructuran sobre la base de argumentos racionales, de modo que no habrá un relación directa entre concesiones conseguidas por Cameron y una opinión pública británica más favorable a la permanencia en la UE. Ello no significa, sin embargo, que la opinión pública en el Reino Unido sea insensible al proceso de renegociación: más de un 32% de ciudadanos británicos considerarían cambiar su voto dependiendo del resultado en el proceso de renegociación. El tercer factor está relacionado, por tanto, con la capacidad de David Cameron para obtener concesiones significativas de otros líderes de la UE sin traspasar la línea roja que éstos han trazado: la no reforma de los actuales tratados de la UE.

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Cambiar Europa sin cambiar sus tratados

Antes del Consejo Europeo de junio de 2015, David Cameron se refirió a las principales demandas para renegociar la relación del Reino Unido con la UE. Desde entonces, Cameron y otros miembros de su gobierno han anunciado diferentes tipos de demandas, que se pueden agrupar bajo las siguientes tres categorías: incrementar la soberanía de Reino Unido frente a los poderes de la UE, poner freno a las libertades de movilidad de la UE, con especial atención a los beneficios otorgados a los inmigrantes europeos en el Reino Unido, y nuevas políticas económicas y financieras que favorezcan los intereses de Londres.

El primer conjunto de demandas incluye propuestas como la exclusión del principio de formar parte de una “unión cada vez más estrecha” e impulsar la soberanía y los poderes de los parlamentos nacionales para bloquear las propuestas legislativas de la UE. Una exclusión inmediata de los principios fundamentales de la Unión requeriría un cambio en los Tratados, pero Cameron ya ha insinuado la posibilidad de un acuerdo a posteriori (por ejemplo, en forma de conclusiones del Consejo Europeo, que serían incluidas en la siguiente revisión de los Tratados). Del mismo modo, aumentar los poderes de Westminster para bloquear la legislación europea podría encontrar una solución ad interim mediante la transformación del actual sistema de tarjeta amarilla mostrada por los parlamentos nacionales a la Comisión Europea en una tarjeta roja de facto[2].

Un segundo conjunto de propuestas está relacionado con la intención de David Cameron de frenar la inmigración europea interna y restringir los beneficios recibidos por los inmigrantes de la UE en el Reino Unido. El derecho a beneficios por desempleo para ciudadanos de la UE en otros países y prestaciones que tratan a trabajadores nacionales y de la UE de forma igualitaria son aspectos centrales en las regulaciones y jurisprudencia en materia de trabajo. Cambios en cualquiera de estos aspectos requeriría la larga negociación de nuevas directivas, procedimientos legislativos ordinarios o cambios en el Tratado, que garantiza el trato igualitario de trabajadores nacionales y europeos. Además, cualquier cambio sobre el libre movimiento de los trabajadores dentro de la UE chocaría con una fuerte oposición por parte de los países de Europa Central y del Este, en particular Polonia.

El tercer conjunto de demandas en el proceso de renegociación está relacionado con la necesidad de mejorar la protección del mercado único y los derechos de los Estados Miembros no pertenecientes al euro. Cameron considera que es necesario introducir mecanismos para asegurar que la crisis en la Eurozona no dañará los intereses de terceros países. En el ámbito económico, Cameron también quiere introducir reformas que harían a la UE más competitiva y dinámica, reforzando el liberalismo económico. Estas demandas resuenan en otros países de la UE (incluida Alemania), que tradicionalmente han agradecido la visión liberal del Reino Unido frente a las políticas económicas más proteccionistas de países como Francia.

Los vínculos entre las negociaciones y la opinión pública

Anticipar cómo la renegociación de las condiciones de permanencia del Reino Unido a la UE puede impactar la opinión pública no es fácil. El resultado del referéndum dependerá en gran medida de la evolución del debate durante la campaña del referéndum, el marco adoptado para las discusiones y los avales externos que los líderes puedan obtener. Factores como la popularidad de Cameron y otros líderes a la hora del referéndum, la posición (y la cohesión) de los dos grandes partidos durante el debate, o los asuntos presentes en la agenda política desde ahora hasta el día de la votación afectarán los resultados del referéndum.

