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Nuevos modelos de familia y retos del Estado de bienestar

16 Jun, 2015 - - @politikon_es

Este es un artículo basado en las notas que tenía para la keynote de apertura de las jornadas sobre Género, Infancia y Desigualdad que tuvieron lugar el pasado 9 de de junio de 2015 en la Fundación Friedrich Ebert. Aunque los puntos de vista son míos, los lectores interesados en esta perspectiva pueden consultar la obra reciente del sociólogo Gösta Esping Andersen en la que me baso.

El objetivo del ciclo sobre Género, Infancia y Desigualdad es el de aproximarse a los problemas relacionados con estas tres temáticas desde una óptica distinta de la convencional. En el debate público, los problemas de igualdad entre hombres y mujeres se perciben como distintos y son debatidos por gente distinta de los problemas de pobreza infantil y especialmente del problema de la sostenibilidad fiscal a largo plazo del estado de bienestar. Desde Politikon, hemos querido sin embargo resaltar que se trata de distintas caras de un mismo problema: el del reto de la modernización del estado de bienestar.

Uno de los hallazgos más impactantes de las ciencias sociales modernas es el de las consecuencias dramáticas que tienen los primeros años de vida sobre el desarrollo ulterior de los individuos. Es en esos primeros años cuando se forman tanto las capacidades intelectuales como las socioemocionales. Por ello, la situación de los niños no es solamente un problema de equidad, sino también uno de eficiencia económica. Es un problema de equidad porque la importancia de los primeros años de vida significa que las diferencias en entorno familiares se traducen en desigualdades a lo largo de la vida. Pero también es un problema de eficiencia económica porque vivimos en sociedades en las que el crecimiento económico depende cada vez más de las habilidades de los individuos y la economía de la ideas. Finalmente, uno de los aspectos más interesantes del gasto en primera infancia es que es uno de los pocos que se paga por sí mismo: la inversión en las habilidades de los niños de hoy se recupera con los impuestos de los trabajadores de mañana. De esta forma, cada euro que gasta el Estado en educación en las primeras etapas de vida, es un mal sustituto de un euro que habría gastado en etapas posteriores.

Por otro lado, uno de los cambios más importantes en la sociedad contemporánea es el que se ha produce en el papel que ocupan las mujeres. Aunque las causas de estos cambios son múltiples, la raíz de éstos son grandes cambios tecnológicos que son irreversibles. Citaremos tres: en una economía donde cuenta mucho más el intelecto y mucho menos la fuerza que en el pasado, las mujeres pueden hacer el mismo trabajo que los hombres; el desarrollo de los electrodomésticos redujo dramáticamente el tiempo que requería mantener una casa en marcha y por tanto hicieron que no tuviera sentido tener una división tradicional del trabajo; los anticonceptivos permitieron a las mujeres retrasar su edad de matrimonio y planificar carreras profesionales más largas. La tasa de participación femenina en España ha aumentado dramáticamente, así como lo ha hecho el número de mujeres licenciadas. Por eso, a día de hoy los modelos familiares no-tradicionales son cada vez más prevalentes: familias donde ambos miembros trabajan, madres solteras, parejas de hecho, etc. Y sin embargo, prevalecen desigualdades en muchos ámbitos, desde el mercado de trabajo (tanto en términos de empleo como de salarios) hasta la toma de decisiones en el hogar o la presencia en los consejos de administración de las grandes empresas.

Tanto la importancia creciente de la infancia, como el cambio del papel de las mujeres en la sociedad están aquí para quedarse porque tienen raíces profundas en cambios en la estructura económica y tecnológica. Sin embargo, la mutación en los modelos de familia ha traído consigo consecuencias indeseables debido a la falta de adaptación del estado de bienestar. El estado de bienestar en Europa ha estado tradicionalmente basado sobre una demografía boyante y un modelo de familia estable con una división del trabajo tradicional que interiorizaba una parte importante de los cuidados de los mayores y de los hijos. Con el cambio en el modelo de familia, tener hijos se ha convertido en algo particularmente caro: las guarderías cuestan alrededor de un 30% del sueldo medio, las bajas por maternidad y paternidad son de las más bajas de nuestro entorno y las instituciones del mercado de trabajo son rígidas y no favorecen en absoluto la conciliación. Obligadas a elegir entre ser madres y tener una carrera profesional, muchas mujeres han optado por lo último.

Esto es problemático porque impacta inesperadamente con los problemas de sostenibilidad fiscal. El estado de bienestar es un esquema de solidaridad intergeneracional: las pensiones y servicios de salud de los jubilados de hoy, se pagan hoy con los salarios de los trabajadores que serán los jubilados de mañana. Para ello, sostener nuestro modelo social presupone una fertilidad robusta y una economía dinámica apoyada en tasas de empleo (masculinas y femeninas) altas y en trabajadores productivos.

Todas las piezas de este puzzle vistas en conjunto iluminan una disfuncionalidad que está en el corazón de los problemas del estado de bienestar tradicional: mientras que uno de los trabajos más productivos de nuestra sociedad es el de padres y madres trabajadores, esta actividad es una de las peor remuneradas de las economía. Por eso, cualquier intento de modernización del estado de bienestar debe ir enfocado acomodar los nuevos modelos de familia y el papel de la mujer en la economía.

Visto así, no es sorprendente que el tipo de políticas que solucionan la desigualdad creciente y la pobreza infantil sean las mismas que solucionen el problema la sostenibilidad del estado de bienestar y que combaten la desigualdad de género. Uno de los objetivos del ciclo de género infancia y desigualdad es convencer al lector de que preocuparse por uno de estos aspectos lleva inevitablemente a preocuparse por los otros. ¿Cuáles son estas políticas? Los países de nuestro entorno que lo han hecho mejor en este sentido son los países nórdicos que han apostado por bajas por maternidad y paternidad intransferibles que han fomentado la conciliación igualitaria, por guarderías total o parcialmente grauitas en la etapa de 0 a 3 años y por regulaciones que privilegien la flexibilidad de horarios.

Durante los años de la crisis, el principal debate se ha enfocado alrededor de la austeridad, en términos de recortes sí, o recortes no. El gran ausente de este debate, un problema en el que ha habido un verdadero déficit democrático ha sido el problema de cuáles debían ser las prioridades de gasto. Apostar por un estado de bienestar eficaz en su tarea de fomentar la igualdad de oportunidades y sostenible a largo plazo supone replantearse no tanto cuánto se ha de gastar, sino dónde y en qué partidas se debe privilegiar el gasto.

 


20 comentarios

  1. Emilio dice:

    Permíteme que discrepe. Me parece totalmente legítimo que cada uno defienda las opciones políticas e ideológicas que considere oportunas, pero si alguien pretende pasar por verdades universales las que no lo son, entonces diré no.

    Comenzando por esa primera en que según tú relato parece que el valor de la educación y el cuidado de los niños fuera un descubrimiento de ayer mismo. La escuela pública es un invento del siglo XIX que no llegó a universalizarse hasta el siglo pasado, pero todas las sociedades avanzadas fueron conscientes en los dos últimos siglos de su valor no solo social también económico. La discusión en el momento presente no está tanto en esa universalización como en el relativo fracaso de los modelos.

    En el caso español es especialmente significativo al situarse el nivel de fracaso escolar por encima del 30% del alumnado en las últimas décadas. En algunas comunidades españolas es todavía mucho mayor. Y por supuesto no se trata principal o fundamentalmente de inversión, pues no habiendo dejado de crecer ésta, los resultados no han mejorado. Y aquí no estamos ante un problema exclusivamente nuestro, Suecia y muchas otras sociedades europeas, viven la misma circunstancia. Por cierto recordaría que en este punto hay un grave problema de género: el fracaso escolar masculino que por lo que veo no resaltas suficientemente.

    Pero hay más, por qué quienes hacéis aseveraciones de ese tipo os negáis a explicar el caso finlandés donde los niños no se incorporan a la escuela hasta los 7 años y a los 15 obtienen los mejores resultados, en una sociedad que considera que éstos donde mejor están en los primeros años de vida es con sus padres, y no por eso viven en el paleolítico, más bien al contrario. Y todo ello, en fuerte contraste con la nuestra que contempla la escolarización desde los 0 años y en la que la incorporación a los tres años es prácticamente universal.