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A pesar de la incertidumbre, las encuestas actuales muestran una imagen clara sobre los elementos que fomentan mayor cautela y animadversión de los ciudadanos británicos hacia la UE. Por ejemplo, los datos muestran una clara mayoría favorable a que el parlamento de Westminster pueda bloquear la legislación europea, sin tener siquiera que negociar con otros parlamentos nacionales, y una gran oposición a desarrollar la unión política. También muestran que la mayoría de los británicos quiere cierto control sobre la libertad de movimiento dentro de la Unión, y un apoyo abrumador a limitar los derechos de paro y otras prestaciones sociales a los ciudadanos de la UE que viven en el Reino Unido.

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Concesiones en temas relacionados con la soberanía, la inmigración y la movilidad resuenan, pues, claramente entre el público británico (de hecho la mayoría de ciudadanos considera que la principal prioridad de Cameron en las negociaciones debe estar en estos frentes). En el debate sobre soberanía, y dependiendo de los acuerdos alcanzados por Cameron y de la capacidad de comunicar mensajes a favor de la UE, sería posible convencer a los votantes de que la soberanía británica estará mejor protegida dentro de la UE que fuera. En cambio, las opiniones contra la inmigración y libertad de movimiento parecen haber cristalizado en los últimos años, por lo dependerán menos de la evolución de los debates. A menos que se produzcan importantes concesiones, será difícil convencer a los votantes indecisos en cuestiones de inmigración y movilidad.

Finalmente, no está claro hasta qué punto las reformas en el ámbito económico y financiero tendrán un impacto sustancial en la opinión pública británica, dada la naturaleza altamente apasionada de los otros debates y las dificultades de los ciudadanos británicos para entender el impacto económico de la UE (1,2, 3). Un fracaso en la consecución de mejoras económicas y financieras no jugará a favor de Cameron el día del referéndum. Pero una excesiva atención en los beneficios económicos de la UE tampoco servirá para convencer al sector más euroescéptico de la opinión pública británica.

[1] Este artículo es una versión reducida de una Nota Internacional publicada originalmente en el CIDOB, disponible aquí.

[2] En el sistema actual, la tarjeta amarilla fuerza a la Comisión a reconsiderar sus propuestas.


15 comentarios

  1. Batistuta dice:

    Interesante artículo.

    A mí, que llevo un tiempo viviendo en Inglaterra, me da la sensación de que Cameron se ha metido en un berenjenal de difícil solución. Propuso esta renegociación+referéndum como un compromiso que le haría ganar votos entre los euroescépticos sin tener que atarse las manos en el futuro a corto plazo.

    Y sin embargo, conforme pasa el tiempo, parece que salen más voces (en su propio partido incluso) que apoyan salir de la Unión Europea. Esto le puede hacer mucho daño en un futuro si, como parece, la UE no da su brazo a torcer, su partido se divide, y ese camino del medio que tanto ha ayudado a Cameron hasta ahora se convierte en una grieta profunda.

  2. Carlos dice:

    El que una línea roja en las negociaciones con el Reino Unido sea la no modificación de los tratados no se sostiene cuando desde muchísimos ámbitos se está reclamando la reforma (en un sentido o en otro). Desde el Acta Única Europea de 1986 se han venido reformando más o menos cada lustro (tratado de Maastricht 1992, de Ámsterdam 1999, de Niza 2001, de Lisboa 2007-2009). Desde que empezó la crisis se han hecho cambios institucionales bastante importantes y no estaría mal que todo eso quedase codificado en un único tratado, en el que se podrían hacer las correcciones oportunas a los fallos detectados.