    “En una economía donde cuenta mucho más el intelecto y mucho menos la fuerza que en el pasado, las mujeres pueden hacer el mismo trabajo que los hombres…” Una afirmación de esa naturaleza con los sexos cambiados no solo hubiera levantado ampollas seguramente te situaría en la diana de las guardianas de lo políticamente correcto. En una sociedad de la “igualdad de género” como la nuestra pasará, sin embargo, completamente desapercibida.

    En cuanto a lo del mercado de trabajo mi discrepancia es prácticamente total, si acaso apuntas como parece el caso hacia algún tipo de discriminación hacia la mujer y no a opciones libres de las personas. La mujer no trabaja en el construcción o miles de otros empleos por discriminación sino porque no opta a ellos. Hablar como haces más arriba de que hombres y mujeres realizan el mismo trabajo resulta una completa falacia salvo que cerremos los ojos a lo que sucede a nuestro alrededor. Y sé que en este asunto no estás solo, la OIT en su último informe parece aceptar de buen grado la diferencia salarial, en este caso a favor de las mujeres, si se prescinde de la parte no “explicada”.

    La mujer no se incorpora masivamente al trabajo fuera de casa porque de repente alguien haya decidido dejar de discriminarlas sino porque los nichos de empleo que aparecen en las sociedades terciarizadas y de servicios en que vivimos les parecen mucho más acordes con sus preferencias y esto hasta tal punto de que acaban desplazando de muchos de ellos a los varones: dependientas, maestras, enfermeras, administrativas, múltiples servicios, relaciones públicas, etc. etc. Con la lógica que utilizas debieras catalogar esas situaciones como una forma de discriminación. En Cataluña en los años previos a la crisis con un mercado de trabajo en plena ebullición se contabilizaban 30.000 mujeres con estudios universitarios que habían decidido no trabajar porque no los encontraban acordes a sus preferencias.

    Ni que decir tiene que otro párrafo, tal éste: “prevalecen desigualdades en muchos ámbitos, desde el mercado de trabajo (tanto en términos de empleo como de salarios) hasta la toma de decisiones en el hogar o la presencia en los consejos de administración de las grandes empresas.” Particularmente lo referido a la toma de decisiones en el hogar me suena más que nada a tomadura de pelo, no solo porque la mujer sea la principal protagonista de la mayor parte de las que se adoptan en los hogares, sino porque con carácter general ellas son las responsables de más del 80% de decisiones de gasto. Si hay una figura prescindible tanto en términos simbólicos como reales en las familias de hoy esa sin duda es la del padre, en perfecta contraposición con la actual sacralización de la madre.

    En fin, vivimos en una burbuja de “género” en la que confundir deseos y realidad en estas materias es demasiado frecuente. Queda por tanto mucho trabajo por realizar. En nuestro país hay más de cinco millones de parados y los jóvenes no encuentran donde emplearse. El estado del bienestar debe atender muchas situaciones, también la que se deriva de ambas realidades, y hacerlo sin discriminación por razón de sexo.

    • Sgt. Kabukiman dice:

      Si un fulano no participa en las decisiones importantes de gasto en el hogar, sea coche, casa, colegio, o vacaciones (no, decidir la textura del papel higienico no cubica) o en el colmo de la desidia, la crianza de los hijos, la culpa no es de la conspiración feminazi amparada por el matrix neoprogre, etc, etc.

      Ese fulano es lo que toda la vida se ha llamado un calzonazos y un dejao, alguien a quien chulean en casa, en el curro y en la tasca donde va a lloriquear sobre lo injusto que es el mundo con él. Es un problema de maduración personal, no de politicas publicas.

      Un cordial saludo

      • Emilio dice:

        Me siento en el aprieto de Sancho tratando de convencer a Don Quijote que no se trata de gigantes sino de molinos de viento, sabedor además de que no podrá evitar que el Valeroso Caballero se estrelle contra las aspas.

        La fantasía es buena mientras no se confunda con la realidad, pero veo al Sgt. Kabukiman demasiado metido en su papel y poseedor de demasiados superpoderes. Tantos que puede prescindir de las políticas públicas porque él por si solo se basta para arreglar el mundo y dejarlo limpio de malandrines, cuanto más esas pequeñas cosas de decidir el gasto en el hogar o la educación de los hijos.

        De todos modos lo intentaré.

        ¿fulano? ¿tasca? ¿lloriquear? ¿calzonazos? ¿chulean?

        El padre al que en una sentencia de separación condenan a que solo pueda ver a sus hijos 4 días al mes vendría a ser según creo deducir de tus palabras: un calzonazos que lloriquea en la tasca o el curro y a quien han chuleado porque no ha madurado ni ha sabido ser un hombre.

        Abandona por un momento el cuartel, olvídate de los fulanos y las tascas, porque a pesar de lo que siempre se dijo no son escuela de hombría. Llorar no hace indigno a nadie, mucho menos contar las penas a los amigos, ahora bien creerse el Sgt. Kabukiman, en el mejor de los casos, eso sí es signo de no haber madurado.

        • vellana dice:

          Y lo de siempre:los problemas de los hombres son por culpa de ellos y los de las mujeres (como no ser suficientemente adulta para mandar á la mierda al tipo que empieza por insultar o maltratar sicologicamente) también son culpa de ellos. Así funciona? la mente del sargento de pacotilla y las de much@s más.

          • Emilio dice:

            La cuestión Vellana es la de siempre. A las mujeres se las educa en el victimismo: todo lo que les pasa es culpa de otros, y a los hombres en la reponsabilidad y la resiliencia. El comentario de Sgt. Kabukiman es un ejemplo perfecto de esto segundo. Tampoco es casualidad que se presente como eso, como Sgt. ya que el servicio militar siempre tuvo esa intención.

            Por cierto, Lituania y Ucrania han restablecido el servicio militar obligatorio recientemente. Por supuesto solo para los varones. ¿Cómo hemos de entender esto desde la perspectiva de la igualdad? ¿Por qué quienes defienden la paridad como principio universal, cayan sobre este asunto?

            • Aloe dice:

              Decida si lloriquea de la situación de los pobres varones en España o de la situación de los pobres varones en el mundo. Lloriquear escogidamente sobre otros países tiene el riesgo de que alguien le hable de China, India, países musulmanes, o algún otro así, que en total solo son como dos tercios de la población mundial, y le tire sus desagradables sofismas a la cara

              • Emilio dice:

                Observa que aunque pareces querer contestar mi comentario, callas sobre lo que importa, por eso repito la pregunta qué dice un igualitario/a de la obligatoriedad de servicio militar solo para ellos?

                Y la chulería de cartón piedra guardatela para mejor ocasión salvo que te resulte chistoso que chavales de 18 años tengan que ponerse a dar tiros en una guerra muy real y sin más motivo que la edad y el sexo.

                Tú por ejemplo estarías exenta y quizá ese sea el motivo de un comentario tan frívolo. De otro modo no se entiende que alguien pueda volver con lo de lloriquear.

                • Aloe dice:

                  Cuando yo sea la mayoría parlamentaria de Ucrania o Lituania me pide cuentas. Hasta entonces, pídaselas a las mayorías parlamentarias de dichos países. Que por supuesto, no hacen lo que usted les afea por ser unos feministas desalmados, sino porque es lo tradicional. Las armas y la violencia son tradicionalmente cosas de hombres.

                  Nota.: Hace mucho que en las guerras mueren más civiles que combatientes (para no hablar del hambre, las emergencias sanitarias, los desplazados o las violaciones sistemáticas). Si hubiera una guerra que involucrara a España en nuestro propio territorio, creo que intentaría que el Ejército me acogiera y mejorar así mis probabilidades.

        • Sgt. Kabukiman dice:

          Yo tambien les Hamo.

          Detecto un uso intensivo del comodín fulano_destruido_noveasushijos_mientras_mujerdespiadada_selohaceconamante__masjoven_y_mejordotado_enlechoconyugal.

          Quizá hace falta un enunciado tipo Godwin para destacar estos abusos, o pagarle algo al fulano, yoquesé.

          • mengano dice:

            Sólo hay que pasar una mañana en un juzgado para ver que los jueces tienden a la custodia compartida como dogma, y que los pormenores los arreglen entre las dos partes. Sin acuerdos, se aplica la ley salomónica, aplicando mayor valor a los fines de semana que a los días laborables. Cuando evidencias (que no testimonios, que vivimos en un estado de derecho y no existe el el hom… digo, la mujer del saco) de malos tratos, uso de drogas, abandono del hogar, etc, entonces las cosas funcionan de otra forma.