    Esa reforma puede ser aprovechada para recoger las aspiraciones del Reino Unido, que bien podría intentarse que tuviesen un alcance general para todos los Estados. Es evidente, por ejemplo, que la libre circulación dentro de las fronteras debe replantearse y eliminar la competencia europea en materia de fronteras, inmigración y asilo a la vista de los conflictos que crea entre los Estados (desde un ministro alemán amenazando a Estados extranjeros para acoger refugiados, hasta el Reino Unido negándose a recibirlos aprovechándose de ciertos opt-outs ya recogidos en los actuales tratados), y así que cada Estado decida con autonomía cuál es su política en un tema evidentemente social y «de proximidad». Otra cosa que necesita una reforma es el proceso legislativo europeo y la situación del propio Parlamento Europeo, que habrá que revisar.

    En fin, que no hay que tenerle miedo a las reformas en los tratados, y menos cuando el objetivo es buscar una Europa más centrada en las grandes cuestiones verdaderamente comunes (mercado energético, de servicios financieros, agrícola, etc.), y que deje de ser una especie de comunidad de vecinos entrometidos que pretende ocuparse de cosas que ni le van ni le vienen, cosa con la que todos pueden estar de acuerdo con los británicos y llegar a un acuerdo razonable para las 28 partes.

  3. Pol Morillas dice:

    La línea roja de no modificación de los Tratados es algo a lo que se han referido muchos líderes cuando se ha puesto encima de la mesa. Hay distintas razones por ello:
    1. Francia y Alemania tienen elecciones en 2017, y no parece que quieran abrir la vía de la reforma institucional antes de esta fecha.
    2. Hay poca intención por parte de otros socios europeos de reformar Tratados para conceder opt-outs a UK ahora, puesto que otros países incluirían sus propios opt-outs y ello se traduciría inevitablemente en menos Europa.
    3. El proceso de revisión de tratados puede durar hasta 5 años (o más si como sugieres estamos hablando de una reforma en profundidad, a lo Constitución Europea), lo que sin duda iría en contra de la voluntad de Cameron de celebrar el referéndum cuanto antes. En mi opinión, cuando más tiempo transcurra entre la negociación en Bruselas y la celebración del referéndum, más posibilidades hay de que el referéndum se gire en contra de Cameron y se convierta en una arma contra su acción de gobierno (y que nos acerquemos al escenario del «Braccident»).
    4. Y algo contradictorio con esto, algunas de las reformas en cuestiones claves como la libre circulación o igual trato a los trabajadores nacionales y europeos forman parte de los principios fundamentales de la UE, por lo que podrían requerir una modificación de los Tratados (aunque pocos optaran por cambiar estos principios, por mucho que Cameron quisiera).
    Ello no significa que los retos a los que se enfrenta la UE después de las múltiples crisis acumuladas en los últimos años (euro, refugiados, brexit, legitimidad, entre otras) no requieran un «rethink» a fondo del proyecto europeo. Pero vistas estas cuatro razones (y otras tantas que podríamos añadir), consideramos que la reforma de los tratados es una línea roja a día de hoy.
    Está por ver sin embargo (y esto es lo que ponemos en cuestión en el artículo) si Cameron podrá convencer a su opinión pública de que unas pocas concesiones técnicas deben traducirse en un voto a favor de quedarse en la UE.

  4. Antígrafo dice:

    En GB, el centro del debate, como sugiere el artículo, es la inmigración y la xenofobia, que si bien no es tan prevalente como en España (mayor número de Españoles que de británicos cree que la inmigración es nociva) si está ultra politizada y a flor de piel. Básicamente una parte muy chillona y representada de los británicos se ha vuelto extremadamente aislacionista y está marcando buena parte del debate.
    Los tories están aprovechando el tirón, por miedo a que se lo lleven crudo los del UKIP. Hace nada la propia Home Secretary dio una evaluación de la inmigración que se la podía haber redactado Nigel Farage ante unas pintas. Si a eso le sumamos que los tories están realmente divididos por el tema de Europa, y que se comienzan a hacer cábalas sobre quien será el seguidor de Cameron… Esta semana Boris Johnson ya se comenzó a posicionar a favor del brexit ahora que va perdiendo puntos ante Osborne. Mientras tanto Cameron intenta ponerse duro y seguir reclamando a la UE… sin llegar a proponer nada sólido. Sabe que diga lo que diga va a ser poca cosa para unos y para otros. Definirse ante Bruselas sólo le va a traer palos. Me da a mí que para cuando intente domar al tigre que ha sacado fuera de la jaula, va a ser demasiado tarde. No olvidemos que su presión a la UE depende del hecho de retener algún control sobre el referéndum, porque si se van a independizar sí o sí a ver ¿para que se va a molestar Bruselas en negociar nada?
    Y a pie de calle el debate es tan enconado y absurdo (o más) que el de Cataluña. Según algunos el RU florecerá una vez que se libre de las restricciones comerciales de la UE, revigorice la vieja Commonwealth y se libre de los dos parásitos de la sociedad británica echando a los inmigrantes y poniendo a trabajar a los de los benefits (que adquirirán grados de enfermería mágicos, supongo). Para otros Inglaterra quedará sola, perderá su preeminencia comercial y financiera y se quedará como un triste títere de Estados Unidos. Todo el mundo inventa sus consecuencias conforme a lo que dictan sus sentimientos y añaden poco o nada al debate racional. A ese 30% de indecisos que esperan a ver las negociaciones no se le oye por ningún lado. Lo que me lleva a pensar que es más grande de lo que parece, y tiene gran temor a expresarse.
    Entre las pocas consecuencias tangibles, y que al parecer muchos británicos prefieren ignorar, es el problema de Escocia, que ya ha amenazado con un nuevo referéndum si hay Brexit. Y en ese caso me temo que esta vez sí que lo ganarían, porque en el norte la voluntad de seguir en la UE está clara.

  5. Pedro dice:

    En la negociación quedará claro, espero, que si los ciudadanos de la Unión, entre ellos miles y miles de españoles trabajando en Gran Bretaña, no van a tener derecho a servicios públicos y prestaciones familiares o de desempleo, los ciudadanos británicos que viven en España, miles y miles en la costa, tampoco tendrán derecho a prestaciones económicas ni servicios sanitarios, a menos que se los cobremos a trillón….

  6. durruti77 dice:

    La verdad, no sé para qué entraron y no me preocupa que se vayan. ¿Qué puede aportarle UK a la Unión Europea?

  7. jetkom dice:

    Yo con este tema pierdo los papeles y la racionalidad. Ardo en deseos de que la UE se ponga dura, no ceda un milímetro y a parte de abrir bien la puerta a los británicos, insista mucho en que la cojan, a base de empujones si hace falta. Para después cortar todos los lazos en plan resentidos. Lo íbamos a pasar mal, pero supongo que ellos peor y con un poco de suerte le quitabas la tontería a tanto ombliguidta

  8. heathcliff dice:

    o sea, unos tíos que quieren estar fuera para lo que les parece y dentro para lo que les dé la gana, pero de manera que se les reconozco que son distintos, e incluso mejores que los demás…

    A mí este tema me suena…

    🙂

  9. Hander dice:

    Muchos comentarios amorosos para los británicos, pero de acuerdo con las encuestas NO tienen una peor opinión del papel de los inmigrantes en su país que el resto de europeos.

    https://pbs.twimg.com/media/CRJh_kEWUAAOY1_.png

    • MARÍA dice:

      Pues no sé sí tienen esa opinión distinta pero os voy a poner un ejemplo real de las leyes antiinmigración británicas. Una pareja de británicos se van a vivir a Bruselas y allí tienen un hijo, británico obviamente. Este, se casa con una china. La pareja NO PUEDE residir en Gran Bretaña debido a la nacionalidad de la esposa. Increíble, pero cierto. Si se tratara de un español casado con una china, gracias a la UE, si podrían residir en Gran Bretaña. Desgraciadamente este caso ha destrozado a una familia tras años de burocracia sin fin que no han llegado a ningún lugar.