            Odio llegar a «pues a mi me pasó X», pero me remito a mi propio padre, con la custodia de mi hermana 24 días al mes (vacaciones 50%), por el sencillo hecho de que viven en ciudades separadas y él es funcionario frente a la madre, que encadena contratos de duración determinada.

        • Sgt. Kabukiman dice:

          – Que le he dicho a mi mujer que voy con quien quiero y si quiero ir con mis amigos me voy y punto.
          – ¿Y que te ha dicho ella?
          – Que no murmure que no me oye.

          Un cordial saludo

    • fulano dice:

      Emilio, tu cruzada es de una inanidad tan lamentable que hasta yo, que no sigo especialmente estos asuntos veo como tus argumentos hacen aguas como una barca de madera torpedeada por un submarino. Por poner un ejemplo, tu argumento sobre Finlandia solo ha resistido un minuto de búsqueda en la wikipedia (no merece nada más riguroso):

      Early childhood education is not mandatory in Finland, but is used by almost everyone. “We see it as the right of the child to have daycare and pre-school,” explained Eeva Penttilä, of Helsinki’s Education Department. “It’s not a place where you dump your child when you’re working. It’s a place for your child to play and learn and make friends. Good parents put their children in daycare. It’s not related to socio-economic class”.

      • Emilio dice:

        Para que la inanidad no esté constituída por lo que cuelgas deberías decirme qué parte de mi texto se ve contradicha por esa cita de wikipedia.
        Temas de tanto calado como la educación merecen un estudio más detenido que el pueda representar una consulta precipitada a wikipedia. Lo que digo sobre Finlandia tampoco prentende ser original, lo sabe todo el mundo que ha leído algo sobre el tema.
        Me recuerdas a esos alumnos que a última hora pretenden salvar el curso con un copia y pega.
        Tampoco sabía que la cruzada era la que de quienes discrepamos de la agenda de género y no la de quienes pretendeis imponerla sin tan siquiera dar opción a debate.

        • fulano dice:

          Concretamente, el cuarto párrafo de tu primera intervención:

          «el caso finlandés donde los niños no se incorporan a la escuela hasta los 7 años y a los 15 obtienen los mejores resultados […] en fuerte contraste con la nuestra […] en la que la incorporación a los tres años es prácticamente universal.»

          • Emilio dice:

            Sigo sin ver la contradicción: qué parte de mi afirmación es inexacta o incorrecta.

            • mengano dice:

              En mi búsqueda de Google he encontrado lo siguiente por si interesa al debate, pero sería interesante conocer más datos y más fiables:
              Tasas de escolarización a los 3-4 años:
              España: 100%
              Finlandia: 40.2%

              Me sigue pareciendo dificil hacer política comparativa entre modelos educativos. El único condicionante de los estudiantes españoles no es el modelo educativo, si no que también intervienen entorno familiar, social, cultural y mercado laboral.

              • Emilio dice:

                A grandes rasgos porque evidentemente un sistema educativo es difícil reducirlo a un comentario, la enorme diferencia entre ambos modelos radica en que en el modelo finés la familia tiene reservado un papel de primer orden en la educación de los hijos y por eso no se los escolariza hasta los 7 años. La diferencia entre los ámbitos de educación que corresponden a los padres y a los maestros es muy clara.

                Tiempo y trabajo educativo que los padres dependiendo de su situación llenan de modo diverso, incluyendo la posibilidad de guardería. Y no puedo extenderme mucho pero guardería no es lo mismo que escuela. La guardería además de ser voluntaria y por el tiempo que cada uno desee tiene una intención de juego, cosa bien distinta a lo que contempla nuestra ley para las educación de 0-6 años.

                El maestro es una figura respetadísima. No porque tengan una ley que los considere «autoridad pública» sino porque se trata de un cuerpo formado por los mejores expedientes universitarios que consigue el respeto gracias a una autoridad moral y de saber que no le discuten ni los alumnos, ni los padres.

                Por cierto, los padres saben a la perfección qué se les exigirá a sus hijos para superar cada etapa. Y los colegios son evaluados cada año. Los directores de los centros tienen una gran poder a la hora de decidir sobre la vida de su centro.