  10. Ferrim dice:

    Se habla mucho de la xenofobia europea hacia ciudadanos de otros países, y poco de la xenofobia que sigue existiendo entre los propios europeos.

  11. Manu Oquendo dice:

    Hay muchas sutiles pero profundas diferencias entre UK y la mayor parte del Continente.
    Burke y Rousseau, por ejemplo.
    Common Law, Rechtstaat, Estado de Derecho, Liberalismo o Social Democracia, Nomocracia o Telocracia se parecen entre como un huevo a una castaña y pretendemos que son iguales y no importan.
    Si estas cosas se olvidan, si se pretende que no existen o que no importan, se engendra un Frankestein. Lo que tenemos………….. a crédito.

    La unión de UK y Continente fue un parto difícil (1) y un engendro para mucha gente. Un mal matrimonio que probablemente no pueda superar las crudezas del invierno que viene.

    Por otra parte el Continente tiene problemas muy graves que es incapaz de mirar de frente, reconocerlos, reconocerse en ellos y hablarlos entre todos –con calma– para buscar soluciones, si las hay.

    Hay mucha gente bien razonable que no quiere seguir en esta forma de construir Europa ni en una Europa construida sobre la profunda falsedad de lo que no existe.
    Sobre el instante……… et sur les paroles vides.

    Viví en Inglaterra a principios de los 70. Allí nacieron algunos de mis hijos y conocí la larga y difícil, la violenta historia interior de una de las dos o tres viejas naciones de Europa. La otra nación vieja somos nosotros.
    Nada sólido nace del Olvido ni del Desprecio de las raíces comunes. Europa es incapaz de proyectar su propio Horizonte y no se atreve, por ejemplo, ni a preguntarse honestamente cómo se puede construir nada si tu propia «polis» es incapaz de comunicarse de punta a punta.
    Esta Europa no es mi Europa.

    Por diseño. La misma Europa va borrando la historia común y los lazos de unión del los sistemas educativos. En 60 años hemos pasado de un Bachiller tipo Trivium et Quadrivium, todos con Latín y «mates» hasta terminar la tesis de Doctorado, a la hiperespecialización desde la Guardería para……………………nada.
    Esa misma Europa financia y fomenta el derroche en obligar a pequeños grupos de ciudadanos a estudiar en Protolenguas inútiles cuya principal función es Fragmentar.
    Construimos el sueño del Emperador. El modelo Habsburgo: Divide y Controlarás.

    Hay clubs en los cuales lo más elegante es darse de baja a tiempo y «les ravages du temps» son tremendos.

    Como lo es la pérdida voluntaria de agudeza visual y de la franqueza necesaria para reconocer con honradez que esta Europa nace de una conveniencia Imperial.

    Saludos

    (1) A lo mejor los que vivan en una ciudad media de UK pueden encontrar un viejo ejemplar de un librito premonitorio.
    «The Common Market» –The case against. De Enoch Powell.
    Hoy está agotado.

  12. Alatriste dice:

    Una pregunta para el autor ¿Cuando dice «Que Cameron consiga un trato justo» se supone que es equivalente al inglés «fair deal» y que se podría traducir también como «un acuerdo aceptable»… o por el contrario, lo que quiere decir es que el Reino Unido está siendo tratado injustamente? Porque si es lo segundo creo sinceramente que tendría que haber empezado por dedicar un artículo entero a convencer a los lectores de que esa injusticia existe.

  13. […] de las demandas presentadas por Cameron. Esta reacción crítica es poco sorprendente. Como comentamos en su momento, Cameron tenía el difícil reto de encontrar el equilibrio entre unas propuestas que se adaptaran […]

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