                Los alumnos no van a los centros para ser domesticados ni adoctrinados. A pesar de incorporarse más tarde, el horario es más reducido que el de aquí y son menos las asignaturas. Los alumnos tienen 15 minutos de descanso, en los que salen a correr y jugar, por cada 45 minutos de clase. Aquí mientras tanto se los somete a un horario intensivo de adulto y además se les exige que estén sentados en su pupitre 6 y 7 horas en silencio y tomando apuntes.

                Los contenidos educativos: lectura, expresión, razonamiento… es lo que se trabaja en el aula. Por si alguien se pregunta y qué pasa con los valores le diré que sin tanto énfasis ni estudio por separado, concibiendo la escuela como formación integral, los alumnos fineses son tan buenos en este ámbito como en el estrictamente académico.

                Todo lo demás lo reflejan a la perfección los estudios PISA

  2. Emilio dice:

    La Universidad de la vida. Ellas confeccionan los planes de estudios y los contenidos de las asignaturas. Otros las imparten. Y a nosotros quien nos pone pegas es el policía de la puerta, empeñado en recordarnos que él sí es un hombre y conoce muy bien su tarea como cancerbero.

    Y esta división de tareas por sexo no veo que nadie la cuestione. Por supuesto él no, porque siendo el último eslabón de la cadena no sabe por qué está allí, y prefiere soñar poniéndose el disfraz de su personaje favorito, quien ya le suministra todo lo que ha de hacer y decir.

  3. Aloe dice:

    Por añadir algún detalle a la entrada, que da para poco o ningún desacuerdo, yo señalaría que el poco y escasísimo Estado de Bienestar orientado a políticas familiares e infancia adolece además de un defecto general del resto de políticas sociales en España: que no están orientadas a paliar la exclusión y la pobreza, sino mucho más a las familias de ingresos medios (o casi medios, o por encima de los medios). Redistribuye muy poco, y a veces incluso podría resultar que redistribuye de abajo a arriba.

    La tradicional política de beneficiar a las familias numerosas es un ejemplo modélico de lo que digo:
    – Por un lado, los beneficios que otorga son una colección de descuentos fiscales no lineales más o menos arbitrarios, descuentos en otros servicios como matrículas, y preferencia para adjudicación de beneficios disputados y competitivos, como becas o plazas públicas. Es decir, que primero debes tener acceso al servicio o bien de que se trate, y después la Administración de que se trate te descuenta una parte (tampoco previsible a largo plazo) o te pasa por delante de otros solicitantes. Nada de darte el dinero equivalente y por adelantado, que sería la verdadera ayuda, y nada de facilitar el acceso al bien o servicio de que se trate, al que no podrías acceder sin esa ayuda. Como casi siempre en España, la ayuda se da a quien ya accede al bien o servicio, por lo que no ayuda a quien más lo necesita.

    – Para peor, en el caso de estas ayudas no hay ninguna condicionalidad referida a los ingresos, lo que significa que una familia de dos hijos con 1000 euros al mes no la ayudamos, pero a una de tres hijos con 10.000 euros al mes sí la ayudamos. Fantástico.

    En los tiempos en que se inventó el «carnet de familia numerosa» el número de hijos dependía relativamente poco de las decisiones individuales, y por tanto, de la renta que tuviera cada familia. Los hijos los mandaba Dios y era incluso ilegal pretender torcer Su voluntad. Por tanto, las ayudas de este tipo eran más o menos neutrales respecto a la renta. Eso no es que fuera bueno, pero ahora es mucho peor: el número de hijos sí depende de la renta y de las expectativas de renta. De manera cada vez más clara y creciente, el número desacostumbradamente alto de hijos está asociado a la posiciòn económica desahogada. Así que hemos llegado a la perversidad de que los que no pueden tener hijos o solo pueden permitirse uno transfieren dinero vía impuestos y deducciones a los que pueden permitirse tres o más porque disfrutan de buenos ingresos. Ejemplar política familiar…

    Aunque con menos descaro, pasa un poco lo mismo con la mayoría de otras ayudas. Una subvención parcial al coste de la guardería quiere decir que financias a quien puede pagar la mayor parte, no a quien no puede pagarla en absoluto.
    Algún día habrá que replantear estas cosas. No solo es que la ayuda a la infancia, a la familia y a criar hijos sea escasa: es que también es un insulto a la equidad y a la inteligencia.

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